Cuando Alma visitó la ciudad de Gedeón, estaba contento de encontrar que el pueblo vivía en rectitud (Alma 7:5-6, 17-20). Debido a su rectitud, a Alma le fue permitido compartir con ellos verdades importantes acerca del sacrificio expiatorio del Salvador las cuales no había compartido en Zarahemla.
Alma inició enseñando acerca del nacimiento del Hijo de Dios (Alma 7:10),1 y luego enseñó que el Salvador iría “sufriendo dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases; y esto para que se cumpla la palabra que dice: Tomará sobre sí los dolores y las enfermedades de su pueblo (Alma 7:11, énfasis añadido). Tal como se ve en español, la traducción en inglés parece indicar que Alma había estado citando o aludiendo a Isaías 53:4, que con más precisión habla de los “dolores” y “enfermedades” en hebreo, en lugar de “griefs” (pesares) y “sorrows” (tristezas) como se encuentra en la Biblia King James. O sea, las palabras de Alma en la traducción original al inglés del Libro de Mormón se apegan más al hebreo que la versión de la Biblia que tenía José Smith.2
Cuando Alma testificó del Salvador, organizó sus pensamientos en un quiasmo—una forma literaria donde las palabras clave, frases o ideas se repiten en orden inverso.
A Y él saldrá, sufriendo dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases;
B y esto para que se cumpla la palabra que dice: Tomará sobre sí los dolores y las enfermedades de su pueblo.
C Y tomará sobre sí la muerte, para soltar las ligaduras de la muerte que sujetan a su pueblo;
D y sus debilidades tomará él sobre sí,
E para que sus entrañas sean llenas de misericordia,
F según la carne,
F a fin de que según la carne
E sepa cómo socorrer a los de su pueblo,
D de acuerdo con las debilidades de ellos.
C Ahora bien, el Espíritu sabe todas las cosas; sin embargo, el Hijo de Dios padece según la carne,
B a fin de tomar sobre sí los pecados de su pueblo,
A para borrar sus transgresiones según el poder de su liberación; y he aquí, este es el testimonio que hay en mí (Alma 7:11–13).3
Dominio de la Doctrina Alma 7:11-13 Infográfico por Book of Mormon Central
El centro es típicamente la parte más importante de un quiasmo, por lo tanto, este patrón enfatiza el hecho de que el Salvador sufriría todo esto “según la carne”. Alma describió la expiación en términos intensamente físicos. Su lista completa de cosas que Cristo tomaría sobre sí mismo está compuesta en gran parte de sufrimiento físico: dolores, enfermedades y muerte. Pero Alma también incluyó la forma crucial y espiritual del sufrimiento: tentaciones, pecados y transgresiones.
El entendimiento de Alma sobre el sacrificio expiatorio de Cristo se basó tanto en su lectura de las Escrituras (específicamente Isaías) como en el conocimiento personal revelado por el Espíritu Santo (Alma 7:9, 26). Esto establece un ejemplo para los lectores de hoy, que también pueden aprender verdades eternas a través del estudio de las Escrituras y la revelación personal.
La opción inspirada de Alma de compartir esta información solo con aquellos a quienes él sintió por el Espíritu que estaban mejor preparados espiritualmente también enseña un principio importante: “No deis lo santo a los perros ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos” (Mateo 7:6).
