Después de su escape milagroso del encarcelamiento injusto en Ammoníah,1 Alma y Amulek fueron a la tierra de Sidom, donde encontraron que algunos de sus conversos también habían huido (Alma 15:1). La tierra de Sidom resultó ser más acogedora a los misioneros y a su mensaje del evangelio. Alma “estableció una iglesia en la tierra de Sidom” de la misma manera que lo había hecho en Zarahemla.2 Todos los que “desear[on] bautizarse… llegaron en grupos de toda la comarca alrededor de Sidom” (vv. 13–14).
Como resultado, el pueblo se humilló, y ellos “adorar[on] a Dios ante el altar, velando y orando sin cesar que fuesen librados de Satanás, y de la muerte y de la destrucción” (Alma 15:17). Los altares tienen muchas funciones importantes en la adoración de los antiguos israelitas y también para los nefitas. Lehi construyó un altar en el desierto para ofrecer sacrificios (1 Nefi 2:6–7; cf. 5:9; 7:22),3 la función principal de los altares en el Antiguo Testamento.
Los altares también eran lugares de liberación en la religión israelita. De acuerdo con el erudito del Antiguo Testamento David Bokovoy, “las primeras leyes de Éxodo identifican altares como lugares de refugio donde alguien que había cometido homicidio involuntariamente podría buscar asilo”.4 La ley específica que Bokovoy tenía en mente era Éxodo 21:12-14:
El que hiera a alguno, haciéndole así morir, él morirá. Pero el que no armó asechanzas, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te señalaré el lugar al cual ha de huir. Además, si alguno se enardece contra su prójimo y lo mata con alevosía, de mi altar lo quitarás para que muera.
Este texto legal era conocido por Nefi, y le fue citado por el Espíritu cuando se le mandó matar a Labán (véase 1 Nefi 4:11-12, 17).5 De manera interesante, aunque Nefi no huyó a uno de los seis sitios levíticos designados de refugio, huyó generalmente de la tierra de Israel y específicamente a la tienda de su padre, donde se había hecho un altar dedicado al Señor (1 Nefi 2:6–7; 5:9; 7:22).
Bokovoy señaló que el altar en el tabernáculo era usado como un lugar de refugio o liberación en 1 Reyes 1:50-51 y 2:28, al cual los enemigos de Salomón, Adonías y Joab, huyeron y “asieron ‘de los cuernos del altar’ con la esperanza de un asilo temporal”.6 Así argumentó que era “una antigua tradición israelita” reconocer que el altar era “como un lugar de liberación de la muerte”.7
De manera similar, después de que Alma estableció la iglesia en Sidom, cuando el pueblo “había empezado a humillarse ante Dios, y a reunirse en sus santuarios para adorar a Dios ante el altar”, ellos se acercaban al altar para adorar a Dios, y lo hacían porque estaban “velando y orando sin cesar que fuesen librados de Satanás, y de la muerte y de la destrucción” (Alma 15:17, énfasis añadido). Notando esta confluencia de elementos, Bokovoy recalcó: “[E]l Libro de Mormón identifica el altar como un lugar donde el pueblo podía buscar liberación, aunque en un sentido espiritual”.8
Los altares se mencionan solo tres veces en el Libro de Mormón.9 El primero es el “altar de piedras” de Lehi (1 Nefi 2:7). Nefi huyó a la tienda de su padre para refugiarse después de matar a Labán, donde este altar fue usado para “sacrificio y holocaustos” a su regreso (1 Nefi 5:9).10 El segundo está en la tierra de Sidom, donde el pueblo buscaba liberarse “de Satanás, y de la muerte y de la destrucción” (Alma 15:17). La mención final de un altar se refiere a los conversos de los hijos de Mosíah que venían “ante el altar de Dios para invocar su nombre y confesar sus pecados ante él” (Alma 17:4).
