Nefi declaró que “todos son iguales ante Dios, tanto los judíos como los gentiles”. Este comentario proviene del último discurso registrado de Nefi a su pueblo, y probablemente habría sido impactante para ellos. La mayoría de las personas en el antiguo Cercano Oriente, de donde eran Nefi y sus hermanos, suponían que cada nación tenía su propio dios, y que cada dios solo se preocupaba por su propio pueblo (Jueces 11:24).1
Naamán, el capitán sirio que Eliseo sanó, pensó que solo podía adorar a Jehová en tierra israelita, literalmente. Cargó dos de sus mulas con tierra israelita, para que aún así pudiera adorar a Jehová cuando llegara a casa (2 Reyes 5:17). Mucha gente en Jerusalén durante ese tiempo pensaba que Dios protegería a Jerusalén simplemente porque era donde estaban su pueblo y su templo (Jeremías 7:4).2 En contraste, 2 Nefi 26:33 muestra que Dios valora y ama a todos Sus hijos.
Dominio de la Doctrina 2 Nefi 26:33 Infográfico por Book of Mormon Central
Nefi aludió a Isaías mientras enseñaba este principio. En 2 Nefi 26:25, el Señor dijo: “Venid a mí, vosotros, todos los extremos de la tierra, comprad leche y miel sin dinero y sin precio”. Esto es muy similar a Isaías 55:1: “Oh los sedientos, ¡Venid a las aguas! Y los que no tienen dinero, ¡venid, comprad y comed! Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche”.3
Isaías 55:5 aclara que esta invitación está abierta a todos, tanto a judíos como a gentiles: “He aquí, llamarás a nación que no conoces, y naciones que no te conocieron correrán a ti, por causa de Jehová tu Dios, y del Santo de Israel, que te ha honrado”.4 Este versículo de Isaías muestra que cuando Dios “invita a todos ellos a que vengan a él”, los gentiles “correrán” para aprovechar la oferta.
En el antiguo Cercano Oriente, era común que los reyes de un país se hicieran cargo de los países vecinos. Cuando hacían esto, simplemente ordenaban a las personas que habían conquistado a cumplir ciertas condiciones.5 Cuando los sujetos cumplían estas condiciones, se les consideraba miembros leales del imperio, independientemente de su origen o apariencia.6 Este versículo recuerda a todo aquel que lo lee que Dios le da un gran valor, no a su origen étnico o nacional, sino a toda aquella persona que guarda las condiciones que Él ha establecido para ser parte de su reino. Cualquiera que cumpla con las condiciones que Dios ha establecido es parte del reino de Dios.7
Sin embargo, si a Dios no le importa de dónde o de qué etnia es alguien, entonces ¿qué es lo importante para Él? Él solo desea que las personas hagan lo que Él pide.8 Nefi culminó en el versículo 33 al mandar a las personas lo que deberían hacer y al enumerar las iniquidades que las personas no deben cometer (2 Nefi 26:24-32). Él ordena a todas las personas a “particip[ar] de su salvación” (v. 24), a venir a él (v. 25), a “persuad[ir] a todos los hombres a que se arrepientan” (v. 27), a “particip[ar] de su bondad” (v. 28), para buscar “el bien de Sion” y no para buscar “lucro y alabanza del mundo” (v. 29), y para que todos “tengan caridad” (v. 30).
Nefi luego dio una lista de admoniciones adicionales, que de alguna manera hacen referencia a los Diez Mandamientos, pero se expresan con una actitud amable y amonestadora: “Y además, el Señor Dios ha mandado a los hombres no cometer homicidio; no mentir; no robar; no tomar el nombre del Señor su Dios en vano; no envidiar; no tener malicia; no contender unos con otros; no cometer fornicaciones; y no hacer ninguna de estas cosas” (2 Nefi 26:32).
