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KnoWhy #146

¿Alma aconsejó a sus hijos durante la Pascua?

junio 27, 2017
KnoWhy #146
En recuerdo mío, por Walter Rane. Imagen vía lds.org
“Y ahora bien, hijo mío, Shiblón, quisiera que recordaras que en proporción a tu confianza en Dios, serás librado de tus tribulaciones, y tus dificultades, y tus aflicciones, y serás enaltecido en el postrer día”.
Alma 38:5

El conocimiento

Después de su ministerio entre los zoramitas, Alma “hizo que sus hijos se reunieran para dar a cada uno de ellos su encargo, separadamente, respecto de las cosas concernientes a la rectitud” (Alma 35:16). En esta ocasión, la exhortación de Alma a sus hijos puede estar vinculada a una antigua práctica judía asociada con la Pascua. Gordon C. Thomasson y John W. Welch relataron:

Según las tradiciones que datan por lo menos tan temprano como la época de Cristo y probablemente antes, después de reunir a su familia, el padre entonces instruía a sus hijos y respondía a sus preguntas. Sus palabras no eran fijas, sino que eran “para encajar con el conocimiento y la comprensión del niño” y se supone que era “para explicar la secuencia del pecado, el sufrimiento, el arrepentimiento y la redención”.1

Aunque no se sabe cuán temprano comenzó esta práctica particular, la fiesta de la Pascua siempre fue celebrada como un momento importante para las reuniones familiares, mientra comían el cordero pascual, recordando los textos tradicionales asociados con la liberación del Dios de Israel de la esclavitud en Egipto. Además, es importante señalar que los eruditos entienden que esta ceremonia de Pascua se desarrolló con el tiempo desde las primeras tradiciones de la sabiduría. 2 Es posible que la exhortación de Alma a sus hijos pudiera haber descendido temáticamente de las primeras tradiciones de estas mismas tradiciones de la sabiduría entrelazadas.

Lo que hace que el vínculo entre las palabras de Alma a sus tres hijos y esta tradición de la Pascua sea particularmente sorprendente es que, según algunas costumbres judías, los hijos que hacían preguntas a menudo desempeñaban diferentes papeles y personajes.3

El primero era un hijo sabio, que citaba a Deuteronomio, preguntando: “¿Qué significan los testimonios, y estatutos y decretos que Jehová nuestro Dios os mandó?” (Deuteronomio 6:20). El hijo mayor de Alma, Helamán, claramente se destaca como el hijo favorecido o sabio de Alma.4 y es notable que al dirigirse a él, Alma “menciona ‘sabiduría’ al menos ocho veces en Alma 37“.5

El segundo era un hijo inicuo, que citaba de Éxodo, preguntando: “¿Qué significa este rito para vosotros?” (Éxodo 12:26).

Este hijo es descrito en la literatura judía como culpable de crímenes sociales, que se había excluido de la comunidad y creía en falsas doctrinas. De acuerdo con la práctica judía, se le debe decir de una manera que “rechinará sus dientes”, porque será castigado por sus propios pecados.6

Obviamente, esta descripción se aplica adecuadamente a Coriantón, quien luchó con las transgresiones morales y encontró varias falsas doctrinas atractivas.7

Finalmente, un tercer hijo preguntaría: “¿Qué es esto?” (Éxodo 13:14). “La tradición israelita dice que el hijo desinformado que hacía esta pregunta necesita ser enseñado en la ley y dado la instrucción preventiva para mantenerlo bien lejos de cualquier riesgo de infringir la ley”.8 En este sentido, Alma advirtió informativamente a Shiblón9 acerca de los problemas del orgullo, arrogancia, las pasiones desenfrenadas, la ociosidad y las prácticas apóstatas de los zoramitas.10

Aunque es incierto si la exhortación de Alma a sus hijos coincide directamente con la observancia nefita de la Pascua, el método y el contenido de su instrucción evoca ciertamente a sus temas, incluyendo el sufrimiento en cautiverio y aflicción, el clamor por la liberación, la aparición de un poderoso ángel y liberación de la oscuridad y dolores amargos.11 El tiempo también es apropiado: Así como los israelitas regresaron a su hogar para celebrar la Pascua, y Alma y su equipo misionero acababan de regresar a Zarahemla, habiendo completado sus esfuerzos para traer a los zoramitas en Antiónum de vuelta a la fe (Alma 35:14).

