La revelación moderna a través de los profetas y apóstoles es nuestra fuente más valiosa de información acerca de las Escrituras. Estas revelaciones nos ayudan a entender mejor cada uno de los libros de las Escrituras y a aplicar sus enseñanzas en nuestras propias vidas. Sin embargo, hay otra bendición menos conocida, de los tiempos modernos que también puede enriquecer nuestro entendimiento de las Escrituras. Desde la década de 1840, muchos textos antiguos han sido descubiertos que han arrojado luz a nuestro canon bíblico actual. De hecho, es posible que Nefi haya visto algunos de estos descubrimientos en su gran visión del futuro de su pueblo.
Durante la revelación que tuvo Nefi, vio que la Biblia llegaría a los descendientes de Lehi en el nuevo mundo. Después de esto, Nefi vio “otros libros que vinieron por el poder del Cordero, de los gentiles a ellos” (1 Nefi 13:39). Estos libros estaban destinados a mostrar al mundo “que los escritos de los profetas y de los doce apóstoles del Cordero son verdaderos” y también para dar “a conocer las cosas claras y preciosas que se les han quitado” de la Biblia (vv. 39-40).1
Estos versículos claramente se refieren al Libro de Mormón,2 pero es posible que también se refieran a otros registros descubiertos por arqueólogos desde mediados del siglo XIX hasta el siglo XX. En 1844, por ejemplo, el erudito alemán Konstantin von Tischendorf descubrió un manuscrito conocido ahora como el Códice Sinaítico. Este documento, que data del siglo IV, llegó a ser la copia más antigua disponible del Nuevo Testamento en ese momento.3 Este hallazgo puede ser visto como el principio de varios descubrimientos de registros perdidos. En 1851, Sir Austen Henry Layard descubrió la extensa biblioteca del rey asirio Asurbanipal.4 Estos textos, escritos en tablas de arcilla, ayudaron a dar más conocimiento sobre muchos aspectos del Antiguo Testamento.
En 1896, Agnes S. Lewis y Margaret D. Gibson reunieron algunos manuscritos de otra gran colección de textos en Egipto, llamados la Geniza del Cairo, y los regresaron a Inglaterra. El erudito judío Solomon Schechter obtuvo tantos de estos manuscritos como pudo (coleccionando más de doscientos mil fragmentos del manuscrito) y pasó el resto de su vida estudiándolos.5 Otra colección de textos de Egipto, llamada la biblioteca Nag Hammadi6
Luego, en 1947, un joven pastor llamado Jum’a Muhammed Khalil estaba buscando una oveja perdida en una cueva cerca del mar Muerto, cuando tropezó con una colección de documentos antiguos. Consiguió que dos de sus amigos le ayudaran a buscar más, y los tres continuaron encontrando rollos en las cuevas que rodean el mar Muerto.7 Estos textos, conocidos ahora como los rollos del mar Muerto, incluyen las copias más antiguas de los libros del Antiguo Testamento. Estas también ayudaron a dar más conocimientos sobre el judaísmo durante el tiempo de Jesús.8
Todos estos descubrimientos, junto con el Libro de Mormón, han cumplido significativamente las profecías de Nefi. Ayudan a confirmar “que los escritos de los profetas y de los doce apóstoles del Cordero son verdaderos”, y que también “darán a conocer las cosas claras y preciosas que … han quitado” de la Biblia (1 Nefi 13:39-40).9
Debido a que el Libro de Mormón se compone de varios libros compilados, es posible que la visión de Nefi solo se estaba refiriendo al Libro de Mormón cuando menciona que otros registros aparecerán.10 También podría estarse refiriendo a los libros de las diez tribus de Israel que aún no han sido descubiertos, registros que Nefi mencionó algún día aparecerán (2 Nefi 29:13). Sin embargo, si Nefi también se estaba refiriendo a los registros descubiertos en el siglo XIX y XX a través de la arqueología, entonces esto es un recordatorio de que “por medio de cosas pequeñas y sencillas se realizan grandes cosas” (Alma 37:6).
