El 27 de junio de 1844, José Smith y su hermano, Hyrum, fueron masacrados por un populacho en la cárcel de Carthage. Este no fue un evento espontáneo o inesperado; el mismo José anticipó que iría “como cordero al matadero” (DyC 135:4) y de hecho había temido por su vida durante varios meses al menos, quizás más. Y tenía buenas razones para temer: había, de hecho, un complot homicida para secuestrar y asesinar al profeta y a su hermano.
De acuerdo con un análisis reciente del experto en temas legales Joseph I. Bentley, los apóstatas principales de Nauvoo fueron un trío de hermanos: William y Wilson Law, Robert y Charles Foster y Francis y Chauncey Higbee. Se coludieron con prominentes antimormones como Thomas Sharp, editor de un periódico en la cercana ciudad de Warsaw, Illinois. Bentley sostiene que, independientemente de que hayan tramado o no “una conspiración bien planeada, indudablemente siguieron adelante, actuando de forma deliberada y coordinada”1. Actuaron a través de una serie de “maniobras legales” que fueron “intencionalmente diseñadas… con el propósito de poner la vida de José Smith en peligro mortal en Carthage”2.
A principios de 1844, el plan era presentar cargos legales contra José y Hyrum en Carthage, Illinois, la ubicación del tribunal de circuito del condado de Hancock, obligando así a José a salir de su fortaleza en Nauvoo para atender los asuntos legales. En un momento dado, Dan Jones escuchó a los líderes de este grupo “decir que no esperaban probar nada contra [José], pero que tenían dieciocho acusaciones contra él, y que si una fallaba, intentarían otra para detenerlo” en Carthage3. Una vez detenido, el populacho antimormón alborotado por el agravado discurso publicado por Sharp y otros, aprovecharían la oportunidad para ejecutar al Profeta y a su hermano en un acto de lo que percibían como “justicia vigilante”.
Este plan se puso en marcha el 26 de febrero de 1844, cuando los hermanos Law y sus colaboradores presentaron o apelaron una serie de demandas en Carthage. Ya en este punto, José sospechaba que había en marcha un complot más oscuro que la mera resolución de diferencias legales4. Después de que esas demandas se concentraron y descartaron, los disidentes iniciaron demandas legales adicionales en mayo. Finalmente, algunas de esas demandas lograron sacar a José de Nauvoo, por lo tanto se encontraba en Carthage el 27 de mayo de 1844, exactamente un mes antes de su martirio. En esa ocasión, Charles Foster, uno de los conspiradores, evidentemente tuvo un cambio de opinión temporal y avisó a José de un plan para asesinarlo al día siguiente. Con este aviso previo, José pudo reunir “suficientes tropas bien armadas… provenientes de Nauvoo para garantizar la protección de José”, y posteriormente regresó a casa sano y salvo5.
Mientras tanto, Thomas Sharp había estado creando provocaciones en contra José y avivando el fuego antimormón en su periódico, Warsaw Signal. El 29 de mayo, publicó un editorial en el que declaraba: “Hemos visto y oído lo suficiente como para convencernos de que José Smith no está a salvo fuera de Nauvoo, y no nos sorprendería escuchar acerca de su muerte en forma violenta en un poco tiempo más. Tiene enemigos mortales. … Los sentimientos de este país están ahora fustigados a su máxima expresión y se desatarán con furia ante la menor provocación”6. Poco más de una semana después, los disidentes de Nauvoo, que habían formado su propia iglesia, lanzaron su propio periódico, el Nauvoo Expositor, animando a los miembros de la iglesia a unirse a ellos y publicando contenidos en contra de José y la iglesia desde el interior de Nauvoo7.
El primer y único número del Expositor se publicó el 7 de junio de 1844. Después de dos días de extensas deliberaciones, el Consejo de la Ciudad de Nauvoo, que incluía a José Smith y a otros 17 líderes de alto nivel de la iglesia, declaró que el periódico era una alteración del orden público (como estaban legalmente autorizados a hacer por la carta constitucional de Nauvoo) y ordenó que tanto la imprenta como los ejemplares del periódico fueran destruidos pacíficamente. Aunque esto va en contra de las nociones actuales de la libertad de prensa asegurada en la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, las acciones de José y el consejo fueron legalmente sólidas y nada inusuales para la época8. Otras imprentas habían recibido un trato similar en Springfield y Alton, Illinois, y también, por supuesto, en Independence, Misuri.
No obstante, la acción generó un revuelo en todo el condado gracias a los agitadores antimormones, y los propietarios del Expositor reaccionaron presentando cargos en Carthage, no por violar su libertad de prensa, sino supuestamente por instigar un “disturbio”. En un principio, José utilizó una orden de hábeas corpus para que el caso fuera juzgado por el Tribunal Municipal de Nauvoo, que lo absolvió a él y a los otros 17 acusados de todos los cargos9. Naturalmente, esto solo sirvió para avivar aún más el fervor antimormón, ya que los críticos de José consideraron que había utilizado su “propia cancha” para evadir la justicia.
