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KnoWhy #397

¿José Smith realmente carecía de educación cuando tradujo el Libro de Mormón?

julio 23, 2018
KnoWhy #397
Foto por Aaron Burden en Unsplash
Foto por Aaron Burden en Unsplash
“Por tanto, acontecerá que el Señor Dios de nuevo entregará el libro y las palabras que contiene al que no es instruido, el cual dirá: No soy instruido”.
2 Nefi 27:19

El conocimiento

En 2 Nefi 27:19, Nefi profetizó: “Por tanto, acontecerá que el Señor Dios de nuevo entregará el libro y las palabras que contiene al que no es instruido, el cual dirá: No soy instruido”.1 Esta profecía claramente hace referencia al profeta José Smith, quien era un granjero pobre de 21 años cuando recibió las planchas de oro del ángel Moroni.

Reflejando en esta traducción la falta de ortografía de lo que escribió en inglés, se puede ver que en 1832 José escribió de su propia mano que él estaba “privado de los benfisios [sic] de una educación suficiente para decir que yo estaba mermente [sic] instriido [sic] en lectura, escritura y las reglas básicas de la artimértica [sic] lo que constituía todas mis adquisiciones literarias”.2 Aunque esta declaración, junto con su falta de ortografía, enfatiza la educación limitada de José Smith, no debe verse como una declaración de que él estaba completamente iletrado.

Mientras que el registro histórico irregular de la educación de José es difícil de calcular, un erudito recientemente estimó que José pudo haber asistido a casi siete años de escuela.3 La educación extracurricular de José también se debe tener en cuenta. Él aparentemente leía la Biblia familiar por lo menos con un poco de diligencia,4 asistió a la escuela dominical, participó en un club de debate, y fue instruido hasta cierto punto por sus padres y hermanos que tenían un buen nivel educativo.5

An Obscure Boy (Un chico obscuro) por Joseph Brickey
An Obscure Boy (Un chico obscuro) por Joseph Brickey

Sin importar cuantos años (o estaciones) José asistió a la escuela, o de cuánta ayuda pudo haber sido su educación complementaria, o cuán rápido él aprendería o cuán aguda era su memoria, o cuán creativa era su imaginación, no cambia el hecho de que él y aquellos a su alrededor, tanto amigos y enemigos, lo describieron como relativamente ignorante.6

La madre de José recuerda que era “menos inclinado a la lectura de libros que cualquiera del resto de nuestros hijos” y dijo que a los “dieciocho años de edad” él “nunca había leído toda la Biblia en su vida”.7 Su esposa Emma, explicó que en el tiempo de la traducción, él “no podía escribir o dictar una carta de manera coherente, y mucho menos dictar un libro como el Libro de Mormón”.8 Martin Harris de manera similar declaró que José era “un escritor pobre, y ni siquiera podía sacar una nota de mano, ya que su educación era limitada”.9 Y David Whitmer lo describió como un “iletrado”,10 “hombre de educación limitada”, e “ignorante de la Biblia”.11

José podía leer y escribir en un nivel básico de competencia, sin duda alguna, pero su ortografía y estilo indican que no era un escritor dotado del siglo XIX. De acuerdo con lo evaluado por el erudito literario Robert Rees:

El registro del manuscrito de [José] sobre la primera visión escrita en 1832 es antigramatical, está escrita con poco sentido de puntuación o estructura compositiva, y, aunque es sincera y auténtica, demuestra poca evidencia de competencia o confianza estilística o composicional. Ciertamente hay evidencia de los principios de una voz elocuente, pero la voz es tentativa e inmadura.12

Por lo tanto, a la luz de las mismas declaraciones de José Smith, de las descripciones de aquellos que lo conocieron mejor, y de ejemplos de sus primeros escritos, está claro que él verdaderamente carecía de una educación formal, tal como Nefi lo profetizó. Cualesquiera que hayan sido los talentos naturales que José haya desarrollado, no eran lo suficiente para eclipsar su inexperiencia y su nivel básico de educación en el tiempo de la traducción del Libro de Mormón.

