/ KnoWhys

KnoWhy #43

¿Por qué Lehi “supuso” la existencia de Satanás?

febrero 23, 2017
KnoWhy #43
Lucifer del Paraíso perdido de Milton por Gustave Dore (1866)
“¡Cómo caíste del cielo, oh Lucifer, hijo de la mañana!”
2 Nefi 24:12; Isaías 14:12

El conocimiento

El Libro de Mormón incluye una cruda representación de Satanás, o el diablo como es comúnmente llamado en el texto.1 El deseo principal de Satanás, de acuerdo con los profetas del Libro de Mormón, es hacer que “todos los hombres sean miserables como él” (2 Nefi 2:27). Esto lo hace desviando a los hombres y mujeres al pecado, adormeciéndolos con seguridad carnal, cegándolos a las cosas de Dios e incitándolos a riñas y contiendas en el corazón de los hijos de los hombres.2

Algunos se han preguntado cómo puede el Libro de Mormón tener una representación tan vívida de Satanás mientras el Antiguo Testamento o la Biblia Hebrea parece carecer de entendimiento concreto del él.3 Mientras que es cierto que Satanás (o “el satán”) aparece en algunos pasajes como Números 22, Job 1-2, Zacarías 3, y 1 Crónicas 21, eruditos bíblicos han argumentado si esta figura es necesariamente una entidad maligna opuesta a Dios, y, si es así, si su identidad y función evolucionaron con el tiempo en la antigua religión israelita.4

El erudito bíblico no mormón G. J. Riley explicó: “En la Biblia Hebrea, uno encuentra el concepto del ‘adversario’ (Heb śāṭān) en dos sentidos: de cualquier oponente (usualmente humano), y el de Satanás, el Diablo, el oponente de la rectitud”.5 Que Satanás en hebreo puede referirse tanto a adversarios mortales y divinos (quienes pueden o no ser necesariamente malos) ha llevado a interpretaciones conflictivas en los pasajes del Antiguo Testamento en los que aparece.

A pesar de esta ambigüedad, existen conceptos subyacentes de la mitología del antiguo Cercano Oriente que pueden ayudar a entender el papel de Satanás en la Biblia. Riley explicó: “La idea bíblica de que Dios y los ángeles justos enfrentaron la oposición de un gran enemigo espiritual, el Diablo respaldado por un ejército de demonios, tuvo un desarrollo e historia largos en el mundo antiguo”. Historias muy antiguas de conflictos entre los dioses se encuentran en cada una de las culturas que influenciaron la tradición bíblica, y estas historias… contribuyeron al concepto del Diablo”.6 Riley específicamente mencionó mitos mesopotámicos y cananeos que presentan una deidad principal peleando contra las fuerzas del caos, la muerte y el mal como elementos subyacentes en la representación bíblica de Yahvé peleando contra “espíritus terribles pero legítimos de calamidad, enfermedad y muerte”. 7

De hecho, parece que los antiguos israelitas poseyeron un entendimiento de los demonios y otras deidades malignas que se oponían a Dios (NRSV Levítico 16: 8; 17:7; Deuteronomio 32:17; Salmo 106:37-38; Isaías 13:21; 34:14).8Asimismo entendieron que Dios combatía los monstruos de mar y de las aguas que personificaron caos y destrucción (NRSV Salmo 74:12-17; 89:9-12; 93:3-4; Job 26:12-13; Isaías 27:1; 51:9-10).9 En escritos bíblicos posteriores el monstruo del caos, “el gran dragón” o “serpiente antigua”, vendría a ser explícitamente identificado como Satanás (Apocalipsis 12:1-11).

Volviendo al Libro de Mormón, es importante notar que Lehi “supuso” la existencia de Satanás basado en haber leído algo que encontró en las planchas de bronce. “Y yo, Lehi, de acuerdo con las cosas que he leído debo suponer que un ángel de Dios había caído del cielo, según lo que está escrito; por tanto, se convirtió en un diablo, habiendo procurado lo malo ante Dios” (2 Nefi 2:17, énfasis añadido). Parece que Lehi se refería a este pasaje de Isaías: “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucifer, hijo de la mañana! ¡Has sido cortado hasta el suelo, tú que debilitabas a las naciones!” (2 Nefi 24:12; Isaías 14:12).

