Nefi profetizó que después de que el Libro de Mormón apareciera a los gentiles, “habrá muchos que creerán las palabras que estén escritas” (2 Nefi 30:3). Esta profecía comenzó a cumplirse casi inmediatamente después de que se publicó el Libro de Mormón y los misioneros comenzaron a compartirlo por todo el mundo.
En junio de 1830, José Smith apartó a su hermano menor, Samuel, como el “primer misionero de la Iglesia oficialmente llamado”.1 Cuando era adolescente, Samuel se reunía con su familia para escuchar las historias de José sobre las planchas de oro y el ángel Moroni.2 Más adelante se convirtió en uno de los Ocho Testigos del Libro de Mormón y tuvo el privilegio de ver las planchas y sostenerlas por sí mismo (Véase El Testimonio de Ocho Testigos).
Con estos antecedentes en mente, no es de sorprenderse que el testimonio de Samuel y la distribución del Libro de Mormón hayan sido un papel clave en su éxito como misionero.3 Aunque Samuel “no bautizó a nadie y compartió solo unas pocas copias del Libro de Mormón”, esas pocas copias condujeron a las conversiones de los futuros líderes de la Iglesia, como Brigham Young y Heber C. Kimball. Y a su vez, estos hombres fueron instrumentos en la conversión de miles.4
¿Qué es lo que tenía el Libro de Mormón que conmovió tanto a estos primeros conversos? Parley P. Pratt, uno de los doce apóstoles originales de esta dispensación, recordó: “Mientras leía, el espíritu del Señor estaba sobre mí, y supe y comprendí que el libro era verdadero, tan claro y manifiestamente como un hombre comprende y sabe que él existe”.5 Ezra Thayer, que era en un principio bastante escéptico hacia el libro, recordó que cuando abrió por primera vez sus páginas recibió “una impresión con tan exquisita alegría que ninguna pluma puede escribir y ninguna lengua puede expresar”.6
Muchos otros de los primeros conversos expresaron sentimientos similares.7 Para ellos, el libro transmitió el Espíritu del Señor y actuó como una señal del llamado profético de José Smith. Tal como Casey P. Griffiths ha explicado, “no es una exageración decir que para los primeros santos la salida a luz del libro trascendió la teología; su existencia fue un testimonio de la existencia de Dios y la prueba de una nueva revelación en los tiempos modernos”.8
Sin embargo, el Libro de Mormón tenía más que ofrecer de lo que se dieron cuenta muchos miembros pioneros de la Iglesia. En 1832, José Smith recibió Doctrina y Convenios 84, que declaraba que los miembros de la Iglesia permanecerán bajo condenación hasta que se arrepintieran y “recuerden el nuevo convenio, a saber, el Libro de Mormón y… obrar de acuerdo con lo que he escrito” (v. 57). Implícita en esta reprimenda divina está la verdad de que el contenido del Libro de Mormón es fundamentalmente importante para la Iglesia de varias maneras.9
En el siglo XX, los líderes de la Iglesia aumentaron constantemente su enfoque y énfasis en el Libro de Mormón en los ámbitos de la educación de la Iglesia, la edificación espiritual y la obra misional.10 Sin embargo, fue principalmente a través de las inspiradas enseñanzas del presidente Ezra Taft Benson que el libro ha alcanzado el nivel de prioridad que actualmente tiene entre los Santos de los Últimos Días. Según Griffiths, a través de los esfuerzos del presidente Benson, “el Libro de Mormón resurgió como la principal herramienta para la conversión”.11 Este esfuerzo ha continuado por los sucesores proféticos del presidente Benson,12 y hoy el Libro de Mormón juega un papel sin precedentes al traer personas a Cristo y a Su Iglesia restaurada.
