Lehi, en su bendición a su hijo Jacob, enseñó que el Mesías se ofrecería a sí mismo como sacrificio por el pecado, que beneficiaría a “todos los de corazón quebrantado y de espíritu contrito” (2 Nefi 2:7).1
La mayoría de los santos de los últimos días está familiarizado con la idea del sacrificio de un corazón quebrantado y un espíritu contrito como una nueva norma que Jesús estableció después de su crucifixión, que era el “sacrificio infinito” (Alma 34:10, 14) después del cual ningún sacrificio animal sería aceptado. Jesús, justo antes de su visita a los pueblos del Libro de Mormón después de su resurrección, hizo una declaración a ese mismo efecto:
Y vosotros ya no me ofreceréis más el derramamiento de sangre; sí, vuestros sacrificios y vuestros holocaustos cesarán, porque no aceptaré ninguno de vuestros sacrificios ni vuestros holocaustos. Y me ofreceréis como sacrificio un corazón quebrantado y un espíritu contrito. Y al que venga a mí con un corazón quebrantado y un espíritu contrito, lo bautizaré con fuego y con el Espíritu Santo (3 Nefi 9:19-20)
Si se trataba de una nueva norma instituida por el Salvador después de su muerte, entonces ¿cómo es posible que Lehi la haya conocido y esperado que su pueblo viviera de acuerdo con ella aunque todavía vivían la ley de Moisés y ofrecían sacrificios de animales?
La idea de ofrecer como sacrificio un “corazón quebrantado y espíritu contrito” es poco frecuente en el Antiguo Testamento y para nada aparece en el Nuevo Testamento. La idea de que esta enseñanza viniera directamente de Jesús es exclusiva de 3 Nefi.2
Sin embargo, tal como Dana Pike, un profesor de BYU de la escritura antigua, señaló, aunque los sacrificios de animales fueron eliminados cuando Jesús cumplió esa parte de la ley, principales aspectos de los principios y ordenanzas del evangelio se han establecido desde la fundación del mundo. Respecto a la ley de sacrificio, él explica:
Así como las doctrinas de la fe en Cristo, el arrepentimiento y el bautismo por agua y por el Espíritu fueron enseñadas desde el tiempo que los primeros humanos vivieron en la tierra, así también la ley del sacrificio fue dada a Adán y Eva al ser expulsados del Edén (Moisés 4:27) … Por lo tanto, los Santos de los Últimos Días aceptan que así como la fe, arrepentimiento, obediencia y otros requisitos del evangelio eran necesarios para calificar para la salvación antes del ministerio mortal de Jesús, el requisito de los discípulos premeridianos del Señor de participar en todos los aspectos de la ley del sacrificio con sincera devoción también era esperado por el Señor a lo largo de los milenios anteriores; no era algo anunciado originalmente a los nefitas sobrevivientes cuando el hijo de Dios concluyó su misión salvadora.3
Pike justifica esta conclusión indicando que “mientras que los pasajes en el Antiguo Testamento y la primera parte del Libro de Mormón que convincentemente menciona la ofrenda de un corazón quebrantado como un sacrificio a Dios son relativamente escasos, sí existen”.4
Los dos principales ejemplos que él cita provienen de los Salmos.
Pike explica que estos dos usos, junto con el uso temprano en el Libro de Mormón de los términos “corazón quebrantado” y “espíritu contrito”, “son suficientemente claros para indicar que este concepto fue enseñado y entendido entre el pueblo del convenio de Dios antes de la misión mortal de Jesucristo. La necesidad de los discípulos del Señor de ofrecer un corazón quebrantado y espíritu contrito era presuntamente parte de la ley de sacrificio desde un principio. No fue inicialmente instituido por Jesús en 3 Nefi 9:19–20“.5
Aunque la doctrina de sacrificar “un corazón quebrantado y espíritu contrito” no aparece explícitamente en el Nuevo Testamento,6 es posible que muchos crean que es una doctrina que solo se podría haber presentado en la era cristiana y podrían culpar el Libro de Mormón de supuestamente poner esta idea en la boca de Lehi, un profeta del siglo VII a.C.
Sin embargo, como ha demostrado el profesor Dana Pike, este concepto, aunque poco frecuente, se encuentra en el Antiguo Testamento, específicamente en pasajes de los Salmos que probablemente datan antes de la época de Lehi. Esto proporciona evidencia que apoya la idea de que Lehi y sus descendientes podrían haber sido conscientes de la necesidad de sacrificar “un corazón quebrantado y un espíritu contrito” junto con sus sacrificios de animales. Además, demuestra que el tipo de sacrifico más espiritual era lo que verdaderamente importaba, especialmente porque los sacrificios tipológicos de animales serían eliminados cuando el Mesías viniera para llevar a cabo el verdadero e infinito sacrificio expiatorio.
Esto presenta una lección importante para los lectores modernos del Libro de Mormón. No importa qué sacrificio ofrecemos al Señor — ya sea nuestro tiempo, nuestros talentos, etc. – si esto no se hace con el verdadero sacrificio de nuestros corazones y espíritus, no puede ser completamente aceptado por el Señor.
En 3 Nefi 12:19, Jesús dio como la esencia de la nueva ley el mandamiento “que creáis en mí, que os arrepintáis de vuestros pecados y vengáis a mí con un corazón quebrantado y un espíritu contrito”. Como el élder D. Todd Christofferson ha observado: “Al buscar la bendición de la conversión, puedes brindar al Señor la ofrenda de tu corazón quebrantado o arrepentido y tu espíritu contrito u obediente. En realidad, es la ofrenda de ti mismo, de lo que eres y de lo que estás llegando a ser”.7
Dana M. Pike, “3 Nephi 9:19-20: The Offering of a Broken Heart,” in Third Nephi: An Incomparable Scripture, Andrew C. Skinner and Gaye Strathearn, eds. (Provo, Ut.: Maxwell Institute; Salt Lake City, Ut.: Deseret Book, 2012), 35-56.
1. Véase también 2 Ne 4:32 y Jacob 2:10.
2. Jesús presenta la misma idea posteriormente: a Moroni en Éter 4:15 y a José Smith en DyC 59:8.
3. Dana M. Pike, “3 Nephi 9:19-20: The Offering of a Broken Heart,” in Third Nephi: An Incomparable Scripture, Andrew C. Skinner and Gaye Strathearn, eds. (Provo, Ut.: Maxwell Institute; Salt Lake City, Ut.: Deseret Book, 2012), 42-43.
4. Pike, “3 Nefi,” 47.
5. Pike, “3 Nefi,” 47.
6. Fuera de los Salmos, los términos “corazón quebrantado y un espíritu contrito” son casi exclusivos del Libro de Mormón y otras escrituras de los últimos días.
7. D. Todd Christofferson, “Cuando te hayas convertido” Liahona, abril 2004, 11.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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