Varias doctrinas importantes que están incompletas o ambiguas en la Biblia se enseñan con claridad y en detalle en el Libro de Mormón. Una de esas doctrinas es la caída de Adán y Eva, un componente central del plan de salvación. Sin una comprensión de la caída, ninguna comprensión de la expiación puede ser completa.
Al enseñar a su hijo Jacob, Lehi dio una explicación detallada de esta doctrina y establece los fundamentos sobre los cuales los futuros profetas del Libro de Mormón edificarían. Las enseñanzas de Lehi conectan la caída de Satanás del cielo con la caída del hombre en la tierra (2 Nefi 2:17-18) e indican que la caída trajo las condiciones de la mortalidad, la muerte y la oposición.
Lehi también hizo hincapié en el lado positivo de la caída, enseñando que solo era a través de la caída que Adán y Eva podrían tener hijos, permitiéndonos a todos venir al mundo y experimentar gozo (2 Nefi 2:22–25).
Lehi enseñó que a pesar de que el hombre heredó una naturaleza caída, no obstante, no somos “totalmente depravados” a diferencia de lo que se ha entendido, de manera general, y predicado acerca de la caída desde la época de San Agustín. En cambio, nosotros entendemos de las enseñanzas de Lehi de que ahora todos somos libres para escoger “la libertad y la vida eterna, por medio del gran Mediador de todos los hombres, o escoger la cautividad y la muerte, según la cautividad y el poder del diablo” (2 Nefi 2:27)
Para muchos lectores de hoy, las enseñanzas de Lehi bien parecen únicas y originales, pero él le dijo a Jacob que sus enseñanzas acerca de la caída se basan en “las cosas que [había] leído” (2 Nefi 2:17), presumiblemente de las planchas de bronce. El origen del entendimiento de Lehi, por lo tanto, provino de las fuentes que ya estaban disponibles para él.
Al tratar de entender el trasfondo de las enseñanzas del Libro de Mormón sobre la caída, un erudito SUD, Stephen D. Ricks, examinó las representaciones de Adán y la caída en los antiguos escritos judíos que no estaban incluidos en la Biblia.1 Después de dar varios ejemplos, Ricks proporcionó el siguiente resumen de las enseñanzas comunes entre el Libro de Mormón y subsiguientes textos judíos:
1. La expulsión de Satanás de la presencia de Dios era una condición necesaria para la tentación y la caída (véase 2 Nefi 2:17–18; La vida de Adán y Eva 12-17).
2. La caída de Adán resultó en las condiciones de mortalidad (véase 2 Nefi 2:19; 2 Baruch)
3. El hombre llega a ser “natural”, es decir, predispuesto al pecado, pero sigue siendo libre (2 Nefi 2:26-27; Mosíah 3:19).
4. La transgresión de Adán dio lugar a la expulsión del paraíso (véase Alma 42 [véase también 2 Nefi 2:19]; Apocalipsis de Moisés 28:3).2
Estos textos extrabíblicos provienen de la era que eruditos llaman el Período del Segundo Templo, que es después de la época en que Lehi salió de Jerusalén. Esta similitud entre las enseñanzas de Lehi y de textos judíos posteriores sobre la caída sugiere que estas doctrinas pueden, en verdad, haber estado presentes varios cientos de años antes de lo previamente pensado.
De hecho, Bruce M. Pritchett Jr. ha encontrado que investigaciones minuciosas demuestran que indicios de la doctrina pueden ser encontradas en los escritos del Antiguo Testamento que probablemente vienen de antes o alrededor del tiempo de Lehi.3 Pritchett específicamente examinó Salmos 82:7, Oseas 6:7, Job 31:33 y Ezequiel 28:11–19 como referencias a la caída, tomando nota de que el hebreo ke-ʾādām, traducido significa “como hombre” en la KJV, fácilmente se podría leer, “como Adán”. Basándose en su análisis, Pritchett concluye:
Aunque el Antiguo Testamento nunca se refiere al pecado de Adán mediante el uso de la palabra caída, sí enseña o refleja los siguientes elementos básicos de esta doctrina en varias escrituras: (1) Que el pecado de Adán resultó en una metamórfosis de inmortalidad a la mortalidad, (2) que la humanidad heredó su estado mortal de Adán, (3) que toda la humanidad ha caído en pecado, y (4) que el mal y el sufrimiento en el mundo podrían ser para el beneficio del hombre, así como también su castigo.4
Pritchett también señaló que “tres de estas cuatro escrituras (excepto Oseas 6:7) mencionan que la caída de Adán tiene una estrecha relación con la caída de Satanás”.5
Mientras que esto es solamente migas de pan en comparación con el deleite doctrinal que Lehi expone, sugiere que hubo una comprensión fundamental de la caída de la que Lehi podría exponer.
Por otra parte, la comprensión de Lehi sobre la caída pudo haber derivado de las antiguas enseñanzas del templo. Kevin Christensen ha indicado que varias ideas presentadas en 2 Nefi 2 se consideran parte de la “teología del templo” antiguo, como lo propuso Margaret Barker, erudita de la Biblia. Esta noción incluye “no solo una discusión del Edén y la creación, sino también de la caída de Adán … los ángeles caídos, la expiación del Mesías, el Santo y juicio venidero”.6
John W. Welch señala: “Varias de las doctrinas principales enseñadas por Lehi parecen eco y presagio de enseñanzas del templo”. Welch encuentra que no solamente es verdad con respecto a 2 Nefi 2, sino que a través de los varios discursos de Lehi que se encuentran en 2 Nefi 1-4. Los temas principales de Lehi “fácilmente tienen lugar en el contexto de las tipologías del antiguo templo”.7 Significativamente, tres de los cuatro pasajes del Antiguo Testamento usados por Pritchett-de los Salmos, Job y Ezequiel-se creen ser, por algunos eruditos, conectados con el Templo.8
Mientras las personas tratan de comprender mejor los orígenes de la doctrina de Lehi acerca de la caída, muchas cosas interesantes salen a la luz. En primer lugar, merece la pena señalar que los conceptos que Lehi enseña al respecto, tienen lugar en las creencias del antiguo Israel y los primeros judíos. Mientras que Lehi reúne estas ideas y las expone como nadie antes o después jamás ha hecho, las ideas centrales estaban presentes y disponibles dentro de la tradición hebrea.
