Antes de detallar la historia de una guerra de siete años entre los lamanitas y los nefitas,1 Mormón utilizó todo un capítulo (Alma 47) para explicar cómo Amalickíah, a través del engaño y la traición, ascendió para convertirse en rey “entre todo el pueblo lamanita” (v. 35). Parece que Mormón intencionalmente proporcionó esta larga digresión sobre las hazañas de Amalickíah para contrastar directamente la personalidad, los métodos y las ideologías políticas de Amalickíah con las de Moroni.
“Ahora bien, aconteció que mientras Amalickíah así había estado adquiriendo poder por medio del fraude y del engaño, Moroni, por otra parte, había estado preparando la mente de los del pueblo para que fueran fieles al Señor su Dios” (Alma 48:7). Mormón describió a Moroni como “un hombre que no se deleitaba en derramar sangre; un hombre cuya alma se regocijaba en la libertad e independencia de su país” (v. 11).
Tal lenguaje a menudo resuena con los lectores modernos que han abrazado ideales similares de libertad, especialmente esos principios democráticos que forman la base de muchas constituciones modernas.2 Sin embargo, si bien puede ser tentador imaginar a la sociedad nefita como un espejo de la república democrática moderna, sus métodos institucionales para preservar la independencia y la libertad eran en realidad, en algunos aspectos importantes, bastante diferentes de las democracias seculares modernas.
Richard L. Bushman señaló:
Mirando el Libro de Mormón en su conjunto, parece claro que la mayoría de los principios tradicionalmente asociados con la Constitución Americana son despreciados o ignorados por completo. Todos los controles y balances constitucionales están perdidos. Cuando se instituyeron los jueces, Mosíah proveyó que un juez superior pudiera remover jueces menores y varios jueces menores juzgaran a jueces superiores venales, pero el libro no registra ningún caso de acusación. Aparentemente no era un principio de trabajo rutinario. Toda otra limitación a los gobiernos está perdida.3
Por otra parte, Ryan W. Davis, un estudioso de la política, ha concluido que la sociedad nefita todavía puede ser vista como fundamentalmente democrática debido a su libertad de conciencia, el potencial de los “controles intrainstitucionales” para equilibrar su gobierno y la voz política dada a su pueblo.4 “Es en este limitado pero importante sentido que el régimen establecido por Mosíah debe ser considerado una democracia”.5
Además, varias fuerzas democratizadoras fueron puestas en marcha por el discurso del rey Benjamín, incluyendo su estrechamiento de la distancia entre el rey y los súbditos (Mosíah 2:20-26), afirmando la libertad popular a través del convenio comunal (Mosíah 5:8) y dispensando un nuevo nombre a todo el pueblo en el momento de la coronación de su hijo (Mosíah 3:8; 5:9).6
Si bien los métodos institucionales de los Nefitas para preservar la libertad eran ciertamente diferentes de los sistemas de gobierno más modernos, varios principios y propósitos fundamentales parecen ser considerablemente los mismos. Por ejemplo, los preparativos de Moroni para la guerra tenían por objeto “defender su libertad, sus tierras, sus esposas, sus hijos y su paz” (Alma 48:10). Este énfasis político en la independencia y la libertad proporciona un contraste agudo con la búsqueda agresiva de los lamanitas del control autocrático (donde un solo gobernante sostiene el poder concentrado).7
Explorar el fondo político de las campañas militares nefitas puede ayudar a los lectores a entender mejor su éxito sobre los lamanitas. Después de estudiar numerosos conflictos a lo largo de la historia militar nefita, Davis concluyó:
La tendencia que surge de este análisis es que los conflictos cortos… favorecen la autocracia lamanita, pero los conflictos prolongados son finalmente ganados por la democracia nefita. Recordamos que la razón teórica en que se espera que las democracias tengan éxito en los conflictos es que pueden dirigir mayores recursos durante un período prolongado de tiempo. Mientras las democracias pueden perder en el corto plazo, “en cada conflicto prolongado en la historia moderna, tales estados han prevalecido sobre sus rivales antiliberales”.8
Esto explica, en parte, por qué Moroni luchó tan vigorosamente para preservar y proteger su actual método de gobierno.9 Las reformas políticas del rey Benjamín habían fortalecido y preservado al pueblo de Mosíah y Alma de la esclavitud y el cautiverio.10 Negarse a defender tal institución amenazaría directamente sus libertades religiosas y personales.
