A lo largo de la historia, muchas civilizaciones y comunidades han buscado establecer una sociedad perfecta, una que pudiera proveer prosperidad y bienestar para todos sus ciudadanos.1 Esto fue especialmente cierto durante el período inicial de la restauración. El historiador estadounidense, Richard Bushman, señaló: “Entre 1787 y 1860, se llevaron a cabo 137 experimentos comunitarios en los Estados Unidos. Todos buscaban mejorar el mundo al formar pequeñas sociedades sobre principios ideales”.2
Muchos conversos de la iglesia en Ohio habían sido parte de uno de estos grupos, conocido como “la Familia”.3 Ellos intentaron sinceramente vivir como una comunidad ideal en la granja de Isaac Morley, pero sin la revelación divina malentendieron el principio de la mayordomía.4 En febrero de 1831, el Señor reveló los principios correctos de consagración y mayordomía (DyC 42:32) y llamó a Edward Partridge como el primer obispo de la iglesia para supervisar las propiedades consagradas y administrar mayordomías a aquellos que ingresaron al convenio.5 A la luz de esta revelación, los esfuerzos colectivos en la granja de Morley fueron “rápidamente abandonados por la ley más perfecta del Señor”.6
Aunque las revelaciones posteriores ampliarían la Ley de Consagración y la adaptarían a las necesidades de los santos,7muchos de sus principios fundamentales ya se habían enseñado en el Libro de Mormón. Por ejemplo, Jacob enseñó a su pueblo que primero deberían buscar “el reino de Dios”, y luego sería apropiado buscar y obtener riquezas “con el fin de hacer bien: para vestir al desnudo, alimentar al hambriento, libertar al cautivo y suministrar auxilio al enfermo y al afligido” (Jacob 2:18-19).
Para ayudar a su pueblo a entender por qué se le dio esta ley, el rey Benjamín preguntó: “Pues he aquí, ¿no somos todos mendigos? ¿No dependemos todos del mismo Ser, sí, de Dios, por todos los bienes que tenemos; por alimento y vestido; y por oro y plata y por las riquezas de toda especie que poseemos? (Mosíah 4:19).
“Alma mandó que el pueblo de la iglesia diera de sus bienes, cada uno de conformidad con lo que tuviera; si tenía en más abundancia, debía dar más abundantemente; y del que tenía poco, solo poco se debía requerir; y al que no tuviera, se le habría de dar” (Mosíah 18:27).
Amulek advirtió que “si no os acordáis de ser caritativos, sois como la escoria que los refinadores desechan (por no tener valor) y es hollada por los hombres” (Alma 34:29).
El Libro de Mormón incluso demuestra lo que se puede lograr cuando un pueblo vive colectivamente esta ley. Después del ministerio del Salvador en 3 Nefi, “tenían en común todas las cosas; por tanto, no había ricos ni pobres, esclavos ni libres, sino que todos fueron hechos libres, y participantes del don celestial” (4 Nefi 1:3).8 De esta y muchas otras maneras, el Libro de Mormón puede ayudar a los lectores a entender la Ley de Consagración y desarrollar la fe para vivirla.
Desafortunadamente, durante los primeros años de la restauración, no todos los santos estaban entusiasmados con vivir la ley del Señor. Un historiador de la Iglesia, Steven Harper, señaló que “algunos santos [simplemente] se negaron. Otros no fueron enseñados, y muchos estaban dispersos. Algunos santos rebeldes incluso desafiaron la ley en el tribunal”.9 Por estas razones, la primera implementación de esta ley fue “suspendida temporalmente”, como lo describió Frank Hirschi.10 Sin embargo, las doctrinas y principios fundamentales de la ley han continuado. El presidente Gordon B. Hinckley afirmó que “la ley de sacrificio y la ley de consagración no se han abrogado y siguen vigentes”.11
El presidente Henry B. Eyring explicó que la manera del Señor de ayudar a Sus hijos a satisfacer sus necesidades temporales en ocasiones se le ha llamado el “vivir la ley de consagración”. En otro período Su manera se llamó la orden unida; y en nuestra época se llama el programa de bienestar de la Iglesia”. Y mientras los “nombres y los detalles de cómo funciona se cambian para satisfacer las necesidades y las condiciones de la gente”, el Señor siempre “requiere gente que por amor se haya consagrado a sí misma, y lo que posee, a Dios y a Su obra”.12
El Libro de Mormón proporciona doctrinas poderosas y ejemplos conmovedores de aquellos que ejemplificaron tal amor y consagración. LeGrand Baker descubrió que el libro “lleva a sus lectores a la caridad y, por lo tanto, al cumplimiento personal de la ley de consagración”.13 Por otro lado, el Libro de Mormón muestra cómo “el amor a las cosas [más que el amor a Dios o a los demás hombres] produce separación social y desigualdad económica”.14 Demuestra cómo, al igual que Zeezrom, uno puede superar el deseo de riqueza y prestigio.15 Y muestra cómo la voluntad de renunciar a todas las posesiones mundanas, como en el caso del padre del rey Lamoni, puede conducir al arrepentimiento y la conversión (véase Alma 22:15).16
El élder Neal A. Maxwell reconoció que, en última instancia, la “sumisión de nuestra voluntad es la única cosa exclusivamente personal que tenemos para colocar sobre el altar de Dios”.17 Por lo tanto, la consagración es mucho más que la mera entrega de propiedades excedentes a los pobres, o recibir tales propiedades si es necesario. Se trata de que cada individuo se entregue al Señor, con todo su “poder, mente y fuerza, y con toda [su] alma” (2 Nefi 25:29). Implica una voluntad de “dar todo nuestro tiempo, nuestros talentos y nuestros medios para la edificación del reino terrenal del Señor”.18
Después de que los miembros de “la Familia”, que buscaron Sion en la granja de Isaac Morley, se sometieron voluntariamente a las revelaciones del Señor, se registró que “la unidad y la armonía prevalecieron en toda la iglesia”.19 Las comunidades que también viven la Ley de Consagración, tal como las entendieron y enseñaron los siervos del Señor y fueron bellamente representadas en el Libro de Mormón, seguramente encontrarán sus propias moradas de paz y prosperidad. Como enseñó el presidente Marion G. Romney, esta ley “exalta a los pobres y humilla a los ricos”. En el proceso, ambos son santificados”.20
Steven C. Harper, “All Things Are the Lord’s: The Law of Consecration in the Doctrine and Covenants”, en The Doctrine and Covenants: Revelations in Context, ed. Andrew H. Hedges, J. Spencer Fluhman y Alonzo L. Gaskill (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University, 2008), 212–228.
