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KnoWhy #524

La milagrosa traducción del Libro de Mormón en japonés

julio 25, 2019
KnoWhy #524
Élder Alma Taylor, Heber J. Grant y compañeros misioneros a través de Recursos del Evangelio
Élder Alma Taylor, Heber J. Grant y compañeros misioneros a través de Recursos del Evangelio
“Y sucederá que el Señor Dios empezará su obra entre todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos, para llevar a cabo la restauración de su pueblo sobre la tierra”
2 Nefi 30:8

El conocimiento

El Libro de Mormón contiene una profecía donde “el Señor Dios empezará su obra entre todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos, para llevar a cabo la restauración de su pueblo sobre la tierra” (2 Nefi 30:8). Una de las maneras en que esto se logró es por medio de la traducción del Libro de Mormón a varios idiomas extranjeros.1 Una de las primeras traducciones que destaca es la traducción del Libro de Mormón al japonés.2 Fue particularmente desafiante.

Además de tomar cinco años y nueve meses de trabajo y por el hecho de que su manuscrito consistió en veintisiete folletos escritos a mano,3 lo que hace que esta historia de la traducción sea verdaderamente notable, es el ingenio de este hombre joven detrás de la traducción, Alma O. Taylor.4 Taylor tenía solamente diecinueve años cuando fue llamado como uno de los primeros misioneros en ir con el apóstol Heber J. Grant para abrir la misión en Japón en 1901. Ninguno de ellos sabía nada de japonés.5 Sin embargo, de estos cuatro misioneros, Alma parecía aprender el idioma con mayor facilidad.

Pronto en su misión, Taylor estaba traduciendo himnos y otras obras doctrinales y ensayos. Cuando él no conocía alguna palabra o tenía problemas con la gramática, pronto buscó personas japonesas letradas o un tutor para que lo asistiera.6 Después de dos años de trabajos similares, Alma escribió en su diario: “Parece que esta obra no es tan fácil como lo esperaba, mientras avanzo en ella… Al final… esta obra sin lugar a dudas probará ser de gran valor para mi”.7

En enero del siguiente año, 1903, el presidente de la misión japonesa, presidente Ensign, anunció que el tiempo finalmente había llegado para comenzar la traducción del Libro de Mormón, llamando a todos los misioneros a utilizar su tiempo libre para hacer avanzar la obra.8 Semanas antes, Alma había orado, pidiendo al Señor que inspirara al presidente Ensign a comenzar la obra. Él tomó el anuncio como su respuesta e inmediatamente comenzaron a traducir. A finales de junio, Taylor había completado ocho capítulos de 1 Nefi.9

Muy pronto, Taylor fue llamado formalmente y apartado para traducir el Libro de Mormón. Esto abrió la puerta para que él se enfocara más particularmente en la tarea. Incluso con esta ventaja, casi tomó dos años más para completar el primer borrador.10 Taylor reconoció que no podría haber hecho el trabajo solo. Él realizó ayunos y consultó con sus compañeros misioneros, santos, hablantes nativos y académicos.11

Cuando el élder Fred Caine estaba cerca de terminar el segundo borrador, intercambió el rōmaji de Taylor, o palabras japonesas escritas en alfabeto latino, para los caracteres japoneses, Taylor sintió que él necesitaba contratar a un profesional para que le ayudara con el proyecto.12 Él primero se acercó con Kinza Hirai quien había ayudado a Taylor con muchos otros proyectos de traducción. Después de extender la oferta, el Señor le dijo a Taylor que Hirai no era el hombre adecuado. Él entonces estuvo agradecido cuando Hirai lo rechazó.13

Un año después, después de orar y ayunar mucho, Taylor todavía no encontraba a un traductor. Por lo tanto, una vez más estaba convencido de que Hirai era el hombre y tuvo un consejo con los otros misioneros. A Taylor se le otorgó la bendición del consejo y su propuesta una vez más fue extendida a Hirai.14 Mientras que la propuesta fracasó, Hirai envió una carta presentando al señor Noguchi a quien afirmó que podría hacer bien el trabajo.