Comprender este contexto histórico puede ayudar a los lectores de hoy a apreciar mejor y utilizar el Libro de Mormón como una herramienta misional. Predicad Mi Evangelio, el manual oficial de la Iglesia perteneciente a la obra misional, establece que “[u]na parte esencial de la conversión es recibir el testimonio del Espíritu Santo de que el Libro de Mormón es verdadero”.13 Además declara que el “Libro de Mormón, combinado con el Espíritu, es el instrumento más poderoso que usted tiene para la conversión” y que debería ser la “fuente principal de enseñanza del Evangelio restaurado”.14
Aunque su traducción milagrosa es una señal importante de la Restauración, el Libro de Mormón contiene una abundante cantidad de información sobre la obra misional.15 Describe patrones inspirados del servicio misional,16 muestra cómo los misioneros deben prepararse para su servicio,17 y describe a los mensajeros llamados divinamente que testifican de manera efectiva en compañerismos.18 Sus mensajes inspirados ayudan a los Santos de los Últimos Días a saber qué enseñar, cómo enseñar y por qué deberían enseñar el Evangelio de Jesucristo.19 Además, agrega contextos narrativos, poderosos ejemplos de rectitud,20 y verdades adicionales de los mandamientos dados a los misioneros que se encuentran en Doctrina y Convenios.21
En 1988, el presidente Benson declaró: “Ya ha quedado muy atrás el tiempo en que debía haberse inundado profusamente la tierra con el Libro de Mormón…. Tenemos el Libro de Mormón, tenemos los miembros, tenemos los misioneros, tenemos los medios, y el mundo tiene la necesidad. ¡El momento es ahora!”22
Esta declaración debería resonar hoy más fuerte que nunca, ya que los recursos para compartir este volumen sagrado ahora son casi ilimitados.23 Para muchos lectores, el texto completo del Libro de Mormón cabe fácilmente en el dispositivo electrónico en su bolsillo. Pueden viajar con ellos a donde quiera que vayan, y pueden compartir sus verdades sagradas a través de un número creciente de aplicaciones de redes sociales.24
Cuando Samuel Smith comenzó su misión, no había un centro de capacitación misional para enseñarle, ningún presidente de misión que lo dirigiera, y ningún compañero mayor para ser su tutor. Todo lo que él tenía, cuando iba “solo, caminando hasta los pueblos próximos a Palmyra, Nueva York”, era una “mochila repleta de ejemplares del recién impreso Libro de Mormón”.25 A pesar de todo, el poder de conversión de solo unas pocas copias compartidas del Libro de Mormón llevó a miles al Evangelio restaurado de Jesucristo.
A la luz de la capacidad cada vez mayor de compartir con el mundo esta escritura que cambia vidas, el presidente Benson declaró: “Si a los primeros santos se les reprendió por tratar el Libro de Mormón a la ligera, ¿acaso estamos nosotros bajo menor condenación si hacemos lo mismo?”.26 En otro discurso, él enseñó que “Dios nos hará responsables si no damos a conocer el Libro de Mormón de un modo monumental”.27 Considerando la gran responsabilidad misional que acompaña tener un testimonio del Libro de Mormón, es imperativo “que cada uno de nosotros… aproveche al máximo [su] poder [transformador]”.28
Casey Paul Griffiths, “The Book of Mormon among the Saints: Evolving Use of the Keystone Scripture,” en The Coming Forth of the Book of Mormon: A Marvelous Work and a Wonder, ed. Dennis L. Largey, Andrew H. Hedges, John Hilton III y Kerry Hull (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University, 2015), 199–226.
Predicad Mi Evangelio: Una guía para el servicio misional (Salt Lake City, UT: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 2004), 107-110, en línea en lds.org.
Ryan Carr, “El primer misionero Santo de los Últimos Días,” Liahona, Septiembre 2004, en línea en lds.org.
Ezra Taft Benson, “Tenemos que inundar la tierra con el Libro de Mormón,” Liahona, Enero 1989.
1. Ryan Carr, “El primer misionero Santo de los Últimos Días“, Liahona, Septiembre 2004, en línea en lds.org.
2. Estos eventos fueron recordados a detalle por William Smith, un hermano menor de José y Samuel. Véase Richard Lloyd Anderson, “The Trustworthiness of Young Joseph Smith“, Improvement Era 73, no. 10 (1970): 83–84; Kyle R. Walker, William B. Smith: In the Shadow of the Prophet (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2015), 41–62.
3. Cuando Samuel entregó el Libro de Mormón como regalo a Rhoda Young Green (la hermana de Brigham Young), él le dijo a ella que debería “pedirle a Dios, cuando lo leyera, por un testimonio de la verdad de lo que había leído, y ella recibiría el Espíritu de Dios, que le permitiría discernir las cosas de Dios”. History, 1838–1856, 1 May 1844–8 August 1844, p. 289, en línea en josephsmithpapers.org.
4. Véase Carr, “El primer misionero Santo de los Últimos Días“, en línea en lds.org. Para más información sobre Samuel Smith, véase, LaRene Porter Gaunt y Robert A. Smith, “Samuel H. Smith: Faithful Brother of Joseph and Hyrum“, Ensign , August 2008, 44–51, en línea en lds.org.
