El discurso de Alma sobre la fe registrado en Alma 32 continúa en Alma 33 y culmina con una declaración de fe. La declaración de siete partes de la creencia en Cristo (33:22) se centra en la misión expiatoria de Jesús como el hijo divino de Dios y se basa en el fundamento establecido por Alma sobre la naturaleza de la fe y el testimonio en Alma 32.
Alma prologó esta concisa declaración de sus artículos básicos de fe recordando la historia de los israelitas que deambulaban por el desierto (Alma 33:19-20). Como se registra en Números 21, los hijos de Israel comenzaron a quejarse contra Moisés, provocando que Dios enviara serpientes “ardientes” o venenosas para humillarlos. Para curar a aquellos que habían sido mordidos por estas serpientes, Moisés levantó una serpiente de bronce en una asta para que “cualquiera que sea mordido y la mire, vivirá” (Números 21:4-9).
Al volver a contar este relato, Alma enfatizó que la serpiente de bronce era un símbolo de Cristo (Alma 33:19) y comparó sus milagrosos poderes curativos con la importancia de tener fe en los poderes salvíficos de Cristo. “Oh hermanos míos, si fuerais sanados con tan solo mirar para quedar sanos, ¿no miraríais inmediatamente?; o, ¿preferiríais endurecer vuestros corazones en la incredulidad, y ser perezosos y no mirar, para así perecer?” (Alma 33:21)
Con este contexto retórico de las escrituras, Alma concluyó sus palabras a la multitud de pobres zoramitas, que habían salido de Antiónum para escuchar su mensaje (Alma 32:4). Hablando claro y poderosamente, Alma los invitó a que “planta[ran] esta palabra” (Alma 33:23, énfasis agregado) como la semilla de la fe en sus corazones, a saber:
[C]reer en el Hijo de Dios, que vendrá para redimir a los de su pueblo, y que padecerá y morirá para expiar los pecados de ellos; y que se levantará de entre los muertos, lo cual efectuará la resurrección, a fin de que todos los hombres comparezcan ante él, para ser juzgados en el día postrero, sí, el día del juicio, según sus obras (v. 22).
Los artículos de fe según Alma incluyen: (1) la creencia en el Hijo de Dios; (2) la creencia de que redimirá a su pueblo; (3) la creencia de que sufrirá y morirá; (4) la creencia de que realizará la Expiación; (5) la creencia de que resucitará de entre los muertos; (6) la creencia de que llevará a cabo la resurrección de los muertos; (7) la creencia en el juicio final (véase la tabla presentada).1 Estos artículos de fe son consistentes con varios profetas que de manera similar agruparon y enfatizaron muchas de estas enseñanzas particulares del evangelio en sus propios sermones y escritos en todo el Libro de Mormón, la declaración de Alma en esta ocasión siendo la más completa y concisa.2
Como lo resume John W. Welch y J. Gregory Welch: “Uno puede imaginar que Alma y sus seguidores podrían haber recitado personalmente esta declaración explicando su fe, de la misma manera que los miembros de la iglesia usan hoy los Artículos de Fe al exponer los elementos fundamentales de su fe”.3 Estos artículos de fe, lo que uno podría llamar el núcleo del Credo Nefita,4 constituye, de acuerdo con Alma, específicamente la “palabra” de la que se habla en Alma 32 que los seguidores de Cristo deben plantar en sus corazones. “Y ahora bien, él comunica su palabra a los hombres por medio de ángeles; sí, no solo a los hombres, sino a las mujeres también” (v. 23).
Este punto clave deja claro por qué Alma 32-33 deben ser leídos juntos como un todo completo. Originalmente, estos dos capítulos no estaban divididos. La división de capítulo entre estos capítulos podría llevar a algunos lectores a pensar erróneamente que estos dos capítulos no están relacionados.
