Hacia el final de la amplia visión de Nefi, el ángel que lo guía le informa: “no hay más que dos iglesias solamente”. Esas son “la iglesia del Cordero de Dios” y ” la iglesia del diablo”. Se le dice a Nefi que todas las personas pertenecen a una o a la otra, “de modo que el que no pertenece a la iglesia del Cordero de Dios, pertenece a esa grande iglesia que es la madre de las abominaciones” (1 Nefi 14:10). Además de las dos iglesias que menciona Nefi, este concepto se encuentra expresado en el sermón de Lehi sobre la oposición de todas las cosas (véase 2 Nefi 2:11, 26–27), y en varios lugares en el Libro de Mormón.1
Hoy en día, al igual que en la época de José Smith, hay muchas diferentes iglesias y religiones. Las personas a menudo sienten una inmensa gama de opciones, no solo en la religión, sino en todas las facetas de la vida. En el antiguo pensamiento judeocristiano, sin embargo, solo había “dos caminos”, de los cuales las dos iglesias que menciona Nefi son una representación tipológica.
“Por este razonamiento”, escribe Hugh Nibley, “nunca hay más que ‘dos iglesias solamente’ en el mundo, y de hecho los comentarios de Nefi sobre ese punto (1 Nefi 14:10) parecen más como una declaración del principio general que la denuncia de una iglesia particular entre muchas.”2 El erudito del Libro de Mormón Brant A. Gardner explica: “Los ‘dos caminos’ son el camino de la vida y el camino de la muerte. No hay un tercer camino en medio. Uno elige la vida o la muerte”.3
Este punto se afirma más apremiantemente por el profeta Lehi:
[Porque todas las personas son redimidas] de la caída, han llegado a quedar libres para siempre, discerniendo el bien del mal, para actuar por sí mismos y no para que se actúe sobre ellos, a menos que sea por el castigo de la ley en el grande y último día, según los mandamientos que Dios ha dado.
Así pues, los hombres son libres según la carne; y les son dadas todas las cosas que para ellos son propias. Y son libres para escoger la libertad y la vida eterna, por medio del gran Mediador de todos los hombres, o escoger la cautividad y la muerte, según la cautividad y el poder del diablo (2 Nefi 2:26–27).
La doctrina está claramente articulada solo unos pocos versículos antes de que Nefi mencionara las dos iglesias (véase 1 Nefi 14:7).4 Esta verdad revelada por el Libro de Mormón acerca de la naturaleza fundamentalmente binaria de este mundo no es típica del pensamiento occidental, pero está profundamente enraizada en muchos textos antiguos del pueblo de Israel.
Jeremías, uno de los contemporáneos de Lehi, escribió: “Así ha dicho Jehová: He aquí, pongo delante de vosotros el camino de la vida y el camino de la muerte” (Jeremías 21:8). El Salmo 1 declara: “Porque Jehová conoce el camino de los justos, más la senda de los malos perecerá” (Salmo 1:6).
Un ejemplo dramático de la doctrina se encuentra en Deuteronomio, donde están registradas las palabras de Moisés: “[Yo] he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal”, entre lo cual la gente debe elegir. “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, de que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia” (Deuteronomio 30:15, 19).
Esta enseñanza también es evidente en Proverbios y la literatura de sabiduría.5 Significativamente, varios eruditos han sugerido que Lehi y Nefi fueron fuertemente influenciados por las tradiciones sobre la sabiduría de esa época y 1 Nefi 8, 11–14 llevan muchos rasgos de la literatura de sabiduría.6
La doctrina de los “dos caminos” también estaba fuertemente presente en los rollos del Mar Muerto. Por ejemplo, el manuscrito llamado Regla de la Comunidad separa a las personas solamente en dos grupos: “los hijos de la luz” y “los hijos de las tinieblas”.7 También se puede ver en varios de los primeros textos cristianos desde el primer siglo hasta el quinto.8
Una de las expresiones más claras del concepto se encuentra en el Sermón del Monte que dio Jesús, donde él enseñó: “[P]orque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella” mientras que “estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13–14).
