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KnoWhy #579

¿Por qué es importante realizar nuestras oraciones familiares?

octubre 8, 2020
KnoWhy #579
Familia arrodillada en oración. Foto a través de ComeUntoChrist.org
Familia arrodillada en oración. Foto a través de ComeUntoChrist.org
“Orad al Padre en vuestras familias, siempre en mi nombre, para que sean bendecidos vuestras esposas y vuestros hijos”
3 Nefi 18:21

El conocimiento

En el Libro de Mormón, el Señor resucitado administró la Santa Cena a muchos nefitas (3 Nefi 18:1-9), y explicó que participar de esta ordenanza indicaba que “est[aban] dispuestos a hacer lo que [les había] mandado” (3 Nefi 18:10). Inmediatamente después, Él les mandó a “velar y orar siempre” y especialmente a que “[oraran] al Padre en [sus] familias” (3 Nefi 18:15, 21).

Este mandamiento de orar es solo uno de los muchos casos donde Jesús enfatizó el tema de la oración a los nefitas1. Al comentar sobre este tema importante, Donald W. Parry, un investigador de la Biblia y el Libro de Mormón, declaró: “En ninguna otra parte del Libro de Mormón se enseña y enfatiza el tema de la oración de una manera tan concentrada como en 3 Nefi 11-20… Es importante destacar la función principal que desempeña Jesucristo en la enseñanza del concepto de la oración a la multitud nefita”2. Para comprender la instrucción del Salvador de orar en familia es necesario situarla en el contexto de Sus indicaciones generales sobre la oración en 3 Nefi.

Mientras se encontraba entre los nefitas, Cristo repitió muchas de las enseñanzas que se encuentran en el Sermón del Monte (Mateo 5-7), incluyendo una versión de la oración del Señor y otras instrucciones acerca de cómo orar (Mateo 6:5-13; 3 Nefi 13:5-13)3. Tal como John W. Welch señaló, las enseñanzas similares al Sermón del Monte se repiten a lo largo del resto de las instrucciones del Salvador a los nefitas, incluyendo las indicaciones de Cristo acerca de la oración4.

En 3 Nefi 18, Cristo instruyó específicamente: “Y así como he orado entre vosotros, así oraréis en mi iglesia” (3 Nefi 18:16). El Salvador expresó por lo menos once oraciones durante Su ministerio entre los nefitas5. Welch observó que en las oraciones registradas de Jesús hay tres temas o inquietudes comunes:

[1] Él agradeció a Dios, especialmente por revelar su palabra al mundo (véase Mateo 11:25–27);

[2] intercedió continuamente para buscar el perdón y la purificación de la humanidad, incluso de aquellos que lo estaban crucificando;

[3] y se sometió a sí mismo a la voluntad del Padre6.

Welch continuó: “No se ha conservado mejor manifestación de estos tres aspectos de las oraciones del Señor que la que aparece en el hermoso capítulo diecinueve de 3 Nefi”7, dado poco después del mandamiento de orar en familia. En esta oración, el Salvador (1) agradece al Padre por enviar el Espíritu Santo (3 Nefi 19:20), (2) expresa gratitud por la purificación de sus discípulos escogidos (3 Nefi 19:28-29), (3) oró “con palabras tan maravillosas que no pudieron ser escritas”, por medio de las cuales “se le dio a conocer al pueblo la voluntad de Dios”8.

En última instancia, es la oración del Señor la que se presenta específicamente como un modelo de oración (3 Nefi 13:9)9. El análisis de Welch muestra este mismo modelo en esa oración arquetípica10. Esa oración también incluye la petición: “Y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal” (3 Nefi 13:12). Las enseñanzas del Salvador en 3 Nefi 18 aclaran la importante función que desempeña la oración en prevenir la tentación: “[D]ebéis velar y orar siempre, no sea que el diablo os tiente, y seáis llevados cautivos por él… debéis velar y orar siempre, no sea que entréis en tentación; porque Satanás desea poseeros para zarandearos como a trigo” (3 Nefi 18:15, 18; énfasis añadido).

Claramente, es el diablo, no el Señor, quien nos lleva a la tentación, y la fortaleza que obtenemos del Señor puede protegernos de los intentos del adversario (cf. TJS Mateo 6:14). Es en este contexto que el Salvador agrega: “Orad al Padre en vuestras familias, siempre en mi nombre, para que sean bendecidos vuestras esposas y vuestros hijos” (3 Nefi 18:21).

El porqué

El presidente Russell M. Nelson ha enseñado: “La tradición de los miembros de la Iglesia es arrodillarse como familia para orar todas las mañanas y las noches”11. El modelo de cómo y por qué orar, tanto individual como colectivamente, fue proporcionado por el Salvador mismo, tanto en el Nuevo Testamento como en 3 Nefi. Como Welch señaló:

Las oraciones de Jesús se enfocaron en tres áreas importantes de la experiencia religiosa: la importancia de la revelación, la necesidad de perdón y la supremacía de la voluntad del Padre. … Al abrazar de todo corazón el espíritu envolvente de las oraciones del Señor, habremos encontrado no solamente una respuesta a la ferviente súplica de los discípulos: “Señor, enséñanos a orar”, sino también el modelo con el cual debemos vivir12.

