Durante su ministerio, en una ocasión se le acercaron a Jesús algunos de los principales escribas y fariseos, quienes le dijeron: “Maestro, deseamos ver de ti señal” (Mateo 12:38). Ante su petición de una señal, Jesús se refirió explícitamente al profeta Jonás: “La generación mala y adúltera demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mateo 12:39-40).
Esta señal de Jonás tiene conexiones obvias con la muerte, la sepultura y la resurrección de Jesucristo. Sin embargo, estos símbolos pueden verse reforzados por la manera en que entendían al libro de Jonás en la antigüedad que vio el simbolismo en la referencia al “gran pez” (Jonás 1:17) que se tragó al profeta fugitivo. En muchas cosmovisiones del antiguo Cercano Oriente, una serpiente marina o leviatán representaba la muerte y el infierno1. Podemos entender que Jonás, al ser tragado por un gran pez, murió y luego fue devuelto a la vida. Al interpretarlo de esta manera, David R. Scott explicó: “El gran pez puede ser una metáfora del leviatán, la boca del infierno, el gran abismo, el Seol y la muerte”. Según este razonamiento, Jehová sacó a Jonás de la tumba del mar, lo revivió y le dio una segunda oportunidad de obedecer”2.
La interpretación simbólica del pez como el monstruo de la muerte y el infierno aparece igualmente en el Zohar medieval, una obra mística judía: “El pez que se lo tragó es, de hecho, la tumba; y así ‘Jonás estaba en el vientre del pez’, que se identifica con ‘el vientre del inframundo’”3. La supervivencia milagrosa de Jonás al llegar a la orilla también fue vista por estos comentaristas medievales como un símbolo de la futura resurrección de la humanidad. Según el erudito Santo de los Últimos Días LeGrande Davies, “aunque el Zohar es bastante tardío, las ideas y conceptos que contiene son importantes”4, y puede “reconocerse como una auténtica tradición portadora de tiempos muy anteriores”5.
Además de la referencia abierta a la señal de Jonás en Mateo 12:39, otras referencias indirectas a este profeta aparecen sutilmente a lo largo del Nuevo Testamento. Por ejemplo, el nombre de Jonás es la palabra hebrea “paloma”, que es especialmente conocida por los cristianos como la señal que se manifestó en el bautismo de Jesús para representar el descenso del Espíritu Santo sobre Él al salir de las aguas del bautismo6.
En la antigüedad, las palomas tenían una gran variedad de significados simbólicos. Uno de los significados relacionaba las palomas “con algún aspecto de lo divino”7. Este simbolismo se refleja en el Talmud de Babilonia, que comenta que “‘el espíritu de Dios volaba sobre la faz de las aguas” [Génesis 1:2], “como una paloma que vuela sobre sus crías sin tocarlas “8. El regreso de la paloma con una hoja de olivo fue una señal para Noé de que las aguas del diluvio estaban disminuyendo (Génesis 8:11). Las palomas también están relacionadas con la paz y la prosperidad y se utilizaban para transmitir mensajes, por lo que es lógico que un miembro de la Divinidad, el Espíritu Santo, utilizara la señal de la paloma en el bautismo de Jesús, actuando como mensajero de que el verdadero dador de paz había llegado.
Las palomas, como símbolo de lo divino, también desempeñaban un aspecto importante en las leyes del Antiguo Testamento relativas al sacrificio en el templo. Las palomas eran un animal aceptable para el sacrificio en el templo9, y tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento aparecen ejemplos de su uso en el templo (véase, por ejemplo, Génesis 15:6 y Lucas 2:24). Al igual que el sacrificio de palomas prefiguraba y señalaba el “gran y postrer sacrificio” realizado por Jesucristo (Alma 34:14), Jonás, una “paloma”, se ofreció como sacrificio en un esfuerzo por salvar las vidas de los marineros atrapados en la tempestad (véase Jonás 1:12).
Es evidente que Jonás también era importante para los primeros cristianos, que relacionaban su historia con la muerte y la resurrección a la luz de la “señal de Jonás” de Jesús. Muchas de las tumbas de los primeros cristianos que se han encontrado representan acontecimientos de la vida de Jonás, conectándolos con diversos aspectos del ministerio y la expiación de Jesucristo y, por extensión, con sus propias esperanzas en la resurrección10. Además, las palomas desempeñaron un papel importante en la identidad cristiana en los primeros siglos de la Iglesia, antes de que la señal de la cruz se impusiera11. Clemente de Alejandría, por ejemplo, enumeró varios símbolos que podían emplear los cristianos: “Y que nuestros sellos sean una paloma, o un pez, o un barco navegando ante el viento… o el ancla de un barco”12. Es significativo que cada una de estas señales se encuentren en las primeras representaciones cristianas de la vida de Jonás.
David R. Scott declaró: “Uno de los propósitos del libro de Jonás es conservar una elaborada declaración y un testimonio codificado de quién es este Mesías”13. En concreto, Scott ha descubierto que el libro de Jonás representa al profeta fugitivo como una representación de Cristo: muchos aspectos de la vida de los dos profetas son paralelos.
