Mansos y Humildes de Corazón

Mansos y Humildes de Corazón

Mansos y Humildes de Corazón

septiembre 26, 2018
Post contribuido por: Jesús Inda

 

En el Nuevo Testamento aprendemos del joven rico que se acercó a Jesús y le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?” ( Mateo 19:16 ). El Señor le mandó que guardara los mandamientos y luego le dio un requisito que se adaptaba a sus necesidades y circunstancias específicas: “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Y al oír el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones”.

Amulek tuvo una respuesta diferente a la del joven rico. Él era un hombre trabajador y próspero que tenía muchos parientes y amigos. Mencionó que fue llamado muchas veces pero no quiso hacer caso y no quería saber. Siendo una persona buena, lo distraían las preocupaciones mundanas, al igual que el joven rico que describe el Nuevo Testamento.

Sin embargo, Amulek obedeció la voz de un ángel, recibió al profeta Alma y le proporcionó alimento. Despertó espiritualmente y fue llamado a predicar el evangelio abandonando“todo su oro, su plata y sus objetos preciosos que se hallaban en la tierra de Ammoníah, por la palabra de Dios; y había sido rechazado por los que antes eran sus amigos, y también por su padre y sus parientes”.

 

¿Cuál es la diferencia entre las respuestas del joven rico y Amulek?

 

Pahorán

Después de un intercambio de epístolas entre Moroni y Pahorán, quien era el juez superior y gobernador de la tierra, Moroni le escribió con un sentido de “reprobación” acusándolo de desidia, pereza y negligencia.

Pahorán pudo haberse enojado con Moroni por sus acusaciones incorrectas, pero no lo hizo. Respondió compasivamente y explicó sobre la rebelión contra el gobierno que Moroni desconocía. Pahorán menciona: “… me has censurado en tu epístola, pero no importa; no estoy enojado, antes bien, me regocijo en la grandeza de tu corazón” ( Alma 61:2, 9 ).

 

¿A qué se debe la respuesta mesurada de Pahorán a las acusaciones de Moroni?

 

Presidente Russell M. Nelson y Henry B. Eyring

En la conferencia de octubre de 2017, el presidente Thomas S. Monson nos invitó a estudiar, reflexionar y aplicar las verdades que se encuentran en el Libro de Mormón. El presidente Nelson dijo: “… he procurado seguir su consejo. Entre otras cosas, he hecho listas de lo que es el Libro de Mormón, lo que afirma, lo que refuta, lo que cumple, lo que aclara y lo que revela. ¡Contemplar el Libro de Mormón a través de esas lentes ha sido un ejercicio esclarecedor e inspirador! Se lo recomiendo a cada uno de ustedes”. El presidente Henry B. Eyring hizo hincapié en la importancia de la solicitud del presidente Monson: “… he leído el Libro de Mormón todos los días durante más de 50 años, por lo que hubiera sido razonable pensar que las palabras del presidente Monson iban dirigidas a otra persona. Sin embargo, al igual que muchos de ustedes, sentí que la exhortación y la promesa del profeta me invitaban a hacer un esfuerzo mayor…

“El feliz resultado para mí, y para muchos de ustedes, ha sido lo que el profeta prometió”

 

¿A qué se deben las respuestas inmediatas y sinceras de esos dos líderes de la iglesia del Señor a la invitación del presidente Monson?

 

Muchos atributos y experiencias condujeron a la madurez espiritual de estos grandes hombres, pero el Salvador y sus profetas han destacado una cualidad esencial que necesitamos comprender más plenamente y que debemos esforzarnos por incorporar en nuestras vidas.

 

La mansedumbre

 

El Salvador se describe a sí mismo de la siguiente manera: “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas” ( Mateo 11:29 ). Cristo eligió recalcar la mansedumbre entre todos los atributos y virtudes que pudo haber seleccionado.

El élder Bernard explica que la “mansedumbre es un atributo que caracteriza al Redentor y se distingue por una justa receptividad, una sumisión voluntaria y un firme autocontrol”.

Amulek se sometió voluntariamente a la voluntad de Dios, aceptando el llamado de predicar el evangelio y dejar sus comodidades y a sus familiares. Pahorán fue bendecido con perspectiva y un firme autocontrol para actuar en lugar de reaccionar mientras explicaba a Moroni los desafíos que surgían de una rebelión contra el gobierno.

“Una persona mansa no se ofende fácilmente, no es presumida ni dominante y reconoce fácilmente los logros de los demás”, “una característica distintiva de la mansedumbre es la receptividad espiritual particular para aprender del Espíritu Santo, así como de las personas que puedan parecer menos capaces, experimentadas o educadas, o que quizás no ocupen puestos importantes, o que de alguna manera no parezcan tener mucho que aportar”.

“La mansedumbre es la protección principal contra la orgullosa ceguera que suele surgir de la prominencia, de la posición, del poder, de la riqueza y de la adulación”.

 

 

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