Cuando se describe la visión del árbol de la vida, Lehi dijo que las personas “avanzaron a través del vapor de tinieblas, asidos a la barra de hierro” hasta que finalmente llegaron al árbol de la vida (1 Nefi 8:24). Sin embargo, uno se pregunta por qué “avanzaron… asidos” a la barra por el camino, si ellos simplemente caminaron a través de una llanura nivelada y un camino recto y angosto.1 Se podría pensar que simplemente colocar las manos en la barra de hierro para evitar perderse en los vapores mientras caminaban sería suficiente para no perderse. En su lugar, el relato de la visión de Lehi sugiere que el árbol de la vida estaba en una colina o montaña y que las personas tenían que subirla. Este detalle tiene más sentido cuando la visión de Lehi se compara con el jardín de Edén.
David Calabro ha argumentado que hay varias similitudes entre el relato del jardín de Edén en Génesis y la visión de Lehi del árbol de la vida. Por ejemplo, Génesis 3:24 declara que Dios colocó “una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida”. 1 Nefi 12:18 también habla sobre una espada: “Y un grande y terrible abismo los separa; sí, la espada de la justicia del Dios Eterno y el Mesías, que es el Cordero de Dios” (1 Nefi 12:18, del manuscrito original).2 1 Nefi 15:28-30 de manera similar señala que este abismo separa a los inicuos de entrar a ciertas áreas y su “resplandor era como el de una llama de fuego”—en otras palabras, una “llama de fuego” metafórica.
Calabro también señaló que hay un camino que lleva al árbol en ambos textos. Génesis 3:24 declara que Jehová “[echó], pues, fuera al hombre y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida”.3 La palabra hebrea derek, se traduce como “camino“, pero también se puede traducir como “ruta” o “sendero”. 1 Nefi 8:20 de manera similar discute un camino: “Y vi también un sendero estrecho y angosto que corría a un lado de la barra de hierro hasta el árbol, al lado del cual me hallaba”.
Tanto el relato de Génesis como el sueño de Lehi describen un jardín fértil con un desierto en las afueras. Calabro ha señalado que “en Génesis 2-3, hay un contraste básico entre el jardín, por un lado, y el mundo de donde Adán y Eva fueron tomados y a donde fueron llevados más tarde, por otro lado”. Uno es caracterizado por el polvo (Génesis 2:7; 3:19), espinos y cardos (Génesis 3:18) y el trabajo (Génesis 3:17, 19)” mientras que el jardín contenía ríos y “todo árbol agradable a la vista y bueno para comer” (Génesis 2:8-10). Este contraste básico se puede reflejar en el “desierto obscuro y lúgubre” y el “campo grande y espacioso” del sueño de Lehi (1 Nefi 8:4, 7, 9, 20).
Este “desierto obscuro y lúgubre” de acuerdo con Robert Millet y Joseph McConkie, es una “representación simbólica del hombre caído en el mundo solitario y triste”.4 Solo después de que Lehi fue llevado al “campo grande y espacioso” encontró el árbol y los ríos. Aunque las palabras “campo” y “jardín” tienen significados diferentes, la palabra hebrea karmel, significa “plantación, tierra de jardín”, es traducida como “campo fértil” en varias escrituras en la versión de la Reina Valera 2009 (Isaías 10:18; 29:17; 32:15, 16).5
El nombre hebreo Edén incluso puede derivar de una palabra semítica que significa “llanura”, lo que sugiere que es un pedazo de tierra expansiva, similar a un campo.6 Por lo tanto, el “campo espacioso” del sueño de Lehi pudiera reflejar muy bien un concepto antiguo del Edén (1 Nefi 8:9, 20).7
Además, tanto el sueño de Lehi como el Edén contienen varios ríos,8 así como vapores también.9 En algunas tradiciones, Edén también es asociado con una barra de hierro, como en el sueño de Lehi.10
Conexiones como esta ayudan a explicar el aparente movimiento ascendente de las personas hacia el árbol. De acuerdo con muchas fuentes antiguas, el jardín de Edén estaba en una montaña. Esto está implícito en la frase que dice que “salía de Edén un río” porque los ríos fluyen cuesta abajo (Génesis 2:10). Ezequiel 28:11–16 también equipara “Edén … el huerto de Dios” con “el santo monte de Dios”.11
Calabro ha señalado que Lehi, que estaba cerca del árbol de la vida, pudo ver “el río y su fuente (1 Nefi 8:13-14), el sendero estrecho y angosto que finalmente llega al ‘campo grande y espacioso’ que se dice que es como el ‘mundo’ (1 Nefi 8:20), e ‘innumerables concursos de gentes’ viajando por varios caminos (1 Nefi 8:21-22, 28)”. El amplio panorama de Lehi sugiere un lugar elevado, como el Edén.
