En los primeros años de la Restauración y en varias ocasiones, el profeta José Smith recibió instrucciones del Señor con respecto a la importancia eterna de las familias y cómo los Santos de los Últimos Días deberían actuar con respecto a ellas. Las creencias sobre las responsabilidades familiares llegaron a ser una parte importante de la fe de los Santos de los Últimos Días, basadas en gran medida en las enseñanzas de José Smith.
Ya en julio de 1830, el Señor le reveló a Emma Smith, a través de José el profeta, que había sido llamada a “ser un consuelo para mi siervo José Smith, hijo, tu marido, en sus tribulaciones, con palabras consoladoras, con el espíritu de mansedumbre” (DyC 25:5).1 Más tarde, José les enseñó a los santos que las esposas deben tratar a sus esposos “con dulzura y afecto. Cuando un hombre se siente agobiado por los problemas, cuando lo tienen perplejo los cuidados y dificultades, si en lugar de una contienda o queja, encuentra una sonrisa, si puede hallar dulzura, se tranquilizará su alma y se calmarán sus sentimientos”.2
En febrero de 1831, José reveló la Sección 42 de Doctrina y Convenios, que contiene gran parte de la ley del Evangelio. En ella se manda a los hombres: “Amarás a tu esposa con todo tu corazón, y te allegarás a ella y a ninguna otra” (DyC 42:22). Siete años después, el Profeta también enseñó a los hombres: “Es deber del esposo amar, cuidar y nutrir a su esposa, y unirse a ella y a nadie más; él debe honrarla como a sí mismo, y debe considerar sus sentimientos con ternura”.3
En noviembre de 1831, José Smith recibió Doctrina y Convenios 68, que incluye instrucciones sobre las responsabilidades de los padres con sus hijos.4 Esta revelación advierte a los padres que “tienen hijos en Sión” que les enseñen los primeros principios y ordenanzas del Evangelio, enfatizando que deben bautizar y confirmar a sus hijos a la edad de ocho años. El Señor también instruyó a los padres a que enseñen a sus hijos a orar y “andar rectamente delante del Señor” (DyC 68:25-28, véase también DyC 75:28-29; 93:40, 43).
Incluso antes de que José Smith recibiera estas revelaciones, su traducción del Libro de Mormón en 1829 le proporcionó muchos ejemplos concretos de conducta recta en las familias e instrucción de profetas nefitas sobre la voluntad del Señor con respecto a esto. Por ejemplo, el Libro de Mormón en sí comienza con una familia, la de Lehi y Saríah.5 Los hijos de Lehi arriesgaron sus vidas al regresar a la tierra de Jerusalén para convencer a Ismael y a su familia a que se unieran a ellos (1 Nefi 7). Con el tiempo, los hijos de Lehi se casaron con las hijas de Ismael (1 Nefi 16:7). Más tarde en el Libro de Mormón después de la visita del Señor al pueblo nefita, una época dorada de paz y prosperidad comenzó con matrimonios justos: “Y se casaban y se daban en matrimonio, y fueron bendecidos de acuerdo con la multitud de las promesas que el Señor les había hecho” (4 Nefi 1:11). De hecho, la estructura subyacente del Libro de Mormón ha sido vista como una serie clásica de “historias de linaje”,6 comenzando con la historia del linaje de padre a hijo de Jacob (Lehi, Jacob, Enós, Jarom, Omni, Quemis, Abinadom, Amalekí), el linaje real de Mosíah (Mosíah, Benjamín, Mosíah, Ammón) y Alma el converso de Abinadí con su linaje sacerdotal, hasta Ammarón que, al final, confía los registros sagrados a Mormón (Alma, Alma, Helamán, Helamán, Nefi, Nefi, Nefi, Amós, Amós, Ammarón). Todo el libro de Éter se basa en la genealogía de la familia real desde Jared hasta Éter.7
Además de las muchas lecciones sobre la vida familiar y la lealtad que se pueden aprender de las narrativas en el Libro de Mormón, el libro enseña explícitamente que las familias deben orar juntas (3 Nefi 18:21). Amulek amonestó a los zoramitas: “Clamad a [Dios] en vuestras casas, sí, por todos los de vuestra casa, tanto por la mañana, como al mediodía y al atardecer” (Alma 34:21). Jesús, durante su visita a las Américas, enseñó al pueblo: “Orad al Padre en vuestras familias, siempre en mi nombre, para que sean bendecidos vuestras esposas y vuestros hijos” (3 Nefi 18:21).
En muchos casos, el Libro de Mormón presenta los deberes paternales adecuados hacia sus hijos y los deberes de los hijos para honrar a sus padres y madres. El primer versículo del libro contiene el elogio de Nefi por sus “buenos padres” y su memoria de las enseñanzas de su padre (1 Nefi 1:1). Alma, otro buen padre, instruyó a su hijo, Helamán: “[A]prende sabiduría en tu juventud; sí, aprende en tu juventud a guardar los mandamientos de Dios” (Alma 37:35).
