Los jóvenes guerreros de Helamán son vistos por los Santos de los Últimos Días, especialmente por los jóvenes, como ejemplos de gran fe y valentía.1 Sus hazañas están registradas en los capítulos 53 y 56 hasta el 58 de Alma. Mormón describió a los jóvenes guerreros como “jóvenes… sumamente valientes en cuanto a intrepidez, y también en cuanto a vigor y actividad”.2 Más que guerreros adeptos, sin embargo, los hijos de Helamán eran “hombres verídicos y serios, pues se les había enseñado a guardar los mandamientos de Dios y a andar rectamente ante él” (Alma 53:20-21).
Durante una escaramuza con los lamanitas, los jóvenes guerreros que luchaban se destacaron entre sus camaradas nefitas por su inflexible valentía y obediencia en un momento crucial. Justo cuando las fuerzas de Ammorón “estaban a punto de vencer[l]os”, Helamán informó: “Pero he aquí, mi pequeña compañía de dos mil sesenta combatió desesperadamente; sí, se mantuvieron firmes ante los lamanitas e hicieron morir a cuantos se les oponían” (Alma 57:18-19). Justo cuando “el resto de nuestro ejército [de Helamán] se encontraba a punto de ceder ante los lamanitas, he aquí, estos dos mil sesenta permanecieron firmes e impávidos” (v. 20).
Helamán atribuyó directamente la victoria nefita de última hora a la fidelidad de sus jóvenes guerreros: “Sí, y obedecieron y procuraron cumplir con exactitud toda orden; sí, y les fue hecho según su fe” (Alma 57:21). Esta dedicación y diligencia salvaron a los nefitas de “circunstancias críticas” (v. 16) que de otra manera podrían muy bien haber destinado al fracaso el esfuerzo de guerra nefita.
El lenguaje de Alma 57 para describir a los hijos de Helamán se remonta al lenguaje de otra antigua campaña militar: la de la conquista israelita de Canaán como se registra en el libro de Josué. Cuando los hijos de Israel se preparaban para la guerra con los enemigos cananeos, el Señor les ordenó a través del profeta general Josué: “Esfuérzate y sé valiente… para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que prosperes en todas las cosas que emprendas” (Josué 1:6-7).
Este mandamiento a los israelitas se repitió durante toda la lucha en Canaán (cf. Josué 10:25; 23:6). Se unió con la promesa de que si los hijos de Israel eran estrictamente fieles y obedientes a todos los mandamientos del Señor, los guiaría, pelearía por ellos, los libraría de sus enemigos y los haría prosperar en la tierra prometida (Josué 1:8). El libro de Josué relata varios casos en que los israelitas fueron derrotados debido a su desobediencia al Señor (por ejemplo, Josué 7). La clara intención de estos relatos era mostrar los peligros de la rebelión, desobediencia y la apostasía, especialmente durante los tiempos precarios en que la obediencia exigente a Dios era necesaria para el éxito colectivo y la salvación nacional.
En un nivel estrictamente pragmático, el éxito o fracaso de una campaña militar depende en gran medida de la efectividad de la fuerza de combate. La victoria depende de tropas disciplinadas, leales, obedientes y rápidas para ejecutar las órdenes de sus comandantes. Los jóvenes guerreros de Helamán han demostrado su efectividad de combate en su rápida, decidida e inquebrantable valentía y su lealtad frente a la oposición.
En un nivel espiritual, esta representación de los hijos de Helamán puede servir para reforzar una doctrina importante en el Libro de Mormón; a saber: “Si guardáis mis mandamientos, prosperaréis en la tierra… Y además se ha dicho: Si no guardáis mis mandamientos, seréis separados de la presencia del Señor” (Alma 9:13). Mucho más que simplemente adquirir riqueza, “prosperar” en un sentido bíblico es cumplir deseos o promesas justas y, en última instancia, encontrar seguridad en la presencia del Señor.3 Esto era cierto también para los antiguos israelitas, a quienes se les prometieron bendiciones temporales y espirituales en la tierra prometida y “prosperarían” guardando los mandamientos del Señor.
Vinculado con la tenacidad de los jóvenes guerreros a los seguidores modernos de Cristo, el élder David F. Evans de los Setenta comentó: “En la vida, son los momentos en los que descienden las tempestades y soplan los vientos, y vienen las lluvias y dan con ímpetu contra nuestra casa, los que determinan si nuestra fe es fuerte y si depositamos nuestra confianza en Dios continuamente”.4 Al igual que los antiguos nefitas e israelitas, los creyentes modernos pueden encontrar fortaleza para seguir los mandamientos de su Señor, especialmente en tiempos de adversidad.
Douglas J. Bell, Defenders of the Faith: The Book of Mormon From a Soldier’s Perspective (Springville, UT: Cedar Fort, Inc., 2012), 89–105.
Jo Ann H. Seely, “Stripling warriors,” in Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 746–747.
1. Un himno popular de los Santos de los Últimos Días para los niños incluye las líneas, “Como el ejército de Helamán. / debemos obedecer”. Véase Janice Kapp Perry, “Llevaremos Su verdad al mundo (El Ejercito de Helamán),” en Canciones para los niños (Salt Lake City, UT: The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 1989), himno 92.
2. Sobre la edad de los jóvenes guerreros, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué edad tenían los soldados anti-nefi-lehitas? (Alma 53:20)“, KnoWhy 161.
3. Book of Mormon Central en Español, “¿Qué significa “prosperar en la tierra”? (Alma 9:13)”, KnoWhy 116 (23 de mayo, 2017).
4. David F. Evans, “La tenacidad y el discipulado“, Liahona , junio 2016, 20.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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