Por consejo de Jesse Thomas, el juez de circuito que presidía en Carthage, José y los demás se sometieron a un segundo juicio por el cargo de disturbio, esta vez fuera de Nauvoo, ante el juez Daniel H. Wells, un respetable juez de paz no miembro de la iglesia que vivía en las afueras de Nauvoo. “Tras una larga audiencia, con interrogatorio y contrainterrogatorio de cinco testigos por cada parte, todos los acusados volvieron a ser eximidos”, pero esto “no satisfizo a los enardecidos vecinos”10.
Las resoluciones de las reuniones masivas instigadas por Thomas Sharp y los editores del Expositor “pedían la invasión de Nauvoo y el exterminio de todos los mormones”11. Sharp y otros celebraron mítines en sus pueblos, avivaron las llamas con apariciones de los apóstatas de Nauvoo y declararon el 19 de junio como fecha para la invasión de Nauvoo por parte de varias milicias locales. Como reacción a esta amenaza, José declaró la ley marcial en Nauvoo, llamando a la Legión de Nauvoo para proteger la ciudad de la invasión. La amenaza de invasión nunca llegó, y después de que el gobernador Ford se reuniera con los enemigos de José en Warsaw y Carthage, insistió en que José viniera a Carthage para ser juzgado una vez más por el cargo de disturbio. El gobernador le garantizó a José que estaría protegido. Sin embargo, insistió en desarmar a la Legión de Nauvoo para mantener la paz, pero no desarmó a las otras milicias al mismo tiempo.
Una vez en Carthage, José y otros acusados fueron procesados por el cargo de disturbio y fijaron la fianza cuando los Higbee deliberadamente no presentaron testigos y pidieron que su caso fuera reprogramado para septiembre. Sin embargo, antes de que José y Hyrum pudieran salir de Carthage, fueron acusados de traición por haber declarado la ley marcial, otro cargo legal que carecía de todo fundamento jurídico, pero que era útil porque la traición era un delito que no admitía fianza. Esto impidió que José y Hyrum salieran, y los dejó atrapados en la cárcel de Carthage, vulnerables ante las acciones del populacho.
Dentro de la cárcel, Hyrum leyó del libro del Éter en el Libro de Mormón y José dio un fuerte testimonio a los guardias de la veracidad de la Restauración, del Libro de Mormón y de las visitas de los ángeles. Afuera de la cárcel el populacho, que al final llegó a ser de unas 2000 personas, pudo movilizarse, con gente preparada para unirse desde Misuri, luego llegar a Carthage y asesinar a José y Hyrum a última hora de la tarde del 27 de junio de 184412.
Como escribieron Dallin H. Oaks (un experto en derecho antes de ser llamado como apóstol) y Marvin S. Hill: “El asesinato de José y Hyrum Smith en Carthage, Illinois, no fue un acto espontáneo e impulsivo de unos pocos enemigos personales de los líderes mormones, sino un asesinato político deliberado, cometido o apoyado por algunos de los ciudadanos más importantes del condado de Hancock”13. Nauvoo era la ciudad más grande de Illinois en ese momento, y José era el alcalde y candidato presidencial14. Hyrum era vicealcalde y se postulaba a la legislatura estatal. Desde el punto de vista político, eran “dos de los hombres más influyentes de Illinois”15. Como tal, sus asesinatos no solo son importantes para la historia de los Santos de los Últimos Días, sino también para la historia del estado de Illinois.
Los hombres que se confabularon para matar a José y a Hyrum tenían un conjunto de motivos diversos y complejos para sus acciones, por lo que entender por qué estos dos influyentes líderes fueron asesinados es complejo e implica numerosos factores diferentes. Como Bentley explica:
Muchos factores contribuyeron al asesinato del Profeta el 27 de junio de 1844. Entre ellos se encontraban el temor al poder de la Legión de Nauvoo; los abusos percibidos en relación con los poderes otorgados bajo la carta constitucional de Nauvoo; el malestar político causado por el rápido aumento de la población mormona en el condado de Hancock, Illinois, y en el condado de Lee, Iowa; la competencia económica con algunos de los principales opositores mormones; los rencores persistentes entre algunos habitantes de Misuri; los rumores que distorsionaban los inicios de la práctica limitada del matrimonio plural; las críticas a la campaña presidencial de José Smith; y la concentración del poder legislativo, judicial, ejecutivo, militar y religioso en un solo hombre: José Smith16.
