Cuando Moroni terminó el registro de su padre, él escribió un mensaje que incluye una serie de seis preguntas (Mormón 9:15-17), las cuales se dirigen a los escépticos y no creyentes que se burlan de los milagros y las revelaciones. Luego, personalmente promete que las peticiones de aquellos que piden, “sin dudar nada”, les será concedido, a los que están “aun hasta los extremos de la tierra” (Mormón 9:21), seguido por las palabras dichas por el Salvador a Sus discípulos nefitas, a oídos de toda la multitud, prometiendo que esas señales y milagros los seguirán:
Porque he aquí, así dijo Jesucristo, el Hijo de Dios…: Id por todo el mundo, y predicad el evangelio a toda criatura; y el que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado; y estas señales seguirán a los que crean: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; alzarán serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no los dañará; pondrán sus manos sobre los enfermos, y ellos sanarán (Mormón 9:22–24)
Esta cita de las palabras de Jesús concluye: “[Y] a quien crea en mi nombre, sin dudar nada, yo le confirmaré todas mis palabras, aun hasta los extremos de la tierra” (Moroni 9:25). Luego, Moroni más adelante asocia este ensayo de las palabras divinas de Jesús al preguntar de nuevo otra serie de cinco preguntas retóricas (Mormón 9:26).
El lenguaje de Mormón 9:22-24 es casi idéntico al de Marcos 16:15-18, donde el Salvador da una comisión muy similar a sus discípulos del viejo mundo. Sin embargo, algunos dudan que el Salvador realmente diera tal comisión, ya sea en el viejo mundo o en el nuevo, ya que a las copias antiguas del evangelio de Marcos les falta el texto de Marcos 16:9-20.1 Esta ausencia textual, combinada con otras consideraciones textuales y estilistas, han llevado a los eruditos a cuestionar si Marcos originalmente incluyó los versículos 9-20, comúnmente mencionados como el “final largo” de Marcos.2
Pero antes de llegar a las conclusiones acerca de la autenticidad ya sea de Marcos 16:15–18, o Mormón 9:22–24, hay varias consideraciones que se deben tener en cuenta. Primero, en años recientes, varios eruditos han argumentado que el texto en Marcos 16:9–20 es de hecho una parte autentica del evangelio de Marcos.3 Estos eruditos han notado que muchos otros manuscritos antiguos del Nuevo Testamento contienen estos versículos,4 y juntos reúnen una amplia gama de evidencia adicional del final largo en el evangelio de Marcos.5 Debido a que la evidencia textual es extremadamente compleja,6 las preguntas legítimas acerca de la historia del final largo de Marcos permanecen, pero la posibilidad de que era una parte original del evangelio de Marcos es una posición defendible que se puede tomar.7
También es significativo que varios eruditos que rechazaron Marcos 16:9–20 como parte del evangelio original de Marcos, creen que el final largo preexistió atado a Marcos.8 Esto significa que, si no era parte original del evangelio de Marcos, es probable que se presente como un testigo temprano e independiente de la resurrección que contiene las enseñanzas auténticas del ministerio posterior a la resurrección del Salvador.9
Otro detalle importante a tener en cuenta es que incluso entre aquellos que rechazan la autenticidad de Marcos 16:9-20 hay un debate considerable acerca de cómo el evangelio de Marcos terminó originalmente. Algunos creen que terminó como una situación intensa en Marcos 16:8.10 Sin embargo, otros argumentan que hay otro “final perdido” o dos.11 Es imposible saber exactamente qué se habría dicho en tales finales, pero N. T. Wright argumenta que es probable que hubiera sido similar al final actual, incluyendo una comisión semejante a la de Marcos 16:15-18.12
Claramente, las preguntas textuales acerca del final de Marcos permanecen abiertas y sin resolver. En general, la variedad de posibilidades mencionadas aquí revelan si fue la parte original de Marcos o no, Marcos 16:15-18 probablemente refleja palabras auténticas y enseñanzas del Señor resucitado en el antiguo mundo. Si el Señor resucitado dio estas palabras a sus apóstoles en Galilea, es razonable creer, como Moroni declara, que el Salvador resucitado dio las mismas enseñanzas y garantías a sus doce discípulos nefitas en la tierra de Abundancia, como se cita en Mormón 9:22-24.