El porqué

Aunque muchos norteamericanos notables se han levantado de la pobreza y la ignorancia para lograr grandes cosas, el logro de José Smith es único y extraordinario. ¿Por qué esto es así? En parte, es porque su dominio de la literatura y escritura fue producido desde el principio, en lugar de la conclusión, de su desarrollo como escritor.13

The First Vision (La primera visión) por Gary L. Kapp
The First Vision (La primera visión) por Gary L. Kapp

De acuerdo con Rees, el desarrollo de las habilidades literarias de José Smith no era como la de los prominentes autores del siglo XIX de su tiempo. En el caso de Emerson, Thoreau, Hawthorne, Melville y Whitman, hay evidencia de oportunidades de educación excepcional o un extenso periodo de desarrollo como escritores, y en la mayoría de las circunstancias ambos.14 En contraste, Rees señaló que antes de 1830, “no tenemos prácticamente nada de la mente o escritos de José Smith que sugirieran que era capaz de ser autor de un libro como el Libro de Mormón, que es mucho más sustancial, complejo y variado de lo que sus críticos han sido capaces de ver o dispuestos a admitir”.15

Solo porque no tenemos evidencia de algo, no significa que no haya sucedido. Pero es más que exagerar el registro histórico al suponer que, durante su adolescencia y los primeros años de su adultez, de alguna manera José Smith haya estado desarrollando secretamente el Libro de Mormón. Alguien en algún punto seguramente se habría dado cuenta si estaba pasando tiempo considerable leyendo o escribiendo en preparación para su traducción.16 Sin embargo, no hay un reporte confiable de nadie dentro o fuera de la familia de José.

También es notable que las circunstancias indigentes de la familia Smith requirieron largas horas de “trabajo continuo” de todos los que eran capaces de trabajar (José Smith Historia 1:55). Tal como Rees lo argumentó, la noción de que “José tuvo tiempo de leer ampliamente, realizar investigaciones, construir varios borradores y resolver la trama, los personajes, los entornos, varios puntos de vista y varios estilos retóricos que constituyen la narrativa de más de 500 páginas del Libro de Mormón es simplemente increíble (en su sentido original del latín ‘no es digno de creer’).17

Con estas circunstancias en mente, podemos claramente entender porqué el mismo Señor, a través de la aplicación que Nefi le dio a las palabras del profeta Isaías, se refiere a la salida del Libro de Mormón como “una obra maravillosa y un prodigio” (2 Nefi 27:26), y luego se dispuso a ver que esta descripción profética se cumpliera.

Mucho del contenido auténtico e histórico del Libro de Mormón pudo haber estado más allá de la habilidad de incluso un erudito experimentado y bien educado de 1830.18 Y el texto como un todo es mucho más complejo y sofisticado para los contemporáneos de José Smith —y probablemente para el mismo José Smith— de lo que se había imaginado.19 Siendo este el caso, es altamente improbable que alguien en la década de 1820 haya escrito tal libro, mucho menos un individuo tan mal preparado como José Smith.

A menos que se haya sacado a luz por medios divinos, la sofistificación, complejidad, autenticidad de contenido histórico y poder espiritual del Libro de Mormón se presentan al mundo con nada menos de una anomalía. ¿Cómo alguien tan joven, inexperto y sin educación dictó tal texto en no más de 60 días hábiles durante un lapso de tiempo del 7 de abril al 28 de junio de 1829, sin el apoyo de ninguna nota o material de referencia, y sin ninguna revisión que valga la pena mencionar?20

La inexperiencia y debilidad de José Smith como escritor no hacen más que magnificar la naturaleza milagrosa del libro el cual trajo a la luz por medios divinos. Su notable falta de educación también demuestra cómo el Señor “confunde a los sabios” al utilizar las cosas débiles y sencillas de la tierra.21

Otras lecturas

Robert A. Rees, “Joseph Smith, the Book of Mormon, and the American Renaissance: An Update“, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 19 (2016): 1–16.

Robert A. Rees, “John Milton, Joseph Smith, and the Book of Mormon“, BYU Studies Quarterly 54, no. 3 (2015): 6–18.

Robert A. Rees, “Joseph Smith, the Book of Mormon, and the American Renaissance“, Dialogue: A Journal of Mormon Thought 35, no. 3 (2002): 83–112.

