Los profetas de hoy cumplen con muchas funciones. Ellos hablan por el Señor y revelan Su voluntad a nosotros;1 ellos testifican de Cristo y enseñan Su evangelio2 ellos tienen el don de vidente y lo utilizan para bendecir a otros (véase DyC 21:1) mientras presiden sobre la iglesia (véase DyC 107:91-92). Los profetas en el Libro de Mormón también cumplen muchas de estas funciones, como se ve cuidadosamente en el Libro de Mormón en su contexto antiguo.3
En el antiguo Israel y en el Libro de Mormón, los profetas a menudo recibían sus llamamientos cuando eran admitidos en el consejo divino de Dios y recibían instrucciones de Él.4 Entonces ellos regresarían al pueblo y les dirían lo que Dios había dicho.5 De esta manera, los profetas eran mensajeros de Dios para Sus hijos.6 El Padre Lehi, Alma y Nefi, hijo de Helamán tuvieron experiencias como esta, donde entraron al salón del trono de Dios, recibieron conocimiento de Él y lo compartieron con la humanidad.7 Tanto en América como en el Libro de Mormón, había ocasiones en que los profetas u hombres santos caían como si estuvieran muertos, tenían visiones de Dios, y luego repetían lo que Dios les había dicho.8 De esta manera, los profetas hablaban por el Señor y revelaban Su voluntad a la humanidad.9
Los profetas del Libro de Mormón testificaron plenamente de Cristo y enseñaron al pueblo Su evangelio.10 Debido a que se basaban en la tradición israelita, las enseñanzas acerca de Cristo habrían sido una parte importante de lo que los profetas hacían.11 Como el erudito judío Daniel Boyarin ha señalado, las enseñanzas que parecen cristianas en realidad eran comunes en el antiguo Israel, “el conocimiento de una deidad dual con el Padre y el Hijo, el conocimiento de un redentor, quien él mismo, sería tanto Dios como hombre, y el conocimiento de que este redentor sufriría y moriría como parte del proceso salvífico”, eran parte de la antigua religión israelita.12
Boyarin también señaló que “algunas de estas ideas, la deidad Padre/Hijo y el salvador sufriente”, por ejemplo, tiene raíces profundas en la Biblia hebrea también y puede estar entre algunas de las ideas más antiguas acerca de Dios y el mundo que los israelitas sostuvieron”.13 Debido a esto, no es sorprendente que los profetas en el Libro de Mormón, como los profetas de hoy, hayan dado un poderoso testimonio de Cristo y Su evangelio.
Tanto en el antiguo Israel como en la antigua Mesoamérica, uno ve a menudo ejemplos de videntes. En el Antiguo Testamento, se refiere al profeta Samuel como un vidente (1 Samuel 9:9), como lo es Gad (2 Samuel 24:11) e Iddo (2 Crónicas 9:29), entre otros.14 En el Libro de Mormón, también se ven videntes, y parece que se distinguen por el uso de piedras videntes (véase Mosíah 8:13–18).
Piedras como estas también se utilizaron en Mesoamérica.15 El erudito maya Mark Wright ha señalado que una sepultura del periodo Clásico Medio “contenía ‘cinco piedras peculiares de cuarzo … probablemente utilizados en rituales de adivinación’. Esta sepultura fue probablemente de un sacerdote real o un chamán en lugar de un gobernador, ya que estas piedras se encontraron con otras parafernalias comunes a los especialistas de rituales”.16
El sumo sacerdote Alma, a quien un ángel llamó como profeta (véase Alma 8:20), parece que también presidió sobre la iglesia como un todo. Él visitó lugares fuera de Zarahemla que tenían su propio liderazgo local (véase Alma 6:1) y habría presidido sobre estas ramas locales.17 Esto es similar a Moisés, quien parece haber presidido sobre toda la iglesia, incluyendo a líderes de unidades pequeñas, como los setentas (véase Números 11:24–29). Por lo tanto es apropiado que Alma fuera comparado con Moisés, ya que recuerda al lector que ellos tenían funciones similares en la iglesia (Alma 45:19).
También hay una similitud en el mundo de la América precolombina. En Mesoamérica, durante el periodo posclásico, un gobernador conocido como halach uinic (“hombre verdadero”) tenía autoridad política, pero también tenía autoridad religiosa, como la tuvo Alma. Como John S. Henderson ha señalado, “el halach uinic tenía funciones religiosas importantes, y podía ser referido como un ‘obispo’”.18 Él presidió sobre otros pueblos que eran leales a él, tal como Alma lo hizo.
Los profetas de hoy hablan por el Señor y revelan Su voluntad, testificando de Cristo y Su evangelio, tienen el don de videntes y presiden sobre la iglesia, tal como los profetas en el Libro de Mormón lo hicieron. Esto no significa que los profetas del Libro de Mormón sean exactamente los mismos como los profetas de hoy. Sin embargo, las funciones generales parecen haber permanecido con el paso del tiempo.19 Ahora en día, como en los tiempos antiguos, los profetas reciben instrucción de Dios y enseñan a los hijos de Dios lo que aprenden. Nos enseñan acerca del Padre y el Hijo, y que Cristo murió por la humanidad.
Nosotros sostenemos a los profetas modernos como profetas, videntes y reveladores y ellos revelan verdades pasadas, presentes y futuras, como lo hicieron los videntes en el Libro de Mormón.20 Los profetas de hoy también tienen especial cuidado en atender a las congregaciones locales mientras presiden sobre toda la iglesia, tal como los profetas en el Libro de Mormón lo hicieron.