El nombre traducido como “Lucifer” (latín que significa “portador de luz”) en el texto hebreo es Helel ben Shachar (hēylēl ben šāḥar) y literalmente significa “el que brilla, hijo de la mañana”. Esto se vincula con “un mito cananeo de los dioses Helel y Shahar. . . que cayeron del cielo como resultado de la rebelión” (cf. Genesis 6:1–4),10 también con una deidad del antiguo Cercano Oriente identificado como “una estrella en la constelación… asociado con Ištar y por donde pasa Venus” (cf. Job 38:6-7).11

El erudito bíblico SUD David Bokovoy explicó: “[Lehi] necesitaría tener un texto bíblico que describiera un ángel caído. Tal concepto aparece en Isaías 14. Este pasaje bíblico es un lamento, burlándose de la muerte del rey asirio de la época de Isaías”. De acuerdo con Bokovoy, “Aunque este texto se refiere directamente a un monarca asirio quien intentó hacerse un ser divino como el Más Alto Dios, la burla se basa en un antiguo tema cananeo de una divinidad literal quien trató de ascender al trono de El, el más alto dios en la asamblea divina”.12

Otro erudito SUD, John A. Tvedtnes, escribió: “El intento de Lucifer de sentarse en el santo monte refleja su deseo de llegar a ser parte del consejo celestial”.13 En las palabras de un erudito bíblico, él intentó “sentarse en el trono del monte donde se reúne la asamblea de los dioses… en efecto como el rey de los dioses”.14 Por su presunción, Lucifer, la personificación mitológica de tal vez el rey asirio Sargón II (circa 722-705 a. C.),15 fue arrojado al infierno, donde fue despojado de su poder y prestigio, burlado por aquellos que una vez oprimió, y finalmente derrotado por Yahvé (Isaías 14:15-23; 2 Nefi 24:15-23).

Por motivo de que conocía la historia esencial de la caída de Adán y Eva en el jardín del Edén (2 Nefi 2:15-27), Lehi sabía de “la cautividad y el poder del diablo” (v. 27), que era “el padre de todas las mentiras” (v. 18). Él también sabía que el diablo y la maldad estaban en “oposición” a Dios y su justicia ( vv. 11-13). Pero de dónde vino el diablo no está explícitamente declarado en Génesis.16 Tal vez desconcertado por esta brecha en los registros conocidos por él, y con el antecedente contextual en Isaías 14:12 en mente, es fácil ver cómo Lehi pudo haber “supuesto” la existencia del diablo, un ángel o ser divino que se opuso a Dios y así cayó al mundo más bajo (el infierno). La explicación convincente de Lehi fue tomada por sus hijos Nefi y Jacob y perpetua y adicionalmente desarrollada por los profetas y autores posteriores del Libro de Mormón.

El porqué

Al proporcionar una descripción más clara de Satanás que la Biblia Hebrea, el Libro de Mormón nos ayuda a reconocerlo a él y sus tácticas. “Además de exponer las tácticas y planes de Satanás”, escribió Clyde James Williams, “el Libro de Mormón da un consejo claro y directo de cómo superarlo”.17 Con estos dos registros de las escrituras combinados, estamos mejor preparados para resistir al Adversario y a sus secuaces.

En un nivel teológico o inclusive literal, el Libro de Mormón parece sacar de Isaías 14 su propio concepto de Satanás, que a su vez extrae algunas de sus ideas o inspiración de un ambiente mitológico más amplio del antiguo Cercano Oriente. Lehi, por lo tanto, parece haber hecho la misma innovación teológica que harían los judíos regresando del exilio de Babilonia, no mucho después.

O tal vez este concepto del Maligno ya estaba comenzando a circular entre los profetas en Jerusalén en los días de Lehi, y de ese modo permitió que se emergiera fuertemente y sin ninguna resistencia en los escritos bíblicos posteriores. Por supuesto, la “interpretación histórica del concepto de Satanás como un desarrollo teológico evolutivo en el judaísmo plantea la pregunta de que si las referencias en el Libro de Mormón sobre el Diablo deben ser consideradas anacrónicas”, pero como Bokovoy ha reconocido, “una lectura cuidadosa del Libro de Mormón, sin embargo, muestran que en esta instancia, el Libro de Mormón parece reflejar cómo los eruditos bíblicos que leen la Biblia Hebrea de manera crítica, entienden este tema”.18

Otras lecturas

David Bokovoy, Authoring the Old Testament: Genesis–Deuteronomy (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2014), 207–211.