La fuente del río siendo “descrita ‘no muy lejos’ del lugar donde Lehi estaba cerca del árbol (1 Nefi 8:13-14); como con la descripción del río en Génesis 2:10“, también “implica que la ubicación de Lehi es más alta que el área circundante donde el río fluye”. Todos estos puntos sugieren que las personas pudieron haber estado “avanzando” porque estaban subiendo hacia la cima del monte por la barra para llegar al árbol (1 Nefi 8:21, 24, 30).12
La imagen de las personas que se esforzaban para llegar al árbol de la vida es un símbolo apropiado para la vida en la tierra. En ocasiones, la vida puede sentirse como un camino cuesta arriba, un intento desesperado por vencer los efectos de la caída y regresar al Edén de donde fuimos expulsados. Es muy similar a lo que uno mira en el sueño de Lehi. Lejos de ser un paseo tranquilo por un campo, las personas en la visión de Lehi se estaban esforzando por llegar al Edén.
Sin embargo la declaración de Lehi nos invita a ver este viaje ascendente con optimismo: “Adán cayó para que los hombres existiesen; y existen los hombres para que tengan gozo” (2 Nefi 2:25). El regreso al árbol de la vida no tiene que ser un trabajo penoso. Podemos encontrar gozo en la escalada. La representación de la familia de Lehi presente al lado del Árbol de la Vida con él, nos recuerda esto. En el jardín de Edén, Adán y Eva no tenían a su familia con ellos, ya que no podían tener hijos antes de la caída (véase 2 Nefi 2:23). Lehi, por otro lado, reunió a su familia a su alrededor cuando estaba participando del árbol de la vida. Su visión nos recuerda que la caída fue realmente una “caída hacia adelante”,13 permitiéndonos tener hijos y finalmente estar con ellos en la presencia de Dios.
Mientras hacemos nuestro camino por la vida, esforzándonos por vencer los efectos de la caída, debemos recordar que la caída es lo que abre el camino hacia la vida eterna y por lo tanto la felicidad eterna.14 En nuestra subida hacia la cima, podemos recordar que aun cuando estamos en el proceso de vencer los efectos de la caída, podemos encontrar la plenitud de gozo y , con gratitud, hacer nuestro camino hacia el árbol de la vida, aferrándonos a la barra de hierro.
David M. Calabro, “Lehi’s Dream and the Garden of Eden“, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 26 (2017): 269–296.
Donald W. Parry, “Garden of Eden: Prototype Sanctuary”, en Temples of the Ancient World, ed. Donald W. Parry (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1994), 126–51.
Margaret Barker, “Joseph Smith and Preexilic Israelite Religion“, BYU Studies 44, no. 4 (2005): 69–82.
1. La interpretación de un camino plano o nivelado es sugerible porque Lehi menciona dos veces que el árbol de la vida estaba en algún lugar dentro o cerca de un “campo grande” (1 Nefi 8:9, 20). Sin embargo, la descripción de Lehi no es lo suficientemente clara de que el campo y particularmente el área alrededor del árbol de la vida, estaba en un terreno plano.