Como lo han señalado Joseph Fielding McConkie y Robert Millet, “La nación de Israel fue formada por Dios con un profeta, escogido por Él, para que estuviera a la cabeza. La ley de Moisés, que gobernó a la nación, fue dada por revelación y solamente podía ser modificada de la misma manera. Fue por un propósito divino que Israel siempre fue guiado por profetas”.21 Lo mismo es cierto el día de hoy.
Mark Alan Wright, “Nephite Daykeepers: Ritual Specialists in Mesoamerica and the Book of Mormon“, en Ancient Temple Worship: Proceedings of the Expound Symposium, 14 May 2011, ed. Matthew B. Brown, Jeffrey M. Bradshaw, Stephen D. Ricks y John S. Thompson (Salt Lake City y Orem, UT: Eborn Books e Interpreter Foundation, 2014), 244–246.
John W. Welch, “The Calling of Lehi as a Prophet in the World of Jerusalem“, en Glimpses of Lehi’s Jerusalem, ed. John W. Welch, David Rolph Seely y Jo Ann H. Seely (Provo: FARMS, 2004), 421–448.
Steven C. Walker, “Seer“, en The Encyclopedia of Mormonism, ed. Daniel H. Ludlow (New York, NY: Macmillan, 1992), 3:1292–1293.
1. Véase DyC 1:38; 21:4-5; 43:2; 68:3-4.
2. Véase DyC 20:21-26; Mosíah 13:33.
3. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué enseña el Libro de Mormón sobre los profetas?(Helamán 13:4)“, KnoWhy 284 (4 de enero de 2018).
4. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Cómo llamaba Dios a profetas en la antigüedad?(1 Nefi 15:8)“, KnoWhy 17 (20 de enero de 2017); Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué hay simbolismos del templo en Helamán 10? (Helamán 10:8)“, KnoWhy 181 (11 de agosto de 2017).
5. Para conocer más sobre esto, véase John W. Welch, “The Calling of a Prophet“, en First Nephi, The Doctrinal Foundation, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1988), 35–54. Véase también Blake T. Ostler, “The Throne-Theophany and Prophetic Commission in 1 Nephi: A Form-Critical Analysis“, BYU Studies 26/4 (1986): 67–95, John W. Welch, “The Calling of Lehi as a Prophet in the World of Jerusalem“, en Glimpses of Lehi’s Jerusalem, ed. John W. Welch, David Rolph Seely y Jo Ann H. Seely (Provo: FARMS, 2004), 421–448.
6. Hugh Nibley, The Prophetic Book of Mormon, The Collected Works Hugh Nibley, Volume 8 (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1989), 12.
7. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué hay simbolismos del templo en Helamán 10? (Helamán 10:8)”, KnoWhy 181 (11 de agosto de 2017).
8. Para conocer más sobre esto, véase Mark Alan Wright, “‘According to Their Language, unto Their Understanding’: The Cultural Context of Hierophanies and Theophanies in Latter-day Saint Canon“, Studies in the Bible and Antiquity 3 (2011): 51–65.
9. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué el Señor le habla a los hombres ‘de acuerdo con el idioma de ellos’? (2 Nefi 31:3)“, KnoWhy 258 (28 de noviembre de 2017).
10. Para conocer dos ejemplos importantes sobre esto, véase Rodney Turner, “Two Prophets: Abinadi and Alma”, en The Book of Mormon, Part 1: 1 Nephi to Alma 29, ed. Kent P. Jackson, Studies in Scripture: Volume 7 (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1987), 240–259.
11. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Los profetas precristianos sabían acerca de Cristo? (1 Nefi 10:17)“, KnoWhy 12 (14 de enero de 2017).
12. Daniel Boyarin, The Jewish Gospels: The Story of the Jewish Christ (New York, NY: The New Press, 2012), 158.
13. Boyarin, The Jewish Gospels , 158.
14. Véase, por ejemplo, 1 Samuel 9:11, 19; 2 Samuel 15:27; 2 Reyes 17:13; Miqueas 3:7; Amós 7:12; Isaías 30:10.
15. Véase, por ejemplo, Marc G. Blainey, “Techniques of Luminosity: Iron-Ore Mirrors and Entheogenic Shamanism among the Ancient Maya”, en Manufactured Light: Mirrors in the Mesoamerican Realm, ed. Emiliano Gallaga M. y Marc G. Blainey (Boulder, CO: University Press of Colorado, 2016), 179–206, y John J. McGraw, “Stones of Light: The Use of Crystals in Maya Divination”, en Manufactured Light, 207–227.
16. Mark Alan Wright, “Nephite Daykeepers: Ritual Specialists in Mesoamerica and the Book of Mormon“, en Ancient Temple Worship: Proceedings of the Expound Symposium, 14 May 2011, ed. Matthew B. Brown, Jeffrey M. Bradshaw, Stephen D. Ricks, y John S. Thompson (Salt Lake City y Orem, UT: Eborn Books e Interpreter Foundation, 2014), 245.
17. Brant A. Gardner, Second Witness: Analytical and Contextual Commentary on the Book of Mormon, 6 vols. (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2007), 4:149.
18. Véase John S. Henderson, The World of the Ancient Maya, 2nd edition (Ithaca, NY: Cornell University Press, 1997), 46.
19. Joseph Fielding McConkie, “Priesthood among the Nephites”, Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 656.
20. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué razón es un vidente mayor que un profeta? (Mosíah 8:15)“, KnoWhy 86 (18 de abril de 2017).
21. Joseph Fielding McConkie y Robert L. Millet, Doctrinal Commentary on the Book of Mormon, 4 vols. (Salt Lake City, UT: Bookcraft, 1987–1992), 2:270.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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