Luego declaró que “ninguna de estas iniquidades viene del Señor” (2 Nefi 26:33). Esta lista de iniquidades es lo que la gente necesita rechazar si quiere ser como Dios, el cual “hace lo que es bueno entre los hijos de los hombres”. Rechazar estos vicios y volverse más como Dios es la manera en que todas las personas, unidas y libres, hombres y mujeres, puedan “[venir] a él y particip[ar] de su bondad”. Dios aceptará y bendecirá a cualquiera que haga esto, sin importar de dónde sea o cuál sea su apariencia.9
Dios ama a cada uno de Sus hijos perfectamente e invita a todos a venir a Él, y de esta manera todos son iguales ante Él.10 Esto es central para el carácter de Dios. Él no es como los dioses falsos de otros países que solo se preocupaban por su propio pueblo.11 Incluso con sus diferencias, Dios ama a todos en la tierra y quiere que todos guarden sus mandamientos y se unan a él. Esto es el punto principal del mensaje que Nefi dirigía a su pueblo. Estaba mostrando a sus hermanos que Cristo “se manifiesta por el poder del Espíritu Santo a cuantos en él creen; sí, a toda nación, tribu, lengua y pueblo… según su fe” (2 Nefi 26:13).
En un mundo donde algunas personas odian a otras por su apariencia, el idioma que hablen o su país de origen, las palabras de Nefi le recuerdan al lector moderno del amor de Dios.12 Cristo “ama al mundo, al grado de dar su propia vida para traer a todos los hombres a él. Por tanto, a nadie manda él que no participe de su salvación” (2 Nefi 26:24). Él no exclama a nadie, “diciendo: [¿]Apártate de mí? He aquí, os digo que no; antes bien, dice: Venid a mí, vosotros, todos los extremos de la tierra, comprad leche y miel sin dinero y sin precio” (v. 25). Él ha hecho la salvación abierta y “gratuitamente para todos los hombres” (v. 27) y las mujeres. Simplemente le pide a su pueblo que tenga caridad y que “persuada a todos los hombres a que se arrepientan” (v. 27).
El élder Patrick Kearon dijo: “Debemos tomar una postura contra la intolerancia y defender el respeto y el entendimiento entre las culturas y tradiciones”.13 Esto es lo que Nefi también enseñó. Dios ama a todos, sin importar de dónde son, cómo son o qué idioma hablan. Si las personas desean ser como Él, deben hacer lo mismo.
Linda K. Burton, “‘Fui forastero’,” Liahona, abril 2016, 13–15.
Patrick Kearon, “Refugio de la tempestad”, Liahona, abril 2016, pág. 111-113.
El presidente Gordon B. Hinckley, “La necesidad de más bondad“, Liahona , abril 2006, en línea en lds.org .
1. Mark S. Smith, The Early History of God: Yahweh and Other Deities in Ancient Israel, 2nd ed. (Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans, 2002), 60–61.
2. A. R. Pete Diamond, “Jeremiah,” en Eerdmans Commentary on the Bible, ed. James D. G. Dunn y John W. Rogerson (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 2003), 562.
3. S. Michael Wilcox, “Nephi’s Message to the ‘Gentiles’,” in Second Nephi, The Doctrinal Structure, ed. Monte S. Nyman and Charles D. Tate Jr., The Book of Mormon Symposium Series, Volume 3 (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1989), 280.
4. Margaret Barker, “Isaiah,” en Eerdmans Commentary, 535.
5. James L. Kugel, How to Read the Bible: A Guide to Scripture, Then and Now (New York, NY: Free Press, 2007), 426.
6. Kugel, How to Read the Bible, 426.
7. Kugel, How to Read the Bible, 426; Jon D. Levenson, Sinai & Zion: An Entry into the Jewish Bible (New York, NY: HarperOne, 1987).
8. Joseph Fielding McConkie y Robert L. Millet, Doctrinal Commentary on the Book of Mormon, 4 vols. (Salt Lake City, UT: Bookcraft, 1987–1992), 1:312.
9. McConkie y Millet, Doctrinal Commentary, 1:308.
10. Documento de base sobre el Dominio de la doctrina (Salt Lake City, UT: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 2016), en línea en lds.org.
11. Hugh Nibley, The Prophetic Book of Mormon, The Collected Works Hugh Nibley, Volume 8 (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1989), 529.
12. Brant A. Gardner, Second Witness: Analytical and Contextual Commentary on the Book of Mormon, 6 vols. (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2007), 2:373.
13. Patrick Kearon, ” Refugio de la tempestad “, Liahona , abril 2016, pág. 111.
Traducido por Central del Libro de Mormón
Construimos una fe duradera en Jesucristo al hacer que el Libro de Mormón sea accesible, comprensible y defendible para todo el mundo.
Copyright 2017-2022 Book of Mormon Central: A Non-Profit Organization. All Rights reserved. Registeres 501(c)(3).EIN:20-5294264