Aunque las mujeres no tienen una función prominente en la mayoría de las historias del Libro de Mormón, su importancia e influencia es evidente.1 Nefi, por ejemplo, previó que el mismo Salvador nacería de una virgen (1 Nefi 11:13–20).2 Abish fue fundamental en llevar a su pueblo al conocimiento de Cristo.3 Y los dos mil jóvenes lamanitas ayudaron a salvar a la nación nefita por causa de la fe e influencia de sus madres justas (Alma 56:47–48).
Las mujeres también han desempeñado una función importante en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en nuestra propia dispensación del evangelio. Para reconocer y apreciar esta influencia, La Imprenta del historiador de la Iglesia recientemente ha seleccionado y publicado una colección de discursos dados por las mujeres santos de los últimos días desde 1831 a 2016.4 No solamente estos discursos muestran las contribuciones importantes que han hecho las mujeres a la iglesia y a sus miembros, sino que también resaltan cómo las mujeres santos de los últimos días han promovido, defendido y utilizado el Libro de Mormón.
Rachel H. Leatham, por ejemplo, “perteneció a la primera generación de mujeres solteras que sirvieron misiones de proselitismo para la Iglesia”.5 Cuando se le pidió dar un informe de su misión en una reunión al aire libre durante la conferencia general anual en la sesión de abril de 1908, ella enfatizó la importancia del Libro de Mormón. Ella preguntó a la juventud:
¿Estamos familiarizados con el antiguo registro de los habitantes de este continente, el Libro de Mormón? ¿Estamos familiarizados con las grandes verdades que se nos enseñan en él y con los libros que nos enseñan las bellezas de la obra en la que estamos embarcados en la actualidad? Me temo que no somos suficientemente versados en los principios del Evangelio, y que no somos tan diligentes como deberíamos.6
En 1975, Belle S. Spafford fue la presidenta de la Sociedad General de Socorro. Ella también tenía “cincuenta y dos años afiliada al NCW [Consejo Nacional de Mujeres]” y había servido como presidenta.7 Basándose en estas experiencias, ella usó el Libro de Mormón para ayudar a explicar por qué las mujeres deben buscar a Dios y a sus mensajeros proféticos por guía espiritual acerca de la función divina y valor de la mujer.
Al aconsejar en cuanto a la conveniencia de un gobierno representativo, el rey Mosíah pronunció estas importantes palabras: ‘… es común que la parte menor del pueblo desee lo que no es justo’ [Mosíah 29:26]. Ahora, habiendo sido advertidos por un gran profeta del Libro de Mormón, los Santos de los Últimos Días harían bien en ser particularmente cuidadosos a la hora de considerar las voces de los del pueblo a la luz de las enseñanzas de nuestros profetas modernos. Aun cuando las voces sean pocas, suelen ser ruidosas y convincentes.
Al poseer la verdad revelada y las palabras de los profetas en lo que se refiere a la responsabilidad de la mujer Santo de los Últimos Días y a su papel en la vida, tenemos el inquebrantable deber de sostener esas enseñanzas en nuestras palabras y acciones, y de dirigir nuestras vidas en armonía con ellas.8
En el año 2012, Judy Brummer compartió su poderosa historia de conversión en un devocional en Salt Lake City. “Brummer fue parte de la primera oleada de misioneros que hicieron proselitismo principalmente en los municipios y en las reservas tribales de los sudafricanos de raza negra. Su fluidez en el idioma xhosa resultó crucial en su labor misional. Después de su misión, ella también ayudó a traducir grandes fragmentos del Libro de Mormón al xhosa”.9 La hermana Brummer explicó que mientras estaba traduciendo”
Era tan claro… Era casi como si yo estuviera allí. Sabía exactamente lo que cada palabra significaba en inglés. Así que fue fácil traducir a xhosa, algo que no me sucede ahora. Lo entendía [el Libro de Mormón] con una claridad que no puedo explicar, incluso los fragmentos de Isaías, y seguía diciéndome ‘tengo la sensación de que hay una bombilla que ilumina mi mente. Normalmente no soy tan lista’, y ahora sé que fue un don de Dios. No lo hice sola; tuve ayuda.10
Estos son solo tres ejemplos de muchas enseñanzas y testimonios destacados seleccionados por La Imprenta del Historiador de la Iglesia. Pero ellos ilustran de manera hermosa cómo las mujeres de la iglesia han hecho mucho para promover y compartir el Libro de Mormón con el mundo. Ellas también han demostrado cómo, empezando con Emma Smith, Dios ha llamado a las mujeres en nuestra dispensación “para explicar las Escrituras y para exhortar a la iglesia, de acuerdo con lo que [les] indique [su] Espíritu” (DyC 25:7).
