Nota del editor: En un KnoWhy previo, una breve introducción a la estilometría y una revisión de estudios estilométricos sobre el Libro de Mormón fue presentado.1 Sobre esa base, este KnoWhy discute los recientes estudios estilométricos explorando la habilidad de novelistas para crear distintos estilos de autoría o “voces” para varios personajes ficticios.
Hasta la fecha, la información combinada de varios estudios estilométricos sobre el Libro de Mormón ha demostrado que tiene múltiples y diferentes estilos de redacción y que esos estilos son consistentes con los autores designados dentro del mismo texto.2 Sin embargo, naturalmente uno podría preguntarse si la diversidad de estilos del Libro de Mormón es de alguna manera única o impresionante. ¿Es posible que un escritor creativo haya podido producir una variedad de estilos diferentes?
Varios estudios iniciales que utilizaron métodos estilométricos sencillos sugieren que de hecho es posible para un autor talentoso crear múltiples estilos o “voces” para diferentes personajes ficticios.3 En un estudio reciente, utilizando un método más robusto, Matt Roper, Paul Fields y Larry Bassist encontraron evidencia persuasiva para confirmar esta hipótesis.4 Utilizando una técnica estadística llamada Análisis de Componentes Principales (ACP), analizaron el patrón de las funciones de las palabras de los personajes ficticios creados por cuatro novelistas del siglo XIX altamente reconocidos: Charles Dickens, Jane Austen, Samuel Clemens (Mark Twain) y James Fenimore Cooper.5
Sus resultados demuestran que, en diversos grados, cada autor fue capaz de crear una voz distinta para varios personajes ficticios, incluyendo los narradores, en sus historias. Como lo demuestra la siguiente gráfica, los narradores formaron grupos a la izquierda, mientras que los personajes ficticios formaron algún tipo de grupos más holgados a la derecha. Cada punto representa un fragmento de 2000 palabras del texto del personaje.
Debido a que en todos los casos los narradores tenían diferentes funciones de palabras que los no narradores, el equipo de investigación reajustó el ACP para evaluar solamente la diversidad de voces entre los no narradores. Sobre estas voces no narradas, desarrollaron cuatro pruebas multivariadas por separado,6 todas las cuales resultaron con diferentes significados estadísticos entre las voces de los personajes.7
Los datos combinados de estas pruebas demuestran que las diferencias en los patrones de función-palabra entre los personajes no narrados de estos cuatro autores son significativos. Estadísticamente hablando, se puede decir que el personaje de Mark Twain, Tom Sawyer, realmente tiene una “voz” diferente que la de su amigo Huckleberry Finn y que la voz de Jane Austen, Elizabeth Bennet, es realmente distinta a la de su interés amoroso, Mr. Darcy. Mientras que las voces de estos personajes todavía se agrupan generalmente por el autor que las creó, son lo suficientemente distintas para considerarlas como estadísticamente separadas unas de otras.8
Habiendo detectado exitosamente las diferentes voces de los personajes ficticios creados por los novelistas del siglo XIX, el equipo de investigación continuó aplicando este mismo método estilométrico a la redacción de los personajes del Libro de Mormón. La siguiente gráfica demuestra la diversidad de las voces en el Libro de Mormón, con nubes elipsoides demostrando como la redacción de los principales autores del Libro de Mormón forman grupos distintos. En total, el Libro de Mormón contiene 28 voces distintas que son detectables usando el análisis estilométrico.
De manera sorprendente, después de que se tomaron las medidas para estandarizar los dos estudios para validar las comparaciones,9 los resultados mostraron que el nivel de diversidad de voz entre los personajes del Libro de Mormón sobrepasó la diversidad entre los personajes ficticios creados por los novelistas del siglo XIX. Los valores de diversidad de las voces del Libro de Mormón fueron más del doble que el promedio para los novelistas del siglo XIX. Además, ¡los descubrimientos del equipo de investigación demuestran que la diversidad de personajes del Libro de Mormón es mayor que la diversidad compuesta lograda por los cuatro novelistas más reconocidos y talentosos del siglo XIX como se incluye en ocho de sus obras combinadas!10
Los resultados estadísticos brindan un apoyo sorprendente para las afirmaciones internas del Libro de Mormón acerca de su autoría.11 Incluso si José Smith hubiera sido un escritor habilidoso y experimentado, con el propósito de fabricar el Libro de Mormón, él habría necesitado una habilidad para crear distintas voces ficticias que va más allá de algunos de los grandes novelistas de su época. Sin embargo, el mismo José Smith, y aquellos que lo conocían mejor, todos insistieron que él era relativamente inculto.12
Además, el erudito literario Robert A. Rees ha argumentado que en contraste con las grandes obras producidas por los contemporáneos de la era romántica de José Smith, no hay evidencia de que haya participado en alguna preparación literaria antes de traducir el Libro de Mormón.13 Rees explicó:
No hay… evidencia de que [José] estuviera llevando un diario o desarrollando su estilo de redacción, ningún registro de sus bocetos de redacción o historias cortas, no hay indicación de que estuviera creando a los personajes principales de la historia nefita, planeando sus tramas, o trabajando los temas principales y las ideas encontradas en sus páginas; tampoco hay evidencia de que estuviera conscientemente desarrollando una voz autoral o cultivando un estilo personal de redacción (o que haya comprendido lo que esto hubiera implicado). Tampoco exhibió cualquier tendencia para componer largas formas narrativas o estilos diferentes o cualquier cosa como los complejos, entrelazados, componentes episódicos del Libro de Mormón.14
Esta situación hace que los resultados del análisis estilométrico sean aún más sorprendentes. Es difícil imaginar que un granjero fronterizo, con educación formal limitada y sin logros literarios, haya podido crear una obra de ficción con una gama tan diversa de voces estadísticamente distintas.
