Al inicio del Libro de Mormón, una declaración aprobada por ocho testigos mencionados declara que José Smith “[les] ha mostrado las planchas… que tienen la apariencia del oro; y [han] palpado con [sus] manos cuantas hojas el referido Smith ha traducido”. Agregan que “también [vieron] los grabados que contenían, todo lo cual tiene la apariencia de una obra antigua y de hechura exquisita”1. Entre estos ocho nombres, el de Hiram Page destaca como el único que no se apellida Whitmer o Smith. Sin embargo, se encuentra entre los testigos menos conocidos en la actualidad.
De hecho, a pesar de que Page no tenía el apellido Whitmer, fue parte del clan de los Whitmer. En 1825, se casó con Catherine Whitmer, hija de Peter y Mary Whitmer2. Vivían cerca de la granja de los padres de Catherine cuando José y Oliver estaban traduciendo el Libro de Mormón y, de esta manera, se familiarizaron con la obra. En junio de 1829, cuando José terminó la traducción, escogió a Page para que fuera uno de los Ocho Testigos3.
Más tarde, cuando el Libro de Mormón se estaba imprimiendo, a inicios del invierno de 1830, Page fue comisionado por revelación para viajar con otras dos personas a Canadá para intentar asegurar los derechos de autor allí y en todo el Imperio Británico, para imprimir y vender el Libro de Mormón4. Page fue obediente y se unió a Oliver Cowdery y tal vez a otros en el viaje, cuyo éxito profetizado dependía de si “las personas no endurecían sus corazones en contra del influjo de [su] espíritu y [su] palabra”5.
Desafortunadamente, no lograron obtener los derechos de autor del Libro de Mormón. Más adelante, el cuñado de Page y compañero testigo del Libro de Mormón, David Whitmer, expresó su cinismo hacia esta revelación aparentemente fallida, sin embargo Page no lo hizo. En cambio, Page recordó la naturaleza condicionada de la revelación y tuvo la impresión de que era una experiencia de aprendizaje sobre “cómo una revelación puede recibirse y no beneficiar a la persona que la recibe”6.
Además, tal vez el acontecimiento mejor conocido que involucra a Page, fue su participación en las situaciones que condujeron a la revelación que ahora conocemos como Doctrina y Convenios 28. En septiembre de 1830, Page obtuvo una piedra vidente y comenzó a recibir lo que él creía eran revelaciones concernientes al establecimiento de Sion y asuntos sobre el orden y jerarquía en la Iglesia, los cuales muchos creyeron, incluyendo los Whitmer y Oliver Cowdery.
Sin embargo, cuando José se enteró acerca de las supuestas revelaciones, se preocupó y buscó al Señor directamente para conocer qué debía hacer. El Señor le reveló que “las cosas que [Hiram Page] ha escrito mediante esa piedra no son [suyas], y que Satanás lo engaña” (DyC 28:11). El Señor también instruyó a José y a Oliver sobre el orden adecuado de la revelación en la Iglesia y aconsejó a Oliver que corrigiera a Page en privado7. A su favor, Page respondió con “lealtad y fe hacia los líderes de la Iglesia”8.
Durante los siguientes años después de este incidente, Page apoyó fielmente a los líderes de la Iglesia. Page respondió al llamado de reunirse en Ohio. Cuando se reveló que la verdadera localización de Sion era Independence, Misuri, Page se mudó allí para ayudar a establecer Sion9. Tal como muchos otros Santos de los Últimos Días que se establecieron en Misuri en 1830, Page soportó una intensa persecución. En 1833, los registros indican que fue atacado y golpeado por un populacho que pretendía matarlo10. Al final, uno de los líderes del populacho propuso: “Si niegas el maldito libro [de Mormón], te dejaremos ir”. Page respondió: “¿Cómo puedo negar lo que sé que es verdad?” 11. Los golpes continuaron hasta que se dieron cuenta que él no negaría su testimonio, así que lo dejaron ir.
Cuando los cuñados de Page, Oliver Cowdery, David y John Whitmer se separaron de la Iglesia en 1838, Page también “perdió la confianza en José Smith y se apartó de la Iglesia”12. Sin embargo, al igual que todos los testigos del Libro de Mormón, Page permaneció fiel a su testimonio del Libro de Mormón a pesar de enfrentar dificultades económicas durante sus años fuera de la Iglesia13. En una carta al ex apóstol William E. McLellin, quien también se había decepcionado de José Smith, Page insistió: “[E]n cuanto al Libro de Mormón, sería injusto conmigo mismo y con la obra de Dios en los últimos días, decir… que mi mente era tan traicionera que había olvidado lo que vi”14.
