Cuando los hijos de Israel murmuraron durante su éxodo por el desierto, “Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes” y muchos israelitas murieron por la mordida de ellas (Números 21:6). Después de que el pueblo se arrepintió, Jehová instruyó a Moisés que hiciera “una serpiente de bronce” y la colocara sobre un asta, lo que ayudaría a vivir a aquellos que fueran mordidos si solo la miraban (Números 21:8-9).
Cuando Jesús hablaba con Nicodemo, Él se comparó a sí mismo con esta serpiente de bronce: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:14-15). Varios profetas del Libro de Mormón también utilizaron la serpiente ardiente como un símbolo de Jesucristo1 .
Tal como Douglas W. Ullmann explicó que en diferentes maneras, esta comparación “capta la idea principal de Números 21:4-9 y la aplica a Jesucristo” de una manera directa: “El Señor proveería solamente un medio para la salvación (de la mordedura de la serpiente): la serpiente de bronce. Si alguien rechazaba mirar a la serpiente levantada, no era sanado. De igual manera… Dios había proveído a Jesucristo como el único medio de salvación. Si alguien rechazaba creer en Jesús como el Mesías, no era salvo”2.
Aun así, algunos todavía podrían preguntarse por qué Jesús sería comparado a una serpiente, ya que las serpientes a menudo tienen una connotación negativa e incluso son utilizadas como símbolo de Satanás en otras partes de las escrituras (véase Génesis 3; 2 Nefi 2:18). En el antiguo Cercano Oriente, en realidad las serpientes tienen atributos simbólicos tanto negativos como positivos y varias de las asociaciones simbólicas positivas se relacionan directamente con los atributos de Jesucristo3. Más adelante se presentan algunos ejemplos que ilustran la manera en que el simbolismo antiguo de la serpiente se relaciona con las funciones y los atributos de Jesucristo.
El significado más común y universal de las serpientes en el mundo antiguo era un símbolo de sanación4. Este simbolismo se puede encontrar en Egipto, Mesopotamia, Canaán, Grecia y Roma y se ha trasladado a los tiempos modernos por medio del uso del Caduceo y la Vara de Asclepio (ambos símbolos grecorromanos) por las asociaciones médicas modernas5. Tal simbolismo es obviamente relevante a la serpiente de bronce, la cual Nefi dijo que se levantó para “sanar a las naciones” (2 Nefi 25:20).
Durante su ministerio mortal, Jesús fue el sanador consumado. Personas de todo Galilea y Judea vinieron a Él para ser curadas de una variedad de enfermedades (Mateo 4:23; 9:35). Después de su muerte, Él se levantó “con sanidad en sus alas” (2 Nefi 25:13; Malaquías 4:2)6. Hasta el día de hoy, Su poder sanador continúa sanando corazones quebrantados y almas heridas que se arrepienten y se convierten a Él.
Comúnmente las serpientes también son asociadas con la vida, incluyendo la vida después de la muerte, inmortalidad y resurrección7. De acuerdo con el erudito bíblico Víctor Hurowitz, la palabra hebrea más común para víbora o serpiente (nḥš) suena similar a las palabras “vivir, vida” en acadio (nāšu,nīšu), mientras que las palabras hebreas “vivir” (ḥyh, ḥyy, ḥwh) suenan similares a la palabra “serpiente” en el idioma arameo estrechamente relacionado (ḥwy)8. En muchos mitos del antiguo Cercano Oriente, “la muerte de un dragón o serpiente, provee vida”9. Las serpientes que mudaban la piel eran un símbolo de resurrección y vida eterna en Egipto y otras culturas10.
Jesucristo es “la resurrección y la vida” (Juan 11:25). Su muerte sacrificial provee vida eterna a todos aquellos que ponen su fe en Él (Juan 3:14–15). Nefi, hijo de Helamán explicó: “[D]e la misma manera cuantos miraren al Hijo de Dios con fe, teniendo un espíritu contrito, vivirán, sí, esa vida que es eterna” (Helamán 8:15).
Las serpientes también se asociaban con la liberación providencial o la salvación11. Andrew C. Skinner explicó que en el antiguo Cercano Oriente las serpientes se consideraban “portadoras de salvación y dadoras de vida eterna”12. En Números 21, la serpiente de bronce se utiliza para liberar a los hijos de Israel de las serpientes ardientes, y un texto apócrifo judío se refiere a ella como “un signo de salvación” (Sabiduría de Salomón 16:5-6).
