Después de que Lehi y su familia huyeron de Jerusalén habían “viajado tres días por el desierto” antes de que Lehi “[asentara] su tienda en un valle situado a la orilla de un río de agua”. Ahí Lehi “erigió un altar de piedras y presentó una ofrenda al Señor, y dio gracias al Señor nuestro Dios” (1 Nefi 2:6-7; compara con Éxodo 20:25).1
Tiempo después de que Nefi y sus hermanos habían regresado de traer las planchas de bronce de Labán, Lehi y su familia volvieron a dar “gracias al Señor su Dios; y le ofrecieron sacrificios y holocaustos” por su regreso a salvo (1 Nefi 7:22).
El hecho de que Lehi ofreció sacrificios fuera de los límites del templo de Jerusalén se ve como una violación de un mandamiento dado en Deuteronomio 12, que ha sido interpretado por algunos como un decreto de que los sacrificios solo pueden ser ofrecidos en el templo (compara con Deuteronomio 12:5-6, 10-11, 13-14). Si esto fuera así, entonces parece que el Libro de Mormón contradice el registro bíblico, lo que puede poner en duda la autenticidad de Lehi y su familia de ser estrictos en guardar la ley de Moisés.
A pesar de que esta interpretación sea comprensible, el profesor de BYU David Rolph Seely desafió esta explicación a través de una serie de argumentos. 2
Primero, de acuerdo con Seely, es posible que “Deuteronomio 12 no [haya tenido] la intención de eliminar todos los sacrificios hechos afuera del santuario principal”. De hecho, “los altares y sacrificios e inclusive otros templos continuaron en varios lugares” fuera de Jerusalén, lo cual es incuestionablemente verificado por la arqueología.3
Segundo, “los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec no estaban sujetos por la centralización de adoración prescrita por Deuteronomio 12”, lo cual tendría sentido en el caso de Lehi, porque no era Levita (1 Nefi 5:14). “El hecho de que los patriarcas de la antigüedad, oficiando con la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec, edificaron altares y ofrecieron sacrificios en diferentes lugares”, argumenta Seely, “sugiere que la adoración centralizada prescrita en Deuteronomio se malinterpretó o era parte de una ley menor—una ley temporal—que fue cumplida con la expiación de Jesucristo”.4
Tercero y finalmente, “Deuteronomio 12 se pudo haber interpretado antiguamente como una ley que solo se aplicaba en la tierra de Israel”.5
Tal como Seely comentó, uno de los textos de los rollos del Mar Muerto, el Rollo del Templo (11QT),6 indica específicamente que los sacrificios no debían ser ofrecidos fuera de Jerusalén, dentro de un viaje menor a tres días. Como tal, “la edificación de un altar y la ofrenda de un sacrificio eran permitidos solo afuera de un radio de tres días de viaje del templo de Jerusalén. En otras palabras, los sacrificios ofrecidos fuera del límite de tres días eran aceptables bajo la ley de Moisés”.7
El erudito Santo de los Últimos Días S. Kent Brown también exploró la naturaleza de los sacrificios de Lehi y concluyó que Lehi ofreció “ofrendas de paz” para la seguridad de la familia y “holocaustos” para los pecados de la familia. Con respecto a la “ofrenda de paz”, Brown explica que “en todas sus formas esta ofrenda era una ocasión de regocijo, un estado de felicidad que Nefi destaca a nosotros cuando relata el estado de ánimo del sacrificio de Lehi después de que sus hijos regresaron con las planchas de bronce: ‘Se llenaron de gozo’” (1 Nefi 5:7).
Esta última observación enfatiza la importancia para Lehi de recordar de dar gracias al Señor a pesar de lo que seguramente eran, hasta este punto, alimentos muy preciados de escasas provisiones.8
Con respecto a los “holocaustos”, Brown concluye:
Lehi estaba trayendo al altar sacrificios que expiarían los pecados, pecados que mancharían el campamento y aquellos que estuvieran en él. En cada caso, uno puede fácilmente detectar el pecado por el comportamiento previo de los miembros de la familia sea en forma de sus quejas, pleitos familiares, o por haber quitado una vida. Aquí, Lehi buscaba liberar a sus parientes de la mancha de indignidad para que él y ellos fueran capaces de llevar a cabo los propósitos del Señor.9
Parece que el Libro de Mormón de hecho responde bien a los matices de las ordenanzas de los antiguos sacrificios de Israel, sugiriendo que, en vez de contradecir el registro bíblico, los registros nefitas se armonizan muy bien con él.