Sin embargo, esto no quiere decir que su seguridad dependiera en última instancia del brazo de la carne o del sistema democrático que lucharon por conservar. “La lección más básica en la política del Libro de Mormón es simple: Dios hace toda la diferencia”.11 Una y otra vez, la promesa al pueblo era que serían divinamente bendecidos y prosperados de acuerdo con su obediencia a los mandamientos.12
En referencia a la enseñanza de Alma que Dios a menudo obra a través de “cosas pequeñas y sencillas” (Alma 37:6), Davis propuso que “otra posible interpretación del término sencillo es natural u orgánico. Dios usa procesos naturales—los que pueden explicarse sin el uso de una apelación a la intercesión divina—para lograr sus propósitos”.13 Esta interpretación puede ayudar a arrojar luz sobre una posible manera que el Señor protegía y preservía a los nefitas. En lugar de esperar ociosamente a que Dios los librara milagrosamente de sus enemigos, Él esperaba que lucharan para preservar una institución gubernamental que, por su misma naturaleza, garantizaría su seguridad y sus libertades.
Al igual que Amalickíah y los que lo siguieron, hoy hay muchos partidos que igualmente tratan de socavar los principios sagrados de la libertad individual, conciencia, el deber civil y la responsabilidad. Después de identificar tres cosas que los miembros de la iglesia pueden hacer para preservar sus libertades y derechos sagrados,14 el élder Robert D. Hales enseñó:
La Segunda Venida de nuestro Salvador está cerca. No nos demoremos en esta gran causa. Recordemos al capitán Moroni que enarboló el estandarte de la libertad, que tenía escrito las palabras: “En memoria de nuestro Dios, nuestra religión, y libertad, y nuestra paz, nuestras esposas y nuestros hijos”. Recordemos la respuesta del pueblo, ejerciendo su albedrío, “vinieron corriendo”, con el convenio de actuar
Mis amados hermanos y hermanas, ¡no caminen! ¡Corran! Corran a recibir las bendiciones del albedrío al seguir al Espíritu Santo y ejercer las libertades que Dios nos ha dado para hacer Su voluntad.15
Ryan W. Davis, “For the Peace of the People: War and Democracy in the Book of Mormon,” Journal of Book of Mormon Studies 16, no. 1 (2007): 42–55, 85–86.
Richard L. Bushman, “The Book of Mormon and the American Revolution,” Book of Mormon Authorship: New light on Ancient Origins, ed. Noel B. Reynolds (Provo UT: Religious Studies Center, 1982), 201–202.
Hugh Nibley, Since Cumorah, in The Collected Works of Hugh Nibley (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book, FARMS, 1981) 7:137–172.
1. Véase John W. Welch and J. Gregory Welch, Charting the Book of Mormon (Provo, UT: FARMS, 2007), chart 137 (Second Amalickiahite War).
2. La mano del Señor para establecer las modernas libertades constitucionales se pone de manifiesto en DyC 101:77-80.
3. Richard L. Bushman, “The Book of Mormon and the American Revolution,” Book of Mormon Authorship: New light on Ancient Origins, ed. Noel B. Reynolds (Provo UT: FARMS, 1982), 201–202.
4. Ryan W. Davis, “For the Peace of the People: War and Democracy in the Book of Mormon,” Journal of Book of Mormon Studies 16, no. 1 (2007): 44–45.
5. Davis, “Peace of the People,” 44.
6. Véase John W. Welch, “Democratizing Forces in King Benjamin’s Speech,” in Pressing Forward with the Book of Mormon, ed. John W. Welch and Melvin Thorne (Provo UT: FARMS, 1999), 110–26.
7. Véase Davis, “Peace of the People,” 45. Para un análisis de la realiza entre los lamanitas, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué significa ser ‘rey de toda la tierra’? (Alma 20:8),” KnoWhy 128 (6 de junio, 2017).
8. Davis, “Peace of the People,” 50–51.
9. Para un análisis de los puntos de vista de Mormón sobre los esfuerzos de Moroni por asegurar la libertad, véase Grant Hardy, Understanding the Book of Mormon: A Reader’s Guide (New York, NY: Oxford University Press, 2010), 109–110.
10. Véase Mosíah 29.
11. Davis, “Peace of the People,” 54.
12. A Nefi se le enseñó esta verdad desde el principio (1 Nefi 4:14), y su constante repetición en todo el Libro de Mormón demuestra su preeminente estatus en la determinación del éxito o fracaso de la civilización nefita.
13. Davis, “Peace of the People,” 54–55.
14. Véase Robert D. Hales, “Cómo preservar el albedrío y cómo proteger la libertad religiosa”, Liahona, abril 2015, 111–113, en línea en lds.org: “Primero, tenemos que estar informados. Estén al tanto de los problemas en su comunidad que podrán tener un impacto en cuanto a la libertad religiosa. Segundo, cada uno, individualmente, únase a otras personas que compartan nuestro compromiso por la libertad religiosa y trabajen juntos para protegerla. Tercero, vivan su vida de tal modo que sea un ejemplo de lo que ustedes creen: en palabra y en hechos. La forma en que vivimos nuestra religión es más importante que lo que decimos de ella”.
15. Robert D. Hales, “Cómo preservar el albedrío”, 113.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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