Cuando Jesús enseñaba a sus discípulos, a menudo utilizaba parábolas para transmitir diversas verdades sobre el reino de los cielos. En una de esas parábolas, Jesús utilizó la imagen del trigo y la cizaña para demostrar el futuro de la Iglesia hasta la Segunda Venida. Un hombre, que puede interpretarse como representación del propio Cristo, “sembró buena semilla en su campo”, y luego “mientras dormían los hombres”, Satanás “vino […] y sembró cizaña entre el trigo, y se fue” (Mateo 13:24-25).
Aunque la cizaña era una plaga para la cosecha, el sembrador ordenó a sus siervos: “Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega, yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi alfolí” (Mateo 13:30). Aunque pueda parecer extraño, este proceder prescrito era de hecho beneficioso, porque garantizaba que el trigo joven no fuera perturbado ni destruido antes de que estuviera listo para la siega.
Según John W. Welch y Jeannie S. Welch, esta significativa parábola revela las verdades básicas de la gran apostasía y las maravillosas bendiciones del plan de restauración y de salvación eterna del Padre. Esta enseñanza gráfica de Jesús revela que “los problemas surgirían poco después de que Jesús hubiera iniciado Su Iglesia” mientras los seres humanos no prestaban suficiente atención y que estos problemas se extenderían1. En particular, la parábola parece abordar “los desafíos presentados por la apostasía en la iglesia cristiana antigua, sus comunidades y sus familias”2. Al mismo tiempo, queda claro que Jesús anticipó proféticamente todos estos desafíos y ofreció aliento a Su audiencia para que pudieran reconocer la cizaña por lo que realmente era3.
La naturaleza profética de esta parábola es particularmente evidente a la luz de la revelación moderna. En una revelación dada a José Smith en 1832, aprendemos que “el campo era el mundo, y los apóstoles fueron los sembradores de la semilla; y al dormirse estos, el gran perseguidor de la iglesia, el apóstata, la ramera, Babilonia, que hace que todas las naciones beban de su copa, en cuyos corazones reina el enemigo, sí, Satanás, se sienta para reinar; he aquí, este siembra la cizaña; por tanto, la cizaña ahoga el trigo y hace huir a la iglesia al desierto” (DyC 86:2-3).
Estas cizañas—un tipo de mala hierba que en sus primeras etapas de crecimiento se parece engañosamente al trigo—pueden interpretarse como “falsos profetas, falsas doctrinas o alternativas competidoras del evangelio” diseñadas para confundir y engañar al mundo4. Muchas de estas falsas enseñanzas podrían estar planeadas tan cuidadosamente como para ser difíciles de distinguir inicialmente de las verdaderas doctrinas, al menos hasta que la mala naturaleza de sus frutos se hiciera manifiesta en el momento de la cosecha.
Algunas de estas cizañas—los engaños de Satanás—que también fueron un medio para “ahoga[r] el trigo y hace[r] huir a la iglesia al desierto” han sido reveladas a través del Libro de Mormón y revelaciones adicionales dadas a José Smith. En el Libro de Mormón, Nefi vio tres pasos hacia la Apostasía.
En primer lugar, la gente despojaría “el evangelio del Cordero de muchas partes que son claras y sumamente preciosas” (1 Nefi 13:26; cursiva agregada). Según los Welch: “Esto pudo haber ocurrido al alterar el significado o la comprensión de los conceptos enseñados por el Señor”5. A medida que se redefinían términos o conceptos clave, se perdían verdades importantes y se hacía más difícil vivir plenamente el Evangelio.
En segundo lugar, El ángel que guiaba a Nefi le dijo que la gente quitaría “muchos de los convenios del Señor” (1 Nefi 13:26; cursiva agregada). Además de la pérdida de verdades sobre estos convenios, Nefi indica que algunas personas intencionalmente cambiarían o eliminarían estos convenios por completo para “para pervertir las vías correctas del Señor, para cegar los ojos y endurecer el corazón de los hijos de los hombres” (1 Nefi 13:27).
Y tercero, Nefi vio que “se han quitado muchas cosas claras y preciosas del libro, el cual es el libro del Cordero de Dios” (1 Nefi 13:28; cursiva agregada). La corrupción de las Escrituras “pudo haber ocurrido ya sea por la pérdida física de palabras o como consecuencia de que los textos que aún existían ya no se entendían”6. Independientemente de ello, el resultado fue el mismo: sin la luz guía de los profetas y la revelación continua, pronto se hizo imposible encontrar la verdad pura del evangelio de Jesucristo7.
