Después de viajar cerca de 160 kilómetros para llegar a Harmony, Pennsylvania, David Whitmer conoció a José Smith por primera vez a finales de mayo de 1829.1 David había escuchado de Oliver Cowdery que José tenía un registro antiguo, que había comenzado a traducirlo, y que el acoso de los locales en Harmony estaba deteniendo el progreso.2 Después de permanecer lo suficiente para observar al joven profeta en acción, lo que incluyó que recibiera revelación personal de las manos de José (DyC 14), David estaba satisfecho “de la divina inspiración de José Smith”.3
Con esta convicción, David utilizó su equipo y carreta para transportar a José y Oliver a la casa de sus padres en Fayette, New York.4 Esto permitió que la traducción siguiera adelante sin interrupciones.5 La casa de Whitmer resultó ser un refugio vital para el proyecto de traducción del Libro de Mormón,6 y el interés personal de David en esto creció mientras presenciaba el dictado de José Smith del Libro de Mormón, día tras día, hasta concluirlo a finales de junio.7 Como resultado de su fe y servicio, David fue escogido como uno de los tres testigos del Libro de Mormón.8
David sirvió en innumerables capacidades de liderazgo importantes en los primeros días de la iglesia,9 y su testimonio inquebrantable del Libro de Mormón a menudo inspiró a aquellos que estaban a su alrededor. Por ejemplo, en 1833 cerca de 500 hombres llevaron a Whitmer y otros líderes de la iglesia a la plaza de un pueblo, los despojaron y los asfaltaron y les emplumaron. Entonces, con pistolas amartilladas apuntaron a los prisioneros, “los ameza[ron] con una muerte instantánea a menos que negaran el Libro de Mormón y confesaran que es un fraude”. En respuesta, David “levantó sus manos y dio testimonio de que el Libro de Mormón era la palabra de Dios”.10 Al ver la resolución de los prisioneros, la chusma los dejó libres.
Lamentablemente, David tuvo una pelea con José Smith y fue excomulgado por disensión en 1838.11 Aunque cada uno de los tres testigos se alejaron de la iglesia en algún punto, David fue el único que nunca regresó a la comunidad de los santos. En su lugar, vivió una larga y respetable vida en Richmond, Misuri, donde era dueño de un establo, participó activamente en eventos públicos, sirvió varios periodos como concejal de la ciudad e inclusive fue electo como alcalde.12
A pesar de haber sido separado de la iglesia por más de 50 años, David nunca negó su testimonio del Libro de Mormón. Tomó seriamente su responsabilidad como testigo y recibió a muchos visitantes que tenían curiosidad acerca de su testimonio del Libro de Mormón. Él dijo que “miles vinieron a preguntar”,13 y entrevista tras entrevista reafirmó su declaración original acerca de haber visto a un ángel, sostenido las planchas y otros artefactos nefitas y escuchado una voz del cielo.14
David era conocido como un hombre honesto, recto, trabajador y un individuo capaz y su integridad tenaz a menudo dejaba perplejos a aquellos que lo conocían y aún eran escépticos al Libro de Mormón. Tal como lo explicó el historiador Richard Anderson: “Relativamente pocas personas en Richmond podían aceptar totalmente el testimonio [de David], pero nadie dudaba de su inteligencia o completa honestidad”.15
En una ocasión, un oficial militar escéptico sugirió, en presencia de David, que tal vez había experimentado meramente algún tipo de alucinación. David, que no aceptó lo dicho, se levantó y respondió: “¡No Señor! ¡No estaba bajo ninguna alucinación, ni fui engañado! ¡Yo vi con estos ojos, y escuché con estos oídos! ¡Sé de lo que estoy hablando!” Después de encontrarse con el testimonio audaz de David, el oficial admitió: “[U]na cosa es segura —ningún hombre pudo escucharle hacer su afirmación, como lo había hecho con nosotros allí, y dudar por un momento de la honestidad y sinceridad del mismo hombre. Él creía completamente que vio y oyó, tal como había dicho”.16
En otra ocasión, James Moyle, un joven abogado, entrevistó a David Whitmer y le pidió que revelara cualquier fraude o engaño acerca de su testimonio, si existió alguno. Tal como Moyle lo señaló: “Le supliqué que no me dejara ir creyendo en una falsedad vital”.17 La reafirmación de David no dejó duda en la mente de Moyle de que estaba diciendo la verdad de acuerdo a su conocimiento. Después de salir de la entrevista, Moyle sintió que era “imposible” para David Whitmer no haber sido sincero.18
