Ningún otro evento tuvo un mayor impacto en la vida de Alma que los tres días transformadores que pasó atormentado después de ser reprendido por un ángel.1 Los temas de esa experiencia impregnan sus sermones,2 y por lo menos tres relatos diferentes de esta sobreviven en el Libro de Mormón (Mosiah 27; Alma 36, 38). Una comparación detallada de estos registros sugiere firmemente que los tres son, en parte significativa, registros en primera persona del mismo Alma.3 De estos registros, Alma 36 se destaca como la más completa y mejor compuesta.
John W. Welch señaló: “Los abruptos paralelismos antitéticos” de las palabras originales de Alma en Mosíah 27:29-30, “se han reorganizado en una composición quiástica magistralmente elaborada en Alma 36“.4 Esta readaptación de las frases espontáneas habladas por Alma hijo mientras contaba la historia de su conversión a su hijo Helamán, un número de años más adelante, ofrece evidencia fuerte que la estructura de Alma 36 era deliberada e intencional.
Welch, quien descubrió los quiasmos en el Libro de Mormón como un misionero en Alemania en 1967,5 publicó por primera vez la estructura quiástica de Alma 36 en 1969 (véase el gráfico).6 Desde entonces, la estructura de Alma 36 ha recibido continua atención y análisis, detallando no solo el quiasmo general, sino también la disposición de varias subestructuras.7
De importancia interpretativa, observadores cuidadosos han encontrado que el clímax de una estructura quiástica fuerte se encuentra generalmente en su punto medio. Como Nils Lund estableció: “El centro es siempre el punto de inflexión… En el centro hay a menudo un cambio en la tendencia del pensamiento, y se introduce una idea antitética, que es un cambio en el centro… Así, el clímax está en el centro, no al final, donde debemos esperarlo”.8 Esta característica de un quiasmo deliberadamente compuesto, claramente presente en Alma 36, ayuda a los lectores a discernir el punto clave de todo el pasaje.
Aunque algunos han cuestionado la quiasticidad absoluta del registro,9 tanto las evaluaciones basadas en criterios como los análisis estadísticos indican además que es improbable que la estructura quiástica de Alma 36 sea un accidente.10 Welch concluyó: “Después de evaluar cientos de quiasmos propuestos en una amplia variedad de textos largos, he descubierto que solo unos cuantos textos califican inequívocamente como quiasmos planificados y exitosos. Alma 36 es una de las mejores”.11
Producir un quiasmo bien escrito y elegante es desafiante y difícil. Según Welch: “[S]i un autor utiliza quiasmos mecánicamente, la puede producir rígida y forzada, (un pobre resultado de un autor que hace mal uso o implementa pobremente cualquier dispositivo artístico)”.12 Este no es el caso de Alma 36, que transita suavemente de un punto a otro hasta alcanzar su punto central climático y luego descender fácilmente por el mismo camino.13
Alma… no se limita a plasmar una lista de ideas en un orden y luego torpe y servilmente vuelve sobre sus pasos a través de esa lista en el orden opuesto. Su obra tiene las marcas de un hábil y meticuloso escritor, completamente cómodo con el uso de este difícil modo de expresión.14
Grant Hardy señaló que, el relato de Alma “se mueve de público a personal a privado y luego regresa otra vez”.15 A lo largo de todo el relato, Hardy notó el notable detalle de que “Dios está presente en cada fase”. Así, Hardy pensó que “el orden y el diseño intencional de Alma 36 sugiere un mundo en el que Dios… está en control, donde las vidas de los individuos encajan en algún plan global”.16
El centro de ese plan es Jesucristo y su poder expiatorio. Mientras que Alma en algunas ocasiones puso énfasis en su encuentro con el ángel,17 no fue la aparición del ángel lo que causó el cambio de corazón de Alma. De hecho, la estructura quiástica de Alma 36 guía de manera elocuente y eficaz al lector de manera centralizada y enfática hacia el encuentro directo y personal de Alma con Jesucristo. Welch señaló:
La estructura del capítulo comunica poderosamente la experiencia personal de Alma, pues el punto central de su conversión llegó precisamente cuando invocó el nombre de Jesucristo y pidió misericordia. Nada era más importante que esto en la conversión de Alma—ni la aparición del ángel, ni las oraciones de su padre y de los sacerdotes. Así como este fue el punto de partida en la vida de Alma, lo convierte en el centro de esta magnífica composición.18
El punto de esta notable estructura literaria subraya el cambio dramático en la vida de Alma, respondiendo con toda seguridad a la pregunta, ¿por qué se convirtió Alma? Esa conversión se produjo cuando recordó a su padre hablar de “la venida de un Jesucristo, un Hijo de Dios, para expiar los pecados del mundo”, lo que le hizo decir: “¡Oh Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia de mí que estoy en la hiel de amargura, y ceñido con las eternas cadenas de la muerte!” (Alma 36:17-18).