Richard Lloyd Anderson, “The Early Preparation of the Prophet Joseph Smith“, Ensign, diciembre de 2005, en línea en lds.org.

 

1. Es posible que José Smith, al principio, no estuviera completamente seguro de que él sería quien tradujera el Libro de Mormón. Aparentemente, era parte del plan del Señor permitir primero que los hombres cultos del mundo intentaran descifrar los caracteres de las planchas. Inspirado para ver que esto sucediera, Martin Harris regresó al este de EE.UU. para consultar con eruditos que tenían conocimiento de las lenguas antiguas y los orígenes de los indios americanos. Según Michael MacKay y Gerrit Dirkmaat, estos eruditos o bien “no pudieron proveer cualquier información de los caracteres encriptados o no estuvieron dispuestos a considerar la noción de que eran escritos proféticos entregados por un ángel”. Michael Hubbard MacKay y Gerrit J. Dirkmaat, From Darkness unto Light: Joseph Smith’s Translation and Publication of the Book of Mormon (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University, 2015), 62. Por tanto, después de que los hombres estudiados del mundo demostraron su inhabilidad o falta de voluntad para traducir los caracteres, el Señor llamó a José Smith, para realizar la obra.
2. Letterbook 1, p. 1, accedido el 1o de noviembre de 2017, en línea en josephsmithpapers.org. Énfasis añadido en errores ortográficos reproducidos en español.
3. Véase William Davis, “Reassessing Joseph Smith, Jr.’s Formal Education“, Dialogue: A Journal of Mormon Thought 49, no. 4 (2016): 46. Davis reconoció que siete años es meramente un estimado y que en realidad los años formales de educación pudieron haber sido menos o más que este número. Por lo menos, él concluyó que “el mensaje combinado en general de las fuentes históricas señalan una mayor cantidad de educación formal de José que es tradicionalmente desconocida” (p. 46), la cual a menudo se estima que sea alrededor de tres años de educación formal.
4. Richard Bushman ha señalado que “un vecino recordaba que los Smith tenían una escuela en su casa y estudiaban la Biblia”. Richard Lyman Bushman, Joseph Smith: Rough Stone Rolling (New York, NY: Vintage, 2005), 42. José Smith fue llevado a la arboleda sagrada por leer los versículos de la Biblia, y el ángel Moroni citó los versículos de la Biblia a él en sus primeros encuentros. Por lo que hay motivos para creer que él estaba interesado y de alguna manera familiarizado con el contenido bíblico. Sin embargo, esto no debería llevar a la conclusión de que José estaba profundamente familiarizado con la Biblia. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Tenía Jerusalén muros alrededor de ella? (1 Nefi 4:4)“, KnoWhy 7 (7 de enero de 2017); Robert A. Rees, “Joseph Smith, the Book of Mormon, and the American Renaissance“, Dialogue: A Journal of Mormon Thought 35, no. 3 (2002): 97–102; Robert A. Rees, “John Milton, Joseph Smith, and the Book of Mormon“, BYU Studies Quarterly 54, no. 3 (2015): 13.
5. Véase Davis, “Reassessing Joseph Smith“, 3–6, 46–47; Richard Lloyd Anderson, “The Early Preparation of the Prophet Joseph Smith“, Ensign, diciembre de 2005, en línea en lds.org.
6. Para conocer ejemplos de los críticos que hacen una derogatoria que señala la inteligencia de José Smith y la calidad del Libro de Mormón, véase Daniel C. Peterson, “Editor’s Introduction: ‘In the Hope That Something Will Stick’: Changing Explanations for the Book of Mormon“, FARMS Review 16, no. 2 (2004): xi–xv.
7. Lucy Mack Smith, History, 1845, p. 86, accedido el 26 de octubre de 2017, en línea en josephsmithpapers.org.
8. John W. Welch, “The Miraculous Timing of the Translation of the Book of Mormon“, en Opening the Heavens: Accounts of Divine Manifestations 1820–1844, 2nd edition, ed. John W. Welch (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y BYU Press, 2017), 144, doc. 41.