¿Cómo debemos de entender estos fuertes contrastes en la diversa sociedad actual? ¿Por qué es la declaración de Nefi importante hoy? Cuando Nefi habló de “dos iglesias” o dos maneras de vivir, uno de esos caminos conduce a un laberinto de muchos caminos extraños y vapores de tinieblas. El Salvador habló de un camino “espacioso” y la iglesia grande y abominable de Nefi es comparable al edificio grande y espacioso del sueño de su padre.9 Tanto el camino ancho como el edificio espacioso indican que hay espacio para desviarse por diferentes senderos y pasillos hasta finalmente terminar en el mismo lugar de oscuridad. Por lo tanto, el sueño de Lehi menciona solo un “sendero estrecho y angosto” y en contraste los muchos “senderos prohibidos” (1 Nefi 8:20, 23, 28).
Mientras que Nefi quería que todas las personas comprendieran la amplia cantidad de opciones y caminos que existen en el mundo temporal en el que vivimos, cuando es vista desde la perspectiva de un plan de felicidad, de misericordia y de salvación, el mundo temporal actual es una creación compuesta de opuestos—luz y oscuridad, caliente y frío, húmedo y seco, inanimado y animado, varón y hembra, obediente y desobediente, pecado y justicia.
Como Lehi explicó, “hay una oposición en todas las cosas” (2 Nefi 2:11), y esto hace posible que los seres humanos aprendan a elegir bien y no el mal, felicidad y no dolor, la vida eterna y la incorrupción y no corrupción y muerte. Esto ayuda a todas las personas a ver que el libre albedrío en última instancia se reduce a elegir entre Cristo y Satanás. Al final solamente hay dos opciones.
La visión profética del mundo, a veces llamada la visión apocalíptica del mundo, lo ve desde esta perspectiva de la realidad del fin de los tiempos y expresa sus mensajes urgentes en términos de un dualismo marcado, llamando a la gente continuamente a la barra de hierro y al camino que conduce a la vida y el amor de Dios.
Brant A. Gardner, Second Witness: Analytical and Contextual Commentary on the Book of Mormon, 6 vols. (Salt Lake City: Greg Kofford Books, 2007–2008), 1: 247–248.
John W. Welch, “Connections Between the Visions of Lehi and Nephi,” in Pressing Forward with the Book of Mormon, ed. John W. Welch and Melvin J. Throne (Provo: FARMS, 1999), 49–53.
Mack C. Stirling, “The Way of Life and the Way of Death in the Book of Mormon,”nbsp;Journal of Book of Mormon Studies 6, no. 2 (1997): 152-204.
Hugh Nibley, An Approach to the Book of Mormon, third edition (Salt Lake City/Provo: Deseret Book and FARMS, 1989), 160–161.
1. Véase Mack C. Stirling, “The Way of Life and the Way of Death in the Book of Mormon,” Journal of Book of Mormon Studies 6, no. 2 (1997): 152–204.
2. Hugh Nibley, An Approach to the Book of Mormon, third edition (Salt Lake City/Provo: Deseret Book and FARMS, 1989), 161.
3. Brant A. Gardner, Second Witness: Analytical and Contextual Commentary on the Book of Mormon, 6 vols. (Salt Lake City: Greg Kofford Books, 2007–2008), 1: 248.
4. D. John Butler, Plain and Precious Things: The Temple Religion of the Book of Mormon’s Visionary (Lexington, KY: self-published, 2012), 146–147.
5. Véase Daniel P. Bricker, “The Doctrine of the ‘Two Ways’ in Proverbs,” Journal of the Evangelical Theological Society 38, no. 4 (1995): 501–517.
6. Véase Kevin Christensen, “Paradigms Regained: A Survey of Margaret Barker’s Scholarship and Its Significance for Mormon Studies,” FARMS Occasional Papers 2 (2001): 19–21; Kevin Christensen, “The Temple, The Monarchy, and Wisdom: Lehi’s World and the Scholarship of Margaret Barker,” in Glimpses of Lehi’s Jerusalem, ed. John W. Welch, David Rolph Seely, and Jo Ann H. Seely (Provo, UT: FARMS, 2004), 452–457, 488–504.
7. Donald W. Parry and Emanuel Tov, The Dead Sea Scrolls Reader: Volume I, second edition, revised and expanded (Leiden/Boston: Brill, 2013), 3.
8. Hay varios ejemplos enumerardos en Gardner, Second Witness, 1:247–248.
9. John W. Welch, “Connections Between the Visions of Lehi and Nephi,” in Pressing Forward with the Book of Mormon, ed. John W. Welch and Melvin J. Throne (Provo: FARMS, 1999), 51–52.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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