A pesar de que Dios llamó a profetas varones para escribir el Libro de Mormón,11 su mensaje está dirigido a todas las personas. Tal como el profeta Nefi enseñó, Dios invita a todas las personas “a que vengan a él y participen de su bondad; y a nadie de los que a él vienen desecha, sean negros o blancos, esclavos o libres, varones o mujeres; y se acuerda de los paganos; y todos son iguales ante Dios, tanto los judíos como los gentiles” (2 Nefi 26:33).
En nuestra dispensación, Dios ha llamado a las mujeres para que ayuden a compartir el mensaje del Libro de Mormón. Ya sea que lo compartan en público, en reuniones de la iglesia o en nuestros propios hogares, el efecto es el mismo—el Libro de Mormón edifica la fe y la esperanza en Jesucristo. Al compartir sus enseñanzas, las mujeres participan en la responsabilidad del sacerdocio para compartir el evangelio con todo el mundo.12 Con respecto al regocijo que viene de su servicio, la hermana Carole M. Stephens explicó:
Somos hijas del convenio en el reino del Señor, y tenemos la oportunidad de ser instrumentos en Sus manos. Al participar en la obra de salvación todos los días de maneras pequeñas y sencillas —velando las unas por las otras, fortaleciéndonos y enseñándonos— podremos decir, al igual que Ammón:
‘…he aquí, mi gozo es completo; sí, mi corazón rebosa de gozo, y me regocijaré en mi Dios’” [Alma 26:11].13
Maurine Jensen Proctor, “La seria reflexión precede a la revelación“, Conferencia de BYU para Mujeres, mayo de 2006, en línea en churchhistorianspress.org.
Irina Kratzer, “Decisiones y milagros… Y ahora veo“, Conferencia de la Mujer de BYU, abril de 2000, en línea en churchhistorianspress.org.
Lucy Mack Smith, “¿Dónde está su confianza en Dios?” Concentración de santos emigrantes en el lago Erie Buffalo, Nueva York, mayo de 1831, en línea en churchhistorianspress.org.
1. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué se mencionan muy poco a las mujeres en el Libro de Mormón? (2 Nefi 26:33)“, KnoWhy 391 (10 de julio de 2018).
2. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué relación tiene la Virgen María con el árbol de la vida? (1 Nefi 11:18)“, KnoWhy 13 (16 de enero de 2017).
3. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué podemos aprender de la obra misional de Abish como miembro? (Alma 19:17)“, KnoWhy 374 (6 de junio de 2018).
4. Véase “En el púlpito: 185 años de discursos de mujeres Santos de los Últimos Días“, en línea en churchhistorianspress.org.
5. Rachel H. Leatham, “Dios me lo ha revelado“, Reunión adyacente al aire libre por exceso de aforo durante la conferencia general anual. Manzana del Templo, Salt Lake City, Utah 5 de abril de 1908, en línea en churchhistorianspress.org.
6. Leatham, “Dios me lo ha revelado“, en línea en churchhistorianspress.org.
7. Belle S. Spafford, “Las mujeres Santos de los Últimos Días en el cambiante mundo actual“, Devocional de la Universidad Brigham Young Centro Marriott, Universidad Brigham Young, Provo, Utah 11 de febrero de 1975, en línea en churchhistorianspress.org.
8. Spafford, “Las mujeres Santos de los Últimos Días“, en línea en churchhistorianspress.org.
9. Judy Brummer, “Nuestro Padre Celestial tiene una misión para nosotros“, de una Charla fogonera dada en Salt Lake City, Utah el 28 de abril de 2012, en línea en churchhistorianspress.org.
10. Brummer, “Nuestro Padre Celestial “, en línea en churchhistorianspress.org.
11. Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué se mencionan muy poco a las mujeres en el Libro de Mormón? (2 Nefi 26:33)“, KnoWhy 391, (10 de julio de 2018).
12. Véase Thomas S. Monson, “Bienvenidos a la conferencia“, Liahona, noviembre de 2012, en línea en lds.org: “Afirmamos que la obra misional es un deber del sacerdocio, y alentamos a todos los hombres jóvenes que sean dignos y que son física y mentalmente competentes, a que respondan al llamado de servir. Muchas jovencitas también prestan servicio, pero no están bajo el mismo mandato de servir que los hombres. Sin embargo, les aseguramos a las hermanas jóvenes de la Iglesia que pueden hacer una valiosa contribución como misioneras y aceptamos con brazos abiertos su servicio”.
13. Carole M. Stephens, “Tenemos gran motivo para regocijarnos“, Liahona, noviembre de 2013, en línea en lds.org.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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