2. David Calabro señaló que el “término espada se escribió mal como palabra en el manuscrito para la imprenta y esta lectura persiste hasta la edición actual. En inglés, solo hay una letra de diferencia entre “espada” (sword) y “palabra” (word). La lectura con la palabra “espada” es indudablemente correcta; no solo en la lectura más antigua, sino en la frase “la espada de la justicia”, refiriéndose a la justicia de Dios, que aparece con frecuencia en el Libro de Mormón (Alma 26:19; 60:29; Helamán 13:5; 3 Nefi 20:20, 29:4; Éter 8:23). En Éter 8:23, aparece la misma frase como en el manuscrito original de 1 Nefi 12:18: “[L]a espada de la justicia del Dios Eterno”. En contraste, la frase “la palabra de la justicia del Dios Eterno” sería una anomalía. David M. Calabro, “Lehi’s Dream and the Garden of Eden“, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 26 (2017): 272. En apoyo a esta afirmación, Calabro hizo referencia a Royal Skousen, Analysis of Textual Variants of the Book of Mormon, Part One (Provo: FARMS, 2004), 257–258.
3. Énfasis añadido.
4. Joseph Fielding McConkie y Robert L. Millet, Doctrinal Commentary on the Book of Mormon, 4 vols. (Salt Lake City, UT: Bookcraft, 1987), 1:56.
5. Otros pasajes también asocian a los campos con fructificación y exuberancia (Isaías 32:12; Ezequiel 17:5).
6. Francis Brown, S. R. Driver y Charles Briggs, A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament (Oxford, UK: Clarendon Press, 1951), 726–727; Ludwig Koehler y Walter Baumgartner, The Hebrew and Aramaic Lexicon of the Old Testament, study edition (Leiden, Netherlands: Brill, 2001), 1:792.
7. Calabro, “Lehi’s Dream“, 278–279.
8. Véase Génesis 2:10 y 1 Nefi 8:13-14. “La visión de Nefi incluye no solo una sino dos ‘fuentes’: (1) ‘la fuente de aguas vivas’ (1 Nefi 11:25), que no se menciona en el relato de Lehi; y (2) ‘la fuente de aguas sucias’ (1 Nefi 12:16), la cual es identificada con la fuente que describe Lehi. Uno de estos, “parece haber tenido su origen muy cerca del árbol de la vida”. Además, “en un nivel básico, el tema de las aguas emanando de la proximidad del árbol de la vida es común en ambas” visiones. Un tipo de “fuente de aguas que da vida” (meqor khayyim ‘fuente de vida’, o meqor mayim khayyim ‘fuente de aguas vivas’), se cree que estaba localizado en la morada del jardín de Dios, presentado prominentemente en otros pasajes bíblicos (véase Salmo 36:8-10; Jeremías 17:12-13)”. También se puede ver el tema en la mitología del Cercano Oriente y la ideología del templo. Uno encuentra “varias tradiciones de la creación antigua que representa a dos ríos, uno siendo las aguas celestiales y otro las aguas subterráneas”. Estas pueden parecer que “al principio están en conflicto con el tema habitual de los cuatro ríos”, pero reflejan una idea relacionada. Calabro, “Lehi’s Dream“, 280. Calabro también señaló que Edén es el punto donde los cuatro ríos fluyen hacia los cuatro puntos de la brújula (p. 279, n 24). Para este concepto, el cual está presente en muchas tradiciones antiguas de la creación, véase Thomas Fawcett Hebrew Myth and Christian Gospel (London, UK: SCM Press, 1973), 279–281.
9. Véase Génesis 2:6 y 1 Nefi 8:23–24; 12:16–17. “Aunque las funciones son claramente diferentes, el vapor en Génesis 2:6 puede corresponder en cierto nivel al ‘vapor de tinieblas’ en el sueño de Lehi”. El vapor en el sueño de Lehi no está “asociado con el riego del suelo sino con las tinieblas de la visión que resulta en que los inicuos se pierden. Este vapor parece estar asociado con las aguas sucias”. Por lo tanto, “el río y el vapor son mencionados uno al lado del otro en 1 Nefi 12:16-17. La palabra hebrea ed “vapor” suena como la palabra hebrea para “angustia” o ‘calamidad’, que a menudo se usa en referencia al camino de los inicuos o a su destino, y es posible que las similitudes entre estas dos palabras provoquen una comprensión siniestra de los vapores bíblicos en el contexto del sueño de Lehi”. Calabro, “Lehi’s Dream“, 281. Véase también Brown, Driver y Briggs, Hebrew and English Lexicon, 15.