En dos de estas tres referencias, el altar parece estar conectado con refugio y liberación como en Éxodo 21:12-14. En 1 Nefi, la tienda de Lehi con su altar de piedras se convierte en un lugar de seguridad para Nefi después de haber matado a Labán, a quien el Señor entregó en sus manos. En Alma 15:17, el altar es representado como un lugar de liberación espiritual de las fuerzas del mal. Como Bokovoy comenta, esto es “una sutileza que provee evidencia adicional de que el Libro de Mormón claramente refleja las tradiciones de la antigüedad“.11
El entender a los altares como lugares de sacrificios y liberación en el Libro de Mormón nos guía a una mejor comprensión del amor y protección que tiene Dios para Sus hijos a través de la expiación de Jesucristo. Cada vez que una injusticia está a punto de ser perpetrada, cuando una persona ha huido de un acusador que está erróneamente persiguiéndolo y amenazándolo, Dios ha designado para ellos un lugar de seguridad y liberación. Ese lugar es un altar, un lugar de sacrificio, con “símbolos y figuras” del sacrificio venidero del Cordero de Dios para “el poder de su liberación” (Mosíah 3:15, Alma 7:13).
Tal altar está en un lugar santo, administrado por la autoridad profética o sacerdotal y apoyado por una comunidad justa que está preparada para recibir a aquellos que buscan refugio y liberación (véase Alma 27:20-24). Mientras Dios pide a todos los que vienen ante el altar hacer sacrificios personales, una vez allí promete que aquellos que buscan su rostro y suplican Su ayuda seguramente encontrarán refugio de las tormentas de la vida, liberación del pecado, alivio de las preocupaciones mundanas, victoria sobre la muerte espiritual y un escudo de las fuerzas de la destrucción.
David Bokovoy, Authoring the Old Testament: Genesis–Deuteronomy (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2014), 14.
David E. Bokovoy and John A. Tvedtnes, Testaments: Links between the Book of Mormon and the Hebrew Bible (Tooele, UT: Heritage Press, 2003), 166–167.
David Bokovoy, “A Place of Deliverance: Altars in the Hebrew Bible and Book of Mormon,” Insights: A Window on the Ancient World 21, no. 2 (2001): 2.
Alison V. P. Coutts, “Refuge and Asylum in the Ancient World,” M.A. Thesis in the David M. Kennedy Center (Provo, UT: Brigham Young University, 2001), esp. 71–83.
1. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué tipo de terremoto causó la caída de las paredes de la prisión? (Alma 14:29)”, KnoWhy 121.
2. Sobre el establecimiento de la iglesia en Zarahemla, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué Alma necesitó ‘establecer el orden de la iglesia’ de nuevo en Zarahemla?(Alma 6:4)”, KnoWhy 113 (19 de mayo 2017).
3. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué le permitía a Lehi ofrecer sacrificios afuera de Jerusalén? (1 Nefi 7:22)”, KnoWhy 9 (11 de enero 2017).
4. David Bokovoy, Authoring the Old Testament: Genesis–Deuteronomy (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2014), 14. Véase Bernard S. Jackson, Wisdom Laws: A Study of the Mishpatim of Exodus 21:1–22:16 (New York, NY: Oxford University Press, 2006), 138–139. También véase Alison P. Coutts, “Refuge and Asylum in the Ancient World,” M.A. Thesis in the David M. Kennedy Center (Provo, UT: Brigham Young University, 2001), 77–78.
5. Véase John W. Welch, “Legal Perspectives on the Slaying of Laban,” Journal of Book of Mormon Studies 1, no. 1 (1992): 119–141.
6. Bokovoy, Authoring the Old Testament, 14.
7. Bokovoy, Authoring the Old Testament, 14.
8. Bokovoy, Authoring the Old Testament, 14. Bokovoy primero hizo este argumento en David Bokovoy, “A Place of Deliverance: Altars in the Hebrew Bible and Book of Mormon,” Insights: A Window on the Ancient World 21, no. 9,02. También aparece en David E. Bokovoy y John A. Tvedtnes, Testaments: Links between the Book of Mormon and the Hebrew Bible (Tooele, UT: Heritage Press, 2003), 166–167.
9. Una cuarta mención en 2 Nefi 16:6 es una cita de Isaías 6:6.
10. S. Kent Brown ha argumentado que los “holocaustos” aquí se ofrecieron como expiación porque Nefi mató a Labán. Véase S. Kent Brown, Voices from the Dust: Book of Mormon Insights (American Fork, UT: Covenant Communications, 2004), 9.
11. Bokovoy, “A Place of Deliverance,” 2; Bokovoy and Tvedtnes, Testaments, 167.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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