Sin embargo, es importante reconocer que aunque la traducción en inglés de Mormón 9:22-24 fue posiblemente influenciada por la traducción de la versión King James de Marcos 16:15-18, la fuente de Moroni no fue el evangelio de Marcos.13 Más bien, Moroni se basaba en las enseñanzas de Cristo registradas entre los nefitas (Mormón 9:22). Por lo tanto, la autenticidad de las palabras de Jesús en Mormón 9:22-25 como conclusión no dependen de la autenticidad del “final largo” de Marcos. De hecho, creer en la autenticidad de estas palabras en las palabras finales de Marcos pueden, por otro lado, beneficiar el testimonio del Libro de Mormón.
Mormón 9:22-24 es consistente con las enseñanzas de Jesús encontradas tanto en el Nuevo Testamento como el Libro de Mormón, y esos versículos apropiada y hábilmente encajan dentro del mensaje de Moroni en Mormón 9, tanto en concepto como en composición. Se esperaba completamente que Jesús hubiera comisionado a sus discípulos nefitas que predicaran el evangelio a todos (Mormón 9:22) y resaltara la importancia de bautizar a aquellos que creen (Mormón 9:23).14
La promesa de que los creyentes “alzarán serpientes y si bebieren cosa mortífera, no los dañará” (Mormón 9:24) fue recibida con incredulidad por parte de los eruditos del Nuevo Testamento (Marcos 16:18),15 pero pudo haber tenido relevancia solo para los “discípulos que iban a permanecer” (Mormon 9:22; cf. 4 Nefi 1:30–33),16 como también lo hizo para Pablo en la isla de Malta (Hechos 28:4).
Finalmente, la promesa del Salvador de que las señales seguirán a los creyentes, confirmando “todas [sus] palabras, aun hasta los extremos de la tierra” (Mormón 9:24-25), fortalece el poderoso mensaje de Moroni a los futuros lectores del Libro de Mormón de que los milagros solamente cesan debido a que las personas “degeneran en la incredulidad” (Mormón 9:20).
Por lo tanto, por varios motivos y muchas razones, a pesar del texto inconcluso y la transmisión de la historia de Marcos 16:15-18, los santos de los últimos días pueden estar agradecidos por estos testamentos escritos de que mutua y recíprocamente sostienen enseñanzas importantes y promesas del Salvador (cf. Mormón 7:8–9).
Julie M. Smith, The Gospel according to Mark, BYU New Testament Commentary (Provo, UT: BYU Studies, 2018), 871–874.
Jeff Lindsay, “The Book of Mormon Versus the Consensus of Scholars: Surprises from the Disputed Longer Ending of Mark, Part 1”, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 25 (2017): 283–321.
Thomas A. Wayment, “The Endings of Mark and Revelation”, en The King James Bible and the Restoration, ed. Kent P. Jackson (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y BYU Religious Studies Center, 2011), 77–81.
1. El Códice Sinaítico o el Codex Vaticanus, del siglo IV, no contienen ningún texto después de Marcos 16:8. También, varios manuscritos incluyen el final largo con una nota que es de procedencia cuestionable, aunque un gran número incluye el final largo sin ninguna anotación.
2. Véase, por ejemplo, C. S. Mann, Mark: A New Translation with Introduction and Commentary, Anchor Bible 27 (Garden City, NY: Doubleday, 1986), 673–674; Craig A. Evans, “Mark”, en Eerdmans Commentary on the Bible, ed. James D. G. Dunn y John W. Rogerson (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 2003), 1103; Bruce M. Metzger y Bart D. Ehrman, The Text of the New Testament: Its Transmission, Corruption, and Restoration, 4th ed. (New York, NY: Oxford University Press, 2005), 322–327; Travis B. Williams, “Bringing Method to the Madness: Examining the Style of Longer Ending of Mark”, Bulletin for Biblical Research 20, no. 3 (2010): 397–418; Julie M. Smith, The Gospel according to Mark, BYU New Testament Commentary (Provo, UT: BYU Studies, 2018), 871–874.
3. Véase Nicholas P. Lunn, The Original Ending of Mark: A New Case for the Authenticity of Mark 16:9–20 (Eugene, OR: Pickwick Publications, 2014); David W. Hester, Does Mark 16:9–20 Belong in the New Testament? (Eugene, OR: Wipf and Stock, 2015). Véase también, David Alan Black, ed., Perspectives on the Ending of Mark: 4 Views (Nashville, TN: Broadman y Holman, 2008), los cuales presentan puntos de vista de eruditos en ambos lados del debate.
