Como uno de los últimos actos en el nuevo mundo, Cristo dio a sus doce discípulos una increíble oportunidad. Les preguntó qué era lo que querían de Él antes de que ascendiera al Padre (3 Nefi 28:1). La mayoría de ellos le dijeron: “Deseamos que después que hayamos vivido hasta la edad del hombre, que nuestro ministerio al cual nos has llamado se termine, a fin de que vengamos presto a ti en tu reino” (v. 2). Pero tres de los discípulos dijeron que ellos querían vivir hasta la segunda venida de Cristo, para continuar predicando el evangelio (v. 9).
Cristo concedió sus deseos (3 Nefi 28:9), y los tres continuaron ministrando en la tierra.1 Mormón y Moroni dieron detalles específicos acerca de estos tres discípulos, comúnmente conocidos como “los tres nefitas”, incluso detallando el número de veces que fueron arrojados a hornos, prisiones o en fosos con animales feroces (v.19–22).
Se podría preguntar, de dónde obtendrían, Mormón y Moroni, información tan específica acerca de la vida de estos discípulos. Es muy probable que alguna información acerca de ellos en el Libro de Mormón viniera de entrevistas entre Mormón y Moroni y los mismos tres discípulos.2 Después de todo, Mormón dijo: “[Y]o los he visto, y ellos me han ministrado” (3 Nefi 28:26). Moroni habló de sus experiencias con estos tres discípulos, casi con las mismas palabras de su padre: “Mas he aquí, mi padre y yo los hemos visto, y ellos nos han ministrado” (Mormón 8:11).
Si Mormón y Moroni habían hablado con estos tres discípulos, ellos les pudieron haber dicho acerca de las pruebas que habían pasado, tal vez como una forma de relacionarse con Mormón en su sufrimiento. Este tipo de entrevista habría permitido a Mormón registrar estos eventos con detalles exactos.3 Ellos también proveyeron detalles de un testimonio presencial de los eventos históricos de cientos de años antes, incluyendo (lo más importante) los detalles del ministerio de Cristo con los nefitas.
Por ejemplo, tal vez proporcionaron a Moroni la declaración de Jesús en Mormón 9:22-25, que no aparece en ningún otro lugar del Libro de Mormón. Moroni introdujo la declaración como algo que dijo “Jesucristo, el Hijo de Dios, a sus discípulos que iban a permanecer” pero entonces aclara que el Señor lo dijo a “a todos sus discípulos, a oídos de la multitud” (Mormón 9:22). Es posible que Moroni comenzara por registrar algo que escuchó directamente de los tres nefitas, pero luego se dio cuenta de que otros también habían escuchado la declaración, por lo que añadió una aclaración al respecto.4
Los tres discípulos nefitas habrían sido testigos presenciales de la venida de Cristo a las Américas.5 De tal manera que ellos habrían participado personalmente en lo que era posiblemente el evento más importante que tuvo lugar en el hemisferio occidental hasta ese momento. Los escritos de Mormón y Moroni bien pueden preservar para los lectores modernos fragmentos de información que se obtuvieron de entrevistas a testigos del evento fundamental de esta dispensación.
Grant Hardy, un historiador, expresó su sentir: “Habría sido maravilloso escribir de algo que sucedió cuatrocientos años antes y todavía tener testigos presenciales a quienes pudieras preguntar para esclarecer uno cosa u otra”.6 Uno puede asumir que Mormón y Moroni habrían atesorado las palabras de tales testigos, explicando por qué ellos habrían preservado las palabras y varios detalles acerca de estos testigos.
Una situación parecida existe al principio de esta dispensación. Brigham Young, John Taylor, Wilford Woodruff, Lorenzo Snow, Joseph F. Smith y muchos otros conocieron personalmente a José Smith.7 A causa de esto, sus discursos y escritos contienen fragmentos de información que obtuvieron de entrevistar a un testigo presencial del evento principal de esta dispensación: la primera visión. De esta manera, las palabras de estos primeros profetas, profetas que algunos lectores modernos podrían no estar familiarizados con ellos, son una ventana a la primera visión y los eventos de los principios de la restauración.
Puede ser fácil para algunos lectores tomar al Libro de Mormón y las palabras de los primeros profetas como un hecho. Sin embargo, muchos lectores del Libro de Mormón y la historia de la iglesia podrían probablemente también decir que ellos deseaban haber sido testigos de la visita de Cristo al templo de la tierra de Abundancia o de la primera visión. Sabiendo que el Libro de Mormón fue escrito por personas que no solamente tenían registros contemporáneos sino que en realidad conversaron con los testigos presenciales de los eventos de 3 Nefi, pudiera causar que algunos lectores lo observen más cuidadosamente como una ventana a este magnífico evento.
De la misma manera, también podría hacer que algunos lectores miren con más cuidado las palabras de los primeros profetas, palabras que permiten a los lectores vislumbrar la Primera Visión, así como las palabras de Mormón que dan a los lectores una visión de la visita de Cristo a los nefitas.
Alan K. Parrish, “Nephites, the Three,” in Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 610–611.
Clyde J. Williams, “The Three Nephites and the Doctrine of Translation,” en The Book of Mormon: 3 Nephi 8 through 30, This is My Gospel, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate, Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1993), 237–251.
William A. Wilson, “Three Nephites,” en Encyclopedia of Mormonism, 4 vols., ed. Daniel H. Ludlow (New York, NY: Macmillan, 1992), 3:1477-1488.
1. La evidencia de su ministerio se puede encontrar en 4 Nefi 1:14; Mormón 8:11; 9:22; Éter 12:17.
2. Para más información de como esto fue posible, véase Clyde J. Williams, “The Three Nephites and the Doctrine of Translation,” en The Book of Mormon: 3 Nephi 8 Through 30, This is My Gospel, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate, Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1993), 237–251.
3. Alan K. Parrish, “Nephites, the Three,” en Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 610–611.
4. Aclaraciones ocasionales como esta ocurrieron en otros lugares en el Libro de Mormón (como Alma 24:19), y pueden deberse a la dificultad de borrar en las planchas, por lo que tuvieron que ser corregidas en medio de la frase. Véase Daniel H. Ludlow, A Companion to Your Study of the Book of Mormon (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1976), 210.
5. William A. Wilson, “Three Nephites,” en Encyclopedia of Mormonism, 4 vols., ed. Daniel H. Ludlow (New York, NY: Macmillan, 1992), 3:1477–1488.
6. Grant Hardy en “3 Nephi Conference Panel Discussion,” en Third Nephi: An Incomparable Scripture, ed. Andrew C. Skinner y Gaye Strathearn (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book and Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2012), 377. Hardy se estaba refiriendo a las interacciones con Jesús, pero el principio se puede aplicar.
7. Mark L. McConkie, Remembering Joseph (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 62–63, 205–207, 216–218.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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