La verdadera liberación y salvación se obtienen solamente por medio de Jesucristo (véase 1 Tesalonicences 5:9), el único “nombre dado debajo del cielo […] mediante el cual el hombre pueda ser salvo” (2 Nefi 25:20).
Las serpientes también estaban vinculadas con la purificación y la expiación13. La palabra traducida como “serpientes ardientes” en Números 21 es seraphim (la forma plural de seraph). Como verbo, esta raíz hebrea significa “quemar” y, según LeGrand Davies, se refiere principalmente a “limpiar, purificar o refinar objetos rituales, personas, ciudades, etc.”14. De la misma forma, las serpientes ardientes se pueden ver como agentes de purificación, limpiando el cuerpo de Israel antes de entrar en la tierra prometida15.
Los seres angelicales ardientes de Isaías 6 (véase también 2 Nefi 16) también son llamados serafines y muchos eruditos han visto una conexión entre estos y la serpiente ardiente16. Aquí, Isaías ve a Dios en Su trono, rodeado de serafines celestiales y se preocupa por su dignidad al estar en la presencia divina (Isaías 6:1-5). Luego, un serafín lleva un carbón encendido a Isaías y lo pone en sus labios y declara: “[T]u iniquidad es quitada y borrado tu pecado” (Isaías 6:7). Tal como John N. Oswalt señaló, este carbón “tomado del altar que estaba justo frente al Lugar Santísimo… [tiene] un efecto expiatorio y purificador”17. Entonces, Isaías pudo participar dignamente en el consejo divino (Isaías 6:8–13).
El serafín de la visión de Isaías cumplió la misma función que Jesucristo de expiar nuestros pecados, purificándonos y permitiéndonos entrar dignamente en la presencia de Dios18.
Las serpientes también eran parte del simbolismo de la realeza19. Esto se puede observar especialmente en el caso de Egipto, donde el símbolo de una cobra vertical, llamada ureo, “fue colocada en los palacios de la realeza y en las cabezas de los faraones para que simbolizara su poder piadoso y de la realeza”20. De la misma manera, algunos sellos de la realeza del siglo VIII d. C. utilizan un serafín alado (serpiente ardiente) “para simbolizar la realeza de Judea”21. Tal como Karen Randolph Joines señaló: “Israel estaba familiarizado con el símbolo de la serpiente alada y, aparentemente fue incorporada en su simbolismo de la realeza”22. Por lo tanto, Isaías 14:28-32 describe de manera simbólica un futuro rey que liberaría a Sion como “una ardiente serpiente voladora”23.
Jesucristo es el verdadero rey de reyes quien liberará a Sion en los últimos días (1 Timoteo 6:14-15).
Estos solo son algunos de los muchos significados incrustados en el simbolismo de la serpiente del mundo antiguo. Muchos más se podrían discutir que se relacionan de varias maneras a las funciones y atributos de Jesucristo24. Sin embargo, el conocer estos ejemplos de los simbolismos de la serpiente, los lectores pueden apreciar mejor por qué la serpiente de bronce sería utilizada como un símbolo de Jesucristo.
Dado su amplio entorno cultural, cuando los hijos de Israel miraban a la serpiente de bronce, ellos probablemente vieron más que solo una serpiente en una asta. Ellos habrían visto un símbolo de sanación, un símbolo de vida, un símbolo de salvación y liberación. Cuando fueron a Moisés, estaban buscando arrepentirse y reconciliar su relación con Jehová (Números 21:7), y la serpiente de bronce habría sido considerada como un símbolo de la expiación y reconciliación. Además, probablemente habría sido reconocida como un símbolo de realeza y comprendieron que al mirar a la serpiente, realmente estaba viendo al Señor y asintiendo a su reinado.
Para los santos de los últimos días, Jesucristo es el cumplimiento y la encarnación de todas estas cosas que simboliza la serpiente de bronce. Él vino a la tierra como sanador y dador de vida. Él trae salvación y liberación a aquellos que miran hacia Él. Su expiación puede purificar a todos los que se arrepienten de sus pecados y hacerlos dignos de entrar en la presencia de Dios. Jesucristo es el único y verdadero Rey de reyes y Señor de señores. Es solo a Él que “si queremos mirar, podremos vivir para siempre” (Alma 37:46).
Neal Rappleye, “Serpents of Fire and Brass: A Contextual Study of the Brazen Serpent Tradition in the Book of Mormon”, Interpreter: A Journal of Latter-day Saint Faith and Scholarship 50 (2022): 229–241.