Además, estudios previos estilométricos han demostrado que ninguno de los escritores del siglo XIX usualmente sospechosos de ser autores del Libro de Mormón haya escrito muestras que concuerden con cualquiera de sus estilos diferentes. Estos escritores incluyen a Sidney Rigdon, Solomon Spalding, W. W. Phelps, Oliver Cowdery, Parley P. Pratt y al mismo José Smith.15
Por lo tanto, con el propósito de que uno de estos candidatos sea el verdadero autor del Libro de Mormón, ¡él habría necesitado escribir de tal manera que enmascarara su propio estilo al mismo tiempo que creaba una diversidad de voces que estaba más allá de algunos de los novelistas más talentosos de su época! Esta combinación de logros parece altamente improbable para cualquiera de ellos y especialmente para José Smith, quien era el menos educado y experimentado de todos ellos.16
En contraste con este escenario, las propias afirmaciones del Libro de Mormón acerca de su autoría pueden fácilmente acomodar los resultados de este reciente análisis estilométrico. Si las fuentes del texto del Libro de Mormón fueron verdaderamente escritas por un gran número de profetas antiguos en el transcurso de 1000 años, entonces esto naturalmente explicaría por qué la diversidad de sus voces es mayor a la diversidad compuesta lograda por cuatro de los novelistas más distinguidos del siglo XIX. A la luz de estos descubrimientos recientes, se puede decir que los métodos estadísticos estilométricos una vez más han ayudado a discernir “la convicción de lo que [de otra manera] no se ve” (Hebreos 11:1).17
Book of Mormon Central en Español, “¿Qué nos puede decir la estilometría acerca de la autoría del Libro de Mormón? (Jacob 4:4)“, KnoWhy 389 (Julio 5, 2018).
Matthew Roper, Paul J. Fields y G. Bruce Schaalje, “Stylometric Analyses of the Book of Mormon: A Short History“, Journal of the Book of Mormon and Other Restoration Scripture 21, no. 1 (2012): 28–45.
John L. Hilton, “On Verifying Wordprint Studies: Book of Mormon Authorship“, BYU Studies Quarterly, 30, no. 3 (1990): 89–108; reimpreso en Book of Mormon Authorship Revisited: The Evidence for Ancient Origins, ed. Noel B. Reynolds (Provo, UT: FARMS, 1997), 225–253.
1. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué nos puede enseñar la estilometría acerca de la autoría del Libro de Mormón? (Jacob 4:4)“, KnoWhy 389 (Julio 5, 2018).
2. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué nos puede enseñar la estilometría acerca de la autoría del Libro de Mormón? (Jacob 4:4)“, KnoWhy 389 (Julio 5, 2018); Matthew Roper, Paul J. Fields y G. Bruce Schaalje, “Stylometric Analyses of the Book of Mormon: A Short History“, Journal of the Book of Mormon and Other Restoration Scripture 21, no. 1 (2012): 28–45.
3. Véase John Frederick Burrows, Computation into Criticism: A Study of Jane Austen’s Novels and an Experiment in Method (Oxford, UK: Clarendon Press, 1987); Tim Hiatt y John Hilton, “Can Authors Alter Their Wordprints? Faulkner’s Narrators in As I Lay Dying“, en Deseret Language and Linguistic Society Symposium 16 no. 1 (1990); Tim Hiatt, “Can Authors Alter Their Wordprints? James Joyce’s Ulysses”, (tesis de maestría, Brigham Young University, 1990).
4. Este equipo comunicó personalmente los resultados intrigantes de su investigación en curso al equipo de Book of Mormon Central y se está presentando con su permiso completo.