John A. Tvedtnes, The Most Correct Book: Insights from a Book of Mormon Scholar (Springville, UT: Horizon Publishers, 2003), 132–153

Clyde James Williams, “Satan,” in Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 701.

 

1. “Satanás” aparece 27 veces en el Libro de Mormón, empezando en 1 Nefi 13:29. “Diablo” aparece unas 89 veces en el Libro de Mormón, empezando en 1 Nefi 12:17.
2. Clyde James Williams, “Satan,” in Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 701-703.
3. Véase, por ejemplo, los comentarios de Blake Ostler, quien sostiene que la fuerte presencia de Satanás en el Libro de Mormón es una “expansión” teológica de José Smith como el traductor inspirado del texto. Blake Ostler, “The Book of Mormon as a Modern Expansion of an Ancient Source,” Dialogue: A Journal of Mormon Thought 20, no. 1 (Spring 1987): 85–87
4. Véase este tratado general: Peggy L. Day, An Adversary in Heaven: śāṭān in the Hebrew Bible, Harvard Semitic Monographs 43 (Atlanta, GA: Scholar’s Press, 1988); C. Breytenbach and P. L. Day, “Satan,” in Dictionary of Deities and Demons in the Bible, ed. Karel Van Der Toorn, Bob Becking, and W. Pieter Van Der Horst (Leiden: Brill, 1999), 726-732.
5. G. J. Riley, “Devil,” in Dictionary of Deities and Demons in the Bible, 247.
6. Riley, “Devil,” 244.
7. Riley, “Devil,” 245.
8. Véase el comentario por G. J. Riley, “Demon,” in Dictionary of Deities and Demons in the Bible, 235–240.
9. Para más información sobre este punto, véase Stephen O. Smoot, “Council, Chaos, and Creation in the Book of Abraham,” Journal of the Book of Mormon and Other Restoration Scripture 22, no. 2 (2013): 31-34
10. Joseph Blenkinsopp, “Isaiah,” in The New Oxford Annotated Bible, 3rd ed., ed. Michael D. Coogan (New York, NY: Oxford University Press, 2001), 999. Uno piensa también en este caso de los ángeles de quienes fue dicho, en la literatura de Enoc (1 Enoc 6-11), que habían caído del cielo. Véase Christopher Rowland, The Open Heaven: A Study of Apocalyptic in Judaism and Early Christianity (Eugene, Oregon: Wipf and Stock, 1982), 93; P. W. Coxon, “Nephilim,” in Dictionary of Deities and Demons in the Bible, 618–620.
11. J. J. M. Roberts, First Isaiah: A Commentary, Hermeneia: A Critical and Historical Commentary on the Bible (Minneapolis, MN: Fortress Press, 2015), 209.
12. David Bokovoy, Authoring the Old Testament: Genesis–Deuteronomy (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2014), 209.
13. John A. Tvedtnes, The Most Correct Book: Insights from a Book of Mormon Scholar (Springville, UT: Horizon Publishers, 2003), 152.
14. Roberts, First Isaiah, 210.
15. Roberts, First Isaiah, 201, 207-209.
16. Muchos eruditos de la Biblia aún sostienen que la serpiente en Génesis 3 no es necesariamente mala, y por lo tanto no es el diablo como se entiende en la interpretación judía y cristiana posterior, pero es meramente un animal estafador astuto (Génesis 3:1). Para vistas representativas de esto, véase James L. Kugel, How to Read the Bible: A Guide to Scripture, Then and Now (New York, N. Y.: Free Press, 2007), 51; R. S. Hendel, “Serpent,” in Dictionary of Deities and Demons in the Bible, 746–747.
17. Williams, “Satan,” 702.
18. Bokovoy, Authoring the Old Testament, 208.

Traducido por Central del Libro de Mormón