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KnoWhy #610

¿Por qué a Doctrina y Convenios 65 se le conoce como una revelación sobre la oración?

junio 23, 2021
KnoWhy #610
Imagen de una persona orando por congerdesign a través de Pixabay.
Imagen de una persona orando por congerdesign a través de Pixabay.
“Orad al Señor, invocad su santo nombre, dad a conocer sus maravillosas obras entre el pueblo”
Doctrina y Convenios 65:4

El conocimiento

Aunque no es claro el momento exacto que inspiró la pequeña revelación ahora conocida como Doctrina y Convenios 65, José Smith claramente la llamó una “revelación sobre la oración”1. La revelación exhorta a los oyentes: “Orad al Señor” e “[i]mplorad al Señor” (DyC 65:4–5), y el versículo final es sí mismo una oración (DyC 65:6). Pero a primera vista, la oración puede no parecer el tema principal de esta revelación, que habla acerca de las “llaves del reino de Dios” siendo “entregadas al hombre en la tierra” (DyC 65:2) y claramente enfatiza la unión del reino celestial y su contraparte terrenal (DyC 65:6).

William E. McLellin, quien evidentemente estaba presente cuando se dio la revelación, hizo una primera copia para sus propios registros. En ese documento, que estaba perdido hasta la década de 1990, McLellin dijo que la revelación hablaba “sobre el versículo 10 de Mateo 6”, es decir Mateo 6:102. Este versículo es parte del Padre Nuestro (Mateo 6:9–13) y dice: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”.

De hecho, existen muchas similitudes entre DyC 65 y el Padre Nuestro en Mateo que han pasado en gran medida desapercibidas. El Padre Nuestro comienza: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre” (Mateo 6:9; énfasis añadido). De manera similar, DyC 65:4 dice: “Orad al Señor, invocad su santo nombre” (énfasis añadido). El Señor enseñó a Sus discípulos a orar para tener “el pan… de cada día” (Mateo 6:11), lo cual puede aludir a la gran fiesta del día del milenio3. En DyC 65:3, el texto exhorta: “Preparad la vía del Señor”. Además, la Oración del Señor incluye una súplica: “Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal” (Mateo 6:13) y DyC 65:6 dice: “[T]us enemigos sean vencidos”. Ambos textos también concluyen con doxologías (“himnos de alabanza”) similares:

“[P]orque tuyo es el reino, y el poder y la gloria, por todos los siglos. Amén” (Mateo 6:13).

“[P]orque tuya es la honra, el poder, y la gloria, para siempre jamás. Amén”. (DyC 65:6)

Aunque pueden encontrarse conexiones entre esta revelación y las palabras de todo el Padre Nuestro, como lo indica McLellin, los temas predominantes de DyC 65 se relacionan con la petición en Mateo 6:10: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. DyC 65 habla de que el reino de Dios “se extienda sobre la faz de la tierra” y el “Hijo del Hombre desc[ienda] en el cielo”, y pide que “Dios, se[a] glorificado en los cielos así como en la tierra” (vv.5–6).

El porqué

La información que William E. McLellin proporcionó sobre el contexto de esta revelación (que fue dada como un comentario específicamente sobre Mateo 6:10), “proporciona a los lectores una clave invaluable para descubrir y apreciar el significado de esta revelación”4. Este detalle contextual explica por qué fue considerada como una “revelación sobre la oración” y por qué enfatiza la venida del reino de Dios. Es una revelación sobre la oración, el Padre Nuestro y específicamente la súplica: “Venga tu reino”. Como tal, la sección 65 provee una guía sobre lo que los santos deben orar: que el evangelio y el reino “[rueden]… hasta los extremos” de la tierra (DyC 65:2).

Además, en cierto sentido, la sección 65 en sí misma es una oración, como se lee en el encabezado de esta revelación5. Esta piadosa petición eleva una confirmación de “una voz como de uno enviado de lo alto”. Suplica: “Preparad la vía del Señor, enderezad sus sendas” (v. 1). Pide que, ahora que están en nuestras manos las llaves del reino “rodará el evangelio… hasta que llene toda la tierra” (v. 2). Implora: “Preparad la vía del Señor, disponed la cena del Cordero, aparejad para el Esposo” (v. 3). Invoca el santo nombre del Señor para “da[r] a conocer sus maravillosas obras entre el pueblo” (v. 4). Habla al Señor, rogando que el Hijo del Hombre “[descienda] en el cielo, revestido… de su gloria” (v. 5). Y ora para que el reino de Dios se extienda, para que el reino de los cielos venga y para que Dios sea glorificado. Y como toda oración verdadera, termina con las palabras de alabanza a Dios y concluye con una solemne “amén” (v. 6).

Podemos orar para que esta revelación nos guíe e inspire a todos a medida que incrementamos nuestra habilidad de orar en armonía con la mente y la voluntad del Señor Jesucristo, cuyo evangelio revelado enseñó a sus discípulos a orar fervientemente. Como ellos, suplicamos: “Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11:1).

Otras lecturas

Jan Shipps y John W. Welch, eds., The Journals of William E. McLellin, 1831–1836 (Provo, UT: BYU Studies; Urbana y Chicago, IL: University of Illinois Press, 1994), 241–246.

Contexto histórico y antecedentes de DyC 65”, por Steven C. Harper y Casey Paul Griffiths, en línea en centraldyc.es.

Central del Libro de Mormón, “¿Por qué el Padre Nuestro es diferente en 3 Nefi? (3 Nefi 13:9; Mateo 6:9; cf. Lucas 11:2)”, KnoWhy 204 (septiembre 13, 2017)

 

1. Joseph Smith, History, 1838–1856, vol. A-1, pág. 155, en línea en josephsmithpapers.org. Cuando B. H. Roberts reeditó la historia de José Smith para su publicación en el siglo XX, editó la introducción de José en esta revelación para que dijera: “Recibí la siguiente oración por revelación”. Véase B. H. Roberts, ed., History of the Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 6 vols., 2da. ed. rev. (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1951), 1:218. Esta fue la base para afirmar en el encabezado de la edición de 1981 de Doctrina y Convenios que José “designa esta revelación como una oración”. En 2013, el encabezado fue actualizado para decir que era una “revelación sobre la oración”, como estaba en la edición original de 1835 de Doctrina y Convenios. Véase Joseph Smith Jr. et al., comps., Doctrine and Covenants of the Church of the Latter Day Saints: Carefully Selected from the Revelations of God (Kirtland, OH: F. G. Williams & Co., 1835), 151.
2. Véase Jan Shipps y John W. Welch, eds., The Journals of William E. McLellin, 1831–1836 (Provo, UT: BYU Studies; Urbana y Chicago, IL: University of Illinois Press, 1994), 243.
3. Véase Hans Dieter Betz, The Sermon on the Mount, Hermeneia—A Critical and Historical Commentary on the Bible (Minneapolis, MN: Fortress Press, 1995), 397–399; John W. Welch, The Sermon on the Mount in the Light of the Temple (Burlington, VT: Ashgate, 2009), 129; John W. Welch, Illuminating the Sermon at the Temple and the Sermon on the Mount (Provo, UT: FARMS, 1999), 145–146.
4. Shipps y Welch, eds., Journals of William E. McLellin, 243. En los agradecimientos (pág. XX), las notas históricas y comentarios sobre DyC 65 se atribuyen a Trevor Packor.
5. Para conocer más detalles, véase n.1.

Traducido por Central del Libro de Mormón