Desafortunadamente, Taylor no quedó impresionado con el señor Noguchi y nuevamente se quedó sin traductor.15 Comenzó a indagar de inmediato y pronto, con diligencia, encontró a dos personas más como candidatos potenciales y finalmente se decidió por Hirogoro Hirai, el hermano de Kinza Hirai.16 Parecía que la larga búsqueda de Taylor finalmente había terminado.

Taylor recibió por su paciencia, no solamente un traductor, sino instrucciones por medio de la revelación. Como parte del proceso de entrevista, Taylor pidió a cada hombre que corrigiera su traducción escrita al japonés coloquial.17 Sin embargo, cuando Taylor recibió las copias, cada hombre había convertido el texto en japonés clásico.18

Le explicaron a Taylor que “era muy difícil encontrar un estilo hablado estándar que se usara en todo Japón. El clásico, sin embargo, es lo mismo en cada parte del imperio… no hay un estándar coloquial que actualmente estuviera en cada parte de Japón, una traducción escrita en el dialecto de la parte noreste de la isla no sería tan buena como en el sureste”.19 Dándose cuenta de este error, Alma llamó a sus hermanos a un consejo para comentar sobre qué tipo de estilo utilizar para el Libro de Mormón. Por unanimidad, acordaron que una versión simplificada del japonés clásico debería de utilizarse.20

Hirogoro Hirai trabajó rápidamente cambiando las formas de cada verbo en la traducción de Taylor. Se reunieron a menudo y cuando Hirai completó la primera sección del texto, Taylor llevó a otros para asegurarse que la traducción al japonés clásico era sencilla y fácil de entender.21 El élder Caine pronto fue llamado a traducir a tiempo completo y la obra parecía avanzar de manera constante. Hirai había corregido 20 de los 27 volúmenes que comprendían el Libro de Mormón cuando surgió un escándalo involucrando a Hirai.22

Mientras Taylor pudo determinar que las acusaciones en contra de Hirai no eran ciertas, él descubrió una verdad desagradable: Hirai lo había engañado. Hirai había mentido acerca de su salario anterior y no renunció a su trabajo como se había contratado para hacerlo. Por los primeros seis meses de trabajo, Hirai se había reportado enfermo en la universidad recibiendo un salario de 20 yenes además de sus 80 yenes de Taylor.23 Los tres meses pasados Hirai había regresado a enseñar mientras seguía recibiendo su salario por la traducción del Libro de Mormón. Taylor, una vez más, se quedó sin un traductor.

Más decepciones se produjeron cuando continuamente quedaban mal los contactos de Taylor. Quizás por desesperación para continuar el trabajo, se acercó a un escritor japonés predominante en busca de ayuda. En este encuentro le presentaron a Koji Ikuta. Ikuta, aunque todavía era un estudiante en ese momento, se decía que había llegado a su campo y tenía una amplia experiencia en traducir textos del inglés al japonés y viceversa.24 Tal vez, habiendo aprendido de su mala experiencia pasada al tratar de contratar a un traductor, Taylor le dio una prueba larga antes de decidirse por él y firmó un contrato.25

Edición japonesa del Libro de Mormón. Foto por Book of Mormon Central
Edición japonesa del Libro de Mormón. Foto por Book of Mormon Central

Ikuta estaba en las palabras de Taylor como “un caballero”.26 Después de un mes Taylor hizo la siguiente comparación: “El sr. Hirai estaba de mal genio, a menudo enojado, decía cosas desagradables y a menudo hacía que nuestras discusiones fueran muy desagradables… [mientras que el sr. Ikuta] era rápido y franco al reconocer sus errores. Él escuchaba con respecto el sentido de mis preguntas que mencionaba y… nos llevamos bien rápidamente”.27 Por fin las oraciones de Taylor habían sido contestadas y su búsqueda había terminado.

