Después de terminar el libro de Éter, Moroni escribió diez capítulos más, a pesar de que no había planeado hacerlo (Moroni 1:1). Uno puede preguntarse por qué Moroni habría hecho esto cuando su vida era tan sombría e incierta. Después de todo, su gente había sido asesinada, y él ya había completado el trabajo de su padre de compendiar los registros nefitas y jareditas. Entre muchas otras razones, pudo haber escrito estos capítulos para explicar más completamente algo que su padre solo había insinuado.1
En su relato de la visita de Cristo a las Américas, Mormón mencionó que Jesús impuso Sus manos sobre Sus discípulos y “les dio el poder para conferir el Espíritu Santo” (3 Nefi 18:36-37). Mormón prometió más tarde demostrar cómo se cumplió esto y cómo los discípulos pudieron dar el don del Espíritu Santo (v. 37). Aunque Mormón aludió varias veces a dar el Espíritu Santo, no proporcionó algunos detalles sobre este evento que al lector le gustaría tener.2
Afortunadamente para todos los lectores del Libro de Mormón, Moroni parece haber notado esta brecha y decidió cumplir la promesa de su padre.3 Para hacer esto, informó las palabras exactas de Cristo a Sus discípulos, mostrando “que este testimonio es verdadero” (3 Nefi 18:37).4 Esta puede ser la razón de Moroni 2. Moroni finalmente les contó a sus lectores acerca de “Las palabras de Cristo, las cuales habló a sus discípulos… diciendo: Pediréis al Padre en mi nombre… y después que hayáis hecho esto, tendréis poder para que a aquel a quien impongáis las manos, le confiráis el Espíritu Santo” (Moroni 2:1-2).
Aunque es imposible estar seguro de esto, es probable que Moroni haya ayudado a Mormón en su trabajo.5 Si este es el caso, puede haber recordado que su padre nunca cumplió esta promesa particular a sus lectores. Después de vivir lo suficiente para compendiar el libro de Éter, otro cabo suelto que su padre había dejado atrás, Moroni pudo haber decidido resolver este detalle también. Esto explicaría por qué esta nota sobre el don del Espíritu Santo fue una de las primeras cosas que escribió. Él pudo haber querido asegurar que, sin importar qué más sucediera, la promesa de su padre se cumpliría.
A pesar de que la vida de Moroni era casi inimaginablemente difícil, él continuó escribiendo, incluso después de terminar el resumen de Éter. Sabiendo que era solo a través de estas planchas que el evangelio llegaría a los lamanitas, Moroni pudo haber sido impulsado a dar testimonio personalmente y terminar lo que su padre comenzó.6
La dedicación de Moroni es tanto inspiradora como instructiva para el lector moderno. Es probable que Moroni estuviera inspirado por la dedicación de su padre y que esto fuera parte de lo que lo llevó a terminar lo que su padre había comenzado.7 En los tiempos modernos, los padres también pueden inspirar a los hijos por su dedicación a la causa de Cristo, ayudándoles a continuar las tradiciones del discipulado.
Como enseñó el élder K. Brett Nattress:
No sé si hay algo en este mundo que pudiese aportar más felicidad y gozo que saber que nuestros hijos conocen al Salvador; saber que ellos saben “a qué fuente han de acudir para la remisión de sus pecados”. Por eso es que, como miembros de la Iglesia, “predicamos de Cristo” y testificamos de Cristo (2 Nefi 25:26). Por este motivo oramos con nuestros hijos cada día. Por este motivo leemos las Escrituras con nuestros hijos cada día. Por eso les enseñamos a servir a los demás… Al dedicarnos a esos sencillos modelos de discipulado, facultamos a nuestros hijos con el amor del Salvador y con la guía y la protección divinas a medida que afrontan los vientos feroces del adversario.8
Hugh Nibley, Teachings of the Book of Mormon, 4 vols. (American Fork y Provo, UT: Covenant Communications y FARMS, 2004), 4:220–221.
Byron R. Merill, “Moroni2”, en Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 557.
Gary Layne Hatch, “Mormon and Moroni: Father and Son,” en The Book of Mormon: Fourth Nephi, From Zion to Destruction, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1995), 105–116.
1. Brant A. Gardner, Second Witness: Analytical and Contextual Commentary on the Book of Mormon, 6 vols. (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2007), 6:330. Véase también Gordon C. Thomasson, “The Survivor and the Will to Bear Witness,” en Reexploring the Book of Mormon: A Decade of New Research, ed. John W. Welch (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book and FARMS, 1992), 266–268.
2. Se puede ver que en 3 Nefi 26:17, 3 Nefi 28:18 y 4 Nefi 1:1 hace esto.
3. Gary Layne Hatch, “Mormon and Moroni: Father and Son,” en The Book of Mormon: Fourth Nephi, From Zion to Destruction, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1995), 112.
4. Es posible que obtuviera estas palabras exactas de los tres discípulos nefitas. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué el deseo de los tres nefitas fue de ayuda para Mormón y Moroni? (3 Nefi 28:7)”, KnoWhy 223 (Octubre 10, 2017).
5. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué es importante el tratado de paz que duró 10 años? (Mormón 3:1)”, KnoWhy 228 (Octubre 17, 2017).
6. Joseph Fielding McConkie, Robert L. Millet y Brent L. Top, Doctrinal Commentary on the Book of Mormon, 4 vols. (Salt Lake City, UT: Bookcraft, 1987–1992), 4:319.
7. Byron R. Merill, “Moroni2,” en Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 557.
8. Elder K. Brett Nattress, “No hay mayor gozo que saber que ellos lo conocen“, Liahona, octubre 2016, en línea en lds.org.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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