10. La Septuaginta y otras versiones del Salmo 2:9 hablan de un rey mesiánico que “gobierna” o “apacienta” a su pueblo con una vara de hierro. Esto proviene de una interpretación de la palabra hebrea ra’a (dañar/romper) como ra’ah (apacentar, alimentar, pastorear). En última instancia, es difícil saber qué significado se pretendía. La interpretación de la Septuaginta se ajusta a pasajes como Levítico 27:32, donde se entiende que la vara es un cayado de pastor. La cita del Salmo 2:9 en el griego de Apocalipsis 2:27, donde ra’ah se traduce al griego como poimanei (para pastorear, pastor, alimentar, gobernar), refleja esto. Este es aparentemente la comprensión de la barra de hierro que vemos en el sueño de Lehi—que está destinada para guiar, como el cayado de un pastor y guiar al pueblo al árbol de la vida (para alimentarlos). La académica bíblica Margaret Barker ha mencionado este tema, concluyendo que “la visión de Lehi tiene la barra de hierro guiando a las personas al gran árbol—la comprensión más antigua y original de la palabra”. Barker más adelante señaló que la Biblia menciona la vara de hierro en cuatro ocasiones como la vara del Mesías. El Mesías es representando usando la vara para “quebrantar” las naciones (Salmo 2:9) o “regirl[as]” (Apocalipsis 2:27; 12:5; 19:15). En la traducción griega (la Septuaginta) la palabra hebrea en Salmo 2:9 se entiende como quebrantar y se interpreta: “[L]os pastorearás en vara ferrina”. Las palabras para “romper” y “pastorear, pastar, cuidar, dirigir” son casi las mismas. El libro de Apocalipsis “usa la palabra ‘pastorear’, poimanei, del Mesías y su vara de hierro, por lo que las versiones modernas aquí no son exactas. El niño santo que fue llevado al cielo (Apocalipsis 12:5) fue para ‘regir a todas las naciones con vara de hierro’”. Miqueas 7:14 en la versión Reina Valera 2009 “traduce esta misma palabra como ‘[a]pacienta a tu pueblo con tu cayado’, donde ‘guiar’ hubiera sido una mejor traducción”. En Salmo 78:72 uno encuentra, ‘Y los apacentó… y los guio’, “donde el paralelismo de la poesía hebrea esperaría que los dos verbos tuvieran un significado similar: ‘Y los llevó…. y los guio’”. En última instancia “la visión de Lehi tiene la barra de hierro guiando a las personas al gran árbol—la comprensión más antigua y probablemente la más original del mundo”. Margaret Barker, “Joseph Smith and Preexilic Israelite Religion“, BYU Studies 44, no. 4 (2005): 76–77.
11. Calabro, “Lehi’s Dream“, 274. Véase también Donald W. Parry, “The Garden of Eden: Sacred Space, Sanctuary, and Temple”, Explorations: Journal for Adventurous Thought 5 (1987): 84–85; Donald W. Parry, “Garden of Eden: Prototype Sanctuary“, en Temples of the Ancient World, ed. Donald W. Parry (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1994), 133–37.
12. Compare 1 Nefi 8:31, que actualmente dice que “vio también otras multitudes que se dirigían a tientas hacia el grande y espacioso edificio”. El manuscrito original dice “esforzándose” en lugar de “a tientas”. Véase Skousen, Analysis of Textual Variants, Part One, 187.
13. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Cuál es el origen del entendimiento que tenía Lehi sobre la caída? (2 Nefi 2:25)“, KnoWhy 28 (4 de febrero de 2017).
14. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué Lehi enseñó que la Caída era necesaria? (2 Nefi 2:22–25)” KnoWhy 269 (13 de diciembre de 2017).
Traducido por Central del Libro de Mormón
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