Mientras traducía el Libro de Mormón, Taylor nunca olvidó incluir a Dios y en ocasiones incluso buscó consejo de la primera presidencia. Cerca de la publicación del Libro de Mormón Taylor escribió: “Una carta a la primera presidencia con respuesta a dos preguntas importantes… que se recibieron… En armonía con las instrucciones contenidas en ella, hice algunos cambios en la primer parte de la traducción y preparé los primeros dos libros del manuscrito para que fueran [impresos]”.28

Cuando el Libro de Mormón en japonés finalmente se había terminado, el 10 de junio de 1909, el presidente Alma O. Taylor escribió en su diario: “Por lo tanto, hoy la finalización de la traducción… hace de este día de gran importancia y uno que se recordará como el día más esperado y por el que se trabajó con grandes esfuerzos, oraciones y ayunos por casi cinco años”. 29 Él continuó: “Dios me ha bendecido y sostenido abundante, física, mental y espiritualmente… y con un corazón agradecido por las incontables bendiciones del cielo otorgadas sobre mí y la obra”. 30

El porqué

Puede parecer extraño que Taylor haya utilizado a eruditos externos para ayudar en la traducción del Libro de Mormón. Sin embargo, él creía que era necesario para aprender los matices de las palabras y encontrar las alternativas apropiadas para los términos que no se encuentran en japonés.31 Por ejemplo, la palabra Dios en japonés se originó en el sintoísmo. El autor japonés Akutagawa explica que “cuando los budistas japoneses se duermen y sueñan con el dios budista del sol, Dinichi, la imagen que aparece… [es la] diosa del sol sintoísta, Amaterasu. … [Aquellos] convertidos al cristianismo, de la misma manera se aferrarán en sus mentes y corazones a las imágenes del Dios occidental… indistinguibles de los rostros y formas de los dioses nativos”.32 Por lo tanto, Dios necesita una palabra diferente para dar claridad y luz a Su divinidad.

A Taylor se le presentaron varios problemas como este mientras traducían. El estudio de la Biblia protestante japonesa, oraciones, el consejo de la primera presidencia y otros miembros ayudaron, pero Taylor también reconoció su falta de conocimiento, especialmente en el japonés clásico.33 Por medio de la revelación, Taylor pudo encontrar la ayuda que necesitaba. Su resultado fue una traducción accesible del Libro de Mormón.

Durante sus ocho años de servicio en Japón, solamente 35 japoneses se convirtieron al evangelio.34 Se realizó lentamente, línea por línea, paso a paso. Quienes estuvieron involucrados necesitaron superar los obstáculos, resolver problemas, combatir el desánimo y la soledad y buscar constantemente la guía y la ayuda del Señor. Al final y en el tiempo del Señor, la publicación del Libro de Mormón en japonés tuvo éxito como un primer paso necesario para avanzar en la obra de Dios y para cumplir la profecía hecha por José Smith años antes: “Y este evangelio será predicado a toda nación, y tribu, y lengua, y pueblo” (DyC 133:37).

Otras lecturas

Reid Larken Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, Master’s Thesis, Brigham Young University, 2001, en línea en scholarsarchive.byu.edu.

Shinji Takagi, “Proclaiming the Way in Japanese: 1909 Translation of the Book of Mormon“, Journal of the Book of Mormon and Other Restoration Scripture 18, no. 2 (2009), en línea en publications.mi.byu.edu

Van C. Gessel, “‘Strange Characters and Expressions’: Three Japanese Translations of the Book of Mormon”, en línea en bookofmormoncentral.org.

Van C. Gessel, “Coming to Terms: The Challenge of Creating Christian Vocabulary in a Non-Christian Land“, BYU Studies Quarterly 50, no. 4 (2011), en línea en scholarsarchive.byu.edu.

 