Cuando consideramos la exhortación del Señor a orar como familia, “para que sean bendecidos [n]uestras esposas y [n]uestros hijos” (3 Nefi 18:21), los contextos también sugieren otra bendición importante y vital para las familias de hoy: protección contra la tentación. El Salvador enseñó que la oración diligente era necesaria para protegernos en contra de las tentaciones del adversario, y por medio de Su oración, enseñó que debemos orar con franqueza para protegernos de la tentación.

Los desafíos y tentaciones que los niños y los jóvenes enfrentan hoy en día son demasiado grandes como para que vivan cada día sin la fortaleza y el espíritu que obtienen a través de la oración familiar. El élder Gordon B. Hinckley enseñó que la oración familiar era una de las cuatro piedras angulares para la edificación de un hogar de fe. Explicó:

“No sé de una sola práctica que pueda tener un efecto más saludable sobre vuestras vidas que la práctica de arrodillaros juntos al empezar y al terminar cada día… De alguna manera, las pequeñas tormentas que parecen afligir cada matrimonio se disipan cuando, al estar arrodillados ante el Señor, le dáis las gracias por vuestro compañero, en su presencia, y entonces juntos invocáis sus bendiciones sobre vuestras vidas, vuestro hogar, vuestros seres queridos y vuestros sueños. … Vuestros hijos conocerán la seguridad de un hogar donde mora el Espíritu del Señor. … [E]xperimentarán la seguridad de la palabra expresada tiernamente y las tempestades de sus propias vidas serán aplacadas. … Crecerán con un sentimiento de aprecio, habiendo escuchado a sus padres en oración expresar gratitud por las bendiciones grandes y pequeñas; madurarán en su fe en el Dios viviente”13.

Otras lecturas

Élder Russell M. Nelson, “Lecciones que aprendemos de las oraciones del Señor”, Liahona, mayo de 2009, en línea en churchofjesuschrist.org.

Élder Gordon B. Hinckley, “Except the Lord Build the House …” Liahona, octubre de 1971, en línea en churchofjesuschrist.org.

John W. Welch, “The Lord’s Prayers”, Ensign, enero de 1976, en línea en churchofjesuschrist.org.

Robert L. Millet, “The Praying Savior: Insights from the Gospel of 3 Nephi”, en Third Nephi: An Incomparable Scripture, ed. Andrew C. Skinner y Gaye Strathearn (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2012), 131–146.

Donald W. Parry, “‘Pray Always’: Learning to Pray as Jesus Prayed”, en The Book of Mormon: 3 Nephi 9-30, This is My Gospel, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr. (Provo, UT: BYU Religious Studies Center, 1993), 137–148.

 

1. Véase Robert L. Millet, “The Praying Savior: Insights from the Gospel of 3 Nephi”, en Third Nephi: An Incomparable Scripture, ed. Andrew C. Skinner y Gaye Strathearn (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2012), 131–146.
2. Donald W. Parry, “‘Pray Always’: Learning to Pray as Jesus Prayed”, en The Book of Mormon: 3 Nephi 9-30, This is My Gospel, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr. (Provo, UT: BYU Religious Studies Center, 1993), 137.
3. Véase Central del Libro de Mormón, “¿Por qué el Padre Nuestro es diferente en 3 Nefi? (3 Nefi 13:9)”, KnoWhy 204 (septiembre 13, 2017). Para conocer comentarios adicionales sobre estas enseñanzas, véase John W. Welch, Illuminating the Sermon at the Temple and the Sermon on the Mount (Provo, UT: FARMS, 1999), 79–82, 206–208.
4. Véase John W. Welch, “Echoes from the Sermon on the Mount”, en The Sermon on the Mount in Latter-day Scripture, ed. Gaye Strathearn, Thomas A. Wayment y Daniel L. Belnap (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y BYU Religious Studies Center, 2010), 312–340.
5. Parry, “Pray Always”, 137.
6. John W. Welch, “The Lord’s Prayers”, Ensign, enero de 1976, en línea en churchofjesuschrist.org, formato adaptado en forma de lista.
7. Welch, “The Lord’s Prayers”.
8. Welch, “The Lord’s Prayers”, citando 3 Nefi 19:31–34.
9. Welch, “Echoes from the Sermon on the Mount”, 317–318.
10. Welch, “The Lord’s Prayers”.
11. Élder Russell M. Nelson, “Lecciones que aprendemos de las oraciones del Señor” Liahona, mayo 2009, en línea en churchofjesuschrist.org.
12. Welch, “The Lord’s Prayers”.
13. Élder Gordon B. Hinckley, “Si Jehová no edificare la casa …”Liahona, octubre de 1971, en línea en Liahona Sud.

Traducido por Central del Libro de Mormón