El Señor declaró a los nefitas: “Defenderéis a vuestras familias aun hasta la efusión de sangre”. El registro continúa para ilustrar que los nefitas siguieron esta enseñanza. “Así que, por esta causa los nefitas luchaban contra los lamanitas, para defenderse a sí mismos, y a sus familias, y sus tierras, su país, sus derechos y su religión” (Alma 43:47).
Mormón instruyó a su hijo, Moroni, de la misma manera en que el Señor aconsejó a José Smith en Doctrina y Convenios 68. Mormón dijo: “He aquí, te digo que esto enseñarás: El arrepentimiento y el bautismo a los que son responsables y capaces de cometer pecado; sí, enseña a los padres que deben arrepentirse y ser bautizados, y humillarse como sus niños pequeños, y se salvarán todos ellos con sus pequeñitos” (Moroni 8:10).
Estos y muchos otros ejemplos ilustran que José Smith recibió, en los primeros años de la restauración, un importante consejo del Señor con respecto a nuestra responsabilidad de cuidar a la familia. No solo recibió revelación directa de parte de Dios tocando este tema, sino que también se expuso repetidamente a principios relacionados de familias exitosas a lo largo de su experiencia de traducir, recordar y leer el Libro de Mormón.
Desde este énfasis divino en la vida familiar justa, los lectores aprenden la simple verdad de que nuestro Padre Celestial se preocupa por las familias en esta tierra, ya que Él mismo modela la importancia de las relaciones familiares eternas y la vida familiar en su reino de gloria eterna. El amor y cuidado entre esposos y esposas, padres e hijos es una parte esencial del plan de Dios para alcanzar los propósitos de esta vida mortal.
El mismo Salvador ejemplificó este amor cuando vino a la tierra representando el amor de su Padre por la humanidad. Él fue protegido y criado por José y María, y cuidó de las necesidades de María como una de sus últimas palabras en la cruz (Juan 19:27). En el Libro de Mormón, bendijo a la gente, tanto a los adultos como a los niños. Luego oró al Padre por ellos, de una manera que llenó sus almas de alegría. Cuando Jesús oró por ellos, lloró y conocieron el amor que el Salvador tenía por ellos (3 Nefi 17).
De Doctrina y Convenios y el Libro de Mormón, los lectores de hoy pueden aprender cuánto ama el Señor a todos Sus hijos y Él quiere que todos sean felices en sus familias. Él ha dado muchas verdades e instrucciones sobre cómo las familias pueden trabajar mejor para disfrutar de la multitud de bendiciones que el Padre ofrece y promete a través del evangelio eterno de su Hijo Jesucristo.
“La familia: una proclamación para el mundo“, en línea en lds.org
Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué los niños son tan prominentes en 3 Nefi? (3 Nefi 26:14)“, KnoWhy 220 (Octubre 5, 2017).
Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué Dios volverá el corazón de los padres a los hijos? (3 Nefi 25:6),” KnoWhy 219 (Octubre 4, 2017).
The Book of Mormon: It Begins with a Family (Salt Lake City, UT: Bookcraft, 1993).
1. Para conocer los antecedentes sobre esta revelación, véase Matthew J. Grow, “‘Eres una dama elegida’”, en Revelaciones en contexto, Enero 9, 2013, en linea en history.lds.org.
2. Joseph Fielding Smith, ed., Enseñanzas del Profeta José Smith, (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1982), 127.
3. “Elders’ Journal, August 1838,” p. 61, accesado el 21 de enero, 2017, en línea en josephsmithpapers.org.
4. Para conocer los antecedentes sobre esta revelación, véase Matthew C. Godfrey, “Las cinco preguntas de William McLellin”, en Revelaciones en contexto, Enero 3, 2013, en línea en history.lds.org.
5. Para un libro que explora esta idea, véase The Book of Mormon: It Begins with a Family (Salt Lake City, UT: Bookcraft, 1993).
6. John L. Sorenson, Mormon’s Codex: An Ancient American Book (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2013), 198–218; John L. Sorenson, An Ancient American Setting for the Book of Mormon (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book, 1985), 50–56; John L. Sorenson, “The Book of Mormon as a Mesoamerican Record,” en Book of Mormon Authorship Revisited: The Evidence for Ancient Origins, ed. Noel B. Reynolds (Provo, UT: FARMS, 1997), 418–429; Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué las genealogías eran importantes para los pueblos del Libro de Mormón? (Jarom 1:1)”, KnoWhy 76 (Abril 6, 2017).
7. John W. Welch y J. Gregory Welch, Charting the Book of Mormon: Visual Aids for Personal Study and Teaching (Provo, UT: FARMS, 1999), charts 26, 27, 28, 31; Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué el libro de Éter empieza con una genealogía tan larga? (Éter 1:16),” KnoWhy 235 (Octubre 26, 2017).
Traducido por Central del Libro de Mormón
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