Lindon J. Robison, “‘No Poor Among Them’”, Journal of Book of Mormon Studies 14, no. 1 (2005): 86–97, 130.
Neal A. Maxwell, “‘…Absorbida En La Voluntad Del Padre’“, Liahona , noviembre de 1995, en línea en lds.org.
Frank W. Hirschi, “Law of Consecration”, en Encyclopedia of Mormonism, 4 vols., ed. Daniel H. Ludlow (New York, NY: Macmillan, 1992), 1:312–314.
Marion G. Romney, “Living Welfare Principles”, Ensign, November 1981, en línea en lds.org.
1. Véase Hugh Nibley, Approaching Zion, The Collected Works of Hugh Nibley, Volume 9 (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1989), 487–523.
2. Richard Lyman Bushman, Joseph Smith: Rough Stone Rolling (New York, NY: Vintage Books, 2005), 165.
3. Véase Steven C. Harper, “La ley,” en Revelaciones en contexto: Las historias detrás de las secciones de Doctrina y Convenios (Salt Lake City, UT: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 2016), en línea en lds.org.
4. Por ejemplo, ellos creían que “lo que pertenecía a un hermano, le pertenecía a cualquier otro hermano”, llevándolos a “tomarse las ropas y otras propiedades y usarlas sin permiso: lo que trajo confusión y desilusiones”. John Whitmer, History, 1831–circa 1847, p. 11, en línea en josephsmithpapers.org.
5. Véase Sherilyn Farnes, “Un ‘obispo de mi iglesia’“, en Revelaciones en contexto, en línea en lds.org.
6. History, 1838–1856, volume A-1, p. 93, en línea en josephsmithpapers.org.
7. Véase DyC 51; 78; 82:17-21; 83; 85; 104.
8. Véase Lindon J. Robison, “‘No Poor Among Them’”, Journal of Book of Mormon Studies 14, no. 1 (2005): 86–97, 130. Véase también, Andrew C. Skinner, “Zion Gained and Lost: Fourth Nephi as the Quintessential Model,” en Fourth Nephi through Moroni, From Zion to Destruction, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr., The Book of Mormon Symposium Series, Volume 9 (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1995), 295: “La frase de las escrituras ‘tenían en común todas las cosas’ es utilizada indudablemente para caracterizar a aquellos que viven la ley de consagración”.
9. Harper, “La ley“, en línea en lds.org.
10. Frank W. Hirschi, “Law of Consecration”, en Encyclopedia of Mormonism, 4 vols., ed. Daniel H. Ludlow (New York, NY: Macmillan, 1992), 1:312. Véase también, Karl Ricks Anderson, “Consecration in Ohio and Missouri”, en Encyclopedia of Mormonism, 1:314–315.
11. Gordon B. Hinckley, Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Gordon B. Hinckley (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1997), 639.
12. Henry B. Eyring, “Oportunidades para hacer el bien”, Liahona, Mayo 2011, 22, en línea en lds.org.
13. LeGrand L. Baker, The Book of Mormon as an Ancient Israelite Temple: Nineteen Classic Temple Characteristics of the Book of Mormon (Salt Lake City, UT: Eborn Books, 2012), 132.
14. Robison, “‘No Poor Among Them’”, 93. Véase también, Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué Mormón enfatizó la costosa ropa de los zoramitas? (Alma 31:28)”, KnoWhy 283 (Enero 3, 2018).
15. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué intentaría Zeezrom sobornar a Amulek? (Alma 11:22)”, KnoWhy 118 (Mayo 25, 2017). Para el arrepentimiento y la transformación de Zeezrom, véase Alma 15:2-12.
16. El hecho de que el padre de Lamoni fuera un poderoso rey lamanita hace que la historia de su conversión y su voluntad de abandonar sus posesiones y estatus mundanos sea aún más significativo. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué significa ser “rey de toda la tierra? (Alma 20:8)”, KnoWhy 128 (Junio 6, 2017).
17. Neal A. Maxwell, “‘…Absorbida En La Voluntad Del Padre’“, Liahona, noviembre de 1995, en línea en lds.org.
18. Bruce R. McConkie, “Obedience, Consecration, and Sacrifice,” Ensign, May 1975, en línea en lds.org.
19. John Whitmer, History, 1831–circa 1847, p. 21, en línea en josephsmithpapers.org.
20. Marion G. Romney, “Living Welfare Principles”, Ensign, November 1981, en línea en lds.org.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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