Tal como Oliver Cowdery y Martin Harris, David Whitmer permaneció fiel a sus convicciones originales acerca del Libro de Mormón, incluso en el lecho de su muerte. Casi dos semanas antes de su muerte, David declaró que “si Dios alguna vez declaró una verdad, el testimonio que ahora comparto es verdadero. Yo vi un ángel de Dios, y presencié la gloria del Señor, y él declaró la verdad del registro”.19
Por muchas razones, el testimonio de toda la vida de David es excepcionalmente valioso. En primer lugar, fue el más entrevistado de los tres testigos y a menudo tomaba tiempo para cumplir su deber de testificar del Libro de Mormón.20 Las reafirmaciones consistentes y persistentes de Whitmer de su testimonio original sobreviven en más de setenta entrevistas y declaraciones registradas en sus propios escritos por aquellos que personalmente discutían el asunto con él.21
David también era conocido por corregir aquellos que él sentía habían tergiversado sus puntos de vista. Son especialmente importantes sus aclaraciones de la naturaleza de su experiencia visionaria compartida por los tres testigos y José Smith. Algunos individuos habían intentado declarar que debido a que había un componente espiritual en la visión, era meramente imaginado o de alguna manera había sido irreal.22 A estas preocupaciones y malinterpretaciones, David explicó: “Por supuesto estábamos en el espíritu cuando tuvimos la visión, porque ningún hombre puede contemplar la cara de un ángel, excepto en una visión espiritual, pero también estábamos en el cuerpo, y todo era tan natural para nosotros, como lo es en cualquier momento”.23
Tal vez el aspecto más poderoso del testimonio de David Whitmer es que él permaneció tan absolutamente comprometido a sus declaraciones originales, mientras que al mismo tiempo estaba completamente separado de la iglesia. Si David nunca hubiera tenido la visión que proclamaba, y si él se sintió despreciado por José Smith y otros miembros de la iglesia, entonces, en las palabras de su nieto, él habría “tenido todo para ganar y nada que perder” por decir la verdad del asunto.24 En cambio, en su respiración agonizante, David afirmó la veracidad del Libro de Mormón de manera definitiva.25
Cualesquiera que hayan sido sus deficiencias y cualesquiera que hayan sido sus razones personales para distanciarse de la iglesia,26 su compromiso de decir la verdad acerca de su experiencia milagrosa lo definiría por siempre como un hombre íntegro. Después de revisar las contribuciones de David Whitmer como uno de los tres testigos, Anderson concluyó: “Impecable en reputación, consistente en decenas de entrevistas, obviamente sincero y personalmente capaz de detectar el engaño —ningún testigo es tan convincente que David Whitmer”.27
Kenneth W. Godfrey, “David Whitmer and the Shaping of Latter-day Saint History“, en The Disciple as Witness: Essays on Latter-day Saint History and Doctrine in Honor of Richard Lloyd Anderson, ed. Stephen D. Ricks, Donald W. Parry y Andrew H. Hedges (Provo, UT: FARMS, 2000), 223–256.
Keith W. Perkins, “Whitmer, David“, Encyclopedia of Mormonism, ed. Daniel H. Ludlow, 4 vols. (New York, NY: Macmillan, 1992), 4:1565–1566.
Lyndon W. Cook, ed., David Whitmer Interviews: A Restoration Witness (Orem, UT: Grandin Book Company, 1991).
Richard Lloyd Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1981), 67–92.
1. Véase John W. Welch, “The Miraculous Timing of the Translation of the Book of Mormon“, en Opening the Heavens: Accounts of Divine Manifestations 1820–1844, 2nd edition, ed. por John W. Welch (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y BYU Press, 2017), 108, 168.
2. Para conocer más con respecto a las contribuciones de Oliver Cowdery para la salida a luz del Libro de Mormón, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Cuán importante fue Oliver Cowdery para sacar a luz el Libro de Mormón? (2 Nefi 27:9)“, KnoWhy 270 (14 de diciembre de 2017).
3. Welch, “The Miraculous Timing of the Translation“, 176, doc. 99. Varios milagros relacionados con este viaje ayudaron a David Whitmer a que tuviera fe de que estaba en la obra del Señor. Esto incluyó que sus campos fueran milagrosamente arados y fertilizados así como también que José Smith viera detalles de su viaje a través del Urim y Tumim. Véase Richard Lloyd Anderson, “The Whitmers: A Family That Nourished the Church“, Ensign, agosto de 1979, en línea en lds.org; Keith W. Perkins, “True to the Book of Mormon—The Whitmers“, Ensign, febrero de 1989, en línea en lds.org.