Un tipo adicional de cizaña fue revelado por el Señor en 1831: “En la antigüedad mis discípulos buscaron motivo el uno contra el otro, y no se perdonaron unos a otros en su corazón; y por esta maldad fueron afligidos y disciplinados con severidad”. Debido a esto, el Señor ha mandado a la Iglesia restaurada: “… debéis perdonaros los unos a los otros; pues el que no perdona las ofensas de su hermano, queda condenado ante el Señor, porque en él permanece el mayor pecado. Yo, el Señor, perdonaré a quien sea mi voluntad perdonar, mas a vosotros os es requerido perdonar a todos los hombres” (DyC 64:8-10).
Afortunadamente, mientras que la cizaña de la contención tuvo éxito inicialmente en causar la apostasía generalizada sobre cuestiones de verdad y doctrina, ese no es el final de esta historia. El Señor, en Su infinita sabiduría y misericordia, ha restaurado la verdadera Iglesia de Cristo, trayéndola de vuelta del desierto, por así decirlo. Por medio de siervos escogidos, Él también ha restaurado los derechos esenciales del sacerdocio, las llaves y la autoridad, que habían “continuado el sacerdocio por el linaje de vuestros padres”, para que los granos completos de trigo aún puedan ser cosechados y preservados para siempre (véase DyC 86:8-11).
La parábola del trigo y la cizaña termina con la estación cuando se siega el trigo y se quema la cizaña: “[Y] al tiempo de la siega, yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi alfolí” (Mateo 13:30).
Al mundo se le dará tiempo suficiente para arrepentirse y prepararse para este acontecimiento, y todo el mundo tendrá la oportunidad, en esta vida o en la próxima, de aceptar el evangelio de Jesucristo y ejercer la fe en Él. Hasta ese momento, seguirá habiendo cizaña creciendo junto al trigo. Seguirán surgiendo problemas, y las influencias y los engaños seductores de Satanás se verán por todas partes.
Sin embargo, la parábola del trigo y la cizaña nos asegura que las personas fieles que pueden distinguir entre el trigo y la cizaña recogerán el trigo y que finalmente Cristo vendrá en justo juicio. Cuando lo haga, eliminará del mundo todos los efectos de Satanás. “Su juicio extiende varias de Sus virtudes al extender Su infinito amor, sabiduría, justicia y misericordia. Su juicio cumple Su plan determinante, Sus promesas del convenio, y Su obra y gloria eternas”8.
Como ha explicado el élder Neil L. Anderson: “Este será nuestro mundo hasta que el Salvador regrese, con mucho que es bueno y mucho que es malo a cada lado. Quizás a veces no se sientan como una espiga de trigo fuerte y madura. Sean pacientes con ustedes mismos. El Señor dijo que el trigo incluirá tiernas hierbas que brotan”9.
No importa cuán fuerte sea actualmente nuestra fe o cuán desarrollados sean nuestros testimonios, Cristo en esta parábola invita a todas las personas en todas partes a venir a Él y ser salvos. Él quiere que todos elijamos rectamente y estemos preparados para Su Segunda Venida, para que podamos ser recogidos y preservados para la eternidad.
John W. Welch y Jeanie S. Welch, The Parables of Jesus: Revealing the Plan of Salvation (American Fork, UT: Covenant Communications, 2019), 60–67, 148–151.
Susan Easton Black, “Parable of the Wheat and the Tares – Insight Into D&C 86”, en Restoration Voices Volume 2: Insights and Stories of the Doctrine and Covenants (Springville, UT: Book of Mormon Central, 2021).
1. John W. Welch y Jeanie S. Welch, The Parables of Jesus: Revealing the Plan of Salvation (American Fork, UT: Covenant Communications, 2019), 61.
2. Welch y Welch, Parables of Jesus, 62.
3. Welch y Welch, Parables of Jesus, 62.
4. Welch y Welch, Parables of Jesus, 61.
5. Welch y Welch, Parables of Jesus, 63.
6. Welch y Welch, Parables of Jesus, 63.
7. Véase Central del Libro de Mormón, “¿Se perdieron doctrinas claras y preciosas? (1 Nefi 13:26)”, KnoWhy 15 (enero 18, 2017).
8. Welch y Welch, Parables of Jesus, 148.
9. Neil L. Anderson, “Allegarnos más al Salvador”, Conferencia general, octubre de 2022.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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