1. Para conocer más sobre esto, véase Book of Mormon Central en Español, “La traducción milagrosa del Libro de Mormón en Ucrania (2 Nefi 26:13)”, KnoWhy 483, (7 de enero de 2019). Al menos porciones del Libro de Mormón habían sido traducidas a 111 idiomas; desde el danés (1851), galés (1852) y Hawaiano (1855) al pohnpeiano, sesoto y chiluba, anunciados en el año 2017. Pocos libros han sido traducidos y distribuidos tan ampliamente. Véase, “Church to Translate Scriptures in 34 More Languages; Will Release Portions Online“, 10 de octubre de 2017, en línea en lds.org.
2. Para conocer más información sobre este tema, véase Shinji Takagi, “Proclaiming the Way in Japanese: 1909 Translation of the Book of Mormon“, Journal of the Book of Mormon and Other Restoration Scripture 18, no. 2 (2009), en línea en publications.mi.byu.edu
3. Véase Reid Larken Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, Master’s Thesis, Brigham Young University, 2001, en línea en scholarsarchive.byu.edu, 521.
4. Para conocer un resumen de esta historia, véase Van C. Gessel, “Languages of the Lord: The Japanese Translations of the Book of Mormon”, en Taking the Gospel to the Japanese, 1901-2001, ed. Reid L. Neilson y Van C. Gessel (Provo, UT: BYU Studies, 2006), 233–262.
5. El apóstol Heber J Grant y Louis A. Kelsch tenían 44, y Horace S. Ensign tenía 35 años cuando Taylor fue llamado a ser su compañero para abrir la misión en Japón. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 81.
6. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 240.
7. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 253.
8. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 298.
9. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“.
10. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 327; 421.
11. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“.
12. Esto fue cerca del tiempo en que Alma O. Taylor fue llamado y apartado para ser presidente de misión. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 376; 420.
13. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 470.
14. Hirai aceptó la oferta, pero no pudo dar una fecha de finalización aproximada y estimó que serían dos años para el proyecto. Taylor rechazó la oferta. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 443.
15. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 483.
16. Véase Shinji Takagi, “Proclaiming the Way in Japanese: 1909 Translation of the Book of Mormon“, Journal of the Book of Mormon and Other Restoration Scripture 18, no. 2 (2009), 24 en línea en publications.mi.byu.edu.
17. Este estilo de escritura, a la que Taylor se refería como gembunitchi, realmente es conocida como genbun itchi. Durante el período Meiji hubo un llamado a occidentalizar el país. Creando una forma literaria para el japonés que imitara el lenguaje hablado conocido como genbun itchitai la cual fue una manera de intentar e incrementar la tasa de alfabetización y volverse más occidentales. Para conocer más, véase Massilmiliano Tomasi, “Question for a New Written Language: Western Rhetoric and the Genbun Itchi Movement“, Monumenta Nipponica 54, no. 3 (1999), en línea en jstor.org
18. Este estilo de japonés, el cual Taylor llamaba bunshotai, realmente es conocido como bungo. Bungo era un estilo literario altamente sofisticado que remonta sus orígenes cientos de años atrás. Era un japonés difícil de entender cuando se leía en voz alta. Para la mayoría de los japoneses puede ser incomprensible: el lenguaje escrito y hablado había sido quitado desde hace mucho. Dado que el objetivo de Taylor era escribir una traducción que representara correctamente las enseñanzas de Dios mientras mantenía la accesibilidad, genbun itchitai era su preferido. Véase Takagi, “Proclaiming the Way in Japanese: 1909 Translation of the Book of Mormon“; Tofogu, “Kobun: Classical Japanese“, en línea en tofogu.com
19. Taylor había escrito toda su traducción en el gunbun itchitai coloquial de Tokyo y no lo sabía. Un converso, hermano de Oyama, había leído las traducciones de Taylor desde un principio y había dicho a Taylor que era muy coloquial. Mientras que al principio, la crítica fue ignorada en ese momento, Taylor ahora se daba cuenta de lo que Oyama había intentado enseñarle años atrás. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 489.
20. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 491.
21. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 498.
22. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 525; 529.
23. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 533–34.
24. Véase Takagi, “Proclaiming the Way in Japanese: 1909 Translation of the Book of Mormon“.
25. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 542; 545–47.
26. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 553
27. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 553
28. Taylor también había sido previamente aconsejado por el presidente Anthon H. Lund que utilizara la Biblia protestante como una guía de traducción donde la Biblia y el Libro de Mormón parecían superponerse. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 561.
29. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 583.
30. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 583.
31. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 260-61; Shinji Takagi, “Proclaiming the Way in Japanese: 1909 Translation of the Book of Mormon.
32. Van C. Gessel, “Coming to Terms: The Challenge of Creating Christian Vocabulary in a Non-Christian Land“, BYU Studies Quarterly 50, no. 4 (2011), en línea en scholarsarchive.byu.edu
33. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 489.
34. Muchos de los 35 estaban inactivos o excomulgados. Véase Neilson, “The Japanese Missionary Journals of Elder Alma O. Taylor, 1901-10“, 615.

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Referencia a las escrituras

Traducido por Central del Libro de Mormón