En segundo lugar, como un subproducto de la primera, es evidente que esta completa doctrina de la caída no es una innovación de Lehi o José Smith. Por el contrario, es parte de las muchas verdades claras y preciosas que se perdieron y fueron restauradas en el Libro de Mormón (véase 1 Nefi 13:26–42).
En tercer lugar, reconocer las raíces en la tradición del templo israelita es una pista importante sobre la naturaleza del registro de Nefi. Es poco después de este discurso que Nefi informa que su pueblo empieza a construir un templo (véase 2 Nefi 5:16), y poco después Nefi empieza a escribir su registro (veáse 2 Nefi 5:30-32)
Por último, conocer la conexión con los templos antiguos nos ayuda a ver la relación con la adoración moderna practicada en el templo y los elementos esenciales del plan de salvación. Tal como el discurso de Lehi, las prácticas contemporáneas en los templos de los Santos de los Últimos Días se refieren a los temas de la creación, la caída y la expiación. En conjunto, estas ideas ofrecen a todos los lectores preciosas perspectivas que mejoran la apreciación de la belleza y poder de las palabras sagradas de Lehi a su hijo Jacob.
Kevin Christensen, “The Temple, the Monarchy, and Wisdom: Lehi’s World and the Scholarship of Margaret Barker,” in Glimpses of Lehi’s Jerusalem, ed. John W. Welch, David Rolph Seely, and Jo Ann H. Seely (Provo, Utah: FARMS, 2004), 449–522.
Stephen D. Ricks, “Adam’s Fall in the Book of Mormon, Second Temple Judaism, and Early Christianity,” in The Disciple as Scholar: Essays on Scripture and the Ancient World in Honor of Richard Lloyd Anderson, ed. Stephen D. Ricks, Donald W. Parry, and Andrew Hedges (Provo: FARMS, 2000), 595–606.
John W. Welch, “The Temple in the Book of Mormon: The Temples at the Cities of Nephi, Zarahemla, and Bountiful,” in Temples of the Ancient World: Ritual and Symbolism, ed. Donald W. Parry (Salt Lake City, Utah: Deseret Books and FARMS, 1994), 297–387.
Bruce M. Pritchett Jr., “Lehi’s Theology of the Fall in Its Preexilic/Exilic Context,” Journal of Book of Mormon Studies 3/2 (1994): 49–83.
1. Stephen D. Ricks, “Adam’s Fall in the Book of Mormon, Second Temple Judaism, and Early Christianity,” in The Disciple as Scholar: Essays on Scripture and the Ancient World in Honor of Richard Lloyd Anderson , ed. Stephen D. Ricks, Donald W. Parry, and Andrew Hedges (Provo: FARMS, 2000), 595–606.
2. Ricks, “Adam’s Fall in the Book of Mormon,” 601.
3. Bruce M. Pritchett Jr., “Lehi’s Theology of the Fall in Its Preexilic/Exilic Context,” Journal of Book of Mormon Studies 3/2 (1994): 49–83. Este artículo fue basado en la tesis de honor de Pritchett. Véase Bruce Michael Pritchett Jr.., Lehi’s Theology of the Fall in its Pre-Exilic/Exilic Context (honors thesis, Brigham Young University, 1989).
4. Pritchett, “Lehi’s Theology of the Fall,” 77.
5. Pritchett, “Lehi’s Theology of the Fall,” 58.
6. Kevin Christensen, “The Temple, the Monarchy, and Wisdom: Lehi’s World and the Scholarship of Margaret Barker,” in Glimpses of Lehi’s Jerusalem, ed. John W. Welch, David Rolph Seely, and Jo Ann H. Seely (Provo, Utah: FARMS, 2004), 461.
7. John W. Welch, “The Temple in the Book of Mormon: The Temples at the Cities of Nephi, Zarahemla, and Bountiful,” in Temples of the Ancient World: Ritual and Symbolism, ed. Donald W. Parry (Salt Lake City, Utah: Deseret Books and FARMS, 1994), 322.
8. Para referencias de los Salmos, véase David J. Larsen, “Ascending into the Hill of the Lord: What the Psalms Can Tell Us About the Rituals of the First Temple,” in Ancient Temple Worship: Proceedings of the Expound Symposium 14 May 2011, ed. Matthew B. Brown, Jeffrey M. Bradshaw, Stephen D. Ricks, and John S. Thompson (Orem, UT and Salt Lake City, UT: Interpreter Foundation and Eborn Books, 2014), 171–188. Para Job, véase Mack C. Stirling, “Job: An LDS Reading,” in Temple Insights: Proceedings of the Interpreter Matthew B. Brown Memorial Conference—The Temple on Mount Zion, 22 September 2012, ed. William B. Hamblin and David Rolph Seely (Orem, Utah: Interpreter Foundation and Eborn Books, 2014), 99–143. Ezequiel era un sacerdote del templo. Véase Kevin Christensen, “Prophets and Kings in Lehi’s Jerusalem and Margaret Barker’s Temple Theology,” Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 4 (2013): 187.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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