Page falleció unos años más tarde, en agosto de 1852, todavía relativamente joven al inicio de sus 50 años15. Quienes lo conocieron, insistieron en que fue fiel a su testimonio del Libro de Mormón durante toda su vida. Por ejemplo, John C. Whitmer, sobrino de Page, dijo: “Sabía que él en todo momento y bajo cualquier circunstancia era fiel a su testimonio concerniente a la divinidad del Libro de Mormón”16. Su hijo, Philander Page, también mencionó:
Sabía que mi padre era sincero y fiel a su testimonio acerca de la divinidad del Libro de Mormón hasta el final. Siempre que tenía la oportunidad de compartir su testimonio, siempre lo hacía y parecía regocijarse enormemente por haber tenido el privilegio de ver las planchas y convertirse así en uno de los Ocho Testigos17.
En los primeros meses después de la organización de la Iglesia en abril de 1830, los santos todavía estaban aprendiendo, línea por línea, acerca del orden divino del reino de Dios aquí sobre la tierra. Como tal, los malos entendidos, como el incidente con la piedra vidente de Hiram Page, estaban destinados a surgir durante este período inicial. El error de Page le dio a José Smith la oportunidad de buscar una revelación importante y esclarecedora que ayudó a la joven Iglesia a comprender mejor que “todas las cosas [debían hacerse] con orden y de común acuerdo en la iglesia” (DyC 28:13) y que la revelación para toda la Iglesia solamente podía venir por medio de aquellos que eran señalados para ser la cabeza de la Iglesia (DyC 28:6,12). A Hiram Page le gustaba aprender y este rasgo lo bendijo durante toda su vida.
Este incidente también hace evidente que, aunque el Señor puede obrar por medio de instrumentos como las piedras videntes, esto no significa que todas las actividades y las revelaciones percibidas que involucren a una piedra vidente son aprobadas por el Señor. Satanás también puede imitar las revelaciones del Señor a través de estos medios (DyC 28:11). Para los Santos de los Últimos Días de hoy, este episodio proporciona un importante recordatorio de que cuando buscamos revelación personal, siempre debemos hacerlo con la debida mayordomía en perspectiva, y no buscar revelación indebida. Page aprendió que debe ser sensible a los principios correctos y al liderazgo apropiado.
Además, Page, como todas las demás personas, aprendió a tener cuidado con la “revelación personal” que va en contra de las enseñanzas de los profetas, videntes y reveladores que dirigen la Iglesia del Señor en la actualidad. El consejo del Señor a Oliver Cowdery y a Hiram Page, de que “a ninguno de los de esta iglesia le será designada cosa alguna que sea contraria a los convenios de ella” (DyC 28:12) es tan cierto ahora como lo fue en 1830.
Sin embargo, este antiguo malentendido no es lo único por lo que Page debe ser recordado. Él aprendió rápidamente su lección, se humilló a sí mismo y se arrepintió. Por esa razón, Hiram Page hizo aportaciones importantes a la Restauración que no siempre pueden ser tan visibles y notorias como las de otros. Por ejemplo, el hecho de que Page fuera incluido entre los testigos del Libro de Mormón, indica que estaba entre aquellos que “ayudar[ían] a sacar a luz esta obra” durante el proceso de traducción (Éter 5:2). Aunque las formas específicas en que había ayudado no están claramente documentadas en los registros históricos, su espíritu de mansedumbre hizo que su testimonio del Libro de Mormón fuera mucho más firme.
Después de que se completara la traducción, como se mencionó previamente, Page buscó ayudar a sacar adelante la obra al viajar a Ontario, Canadá con Oliver Cowdery para asegurar los derechos de autor del Libro de Mormón. A pesar de no tener éxito, la revelación que les fue dada les dejó claro que esto no fue culpa suya, sino más bien porque las personas de Canadá no estaban preparadas en ese momento. No llegó a la falsa conclusión de intentar encontrar fallas en José o en las revelaciones.
Hiram Page también buscó edificar Sion fielmente durante varios años, después de que su verdadera ubicación fuera revelada a través de los medios apropiados de revelación. Como muchos otros, sufrió una severa persecución por seguir las instrucciones del Señor, pero había visto las planchas del Libro de Mormón y no podía negarlo. Aun cuando perdió la fe en otros aspectos del llamado profético de José Smith, se mantuvo fiel a lo que vio y testificó en 1829. Tal como Richard Lloyd Anderson analizó: “[E]l conflicto con las asociaciones religiosas y la lucha por la supervivencia económica, quebrantan el idealismo de muchos hombres, pero el interés de Hiram Page por el Libro de Mormón fue firme en circunstancias adversas”18.
