Cuando los pueblos del Libro de Mormón guardaban sus convenios, el Señor los bendecía en abundancia, y Mormón probablemente recurrió a las bendiciones prometidas a los israelitas que se encontraban en las planchas de bronce para ilustrar esto.1 Tanto Deuteronomio como Levítico prometen a los hijos de Israel bendiciones por guardar los convenios, y como una rama de la casa de Israel, los nefitas experimentaron muchas de estas bendiciones cuando eran obedientes.2 Los autores del Libro de Mormón pudieron haber mencionado estas bendiciones específicas para recordarnos que Dios nos bendecirá por nuestra obediencia, sin importar hace cuánto tiempo que Él prometió esas bendiciones.3
Tal como uno puede encontrar maldiciones por la desobediencia en el Antiguo Testamento y el Libro de Mormón, Deuteronomio 28 contiene una lista de bendiciones que Israel recibiría cuando fueran obedientes.4 Una de estas es que serían bendecidos en sus ciudades (v. 3). Alma 50:15 señala que los nefitas comenzaron a construir muchas ciudades, y directamente conecta esto a las bendiciones que Dios estaba dando a los nefitas por su obediencia (v. 20).
Otra promesa es que los israelitas serían bendecidos “en el campo” y que Dios bendeciría “el fruto de tu tierra, el fruto de tu bestia… y los rebaños de tus ovejas” (Deuteronomio 28:3-4; cf. Levítico 26:4). Cuando los nefitas eran obedientes, Dios “hac[ía] prosperar a su pueblo, sí, en el aumento de sus campos, sus hatos y sus rebaños” (Helamán 12:2).5 Además, a los nefitas e israelitas se les había prometido, y recibieron, lluvia cuando eran justos (Helamán 11:17; cf. Deuteronomio 28:12 y Levítico 26:4).
A los israelitas también se les prometió prosperidad abundante (Deuteronomio 28:4; cf. Levítico 26:9). Después de que Cristo vino, el pueblo nefita estaba siendo justo y “se hizo fuerte, y se multiplicó con gran rapidez” (4 Nefi 1:10).
Dios bendijo el “canastillo y [la] artesa de amasar” de los israelitas” (Deuteronomio 28:5; cf. Levítico 26:5, 10) cuando más lo necesitaban: durante un asedio. Cuando tuvieron que defenderse a sí mismos en contra de los ladrones de Gadiantón, los nefitas pudieron reunir suficientes provisiones “para poder subsistir por el término de siete años” (3 Nefi 4:4).6 Ellos derrotaron a sus enemigos “por motivo de sus muchas provisiones que tenían almacenadas” (3 Nefi 4:18).
Estos enemigos que decidieron “se levan[taron]” (Deuteronomio 28:7; cf. 3 Nefi 4:6) en contra de los nefitas, fueron “derrotados” por Jehová (Deuteronomio 28:7; cf. Levítico 26:6–8). Esto se cumplió a fondo cuando “los nefitas continuamente estaban haciendo salidas, de día y de noche, y cayendo sobre sus ejércitos, y destrozándolos por miles y por decenas de miles” (3 Nefi 4:21).