Desde ese punto de inflexión, el patrón quiástico adopta lo que Noel B. Reynolds denominó una “polaridad inversa entre las unidades paralelas de texto”.19 Mientras que una vez le “atribulaba el recuerdo de [sus] muchos pecados” (Alma 36:17), le “dejó de atormenta[r] el recuerdo de [sus] pecados” (v. 19). Donde una vez hubo “las penas de un alma condenada” (v. 16), ahora hay un “alma… llen[a] de un gozo tan profundo como lo había sido [su] dolor” (v. 20).
El retroceso aquí procede desde el punto central hasta que el esfuerzo de Alma para “destruir la iglesia de Dios” (Alma 36:6) se yuxtapone con su nuevo e incesante esfuerzo para “traer almas al arrepentimiento” (v. 24). De este retroceso, Welch razonó: “El mensaje es claro: la expiación de Cristo y la respuesta del hombre de un corazón quebrantado y mente dispuesta son centrales para recibir el perdón de Dios”.20
Es difícil imaginar que cualquier forma literaria se utilice más eficazmente que este quiasmo extendido para articular el efecto transformador de la Expiación en las vidas de los individuos en todo el mundo. Muchos han sentido como Alma se sentía. Como resultado, Alma 36 natural y poderosamente resuena con los lectores de todo el mundo.21 Después de leer Alma 36 con Welch, el prominente erudito bíblico David Noel Freedman comentó: “Los mormones tienen mucha suerte. Su libro es muy bonito”.22 Después de un extenso estudio de Alma 36, Welch concluyó:
Este texto se clasifica como uno de los mejores usos del quiasmo que uno puede imaginar. Merece gran aclamación y reconocimiento. A pesar de su complejidad, el significado del capítulo es simple y profundo. Las palabras de Alma son a la vez inspiradas e inspiradoras, religiosas y literarias, históricas e intemporales, claras y complejas—un texto que merece ser considerado durante años.23
John W. Welch, “A Masterpiece: Alma 36,” in Rediscovering the Book of Mormon: Insights You May Have Missed Before, ed. John L. Sorenson and Melvin J. Thorne (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and FARMS, 1991), 114–131.
John W. Welch, “Chiasmus in Alma 36,” FARMS Preliminary Report (1989).
John W. Welch, “Chiasmus in the Book of Mormon,” in Book of Mormon Authorship: New Light on Ancient Origins, ed. Noel B. Reynolds (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1982; reprint, FARMS, 1996), 33–52.