Alonzo L. Gaskill, Miracles of the Book of Mormon: A Guide to the Symbolic Messages (Springville, UT: Cedar Fort, 2015), 107–114.
Andrew C. Skinner, “Serpent Symbols and Salvation in the Ancient Near East and the Book of Mormon”, Journal of Book of Mormon Studies 10, no. 2 (2001): 42–55.
1. Véase 2 Nefi 25:20; Alma 33:18–22; Helamán 8:13–15.
2. Douglas W. Ullmann, “Moses’s Bronze Serpent (Numbers 21:4–9) en Early Jewish and Christian Exegesis” (PhD diss., Dallas Theological Seminary, 1995), 93, 258.
3. Para profundizar en el simbolismo positivo y negativo de las serpientes, véase James H. Charlesworth, The Good and Evil Serpent: How a Universal Symbol Became Christianized (New Haven, CT: Yale University Press, 2010), 188–268.
4. Charlesworth, Good and Evil Serpent, 254–256.
5. Para más información sobre la función curativa de las serpientes, véase Neal Rappleye, “Serpents of Fire and Brass: A Contextual Study of the Brazen Serpent Tradition in the Book of Mormon”, Interpreter: A Journal of Latter-day Saint Faith and Scholarship 50 (2022): 232–233. Andrew C. Skinner, “Serpent Symbols and Salvation in the Ancient Near East and the Book of Mormon”, Journal of Book of Mormon Studies 10, no. 2 (2001): 42–55, también menciona varios ejemplos de serpientes curativas en la mitología antigua.
6. Véase Central del Libro de Mormón, “¿Por qué Malaquías se refiere al Sol de Justicia? (Malaquías 4:2)”, KnoWhy 653 (19 de diciembre de 2022).
7. Charlesworth, Good and Evil Serpent, 250–251.
8. Victor Avigdor Hurowitz, “Healing and Hissing Snakes: Listening to Numbers 21:4–9”, Scriptura 87 (2004): 278–287.
9. Charlesworth, Good and Evil Serpent, 250.
10. Skinner, “Serpent Symbols”, 44; Rappleye, “Serpents of Fire”, 233.
11. Véase Rappleye, “Serpents of Fire”, 234.
12. Skinner, “Serpent Symbols”, 48.
13. Charlesworth, Good and Evil Serpent, 257–258.
14. LeGrande Davies, “Serpent Imagery in Ancient Israel: The Relationship between the Literature and the Physical Remains” (PhD diss., University of Utah, 1986), 83; véase págs. 82–105 para una revisión completa del uso de la etimología de este verbo en la Biblia.
15. Véase Davies, “Serpent Imagery in Ancient Israel”, 103–105.
16. John Gee, “Cherubim and Seraphim: Iconography in the First Jerusalem Temple”, en The Temple: Past, Present, and Future, ed. Stephen D. Ricks y Jeffrey M. Bradshaw (Orem, UT: Interpreter Foundation; Salt Lake City, UT: Eborn Books, 2021), 97–108.
17. John N. Oswalt, The Book of Isaiah: Chapters 1–39 (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1986), 184.
18. Véase Central del Libro de Mormón, “¿Por qué Isaías se refirió a las Huestes Celestiales como “Serafines”? (2 Nefi 16:1–2; Isaías 6:1–2)”, KnoWhy 645 (19 de septiembre de 2022).
19. Véase Charlesworth, Good and Evil Serpent, 238–239.
20. Charlesworth, Good and Evil Serpent, 238.
21. J. J. M. Roberts, First Isaiah, a Commentary (Minneapolis, MN: Fortress Press, 2015), 226.
22. Karen Randolph Joines, “Winged Serpents in Isaiah’s Inaugural Vision”, Journal of Biblical Literature 86, no. 4 (1967): 414.
23. Véase Rappleye, “Serpents of Fire”, 236.
24. Para un análisis más completo de este tema, véase Skinner, “Serpent Symbols”, 42–55; Rappleye, “Serpents of Fire”, 229–241.
Traducido por Central del Libro de Mormón
Construimos una fe duradera en Jesucristo al hacer que el Libro de Mormón sea accesible, comprensible y defendible para todo el mundo.
Copyright 2017-2022 Book of Mormon Central: A Non-Profit Organization. All Rights reserved. Registeres 501(c)(3).EIN:20-5294264