El porqué

La forma en que los sermones de Alma se unen a las antiguas tradiciones de la Pascua Judía proveen evidencia de su conciencia y adhesión a las justas “tradiciones de sus padres” (Alma 3:11). Por otra parte, el reconocimiento de la naturaleza sagrada y ceremonial de estos momentos patriarcales de testimonio, instrucción y exhortación puede ayudar a explicar la notable sofisticación y elegancia de las formas literarias y retóricas utilizadas por Alma en esta ocasión.12

La tradición de la Pascua tenía la intención de ayudar a Israel a recordar la mano del Señor al sacarlos de la opresión egipcia. Del mismo modo, las palabras de Alma a sus hijos estaban llenas de exhortaciones para recordar las cosas sagradas. Por ejemplo, el discurso quiásmico de Alma13 a Helamán comenzó precisamente con la misma advertencia de que “hicieses lo que yo he hecho, recordando el cautiverio de nuestros padres” (Alma 36:2) y terminó de manera similar reafirmando que Alma “siempre h[a] retenido el recuerdo de su cautiverio” (v. 29). En este contexto, Alma incluso mencionó específicamente el éxodo israelita cuando declaró: “[L]o alabaré para siempre; porque ha sacado a nuestros padres de Egipto” (v. 28).

Las palabras y los mandamientos de Alma a sus hijos eran así altamente convenientes para el tiempo de Pascua. Hablar en tal ocasión solamente habría realzado la seriedad de esa ocasión.

Similar a las diversas narraciones del éxodo entre los nefitas,14 la iglesia moderna tiene sus propios paralelos con la liberación milagrosa del antiguo Israel. Tales observancias en nuestros días pueden ayudar a los lectores de las escrituras a apreciar y relacionarse con el solemne impacto de las palabras de Alma de hace siglos. Élder Russell M. Nelson enseñó: “Ambos grupos compartieron muchos milagros que se conmemoran cada año. La celebración de la Pascua tiene que ver con los viajes de los antiguos israelitas. Cada mes de julio, repetimos los legendarios relatos de los pioneros”.15

Al igual que los hijos de Alma, los miembros modernos de la casa de Israel de todo tipo tienen el deber de “siempre… reten[er] el recuerdo” de la mano del Señor en su propia liberación divina (Alma 36:29).

Otras lecturas

Terrence L. Szink and John W. Welch, “King Benjamin’s Speech in the Context of Ancient Israelite Festivals,” in King Benjamin’s Speech: “That Ye May Learn Wisdom,” ed. John W. Welch and Stephen D. Ricks (Provo UT: FARMS, 1998), 147–224

Gordon C. Thomasson and John W. Welch, “The Sons of the Passover,” in Reexploring the Book of Mormon: A Decade of New Research, (Provo UT: FARMS, 1992), 196–198.

Fred O. Francis, “The Baraita of the Four Sons,” Journal of the American Academy of Religion 42, no. 2 (1974): 280–297.

 