1. La experiencia de Alma es sorprendentemente similar a las pruebas que los especialistas de los rituales mesoamericanos experimentan para convertirse en sanadores y líderes religiosos. Véase Mark Alan Wright, “‘According to Their Language, unto Their Understanding’: The Cultural Context of Hierophanies and Theophanies in Latter-day Saint Canon,” Studies in the Bible and Antiquity 3 (2011): 58–64; Mark Alan Wright, “Nephite Daykeepers: Ritual Specialists in Mesoamerica and the Book of Mormon,” in Ancient Temple Worship: Proceedings of the Expound Symposium, 14 May 2011, ed. Matthew B. Brown, Jeffrey M. Bradshaw, Stephen D. Ricks, and John S. Thompson (Salt Lake City and Orem, UT: Eborn Books and Interpreter Foundation, 2014), 247–252.
2. S. Kent Brown, “Alma’s Conversion: Reminiscences in His Sermons,” in The Book of Mormon: Alma, The Testimony of the Word, ed. Monte S. Nyman and Charles D. Tate Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1992), 141–156; reprinted in S. Kent Brown, From Jerusalem to Zarahemla: Literary and Historical Studies of the Book of Mormon (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1998), 113–127. Véase también Grant Hardy, Understanding the Book of Mormon: A Reader’s Guide (New York, NY: Oxford University Press, 2010), 134–137.
3. John W. Welch, “Three Accounts of Alma’s Conversion,” in Reexploring the Book of Mormon: A Decade of New Research, ed. John W. Welch (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and FARMS, 1992), 150–153; John W. Welch and J. Gregory Welch, Charting the Book of Mormon: Visual Aids for Personal Study and Teaching (Provo, UT: FARMS, 199), charts 106–107.
4. Welch, “Three Accounts of Alma’s Conversion,” 152.
5. Véase John W. Welch, “The Discovery of Chiasmus in the Book of Mormon: Forty Years Later,” Journal of Book of Mormon Studies 16, no. 2 (2007): 74–87, 99; John W. Welch, “Forty-Five Years of Chiasmus Conversations: Correspondence, Criteria, and Creativity,” presentación dada en 2012 FAIR Conference; J. Gregory Welch, “The Amazing True Story of How Chiasmus was Discovered in the Book of Mormon,” video en línea, septiembre 1, 2015, en linea en bookofmormoncentral.org.
6. John W. Welch, “Chiasmus in the Book of Mormon,” BYU Studies 10, no. 3 (1969): 69–83. Véase también John W. Welch, “Chiasmus in the Book of Mormon,” in Book of Mormon Authorship: New Light on Ancient Origins, ed. Noel B. Reynolds (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1982; reprint, FARMS, 1996), 33–52; John W. Welch, “Chiasmus in the Book of Mormon,” in Chiasmus in Antiquity: Structures, Analysis, Exegesis, ed. John W. Welch (Provo, UT: Research Press, 1999), 198–210. Gráfico tomado de Welch and Welch, Charting the Book of Mormon, 132.
7. Véase John W. Welch, “Chiasmus in Alma 36,” FARMS Preliminary Report (1989); John W. Welch, “A Masterpiece: Alma 36,” in Rediscovering the Book of Mormon: Insights You May Have Missed Before, ed. John L. Sorenson and Melvin J. Thorne (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and FARMS, 1991), 114–131; Grant Hardy, Understanding the Book of Mormon: A Reader’s Guide (New York, NY: Oxford University Press, 2010), 137–142; Noel B. Reynolds, “Rethinking Alma 36,” papel inédito en nuestra posesión. La estructura completa de Alma 36 se presenta también en Donald W. Parry, ed., Poetic Parallelisms in the Book of Mormon: The Complete Text Reformatted (Provo, UT: Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2007), 318–321.
8. Nils Wilhelm Lund, Chiasmus in the New Testament (Chapel Hill, NC: University of North Carolina Press, 1942), 40–41, 46.