4. Aparentemente Emma se unió poco tiempo después. Véase Welch, “The Miraculous Timing of the Translation“, 108, 170.
5. Esta bendición, sin embargo, no llegó sin ningún sacrificio. Debido al esfuerzo de llevar a muchas personas, Mary Whitmer (la madre de David), se cansó y se desanimó. Varios informes indican que mientras estaba afuera ordeñando sus vacas un día, fue visitada por un mensajero que le mostró las planchas. Véase Larry C. Porter, “The Peter Whitmer Log Home: Cradle of Mormonism“, Religious Educator 12, no. 3 (2011): 179–180; Royal Skousen, “Another Account of Mary Whitmer’s Viewing of the Golden Plates“, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 10 (2014): 35–44.
6. Porter, “The Peter Whitmer Log Home“, 177–182.
7. Véase Welch, “The Miraculous Timing of the Translation“, 112–114. Véase también, Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué surgió el Libro de Mormón como un milagro? (2 Nefi 27:23)“, KnoWhy 273 (19 de diciembre de 2017).
8. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué se escogieron a tres testigos claves para testificar del Libro de Mormón? (Éter 5:4)“, KnoWhy 267, (11 de diciembre de 2017).
9. Esto incluyó ser llamado a servir a una misión, servir como presidente de la iglesia en Misuri, ayudar a establecer el quórum de los Doce Apóstoles y redactar reglas y regulaciones para el templo de Kirtland. Véase Keith W. Perkins, “Whitmer, David“, en Encyclopedia of Mormonism, ed. Daniel H. Ludlow, 4 vols. (New York, NY: Macmillan, 1992), 4:1565.
10. Richard Lloyd Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1981), 83–84.
11. Perkins, ” Whitmer, David “, 4: 1565.
12. Véase Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 72.
13. Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 79.
14. Véase Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 79–105.
15. Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 74.
16. Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 88.
17. Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 85.
18. Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 85.
19. Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 90.
20. Para tener una colección invaluable de estas entrevistas, véase Lyndon W. Cook, ed., David Whitmer Interviews: A Restoration Witness (Orem, UT: Grandin Book Company, 1991). Para conocer las revisiones de esta fuente, véase Richard Lloyd Anderson, “Review of David Whitmer Interviews: A Restoration Witness“, Journal of Mormon History 20, no. 1 (1994): 186–193; Daniel C. Peterson, “Review of David Whitmer Interviews: A Restoration Witness“, Review of Books on the Book of Mormon 5, no. 1 (1993): 113–115.
21. Anderson reportó tener “más de cincuenta” entrevistas en Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 79. Sin embargo, en la presentación de FairMormon, dada en 2004, Anderson había coleccionado “un mínimo de 70” entrevistas de David Whitmer. Véase Richard Lloyd Anderson, “Explaining Away the Book of Mormon Witnesses“, presentación de FairMormon, 2004, en línea en bookofmormoncentral.org. Véase también, Peterson, “Review of David Whitmer Interviews“, 113: “Lyndon W. Cook ha hecho un considerable servicio en reunir todos los reportes de todas las entrevistas conocidas dadas por David Whitmer sobre el tema del Libro de Mormón, del cual fue testigo. Setenta y dos diferentes registros, que abarcan más de medio siglo de 1838 a 1888, son suplementados por dieciocho declaraciones de cartas y periódicos de Whitmer y otros”.
22. Para una respuesta de estos puntos de vista, véase Richard Lloyd Anderson, “Attempts to Redefine the Experience of the Eight Witnesses“, Journal of Book of Mormon Studies 14, no. 1 (2005): 18–31, 125–27; Anderson, “Explaining Away the Book of Mormon Witnesses“, en línea en bookofmormoncentral.org; Daniel C. Peterson, “Tangible Restoration: The Witnesses and What They Experienced“, presentación en FairMormon, 2004, 9–33, en línea en fairmormon.org; Steven C. Harper, “The Eleven Witnesses”, en The Coming Forth of the Book of Mormon: A Marvelous Work and a Wonder, ed. Dennis L. Largey, Andrew H. Hedges, John Hilton III y Kerry Hull (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University, 2015), 117–132; una versión anterior y más corta de este artículo fue publicado como “Evaluating the Book of Mormon Witnesses” Religious Educator 11, no. 2 (2010): 36–49.
23. Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 87.
24. Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 86.
25. Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 90.
26. Para conocer más sobre la relación de David con la iglesia y sus opiniones posteriores sobre el mormonismo, véase Kenneth W. Godfrey, “David Whitmer and the Shaping of Latter-day Saint History“, en The Disciple as Witness: Essays on Latter-day Saint History and Doctrine in Honor of Richard Lloyd Anderson, ed. Stephen D. Ricks, Donald W. Parry y Andrew H. Hedges (Provo, UT: FARMS, 2000), 223–256.
27. Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 90.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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