1. Gordon C. Thomasson and John W. Welch, “The Sons of the Passover,” in Reexploring the Book of Mormon: A Decade of New Research, ed. John W. Welch (Salt Lake City and Provo UT: Deseret Book and FARMS, 1992), 196.
2. Fred O. Francis, “The Baraita of the Four Sons,” Journal of the American Academy of Religion 42, no. 2 (1974): 290: “Estamos inclinados a creer que las tres versiones que han llegado hasta nosotros entretejen una multitud de tradiciones de la sabiduría aliadas en unos cuantos hilos. … Aunque la posibilidad de un “texto original” es siempre intrigante, tomamos las tres versiones para que sean representantes de una amplia tradición de la sabiduría—más amplia de lo que ellos mismos indican”. Francis, “The Baraita of the Four Sons,” 280–297 provee un breve resumen y luego una comparación de lado a lado de los tres textos existentes que han surgido de estas tradiciones. Cabe señalar que la mayoría de las tradiciones de Pascua incluyen cuatro hijos, pero solo tres de ellos hacen preguntas. Para conocer el motivo de haber cuatro hijos (en lugar de dos o tres), véase Francis, “Baraita of Four Sons,” 291–292.
3. Véase Martin Sicker, A Passover Seder Companion and Analytic Introduction to the Haggadah (New York: iUniverse, 2004), 55–64, para un análisis interpretativo de esta ceremonia tal como se presenta en la Hagadá judío.
4. Lo que el propio Alma haya pensado de la dignidad o justicia de Helamán, le dijo “que Dios te ha confiado estas cosas que son sagradas” (Alma 37:14). En otras palabras, no se trata solo de un padre que elige a su hijo favorito, sino que es un ejemplo de cómo el Señor elegirá al que sucederá al profeta presidente. Curiosamente, aunque Helamán fue elegido como el nuevo líder espiritual de la iglesia, Alma no lo alabó explícitamente por su justicia, como lo hizo con Shiblón. De hecho, sus palabras a Helamán estaban estrictamente llenas de exhortaciones y advertencias. Véase los siguientes ejemplos: “…da oído a mis palabras” (Alma 36:1), “[q]uisiera que hicieses lo que yo he hecho” (v. 2), “te suplico, por tanto, que escuches mis palabras” (v. 3)), “debes saber, como yo sé” (v. 30), “te mando que tomes los anales” (Alma 37:1, “[T]ambién te mando que lleves una historia de este pueblo” (v. 2), “que conserves sagradas todas estas cosas” (v. 2), “tal vez pienses que esto es locura de mi parte; mas… (v. 6), “¡[o]h recuerda, recuerda, hijo mío, Helamán, cuán estrictos son los mandamientos de Dios!” (v. 13), “ahora recuerda, hijo mío, que Dios te ha confiado estas cosas” (v. 14),”si quebrantas los mandamientos de Dios, he aquí, estas cosas que son sagradas te serán quitadas” (v. 15), “[p]ero si guardas los mandamientos … ningún poder de la tierra ni del infierno te las puede quitar (v. 16), “[p]or lo que te mando… que seas diligente en cumplir todas mis palabras” (v. 20), “te mando que retengas todos sus juramentos” (v. 27), “[p]or consiguiente, esconderás de este pueblo esos planes secretos de sus juramentos y sus pactos” (v. 29), “[y] ahora bien, hijo mío, recuerda las palabras que te he hablado” (v. 32),“[p]redícales el arrepentimiento y la fe” (v. 33), “[e]nséñales a no cansarse nunca de las buenas obras” (v. 34), “¡[o]h recuerda, hijo mío, y aprende sabiduría en tu juventud; sí, aprende en tu juventud a guardar los mandamientos de Dios!” (v. 35), “implora a Dios todo tu sostén” (v. 36), “[c]onsulta al Señor en todos tus hechos” (v. 37), “quisiera que entendieses” (v. 43), “[o]h hijo mío, no seamos perezosos” (v. 46), “asegúrate de cuidar estas cosas sagradas” (v. 47).
5. Thomasson and Welch, “Sons of Passover,” 197.
6. Thomasson and Welch, “Sons of Passover,” 197.
7. La exhortación de Alma a Coriantón comprende de Alma 39–42. Aunque Alma inicialmente le reprendió (véase Alma 39:1–7), el objetivo final de Alma era ayudar a su hijo a arrepentirse y “que no [dejara] que [le] perturbaran más estas cosas” (Alma 42:29). Véase también, Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué el pecado de Coriantón fue tan grave? (Alma 39:5)“, KnoWhy 147 (28 junio, 2017).
8. Thomasson and Welch, “Sons of Passover,” 197.