9. Véase Earl M. Wunderli, “Criteria of Alma 36 as an Extended Chiasm,” Dialogue: A Journal of Mormon Thought 38, no. 4 (2005): 97–112; Brant A. Gardner, Second Witness: Analytical and Contextual Commentary on the Book of Mormon, 6 vols. (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2007), 4:495–497. Joseph M. Spencer, An Other Testament: On Typology, 2nd edition (Provo, UT: Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2016), 1–32 argumenta que mientras “el texto parece estar estructurado como una narrativa quiasticamente enmarcada” (p. 4), solo el principio y el fin (vv. 1–5, 26–30) son quiasmos, mientras que el núcleo (vv. 13–22) está guiado por una estructura completamente diferente.
10. Para una evaluación de criterios, véase Welch, “A Masterpiece,” 129–130; Welch, “Chiasmus in Alma 36,” 26–35. Para una explicación de los criterios para juzgar un quiasmo, véase John W. Welch, “Criteria for Identifying and Evaluating the Presence of Chiasmus,” Journal of Book of Mormon Studies 4, no. 2 (1995): 1–14. Véase también “Criteria Chart,”en Chiasmus Resources, en línea en https://chiasmusresources.johnwwelchresources.com/. Para la evaluación estadística, véase Boyd F. Edwards and Farrell W. Edwards, “Does Chiasmus Appear in the Book of Mormon by Chance?,” BYU Studies 43, no. 2 (2004): 103–130; Boyd F. Edwards and Farrell W. Edwards, “Response to Earl Wunderli’s ‘Critique of Alma 36 as an Extended Chiasm’,” Dialogue: A Journal of Mormon Thought 39, no. 3 (2006): 164–169.
11. Welch, “A Masterpiece,” 116.
12. Welch, “A Masterpiece,” 128.
13. Welch, “A Masterpiece,” 127–128; Welch, “Chiasmus in Alma 36,” 24–25.
14. Welch, “A Masterpiece,” 128.
15. Hardy, Understanding the Book of Mormon, 140.
16. Hardy, Understanding the Book of Mormon, 140–141.
17. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué habló el ángel con voz de trueno? (Mosíah 27:11)”, KnoWhy 105 (10 de mayo, 2017).
18. Welch, “A Masterpiece,” 118. Welch, “Chiasmus in the Book of Mormon” (1982), 51: “El quiasmo permite a Alma situar el punto de partida de toda su vida exactamente en el punto de partida de este capítulo: Cristo, debido a los efectos de la expiación futura, pertenece al centro de ambos. En comparación con los abruptos paralelismos antitéticos encontrados en el recuento de este incidente registrado en Mosíah 27, el quiasmo en Alma 36 es monumental y significativo. La estructura quiástica amplifica el significado de la conversión de Alma y la centralidad de las realidades espirituales alrededor de las cuales giraba”. Welch, “Chiasmus in the Book of Mormon,” (1999), 207: “dice mucho para las sensibilidades artísticas de Alma que él logra colocando el punto de partida de su vida en el punto de partido de este capítulo. Tales efectos, al parecer, no ocurren sin diseño”.
19. Reynolds, “Rethinking Alma 36,” 6.
20. Welch, “A Masterpiece,” 127.
21. De manera similar, otra historia de conversión clásica que ha gozado de un gran atractivo es la de Jonás, quien se resistió al llamado del Señor para que sirviera como un mensajero del evangelio del arrepentimiento a la ciudad de Nínive. Como se ha observado recientemente, “la estructura quiástica del libro de Jonás sugiere que fue intencionalmente compuesta para centrarse en la exclamación de salvación de Jonás (2:4–6), el punto que está físicamente en medio, así como el clave espiritual de este texto”. Véase David Randall Scott, “The Book of Jonah: Foreshadowings of Jesus as the Christ,” BYU Studies Quarterly 53, no. 3 (2014): 173–174.
22. Como se cita en John W. Welch, “What Does Chiasmus in the Book of Mormon Prove?” in Book of Mormon Authorship Revisited: The Evidence for Ancient Origins, ed. Noel B. Reynolds (Provo, UT: FARMS, 1997), 206.
23. Welch, “A Masterpiece,” 131.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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