5. Entre otras razones, estos autores fueron escogidos porque cada uno es conocido por sus personajes únicos y distintivos, porque fueron contemporáneos de José Smith y porque representan a la literatura tanto inglesa como americana
6. Esta prueba incluyó a Pillai’s Trace, Wilks’ Lambda, Hotelling’s T-squared y Roy’s Largest Root.
7. Para todas las pruebas, la oportunidad de que las diferencias ocurrieran simplemente solo por casualidad era menos que 1 en 1000 (p < .001).
8. Por ejemplo, la voz de Tom Sawyer es diferente a la voz de Huckleberry Finn, pero sus voces son más como las voces de otros personajes creados por Twain que como las voces de los personajes creados por Austen.
9. El estudio estandarizado de cada volumen de autores dividido por el número de personajes de los autores y tomando la raíz de K, donde K = al número principal de componentes utilizados en el análisis.
10. La diversidad compuesta por los autores del siglo XIX fue calculada abarcando a los oradores de todas las ocho novelas por los cuatro autores del siglo XIX con una elipsoide gigante, como si fuera la creación de un solo autor. El elipsoide que abarca a los oradores del Libro de Mormón es más grande en volumen que el elipsoide gigante para los cuatro autores del siglo XIX.
11. Estas declaraciones no sugieren que el análisis estilométrico demuestre que los personajes en el Libro de Mormón en realidad fueron profetas antiguos y que ellos en realidad escribieron porciones del Libro de Mormón que se les atribuyen. En su lugar, significa que la diversidad de voces en el Libro de Mormón es consistente con sus afirmaciones de haber sido escrito por varios profetas en un lapso de 1000 años, mientras que al mismo tiempo ha sido inconsistente con las teorías de que José Smith u otro autor propuesto del siglo XIX fue responsable de crear su contenido.
12. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿José Smith realmente no estaba educado cuando tradujo el Libro de Mormón? (2 Nefi 27:19)”, KnoWhy 397.
13. Véase Robert A. Rees, “Joseph Smith, the Book of Mormon, and the American Renaissance“, Dialogue: A Journal of Mormon Thought 35, no. 3 (2002): 83–112; Robert A. Rees, “Joseph Smith, the Book of Mormon, and the American Renaissance: An Update“, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 19 (2016): 1–16. Para una comparación de la traducción del Libro de Mormón de José Smith con el dictado de John Milton de Paradise Lost, véase Robert A. Rees, “John Milton, Joseph Smith, and the Book of Mormon“, BYU Studies Quarterly 54, no. 3 (2015): 6–18.
14. Rees, “John Milton, Joseph Smith, and the Book of Mormon“, 12.
15. Véase Wayne A. Larsen, Alvin C. Rencher y Tim Layton, “Who Wrote the Book of Mormon? An Analysis of Wordprints“, en Book of Mormon Authorship: New Light on Ancient Origins, ed. Noel B. Reynolds (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1982), 163; John L. Hilton, “On Verifying Wordprint Studies: Book of Mormon Authorship“, en Book of Mormon Authorship Revisited: The Evidence for Ancient Origins, ed. Noel B. Reynolds (Provo, UT: FARMS, 1997), 253, n. 22; Paul J. Fields, G. Bruce Schaalje y Matthew Roper, “Examining a Misapplication of Nearest Shrunken Centroid Classification to Investigate Book of Mormon Authorship“, Mormon Studies Review 23, no. 1 (2011): 107.
16. Para conocer la limitada educación de José Smith, véase Book of Mormon Central en Español, “¿José Smith realmente no estaba educado cuando tradujo el Libro de Mormón? (2 Nefi 27:19)”, KnoWhy 397. Es posible que varios autores del siglo XIX hayan podido colaborar en tal proyecto, pero eso solo hace que el argumento histórico sea más difícil de sostener. Simplemente no hay evidencia histórica de que algunos de estos individuos o algún grupo de ellos, conspiraran para fabricar el Libro de Mormón. Además, es difícil imaginar que no solo uno, sino dos o más escritores podrían enmascarar exitosamente sus estilos personales de redacción de una manera que fuera indetectable por el análisis estilométrico. Además, incluso con un poco más de escritores colaborativos en la mezcla, este escenario aún les requeriría que produjeran un libro con una mayor diversidad de personajes que la diversidad compuesta por cuatro de los mejores novelistas de sus días y de ocho de sus novelas combinadas.
17. Para conocer más sobre la idoneidad de la búsqueda y el utilizar tales evidencias para apoyar y complementar la fe, véase Jeffrey R. Holland, “The Greatness of the Evidence“, Chiasmus Jubilee, 16 de agosto de 2017, en línea en bookofmormoncentral.org.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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