9. Welch, “The Miraculous Timing“, 149–150, doc. 53. Una “nota de mano” era probablemente una nota promisoria, lo cual era una especificación donde se acuerdan los detalles de una transacción financiera. Véase Robert A. Rees, “John Milton, Joseph Smith, and the Book of Mormon“, BYU Studies Quarterly 54, no. 3 (2015): 14.
10. “The Golden Tables”, Chicago Times, 7 de agosto de 1875, 1. Véase también Blair, “Letter of W. W. Blair about Mr. Michael Morse”, 190–91; como se cita en Welch, “The Miraculous Timing“, 92.
11. Welch, “The Miraculous Timing“, 174–175, doc. 97.
12. Robert A. Rees, “Joseph Smith, the Book of Mormon, and the American Renaissance: An Update“, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 19 (2016): 13.
13. En años recientes, el Libro de Mormón ha incrementado su respeto como un texto norteamericano notable e influyente. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué es considerado el Libro de Mormón un ‘clásico’? (Éter 12:25)“, KnoWhy 63 (20 de marzo de 2017).
14. Véase Robert A. Rees, “Joseph Smith, the Book of Mormon, and the American Renaissance“, 83–112; Rees, “Joseph Smith, the Book of Mormon, and the American Renaissance: An Update“, 1–16. Se ha propuesto que la composición del Libro de Mormón es más análoga al dictado de John Milton de la obra El paraíso perdido que a cualquiera de los autores contemporáneos de José Smith. Para una respuesta a esta comparación, véase Rees, “John Milton, Joseph Smith, and the Book of Mormon“, 6–18.
15. Rees, “Joseph Smith, the Book of Mormon, and the American Renaissance: An Update“, 12.
16. Por ejemplo, Abraham Lincoln, quien también careció de una educación formal, repetidamente fue acusado de ser perezoso por aquellos que lo conocían. A diferencia de José Smith, quien a menudo fue etiquetado como un ocioso buscador de dinero, Lincoln fue criticado por leer continuamente y escribir cuando otros sentían que debería estar trabajando. Uno de sus empleadores recalcó: “Abe era terriblemente flojo: el trabajaba para mí, siempre estaba leyendo y pensando, solía enojarme con él”. Su primo segundo Dennis Hanks informó: “Lincoln era flojo, un hombre muy flojo, él siempre estaba leyendo— garabateando—escribiendo—codificando, poesía, etcétera, etcétera”. Presumiblemente por razones similares, otro asociado recordó a Lincoln como “una especie de holgazán”. Kenneth J. Winkle, “Abraham Lincoln: Self-Made Man“, Journal of the Abraham Lincoln Association 21, no. 2 (2000): 13.
17. Rees, “Joseph Smith, the Book of Mormon, and the American Renaissance: An Update“, 11.
18. Para tener un amplio conocimiento de estas evidencias, véase John L. Sorenson y Melvin J. Thorne, eds., Rediscovering the Book of Mormon: Insights You May Have Missed Before (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1991); John W. Welch, Reexploring the Book of Mormon: A Decade of New Research (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1992); John W. Welch y Melvin J. Thorne, eds., Pressing Forward with the Book of Mormon: The FARMS Updates of the 1990s (Provo, UT: FARMS, 1999); Donald W. Parry, Daniel C. Peterson y John W. Welch, eds., Echoes and Evidences of the Book of Mormon (Provo, UT: FARMS, 2002); John W. Welch, Neal Rappleye, Stephen O. Smoot, David J. Larsen y Taylor Halverson, eds., Knowing Why: 137 Evidences That the Book of Mormon Is True (American Fork, UT: Covenant Communications, 2017).
19. Véase Melvin J. Thorne, “Complexity, Consistency, Ignorance, and Probabilities“, en Book of Mormon Authorship Revisited: The Evidence for Ancient Origins (Provo, UT: FARMS, 1997), 179–193. Para conocer la complejidad del Libro de Mormón, véase Grant Hardy, Understanding the Book of Mormon: A Reader’s Guide (New York, NY: Oxford University Press, 2010).
20. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué surgió el Libro de Mormón como un milagro? (2 Nefi 27:23)“, KnoWhy 273 (19 de diciembre de 2017).
21. Alma 37:6–7; 1 Corintios 1:27.

Traducido por Central del Libro de Mormón