Aunque la fe desempeña un importante papel narrativo y doctrinal en muchas historias del Libro de Mormón, Éter 12 ofrece uno de sus discursos más profundos sobre el tema, igualado solo por Alma 32. Después de notar los diligentes esfuerzos de Éter de predicar y profetizar “cosas grandes y maravillosas” a los jareditas, Moroni informó que “no creyeron, porque no las veían” (Éter 12:5).
Utilizando este detalle narrativo como plataforma para su famoso discurso, Moroni explicó: “Quisiera mostrar al mundo que la fe es las cosas que se esperan y no se ven” (Éter 12:6, énfasis agregado). Esto se parece mucho a la definición de Alma: “[S]i tenéis fe, tenéis esperanza en cosas que no se ven, y que son verdaderas” (Alma 32:21, énfasis agregado). Moroni concluyó: “[P]or tanto, no contendáis porque no veis, porque no recibís ningún testimonio sino hasta después de la prueba de vuestra fe” (Éter 12:6).1
Con el propósito de demostrar la verdad de este principio, Moroni recurrió a una serie de episodios en el Libro de Mormón. Escribió, por ejemplo, que fue por la fe de “Alma y de Amulek lo que hizo que se derribara la prisión” (Éter 12:13). Fue por la fe de “Ammón y de sus hermanos lo que obró tan gran milagro entre los lamanitas” (v. 15). Y fue por la gran fe del hermano de Jared que el Señor “no pudo ocultarle nada de su vista” (v. 21).2
Sin embargo, en lugar de hacer explícitamente la conexión en cada caso, Moroni esperaba que los lectores recordaran cómo los personajes en cada historia solamente recibieron un testimonio del poder de Dios después de sus pruebas. Por ejemplo, Alma y Amulek fueron literalmente enjuiciados (véase Alma 14:5, 18-20), los hicieron testigos del sufrimiento de los justos (vv. 9-14), y fueron arrojados a la prisión, golpeados y privados de comida, agua y ropa (vv. 18-26). Solo después de sufrir estas depravaciones, el Señor los liberó haciendo que los muros de la prisión cayeran sobre sus enemigos.3
Cuando se supo entre la gente de Zarahemla que los hijos de Mosíah iban a predicar a los lamanitas, Ammón dijo que “se burlaron de nosotros” (Alma 26:23). Durante los catorce años de su ministerio, Ammón recordó que cuando “[sus] corazones se hallaban desanimados” (v. 27), “soporta[ron] todo género de privaciones” (v. 28), diciendo: “[N]os han echado fuera, y hemos sido objeto de burlas, y han escupido sobre nosotros y golpeado nuestras mejillas, y hemos sido apedreados y aprehendidos y atados con fuertes cuerdas y puestos en la prisión” (v. 29). Solo después de sufrir estas pruebas pudieron recibir “los frutos de nuestra labor [misional]” (v. 31).4
Cuando al hermano de Jared le preocupaba viajar en la obscuridad a través del océano, el Señor preguntó: “¿Qué quieres que yo haga para que tengáis luz en vuestros barcos?” (Éter 2:23). En lugar de simplemente suministrar al hermano de Jared con una solución a su problema, el Señor requirió acción preliminar, creatividad y luego fe en el poder del Señor. Solo después de que el hermano de Jared “fundió dieciséis piedras pequeñas” (Éter 3:1) y tuvo fe para pedirle al Señor que las hiciera brillar, pudo ver “el dedo del Señor” (v. 6), y luego se le mostró “todas las cosas” (Éter 3:26).5
El discurso de Moroni sobre la fe demuestra por qué las historias en el Libro de Mormón son tan importantes. Es un impulso natural querer ver u oír o sentir algo antes de aceptar que es verdad. El Señor revierte esta inclinación, requiriendo fe y obediencia antes de dar confirmaciones empíricas o milagrosas de la verdad. Como muchos eruditos del Libro de Mormón han dicho, “Creer sin ver dará como resultado una visión mayor”.6 Este tipo de “fe—fe que no depende de la vista mortal—abre los ojos espirituales a una mayor visión de las cosas de Dios”.7