Siempre que Page tenía la oportunidad, compartía su testimonio del Libro de Mormón con gusto, lo que le ayudó aún más a perseverar hasta el fin. Aquellos que aprecian el testimonio acerca de Cristo en el Libro de Mormón en la actualidad, de la misma manera deberían valorar y apreciar el fiel testimonio de Hiram Page que compartió a lo largo de su vida.
Susan Easton Black, “Hiram Page (1800–1852)“, en Restoration Voices Volume 1: People of the Doctrine and Covenants (Springville, UT: Book of Mormon Central, 2020).
Bruce G. Stewart, “Page, Hiram”, en Doctrine and Covenants Reference Companion, ed. Dennis L. Largey y Larry E. Dahl (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2012), 472–473.
Richard L. Anderson, “Personal Writings of the Book of Mormon Witnesses”, en Book of Mormon Authorship Revisited, ed. Noel B. Reynolds (Provo, UT: FARMS, 1997), 52–53.
1. El Testimonio de Ocho Testigos.
2. Véase Susan Easton Black, “Hiram Page (1800–1852)“, en Restoration Voices Volume 1: People of the Doctrine and Covenants (Springville, UT: Book of Mormon Central, 2020).
3. Los investigadores coinciden en que los Ocho Testigos probablemente vieron las planchas en algún tiempo a finales de junio o principios de julio de 1829. John W. Welch, “The Miraculous Timing of the Translation of the Book of Mormon”, en Opening the Heavens: Accounts of Divine Manifestations, 2da. edición, ed. John W. Welch (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y BYU Studies, 2017), 125 sugiere que los Ocho Testigos vieron las planchas alrededor del 29 de junio de 1830. Patrick A. Bishop, Day After Day: The Translation of the Book of Mormon, 2da. ed. (Salt Lake City, UT: Eborn Books, 2018), 102 propone que fue el día siguiente: el 30 de junio de 1829. Gale Yancey Anderson, “Eleven Witnesses Behold the Plates”, Journal of Mormon History 38, no. 2 (2012): 152–156 argumenta que fue el 2 de julio de 1829.
4. Para conocer más detalles sobre este incidente, véase Central del Libro de Mormón, “¿Por qué José Smith intentó asegurar los derechos de autor del Libro de Mormón en Canadá?“KnoWhy 556 (10 de abril de 2020). La investigación definitiva sobre esto está en Stephen K. Ehat, “‘Securing’ the Prophet’s Copyright in the Book of Mormon: Historical and Legal Context for the So-called Canadian Copyright Revelation“, BYU Studies 50, no. 2 (2011): 5–70.
5. Revelation, circa Early 1830, 31, en línea en josephsmithpapers.org.
6. Letter to William McLellin, February 2, 1848, en Dan Vogel, ed., Early Mormon Documents, 5 vols. (Salt Lake City, UT: Signature Books, 1996–2003), 5:258–259.
7. Para conocer el trasfondo y comentario sobre esta revelación, véase Stephen C. Harper, “Sección 28”, en Contexto histórico y antecedentes en línea en centraldyc.es.
8. Bruce G. Stewart, “Page, Hiram”, en Doctrine and Covenants Reference Companion, ed. Dennis L. Largey y Larry E. Dahl (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2012), 473.
9. Véase Stewart, “Page, Hiram”, 473; Black, “Hiram Page (1800–1852)“.
10. Don Carlos Smith, Journal, September 30, 1838, citado en Joseph Smith, History, 1838–1856, vol. C-1 Addenda, pág. 13, en línea en josephsmithpapers.org. Véase también Mitchell K. Schaefer, ed., William E. McLellin’s Lost Manuscript (Salt Lake City, UT: Eborn Books, 2012), 167.
11. Schaefer, William E. McLellin’s Lost Manuscript, 167, mayúsculas alteradas sin aviso.
12. Stewart, “Page, Hiram”, 473.
13. Véase Richard Lloyd Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1981), 129.
14. Hiram Page to William E. McLellin, May 30, 1847, en Larry E. Morris, ed., A Documentary History of the Book of Mormon (New York, NY: Oxford University Press, 2019), 428. Véase también Richard L. Anderson, “Personal Writings of the Book of Mormon Witnesses”, en Book of Mormon Authorship Revisited, ed. Noel B. Reynolds (Provo, UT: FARMS, 1997), 52–53.
15. Stewart, “Page, Hiram”, 472.
16. Andrew Jenson, Edward Stevenson y Joseph S. Black, Report of an Interview with John C. Whitmer, September 12, 1888, en Morris, Documentary History, 445.
17. Andrew Jenson, Edward Stevenson y Joseph S. Black, Report of an Interview with Philander Page, September 1888, en Morris, Documentary History, 446.
18. Anderson, Investigating, 129.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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