Sin embargo, cuando se leen juntos, la lógica y el testimonio de Alma aquí se aclaran. Si uno va a desarrollar la fe plantando la palabra, tal como se explora en Alma 32:28, entonces uno debe entender lo que uno debe creer en primer lugar, como lo aclaran los artículos de fe nefitas en Alma 33. Por lo tanto Alma puede ser leído explicando primero cómo creer (Alma 32) y luego qué creer (Alma 33).
Cada paso en esta secuencia de fe verdadera y creciente es esencial. De importancia fundamental para los creyentes fieles es darse cuenta de que a causa del efecto universal del sufrimiento personal, la muerte y resurrección de Cristo todos comparecerán re-encarnados ante el Señor, “para ser juzgados en el día postrero, sí, el día del juicio, según sus obras” (Alma 33:22). Es importante plantar y nutrir la semilla correcta para cultivar la planta deseada.
Por lo tanto, es significativo que tanto Alma 32 como Alma 33 terminen con la representación del árbol de la vida (Alma 32:42; 33:23). Esto, para los creyentes, es el símbolo supremo de la encarnación de Cristo, el amor, la misión eterna y la resurrección.
Es también el símbolo general que une el discurso de Alma. Cuando la palabra comienza a hincharse y crecer, Alma promete: “[H]e aquí, llegará a ser un árbol que crecerá en vosotros para vida sempiterna” (Alma 33:23). La semilla de este árbol que los fieles hombres y mujeres deben plantar en sus corazones es la creencia en el Mesías expiatorio y su misión, capturado y encapsulado por Alma en sus artículos de fe (33:1).
John W. Welch, “Ten Testimonies of Jesus Christ from the Book of Mormon,” in Doctrines of the Book of Mormon: The 1991 Sperry Symposium, ed. Bruce A. Van Orden and Brent L. Top (Salt Lake City: Deseret Book, 1992), 223–242.
Elaine Shaw Sorensen, “Seeds of Faith: A Follower’s View of Alma 32,” in The Book of Mormon: Alma, the Testimony of the Word, ed. Monte S. Nyman and Charles D. Tate Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1992), 129–39.
1. Véase John W. Welch and J. Gregory Welch, Charting the Book of Mormon: Visual Aids for Personal Study and Teaching (Provo, UT: FARMS, 1999), chart 42.
2. Véase 1 Nefi 11:31-33 (Nefi), y 19:9-10 (Nefi resume a varios profetas); 2 Nefi 9:4-15 (Jacob); 2 Nefi 25:12-13 (Nefi); Mosíah 3:5-10 (Benjamín); Mosíah 15:5-9, 20 y 16:10 (Abinadí); Alma 11:39-41 (Amulek); Mormón 9:1-14 (Moroni); Véase más adelante Welch y Welch, Charting the Book of Mormon, chart 43.
3. Welch and Welch, Charting the Book of Mormon, chart 42.
4. Los Santos de los Últimos Días comúnmente evitan el lenguaje de “credos” debido a la antipatía (comenzando con José Smith) hacia los credos clásicos del cristianismo (véase José Smith–––Historia 1:19). Sin embargo, la palabra “credo” viene del latín credo, que significa “yo creo”. En su definición muy básica un credo es una declaración de fe o creencia no muy diferente de los Artículos de Fe canonizados hoy. Véase de manera general John W. Welch, “ʻAll Their Creeds Were an Abominationʼ: A Brief Look at Creeds as Part of the Apostasy,” in Prelude to the Restoration: From Apostasy to the Restored Church, ed. Steven C. Harper et al. (Salt Lake City and Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University and Deseret Book, 2004), 228–249; Lincoln H. Blumell, “Rereading the Council of Nicaea and Its Creed,” in Standing Apart: Mormon Historical Consciousness and the Concept of Apostasy, ed. Miranda Wilcox and John D. Young (New York, NY: Oxford University Press, 2014), 196–217. De hecho, el Credo Nefita tiene similitudes con algunos de los primeros credos cristianos, como el Antiguo Credo Romano del segundo siglo d. C.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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