D. Kelly Ogden y Andrew C. Skinner explicaron: “Sabemos que nuestra visión mortal es extremadamente limitada; hay un amplio espectro de ondas y rayos a nuestro alrededor que nuestros ojos, que son instrumentos increíbles como son, no ven. En asuntos espirituales, no vemos con nuestros ojos sino con nuestros espíritus. Nuestro espíritu, mejorado y vivificado o acelerado por el Espíritu de Dios, puede ver y comprender mucho más allá de cualquier capacidad mortal”.8
También se debe reconocer que el objetivo de la fe no es simplemente obtener un testimonio espiritual singular después de la finalización de una prueba única. Más bien es un proceso. Alma enseñó que la fe en la palabra de Dios comienza como una pequeña semilla, y que aquellos que siembran la semilla en sus corazones pueden recibir un testimonio inicial de su verdad a medida que su bondad comienza a crecer dentro de ellos (véase Alma 32:30).9 Si se nutre con “fe, con gran diligencia y con paciencia” (Alma 32:41), esta semilla finalmente “[echará] raíz en vosotros” (v. 42) y se convertirá en un “árbol que brotará para vida sempiterna” (v. 41).10
Cada paso del camino de fe está lleno de pruebas e incertidumbre, sin embargo, para aquellos que diligente y pacientemente ejercitan la fe con obediencia, el Señor proveerá frecuentes testigos espirituales y asegurará la verdad. El élder David A. Bednar enseñó: “La fe que alimenta este proceso continuo se desarrolla, evoluciona y cambia. Al volvernos nuevamente hacia un futuro incierto, la certeza nos conduce a la acción y produce convicción, con lo que aumenta la certeza”. Explicó además que esta es “como una espiral que al ir ascendiendo se expande y se amplía”.11
Por lo tanto, el propósito de las adversidades y las pruebas es mucho más que proporcionar un requisito previo para recibir respuestas a las preguntas. Es desarrollar un carácter espiritual—”llegar a ser lo que nuestro Padre Celestial desea que lleguemos a ser”.12 Catherine Thomas propuso: “La fe progresa desde que uno tiene confianza en Dios hasta que Dios tiene confianza en esa persona y le permite a él o ella dar testimonio e incluso administrar el poder divino, como lo hicieron Moisés, Alma, Amulek, Nefi y Lehi, Ammón, los tres Discípulos nefitas, y aquellos… como el hermano de Jared… cuya capacidad espiritual interna estaba muy bien desarrollada por la obediencia”.13
En un mundo que lucha con la duda y la incredulidad en las cosas espirituales, el Libro de Mormón se alza como un faro de esperanza. Sus enseñanzas—entregadas por profetas inspirados—ayudan a los lectores a comprender el proceso de adquirir fe y discernir la evidencia de sus efectos en sus propias vidas. Sus historias llenas de fe ayudan a aumentar la confianza de que el ejercicio de la fe durante los períodos de prueba finalmente dará como resultado bendiciones profundas, testigos espirituales y crecimiento personal esencial.
David A. Bednar, “Buscar conocimiento por la fe”, Liahona, Septiembre 2007, en línea en lds.org.
Robert L. Millet, “Faith,” en Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 260–264.
Jeffrey R. Holland, “Rending the Veil of Unbelief,” en A Book of Mormon Treasury: Gospel Insights from General Authorities and Religious Educators (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2003), 47–66.
1. M. Catherine Thomas, “Trial of Faith,” en Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 765, define la prueba de fe como “un periodo de prueba divina de la confianza en Dios durante la cual se tiene la oportunidad de demostrar su fe y obediencia y buenas obras, especialmente cuando enfrentan incertidumbre, sacrificio o adversidad”.