Uno podría pensar naturalmente en visiones extraordinarias y grandes milagros cuando consideramos la manera en que Dios ayudará a su pueblo a entender Su palabra en los últimos días. Así es como seguramente las cosas sucedieron en el caso del Libro de Mormón y en otras traducciones milagrosas de José Smith de la Biblia, incluyendo el Libro de Moisés. Sin embargo, las historias de estos arqueólogos y eruditos presentan un panorama diferente. Solomon Schechter trabajó con miles de fragmentos de manuscritos antiguos, día tras día, por muchos años11. De acuerdo con un registro, Konstantin von Tischendorf sacó su famosa copia de la Biblia de la basura en un monasterio donde estaban a punto de quemarla.12
Fue a través de estas pequeñas coincidencias y en ocasiones el trabajo tedioso de un gran número de eruditos durante muchos años que hemos obtenido muchas fuentes valiosas para entender la Biblia. Aunque muchos de ellos no se pueden reconocer completamente, su obra es un testimonio de la revelación moderna.
James H. Charlesworth, quien ha dedicado su vida trabajando con estos nuevos textos descubiertos, una vez habló con el erudito del Libro de Mormón John W. Welch acerca de la visión de Nefi de los futuros registros (1 Nefi 13:39-41). “¿Cuándo fueron escritos?” preguntó. Welch dijo: “Bueno, alrededor del 550 a. C.” Charlesworth respondió: “No, eso no. Me refiero, ¿cuándo fue publicado el Libro de Mormón?” Welch respondió: “Marzo de 1830”. Charlesworth estaba sorprendido de que cualquier libro escrito en 1830 pudiera haber predicho que muchos documentos estaban a punto de aparecer en las próximas décadas. Esta historia es un recordatorio de la importancia de estos textos antiguos —no solamente para la Biblia, sino también para el Libro de Mormón.
Andrew C. Skinner, “The Ancient People of Qumran: An Introduction to the Dead Sea Scrolls“, en LDS Perspectives on the Dead Sea Scrolls, ed. Donald W. Parry y Dana M. Pike (Provo, UT: FARMS, 1997), 1–45.
Hugh Nibley, Since Cumorah, The Collected Works of Hugh Nibley, Volume 7 (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1988), 61–64.
Stephen E. Robinson, “Early Christianity and 1 Nephi 13–14”, en First Nephi, The Doctrinal Foundation, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr., Book of Mormon Symposium Series, Volume 2 (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1988), 177–191.
1. Para conocer más sobre las cosas claras y preciosas que se han quitado, véase Stephen E. Robinson, “Early Christianity and 1 Nephi 13–14”, en First Nephi, The Doctrinal Foundation, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr., Book of Mormon Symposium Series, Volume 2 (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1988), 177–191.
2. Véase Brant A. Gardner, Second Witness: Analytical and Contextual Commentary on the Book of Mormon, 6 vols. (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2007), 1:242.
3. Véase Robert Davidson, “Tischendorf—The Man and the Library”, en Constantin von Tischendorf and the Greek New Testament, ed. Matthew Black y Robert Davidson (Glasgow, UK: University of Glasgow Press, 1981), 10.
4. Véase Charles Keith Maisels, The Near East: Archaeology in the “Cradle of Civilization” (New York, NY: Routledge, 1993), 44–45.
5. Véase Paul E. Kahle, The Cairo Geniza (London, UK: Oxford University Press, 1947), 6–8.
6. Véase Marvin Meyer y Elaine H. Pagels, “Introduction”, en The Nag Hammadi Scriptures, ed. Marvin Meyer (New York, NY: HarperOne, 2007), 1.
7. Véase Andrew C. Skinner, “The Ancient People of Qumran: An Introduction to the Dead Sea Scrolls“, en LDS Perspectives on the Dead Sea Scrolls, ed. Donald W. Parry y Dana M. Pike (Provo, UT: FARMS, 1997), 3–4.
8. Para conocer más sobre cómo los rollos del mar Muerto ayudaron a aclarar qué cosas se han quitado de la Biblia, véase Robert E. Parsons, “The Great and Abominable Church (1 Nephi 12–14)”, en Book of Mormon, Part 1: 1 Nephi to Alma 29, Studies in Scripture, Volume 7, ed. Kent P. Jackson (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1987), 54.
9. Para conocer más sobre las cosas claras y preciosas que se han quitado de la Biblia, véase Hugh Nibley, Since Cumorah, The Collected Works of Hugh Nibley, Volume 7 (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1988), 61–64.
10. Véase Joseph Fielding McConkie y Robert L. Millet, Doctrinal Commentary on the Book of Mormon, 4 vols. (Salt Lake City, UT: Bookcraft, 1987–1992), 1:104.
11. Véase Kahle, The Cairo Geniza, 6–8.
12. Véase Davidson, “Tischendorf”, 10–11.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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