Con respecto a las enseñanzas de Alma sobre Cristo, su uso de quiasmos deja claro que la naturaleza mortal de Cristo —la “carne”— fue una parte esencial de Su expiación. Fue Su naturaleza mortal que le permitió sufrir en el Getsemaní y soportar la muerte en Gólgota. Pero Alma también pensó que la misma experiencia mortal de Cristo —la experiencia de sufrir “dolores, aflicciones y tentaciones” de la mortalidad— fue un aspecto importante en Su sacrificio expiatorio.4
Este aspecto de Su expiación le permitió ser misericordioso y socorrer a todos los que vienen a Él durante sus propios momentos de sufrimiento. El élder Dallin H. Oaks enseñó recientemente:
La expiación del Salvador hace más que garantizarnos la inmortalidad mediante una resurrección universal y nos brinda la oportunidad de ser limpios del pecado por medio del arrepentimiento y del bautismo. Su expiación también nos brinda la oportunidad de acudir a Él, quien ha sufrido todas las dolencias de la vida terrenal, para darnos la fuerza a fin de sobrellevar las cargas de esta vida. Él conoce nuestra angustia y desea ayudarnos”.5
El élder David A. Bednar enseñó de manera similar:
[E]l Salvador ha sufrido no solo por nuestros pecados e iniquidades, sino también por nuestras angustias y dolores físicos, nuestras debilidades y faltas, temores y frustraciones, desilusiones y desánimo, pesares y remordimientos, desesperanza y desesperación, por las injusticias y desigualdades que experimentamos, y las angustias emocionales que nos acosan”.
El élder Bednar concluyó: “No hay dolor físico, no hay herida espiritual, no hay angustia de alma, pena, enfermedad ni debilidad que ustedes y yo afrontemos en la vida terrenal que el Salvador no haya experimentado primero”.6
Élder Dallin H. Oaks, “Fortalecidos por la expiación de Jesucristo”, Liahona, Noviembre 2015, 61–64.
Élder David A. Bednar, “Soportar sus cargas con facilidad”, Liahona, Mayo 2014, 87–90.
1. Algunos han criticado al Libro de Mormón porque dice que Cristo nacería “en Jerusalén, que es la tierra de nuestros antepasados” (Alma 7:10).Para responder a esto, véase Hugh Nibley, Lehi in the Desert/The World of the Jaredites/There Were Jaredites, The Collected Works of Hugh Nibley, Volume 5 (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1988), 6–7; Hugh Nibley, An Approach to the Book of Mormon, The Collected Works of Hugh Nibley, Volume 6 (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1988), 100–102; Robert F. Smith, “The Land of Jerusalem: Place of Jesus’s Birth”, en Reexploring the Book of Mormon: A Decade of New Research, ed. John W. Welch (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1992), 170–172; Gordon C. Thomasson, “Revisiting the Land of Jerusalem”, en Pressing Forward with the Book of Mormon: The FARMS Updates of the 1990s, ed. John W. Welch y Melvin J. Thorne (Salt Lake City y Provo, UT), 139–141; Daniel C. Peterson, Matthew Roper y William J. Hamblin, “On Alma 7:10 and the Birth Place of Christ”, (FARMS Transcripts, 1995); Daniel C. Peterson, “Chattanooga Cheapshot, or the Gall of Bitterness”, Review of Books on the Book of Mormon 5, no. 1 (1993): 62–78.
2. Véase Thomas A. Wayment, “The Hebrew Text of Alma 7:11”, Journal of Book of Mormon Studies 14, no. 1 (2005): 98–103, 130. Véase también Monte S. Nyman, Book of Mormon Commentary, 6 vols. (Orem, UT: Granite Publishing, 2003), 3:90. Brant A. Gardner, Second Witness: Analytical and Contextual Commentary on the Book of Mormon, 6 vols. (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2007), 4:129 probablemente se refería a Isaías 53, pero en su lugar dijo Isaías 14, confundiéndolo aparentemente con Mosíah 14, que es el capítulo donde Abinadí cita a Isaías 53.
3. Adaptado de Donald W. Parry, Poetic Parallelisms in the Book of Mormon: The Complete Text Reformatted (Provo, UT: Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2007), 241.
4. Nyman, Book of Mormon Commentary, 3:85, 90–91; Joseph Fielding McConkie y Robert L. Millet, Doctrinal Commentary on the Book of Mormon, 4 vol. (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1987–1992), 3:57.
5. Élder Dallin H. Oaks, “Fortalecidos por la expiación de Jesucristo”, Liahona, Noviembre 2015, 64.
6. Élder David A. Bednar, “Soportar sus cargas con facilidad”, Liahona, Mayo 2014, 87–90.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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