2. Estos son solo tres de los muchos ejemplos que proporcionó Moroni. Para ver la lista completa, consulte Éter 12:7-31.
3. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué tipo de terremoto causó la caída de las paredes de la prisión? (Alma 14:29)”, KnoWhy 121 (Mayo 29, 2017).
4. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué Ammón tomó tanto de la tradición en Alma 26? (Alma 26:8)” KnoWhy 133 (Junio 12, 2017).
5. Para un estudio del hermano de Jared y su gran fe, véase Jeffrey R. Holland, “Rending the Veil of Unbelief,” en A Book of Mormon Treasury: Gospel Insights from General Authorities and Religious Educators (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2003), 47–66. Véase también Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué utilizó Moroni símbolos del templo mientras contaba la historia del hermano de Jared? (Éter 3:20),” KnoWhy 237 (Octubre 30, 2017); Book of Mormon Central en Español, “¿De dónde tomó la idea el hermano de Jared de piedras brillantes? (Éter 6:3)”, KnoWhy 240 (Noviembre 2, 2017).
6. Joseph Fielding McConkie, Robert L. Millet y Brent L. Top, Doctrinal Commentary on the Book of Mormon, 4 vols. (Salt Lake City, UT: Bookcraft, 1992), 4:296. Como ejemplo del estatus superior de un testimonio espiritual de la verdad, el élder Jeffrey R. Holland testificó: “Doy testimonio… de las llaves restauradas del sacerdocio que abren las puertas al poder y la eficacia de las ordenanzas de salvación. Estoy más seguro de que esas llaves han sido restauradas y de que esas ordenanzas están disponibles nuevamente mediante La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, de la certeza que tengo de estar parado frente a ustedes en este púlpito y que ustedes están sentados frente a mí en esta conferencia”. Véase Jeffrey R. Holland, “El costo —y las bendiciones— del discipulado”, Liahona, abril 2014, 6–9, en línea en lds.org.
7. McConkie, Millet y Top, Doctrinal Commentary, 4:296.
8. D. Kelly Ogden y Andrew C. Skinner, Verse by Verse: The Book of Mormon, 2 vols. (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2011), 2:277.
9. Para más información sobre cómo Alma explicó el desarrollo de la fe con respecto a los símbolos de la creación, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué utilizó Alma lenguaje de la creación en su sermón sobre la fe? (Alma 32:40)”, KnoWhy 140 (Junio 20, 2017).
10. Robert L. Millet explicó que “cada vez que se aplica un principio y se realizan bendiciones, la fe se convierte en conocimiento, la fe en ese principio aumenta. La fe puede así crecer de un nivel a otro—’un poco de fe’ (Alma 32:27), fe “suficiente” (3 Nefi 17:8), “mucha fe” (Mosíah 27:14), fe “grande” (Alma 7:17), ‘gran fe’ (Mosíah 4:3), ‘fe sumamente grande’ (Moroni 10:11)—en ‘perfecta fe’ (2 Nefi 9:23)”. Véase Robert L. Millet, “Faith,” en Book of Mormon Reference Companion, 262.
11. David A. Bednar, “Buscar conocimiento por la fe,” Liahona, Septiembre 2007, 17, en línea en lds.org.
12. Dallin H. Oaks, “El desafío de lo que debemos llegar a ser“, Liahona, Octubre 2000, en línea en lds.org. En este mismo discurso, el élder Oaks explicó además que “el juicio final no es simplemente una evaluación de la suma total de las obras buenas y malas, o sea, lo que hemos hecho. Es un reconocimiento del efecto final que tienen nuestros hechos y pensamientos, o sea, lo que hemos llegado a ser“.
13. M. Catherine Thomas, “A More Excellent Way,” en Book of Mormon, Part 2: Alma 30 to Moroni, ed. Kent P. Jackson, Studies in Scripture: Volume 8 (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1988), 276.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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