5. Parley P. Pratt, The Autobiography of Parley Parker Pratt, ed. Parley Parker Pratt (New York, NY: Russell Brothers, 1874), 38. Para más información sobre el papel del Libro de Mormón en la conversión de Parley P. Pratt, véase Terryl L. Givens y Matthew J. Grow, Parley P. Pratt: The Apostle Paul of Mormonism (New York, NY: Oxford University Press, 2011), 27–29.
6. “Testimony of Brother E. Thayre Concerning the Latter Day Work,” True Latter Day Saints’ Herald 3, no. 4 (1862): 79–80. Véase también, Matthew McBride, “Ezra Thayer: de escéptico a creyente,” Revelaciones en Contexto, Diciembre 12, 2012, en línea en history.lds.org.
7. Véase Casey Paul Griffiths, “The Book of Mormon among the Saints: Evolving Use of the Keystone Scripture,” en The Coming Forth of the Book of Mormon: A Marvelous Work and a Wonder, ed. Dennis L. Largey, Andrew H. Hedges, John Hilton III y Kerry Hull (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University, 2015), 202; Lisa Olsen Tait, “‘Abandono cualquier otro asunto’: Los primeros misioneros”, Revelaciones en Contexto, Abril 10, 2015, en línea en history.lds.org.
8. Griffiths, “The Book of Mormon among the Saints,” 207.
9. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Fue utilizado el Libro de Mormón como el primer manual administrativo de la iglesia? (3 Nefi 27:21-22)”, KnoWhy 72 (Marzo 30, 2017); “¿Por qué el Señor citó el Libro de Mormón cuando se restableció la Iglesia? (3 Nefi 11:24)“, KnoWhy 282 (Enero 2, 2018).
10. Griffiths, “The Book of Mormon among the Saints”, 210-216. Véase también, Noel B. Reynolds, “The Coming Forth of the Book of Mormon in the Twentieth Century“, BYU Studies 38, no. 2 (1999): 6–47.
11. Griffiths, “The Book of Mormon among the Saints,” 218.
12. Griffiths, “The Book of Mormon among the Saints”, 218-219.
13. Predicad Mi Evangelio: Una guía para el servicio misional (Salt Lake City, UT: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 2004), 103, en línea en lds.org.
14. Predicad Mi Evangelio: Una guía para el servicio misional, 108, 116.
15. Véase C. Robert Line, “‘With Power and Authority of God’: Principles of Missionary Success,” en Living the Book of Mormon: Abiding by Its Precepts , ed. Gaye Strathearn y Charles Swift (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University, 2007), 211–222.
16. Véase Mosíah 11; 18; Alma 4-15; 31-34; Helamán 6; 3 Nefi 27:1.
17. Véase Jacob 1:17; Alma 5:46; Alma 8:26; Alma 17:2-4, 19.
18. Véase 2 Nefi 1:1; Alma 10:12; Helamán 5:17-52.
19. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué es la doctrina de Cristo? (2 Nefi 31:21)”, KnoWhy 58 (Marzo 13, 2017).
20. Para una discusión sobre el énfasis del texto en la teología narrativa, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Cuál fue el propósito de Mormón en escribir el Libro de Mormón? (Mormón 5:14)”, KnoWhy 230 (Octubre 19, 2017).
21. Véase Ezra Taft Benson, “El Libro de Mormón y Doctrina y Convenios“, Liahona, Enero 2005, en línea en lds.org.
22. Ezra Taft Benson, “Tenemos que inundar la tierra con el Libro de Mormón“, Liahona, Enero 1989.
23. Véase Dieter F. Uchtdorf, “A la espera en el camino a Damasco“, Liahona, Mayo 2011, 76, en línea en lds.org: “Con tantos medios de comunicación social y una variedad de aparatos más o menos útiles a nuestra disposición, el compartir las buenas nuevas del Evangelio es más fácil y sus efectos tienen mucho más alcance que nunca”.
24. Véase “Compartir el Evangelio en línea” en línea en lds.org.
25. Carr, “El primer misionero Santo de los Últimos Días“, en línea en lds.org.
26. Ezra Taft Benson, “El Libro de Mormón: La [piedra] clave de nuestra religión“, Liahona, Octubre 2011, en línea en lds.org.
27. Benson, “Tenemos que inundar la tierra con el Libro de Mormón”.
28. LeGrand R. Curtis Jr., “Hay poder en el libro“, Liahona, Noviembre 2016, 68, en línea en lds.org.
Traducido por Central del Libro de Mormón
Construimos una fe duradera en Jesucristo al hacer que el Libro de Mormón sea accesible, comprensible y defendible para todo el mundo.
Copyright 2017-2022 Book of Mormon Central: A Non-Profit Organization. All Rights reserved. Registeres 501(c)(3).EIN:20-5294264