Sin duda, para cada uno de los principales conspiradores, uno o más de estos factores jugaron un papel en su decisión de planear un asesinato a sangre fría. José y Hyrum, por su parte, enfrentaron la muerte noblemente y con la conciencia tranquila (DyC 135:4). Inmediatamente después de su muerte, John Taylor escribió:
José Smith, el Profeta y Vidente del Señor, ha hecho más por la salvación del hombre en este mundo, que cualquier otro que ha vivido en él, exceptuando solo a Jesús. En el breve espacio de veinte años ha sacado a luz el Libro de Mormón, que tradujo por el don y el poder de Dios, y lo ha hecho publicar en dos continentes; ha enviado la plenitud del evangelio sempiterno, que el libro contiene, a los cuatro ángulos de la tierra; ha publicado las revelaciones y los mandamientos que integran este libro de Doctrina y Convenios, así como muchos otros sabios documentos e instrucciones para el beneficio de los hijos de los hombres; ha congregado a muchos miles de los Santos de los Últimos Días; ha fundado una gran ciudad y ha dejado un nombre y una fama que no pueden fenecer. Vivió grande y murió grande a los ojos de Dios y de su pueblo; y como la mayoría de los ungidos del Señor en tiempos antiguos, ha sellado su misión y obras con su propia sangre; y lo mismo ha hecho su hermano Hyrum. ¡En vida no fueron divididos, y en su muerte no fueron separados! (DyC 135:3).
Como observó el élder Jeffrey R. Holland, su disposición a morir con una fe inquebrantable en la obra que habían realizado es un potente testimonio de la veracidad de la Restauración17.
Joseph I. Bentley, “Road to Martyrdom: Joseph Smith’s Last Legal Cases“, BYU Studies 55, no. 2 (2016):
Dallin H. Oaks, “The Suppression of the Nauvoo Expositor“, Utah Law Review 9 (1965): 862–903; reeditado en forma ligeramente abreviada como “Legally Suppressing the Nauvoo Expositor in 1844“, en Sustaining the Law: Joseph Smith’s Legal Encounters, ed. Gordon A. Madsen, Jeffrey N. Walker y John W. Welch (Provo, UT: BYU Studies, 2014), 427–459.
Dallin H. Oaks y Marvin S. Hill, Carthage Conspiracy: The Trail of the Accused Assassins of Joseph Smith (Chicago and Urbana: University of Illinois Press, 1979).
1. Joseph I. Bentley, “Road to Martyrdom: Joseph Smith’s Last Legal Cases“, BYU Studies 55, no. 2 (2016): 26.
2. Bentley, “Road to Martyrdom“, 12. En un testimonio jurado, varios testigos, incluyendo a José y Hyrum Smith, afirmaron posteriormente que William Law se había confabulado con los habitantes de Misuri dos años antes del asesinato para que secuestraran a José de vuelta a Misuri, donde podría ser asesinado. Véase Bentley, “Road to Martyrdom“, 25–26 no. 87.
3. Dan Jones, “The Martyrdom of Joseph Smith and His Brother, Hyrum!“, trad. y ed. Ronald D. Dennis, BYU Studies 24, no. 1 (1984): 97.
4. Bentley, “Road to Martyrdom“, 27–28.
5. Bentley, “Road to Martyrdom“, 29.
6. Warsaw Signal, May 29, 1844, como se cita en Bentley, “Road to Martyrdom“, 30.
7. Bentley, “Road to Martyrdom“, 30.
8. Véase Dallin H. Oaks, “The Suppression of the Nauvoo Expositor“, Utah Law Review 9 (1965): 862–903; reeditado en forma ligeramente abreviada como “Legally Suppressing the Nauvoo Expositor in 1844“, en Sustaining the Law: Joseph Smith’s Legal Encounters, ed. Gordon A. Madsen, Jeffrey N. Walker y John W. Welch (Provo, UT: BYU Studies, 2014), 427–459. Véase también Bentley, “Road to Martyrdom“, 30–39. José y el consejo de la ciudad fueron legalmente responsables de la pérdida de bienes por destruir la imprenta, pero eso era una cuestión de derecho civil (y no penal).
9. Véase Bentley, “Road to Martyrdom“, 41–43. Véase también Jeffrey N. Walker, “Invoking Habeas Corpus in Missouri and Illinois“, en Sustaining the Law, 357–399.
10. Bentley, “Road to Martyrdom“, 45.
11. Bentley, “Road to Martyrdom“, 45.
12. Todo esto se resume en Bentley, “Road to Martyrdom“, 46–53, 62–72.
13. Dallin H. Oaks y Marvin S. Hill, Carthage Conspiracy: The Trail of the Accused Assassins of Joseph Smith (Chicago and Urbana: University of Illinois Press, 1979), 46.
14. Sobre la campaña presidencial de José Smith, véase Spencer W. McBride, Joseph Smith for President: The Prophet, the Assassins, and the Fight for American Religious Freedom (New York, NY: Oxford University Press, 2021); Derek R. Sainsbury, Storming the Nation: The Unknown Contributions of Joseph Smith’s Political Missionaries (Provo, UT: BYU Religious Studies Center; Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2020).
15. Oaks y Hill, Carthage Conspiracy, 4–5.
16. Bentley, “Road to Martyrdom“, 11.
17. Véase Jeffrey R. Holland, “Seguridad para el alma“, Liahona, November 2009. Véase también Central del Libro de Mormón, “El Testimonio de un Apóstol (2 Nefi 33:11)”, KnoWhy 2 (diciembre 19, 2016).
Traducido por Central del Libro de Mormón
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