Otra promesa es que “[e]nviará Jehová bendición… en la tierra que… te da” (Deuteronomio 28:8). Mosíah 28:2 parece que se está refiriendo a este versículo cuando habla sobre la falta de contención: “[Y no había] más contenciones en toda la tierra que el Señor su Dios les había dado”. Deuteronomio 28:9-10 promete al pueblo que “[t]e establecerá Jehová como su pueblo santo… [e]ntonces verán todos los pueblos de la tierra que eres llamado por el nombre de Jehová”. El rey Benjamín verdaderamente estableció a su pueblo como santo al Señor y se aseguró de que todos fueran llamados “por el nombre de Cristo” (Mosíah 5:9).7
Dios prometió a los israelitas que sus enemigos les tendrían miedo (Deuteronomio 28:10), algo que también se cumplió en el Libro de Mormón (Helamán 4:3). Jehová también prometió hacerlos “sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, y en el fruto de tu bestia y en el fruto de tu tierra, en el país que juró Jehová a tus padres que te daría” (Deuteronomio 28:11). Por causa de su obediencia, los nefitas recibieron “en abundancia todas las cosas que necesitaban: una abundancia de rebaños y manadas, y toda clase de animales cebados, y también una abundancia de grano, y de oro, y de plata y de objetos preciosos, y abundancia de seda y de lino de fino tejido, y de toda clase de buenas telas sencillas” (Alma 1:29).8
Pero quizás lo más importante, es la promesa de Dios a los israelitas: “Y pondré mi morada en medio de vosotros, y mi alma no os abominará. Y andaré entre vosotros y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo” (Levítico 26:12).9 Jesús literalmente cumplió esta bendición prometida cuando Él apareció a los nefitas en el templo de la tierra de Abundancia (una estructura que sustituía el tabernáculo) y literalmente caminó entre ellos (3 Nefi 11). Durante esta experiencia les enseñó cómo podrían unirse a Él por medio del convenio del bautismo, convirtiéndolo en su Dios y ellos su pueblo.10
Algunos lectores podrían preguntarse cómo un libro escrito hace cientos de años posiblemente pueda aplicar a personas que viven en el siglo XXI. Sin embargo, el tiempo entre Moisés y Mormón es más o menos el mismo tiempo entre Mormón y el día de hoy.11 Si las bendiciones de la ley de Moisés aplicaron a los pueblos del Libro de Mormón, estas mismas bendiciones, así como también las bendiciones del Libro de Mormón, seguramente pueden aplicar para nosotros el día de hoy.
Debido a que Dios no cambia, las bendiciones que Él dio a las personas en el pasado, aplican a nosotros tanto como se han aplicado a alguien. Levítico 26:13 se siente como si se hubiera escrito ayer: “[R]ompí las coyundas de vuestro yugo, y os he hecho andar con el rostro erguido” (Levítico 26:11-13). Las bendiciones de paz y libertad que Dios da a todos sus hijos están disponibles para nosotros hoy, tal como estuvieron disponibles para aquellos que vivían en los tiempos del Libro de Mormón.
Mientras guardemos nuestros convenios con Dios hoy, Él nos bendecirá, tal como bendijo a aquellos en el Libro de Mormón que guardaron sus convenios con Él.12 Podemos saber que la declaración de Jacob sobre las palabras de Isaías aplican a nosotros ahora: “Y benditos son los gentiles, acerca de quienes el profeta ha escrito; porque he aquí, si es que se arrepienten… serán salvos; porque el Señor Dios cumplirá sus convenios que ha hecho a sus hijos; y por esta causa el profeta ha escrito estas cosas” (2 Nefi 6:12).13
Alan K. Parrish, “Lehi and the Covenant of the Promised Land: A Modern Appraisal“, en Second Nephi, The Doctrinal Structure, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr., Book of Mormon Symposium Series, Volume 3 (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1989), 39–59.
Leland Gentry, “God Will Fulfill His Covenants with the House of Israel“, en Second Nephi, The Doctrinal Structure, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr., Book of Mormon Symposium Series, Volume 3 (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1989), 159–176.
Joseph Fielding McConkie, “The Doctrine of a Covenant People“, en 3 Nephi 9–30, This is My Gospel, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate, Jr., Book of Mormon Symposium Series, Volume 8 (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1993), 357–377.
Bendiciones | Ley de Moisés | Libro de Mormón |
---|---|---|
Bendecidos en sus ciudades | Deuteronomio 28:3 | Alma 50:15 |
Bendecidos en rebaños y manadas | Deuteronomio 28:3–4 | Helamán 12:2 |
Lluvia | Deuteronomio 28:12 | Helamán 11:17 |
Posteridad | Deuteronomio 28:4 | 4 Nefi 1:10 |
Canastillo y artesa de amasar | Deuteronomio 28:5 | 3 Nefi 4:4, 18 |
Enemigos se levantarán y serán derrotados | Deuteronomio 28:7 | 3 Nefi 4:6, 21 |
Bendecido en la tierra | Deuteronomio 28:8 | Mosíah 28:2 |
Llamado por el nombre del Dios | Deuteronomio 28:9–10 | Mosíah 5:9 |
Los enemigos tendrán miedo de ellos | Deuteronomio 28:10 | Helamán 4:3 |
Bendecidos con rebaños, manadas y campos | Deuteronomio 28:11 | Alma 1:29 |
Dios caminaría entre ellos | Levítico 26:12 | 3 Nefi 11 |
1. Para conocer más sobre esto, véase Leland Gentry, “God Will Fulfill His Covenants with the House of Israel“, en Second Nephi, The Doctrinal Structure, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr., Book of Mormon Symposium Series, Volume 3 (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1989), 159–176.