4. Notably Codex Bezae (cerca del año 400 d. C.), Códice Alejandrino y el Códice Ephraemi (siglo V). El final largo de Marcos también es conocido por los autores cristianos del segundo siglo, como Ireneo, Tertuliano y otros.
5. Para conocer un resumen de estos argumentos, véase Jeff Lindsay, “The Book of Mormon Versus the Consensus of Scholars: Surprises from the Disputed Longer Ending of Mark, Part 1,” Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 25 (2017): 283–321.
6. Mientras que algunas de las copias más antiguas terminan en el versículo 8 de la versión King James, otras (como la KJV) agregan al texto encontrado los versículos 9-20 justo después del final del versículo 8. Uno agrega, después del versículo 8, una declaración acerca de la mujer que menciona a Pedro y a los otros apóstoles lo que habían visto, así como también un comentario acerca de Jesús enviando a sus apóstoles a proclamar la salvación eterna e imperecedera, antes de dar el texto que se encuentra en los versículos 9-20. Una fuente bastante antigua, el Códice Washingtoniano (siglo IV-V), incluye una adición sustancial después del versículo 14, mencionando “una época de “anarquía e incredulidad”, “Satanás” y “espíritus impuros” y cómo obtener el “verdadero poder de Dios” para limitar la autoridad de Satanás y cómo los pecadores pueden “regresar a la verdad y no pecar más” para heredar la “gloria imperecedera” la cual está en el cielo; curiosamente no son tan diferentes a las palabras de Moroni de “incrédulos”, “poder de Dios” y la “redención del hombre” en Mormón 9:6,13.
7. Véase Thomas A. Wayment, “The Endings of Mark and Revelation,” en The King James Bible and the Restoration, ed. Kent P. Jackson (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y BYU Religious Studies Center, 2011), 77–81.
8. Véase Smith, The Gospel according to Mark, 871. Estas palabras pudieron haber existido independientemente como memorias de palabras habladas por Jesús durante Su ministerio de cuarenta días.
9. Véase N. T. Wright, The Resurrection of the Son of God (Minneapolis, MN: Fortress Press, 2003), 618–619; Smith, The Gospel according to Mark, 874.
10. Véase Smith, The Gospel according to Mark, 871–874.
11. Véase la nota 6. Véase también Robert H. Stein, “The Ending of Mark,” Bulletin for Biblical Research 18, no. 1 (2008): 79–98; Metzger y Ehrman, Text of the New Testament, 222–227.
12. Wright, Resurrection of the Son, 619–624. Mann, Mark, 673 menciona que un erudito argumentó que Marcos 16:15-18 fue parte del original, ahora la parte final perdida de Marcos, aunque el mismo Mann rechaza esa opinión.
13. Es irracional creer, y no haya evidencia, de que José haya abierto la Biblia al final de Marcos y leyera estas palabras, o las haya memorizado y las introdujera fluidamente en la traducción de Mormón 9.
14. Véase también 3 Nefi 11:33–35; 27:20–22; 30:2.
15. Por ejemplo, Craig L. Blomberg, The Historical Reliability of the Gospels, 2nd ed. (Downers Grove, IL: Intervarsity Press, 2007), 281 n.112, declaró: “La parte más sospechosa [de Marcos 16:9–20] es esa porción del v. 18 que promete que los creyentes tomarán serpientes y beberán su veneno sin que les haga daño”. Sin embargo, debe notarse que en Hechos 28:1–5, esto es exactamente lo que pasa con Pablo.
16. Después de más de 200 años desde que la venida de Jesús sucedió, la maldad e iniquidad una vez más se esparció a lo largo de la tierra (4 Nefi 1:27–28), y las personas buscaron matar a “los discípulos de Jesús que permanecieron con ellos” al echarlos en “hornos encendidos” y en “fosos de animales feroces”, pero cada vez los discípulos salían “sin recibir daño alguno” (4 Nefi 1:30–33). Mientras que los peligros específicos que enfrentaron los discípulos nefitas no fueron los especificados por Cristo en Mormón 9:24, la promesa probablemente debería de entenderse como un merismo que representa todo los peligros potenciales a lo que los discípulos podrían estar sujetos.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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