9. Shiblón, a diferencia de Helamán, recibió varias afirmaciones de su justicia: “Y ahora bien, hijo mío, confío en que tendré gran gozo en ti, por tu firmeza y tu fidelidad para con Dios; porque así como has empezado en tu juventud a confiar en el Señor tu Dios, así espero que continúes obedeciendo sus mandamientos… he tenido gran gozo en ti por razón de tu fidelidad y tu diligencia, tu paciencia y tu longanimidad entre los zoramitas. Porque sé que estuviste atado; sí, y también sé que fuiste apedreado por motivo de la palabra; y sobrellevaste con paciencia todas estas cosas, porque el Señor estaba contigo; y ahora sabes que el Señor te libró” (Alma 38:2-4). Es posible que Alma quisiera tranquilizar a Shiblón de que su comparativa falta de responsabilidad no era un signo de indignidad. A pesar de que no fue elegido para dirigir la iglesia o hacerse cargo de los registros sagrados, Shiblón era sin duda un buen y honorable hijo.
10. Véase Alma 38:11–14. Estas advertencias a Shiblón pueden contrastar con Helamán, quien a pesar de haber sido estrictamente comisionado y mandado para cumplir con su cargo (véase nota 5), no fue tan explícita o directamente advertido contra el pecado.
11. Véase Thomasson and Welch, “Sons of Passover,” 197–198: “Muchos otros temas de la Pascua se ven en Alma 35–42. Alma habla de ‘llorar’ (compare Deuteronomio 26:7; Alma 36:18) por la liberación de la ‘aflicción’ (compare Deuteronomio 26:6; Alma 36:3, 27; especialmente el ‘pan de aflicción’ de la Pascua sin levadura) y de la esclavitud en Egipto (Alma 36:28), desde la ‘noche de tinieblas’ (compare Alma 41:7; Éxodo 12:30), y la hiel de la amargura (Alma 36:18, 21; relacionado con las ‘hierbas amargas’ de la pascua en Éxodo 12:8). El cordero pascual puede ser similar a algunas de las referencias de Alma a Cristo; y la dureza del corazón de Faraón (véase Éxodo 11:10) puede ser paralela a la referencia de Alma a la dureza del corazón de su pueblo (véase Alma 35:15). Así como la liberación de Alma fue precedida por tres días y noches de oscuridad (véase Alma 36:16), así fue la primera Pascua (véase Éxodo 10:22).”
12. Por ejemplo, John W. Welch, “A Masterpiece: Alma 36,” in Rediscovering the Book of Mormon: Insights You May Have Missed Before, ed. John L. Sorenson and Melvin J. Thorne (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and FARMS, 1991), 114–131. Cabe señalar que Alma habló con Helamán usando una estructura quiástica doble en Alma 36, mientras que da a Shiblón solo la primera mitad del relato de su conversión en Alma 38, tal vez porque Helamán era el hijo primogénito que tenía derecho a heredar una doble porción de los bienes de su padre. Para ver los sermones de Alma formateados en paralelos poéticos, véase Donald W. Parry, Poetic Parallelisms in the Book of Mormon: The Complete Text Reformatted (Provo, UT: Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2007), 318–336. Para una evaluación literaria del ensayo que Alma da de su conversión, véase Grant Hardy, Understanding the Book of Mormon: A Reader’s Guide (New York, NY: Oxford University Press, 2010), 137–142.
13. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué se convirtió Alma? (Alma 36:21)”, KnoWhy 144 (24 de junio, 2017). Welch, “A Masterpiece,” 114–131; John W. Welch, “Chiasmus in the Book of Mormon,” in Book of Mormon Authorship: New Light on Ancient Origins, ed. Noel B. Reynolds (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1982), 33–52; John W. Welch, “Criteria for Identifying and Evaluating the Presence of Chiasmus,” Journal of Book of Mormon Studies 4, no. 2 (1995): 1–14.
14. Véase George S. Tate, “The Typology of the Exodus Pattern in the Book of Mormon,” in Literature of Belief: Sacred Scripture and Religious Experience, ed. Neal E. Lambert (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1981), 245–262; S. Kent Brown, “The Exodus Pattern in the Book of Mormon,” in From Jerusalem to Zarahemla: Literary and Historical Studies of the Book of Mormon (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1998), 75–98.
15. Russel M. Nelson, “El éxodo se repite,” Liahona, Abril 2002, en lds.org.

Traducido por Central del Libro de Mormón