2. Para conocer otro ejemplo de aplicar los convenios antiguos a los pueblos del Libro de Mormón, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué Jesús combinó citas de Miqueas e Isaías? (3 Nefi 20:25)“, KnoWhy 214 (27 de septiembre de 2017).
3. Uno puede ver esto también dentro del mismo Libro de Mormón. Véase Chauncey C. Riddle, “Days of Wickedness and Vengeance: Analysis of 3 Nephi 6 and 7“, en Helaman Through 3 Nephi 8, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate, Jr., Book of Mormon Symposium Series, Volume 7 (Provo, UT; Religious Studies Center, Brigham Young University, 1992), 192–200.
4. Para conocer más sobre estas maldiciones en el Libro de Mormón, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Cómo coinciden las maldiciones del Libro de Mormón con la Biblia? (Mosíah 7:25)”, KnoWhy 369.
5. Para conocer más sobre la naturaleza del convenio de estas bendiciones, véase Alan K. Parrish, “Lehi and the Covenant of the Promised Land: A Modern Appraisal“, en Second Nephi, The Doctrinal Structure, 39–59.
6. Joseph Fielding McConkie, Robert L. Millet y Brent L. Top, Doctrinal Commentary on the Book of Mormon, 4 vols. (Salt Lake City, UT: Bookcraft, 1987–1992), 4:19. También se debe notar los siete años de hambre en Génesis 41:30 como otro paralelo interesante.
7. Para conocer otro elemento de la relación entre Deuteronomio y Mosíah, véase Brant A. Gardner, Second Witness: Analytical and Contextual Commentary on the Book of Mormon, 6 vols. (Salt Lake City: Greg Kofford Books, 2007), 3:251.
8. Para conocer más sobre las muchas maneras en que las personas recibieron las bendiciones de los convenios que no son meramente temporales, véase Joseph Fielding McConkie, “The Doctrine of a Covenant People“, en 3 Nephi 9–30, This is My Gospel, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate, Jr., Book of Mormon Symposium Series, Volume 8 (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1993), 357–377.
9. Para conocer más sobre esto, véase Hugh Nibley, Teachings of the Book of Mormon, 4 vols. (Provo, UT: FARMS, 1993), 2:265.
10. Kent P. Jackson y Darrell L. Matthews, “Built Upon Christ’s Gospel: 3 Nephi 27–30”, en The Book of Mormon, Part 2: Alma 30 to Moroni, ed. Kent P. Jackson, Studies in Scripture: Volume 8 (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1988), 210–211.
11. Para conocer la datación de Moisés, véase Carol A. Redmount, “Bitter Lives: Israel In and Out of Egypt”, en The Oxford History of the Biblical World, ed. Michael D. Coogan (New York, NY: Oxford University Press, 1998), 71. Para conocer la datación temprana de Deuteronomio, véase James L. Kugel, How to Read the Bible: A Guide to Scripture, Then and Now (New York, NY: Free Press, 2007), 309–310; K. A. Kitchen, On the Reliability of the Old Testament (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 2003), 283–307; Brian Neil Peterson, The Authors of the Deuteronomistic History: Locating a Tradition in Ancient Israel (Minneapolis, MN: Fortress Press, 2014), 61–74; Joshua Berman, Inconsistence in the Torah: Ancient Literary Convention and the Limits of Source Criticism (New York, NY: Oxford University Press, 2017), 81–103.
12. Victor L. Ludlow, “Covenant(s)” en Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis Largey (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 217–218.
13. Para conocer las similitudes entre los convenios de los tiempos antiguos y ahora, véase Wouter Van Beek, “Covenants”, en Encyclopedia of Mormonism, 4 vols., ed. Daniel H. Ludlow (New York, NY: Macmillan, 1993), 1:331–333.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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