Ahora es claro por qué razón Lehi habrá ofrecido sacrificios cuando salió de la tierra de Jerusalén. De acuerdo con la investigación proveída por el profesor Seely, da la impresión de que Lehi entendía el libro de Deuteronomio, que permitía los sacrificios, especialmente los sacrificios de acción de gracias, en varios lugares.
Además, el hecho de que Lehi estuviera alejado a tres días de Jerusalén podría colocarlo a él, en todo caso, más allá del territorio regulado del templo de Jerusalén, tal como la evidencia de los Rollos del Mar Muerto probablemente lo confirman. Por consiguiente, Lehi estableció un ejemplo importante para su familia de vivir la ley puntual y concienzudamente.
Al ofrecer sacrificios, Lehi y su familia no solamente cumplieron con la ley de Moisés sino también con una responsabilidad que viene de la ley de gratitud de Dios (compara con Salmo 100; DyC 46:32). El hecho de que Nefi hizo dos veces mención especial de los sacrificios de su padre, aun a pesar de sus peligrosas e inciertas circunstancias, indica que ambos estaban extremadamente consientes de la importancia de mostrar agradecimiento y gratitud a Dios por sus bendiciones. Todo esto muestra que para Nefi y Lehi, la ley de sacrificio fue hecha para el hombre, y no el hombre para la ley de sacrificio (compara Marcos 2:27).
Por estas muchas razones, Lehi nunca fallaría y ni dejó de hacer sacrificios cuando llegaron seguros a su primer campamento al sur de Jerusalén.
David Rolph Seely, “Lehi’s Altar and Sacrifice in the Wilderness,” Journal of Book of Mormon Studies 10/1 (2001): 62–69, 80.
S. Kent Brown, “What Were Those Sacrifices Offered by Lehi?” in From Jerusalem to Zarahemla: Literary and Historical Studies of the Book of Mormon (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1998), 1–8.
1. Hugh Nibley ha mostrado que esta acción de Lehi va de acuerdo con una antigua práctica semítica. Véase Hugh Nibley, An Approach to the Book of Mormon (Provo: Deseret Book and FARMS, 1988), 245–46.
2. David Rolph Seely, “Lehi’s Altar and Sacrifice in the Wilderness,” Journal of Book of Mormon Studies 10, no. 1 (2001): 62–69, 80.
3. Seely, “Lehi’s Altar and Sacrifice in the Wilderness,” 66; Sobre templos y sitios de adoración fuera de Jerusalén, véase Philip J. King and Lawrence E. Stager, Life in Biblical Israel (Louisville, Kentucky: Westminster John Knox Press, 2001), 330–340.
4. Seely, “Lehi’s Altar and Sacrifice in the Wilderness,” 67–68.
5. Seely, “Lehi’s Altar and Sacrifice in the Wilderness,” 68.
6. El pasaje relevante de 11QT (11Q19 52:13–15) dice específicamente: “No mataréis bueyes o becerros o chivos limpios en todos vuestros pueblos, cerca de mi templo (en menos de) una distancia de un viaje de tres días; No, pero lo mataráis adentro de mi templo, como holocausto o una ofrenda de paz” (Donald W. Parry y Emanuel Tov, The Dead Sea Scrolls Reader: Volume I [Leiden/Boston: Brill, 2013], 689—99).
7. Seely, “Lehi’s Altar and Sacrifice in the Wilderness,” 69.
8. S. Kent Brown, “What Were Those Sacrifices Offered by Lehi?” in From Jerusalem to Zarahemla: Literary and Historical Studies of the Book of Mormon (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1998), 2.
9. Brown, “What Were Those Sacrifices Offered by Lehi?” 6.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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