Como las palomas simbolizaban la paz y algún aspecto de la Trinidad, se esperaría que Jonás actuara con el debido deseo de establecer la paz. Sin embargo, en un giro irónico del significado de su nombre, no es enviado a declarar la paz a Nínive, sino la destrucción. Incluso después de que la ciudad de Nínive se arrepintiera y evitara los castigos de Dios, Jonás albergaba duros sentimientos hacia los asirios y no podía sentir alegría ante la perspectiva de su arrepentimiento (véase Jonás 4).
Esto contrasta con Jesús, que buscaba activamente a los pecadores y se alegraba de su arrepentimiento. Jesús, el Príncipe de la Paz, comenzó su ministerio con una señal de paz ofrecida en su bautismo. Más tarde, se levantó triunfante de la tumba, como Jonás al ser arrastrado a la orilla después de tres días y tres noches. Sin embargo, la resurrección de Jesús fue más poderosa, y pronto Jesús inauguró la predicación del evangelio de paz a todo el mundo, de la cual la predicación de Jonás a Nínive fue una representación de ello.
La posibilidad de un significado simbólico detrás del gran pez en Jonás no niega la realidad histórica del profeta. Más bien, según Davies, “esta interpretación tipológica puede ser fácilmente la de un profeta histórico literal que vivió su vida como ejemplo, testimonio o prefiguración del poder de la resurrección del Señor y del poder regenerador del arrepentimiento”14. Sin embargo, esta interpretación puede ofrecer una visión adicional de la vida, el ministerio y la expiación de Jesús. Al igual que el Señor enseñó que “se han creado y hecho todas las cosas para que den testimonio de [Él]” (Moisés 6:63), el ministerio de Jonás también da testimonio de que Jesús es el Cristo, el verdadero dador de la paz eterna15.
David R. Scott, “The Book of Jonah: Foreshadowings of Jesus as the Christ“, BYU Studies Quarterly 55 no. 3 (2016): 161–180.
LeGrande Davies, “Jonah: Testimony of the Resurrection“, en Isaiah and the Prophets: Inspired Voices from the Old Testament, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1984), 89–104.
1. Véase Central del Libro de Mormón, “¿Por qué habrá escogido Jacob el símbolo de un “monstruo” para describir la muerte y el infierno? (2 Nefi 9:10),” KnoWhy 34 (febrero 11, 2016).
2. David R. Scott, “The Book of Jonah: Foreshadowings of Jesus as the Christ“, BYU Studies Quarterly 55 no. 3 (2016): 166.
3. Harvey Sperling y Maurice Simon, trans., The Zohar, vol. 4 (New York, NY: Rebecca Bennet, 1958), 173–176. Como lo cita LeGrande Davies, “Jonah: Testimony of the Resurrection“, en Isaiah and the Prophets: Inspired Voices from the Old Testament, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1984), 98. Esta traducción se refiere a Seol como el inframundo, en contraste con la interpretación de los traductores de Reina Valera de la palabra como “infierno” en Jonás 2:2. Seol es el nombre del mundo de los espíritus en el pensamiento hebreo y no distingue entre justos y malvados, lo que hace que “infierno” sea una mala traducción si se tienen en cuenta los conceptos teológicos asociados a la palabra.
4. Davies, “Jonah: Testimony of the Resurrection“, 98.
5. Davies, “Jonah: Testimony of the Resurrection“, 97.
6. Mateo 3:16; Marcos 1:10; Lucas 3:21–22.
7. Dorothy Willette, “The Enduring Symbolism of Doves: From Ancient Icon to Biblical Mainstay“, Bible History Daily, Biblical Archaeology Society, July 26, 2022.
8. William Davidson, trans., Babylonian Talmud, Tractate Moed, Hagiga 15a:3. Esto también se refleja en el Targum arameo del Cantar de los Cantares 2:12, que se refiere a la paloma como “el Espíritu Santo de la Redención”.
9. Véase Levítico 5:7; 12:14; 14:22, 30.
10. Uno de estos ejemplos se encuentra en el techo de la Catacumba de los Santos Pedro y Marcelino en Roma, Italia. Representa a Jonás siendo arrojado al mar, orando en el vientre del pez y siendo vomitado en tierra firme. Originalmente se incluyó una cuarta representación de la vida de Jonás, pero ya no existe. Cuatro hombres están representados orando con las manos levantadas al lado de cada representación, y en el centro se representa a Jesús como el Buen Pastor.
11. El élder Jeffery R. Holland ha hablado recientemente de los orígenes de la cruz en el culto cristiano en un discurso de la conferencia general. Véase Jeffrey R. Holland, “Levantado sobre la cruz, Conferencia general, octubre de 2022; Otra mención sobre este tema puede encontrarse en John Hilton III, Considering the Cross: How Calvary Connects Us with Christ (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2021).
12. Clement of Alexandria, Pedagogus 3:11.
13. Scott, “Book of Jonah“, 176.
14. Davies, “Jonah“, 99.
15. Véase Monte S. Nyman, “The Twelve Prophets Testify of Christ”, en A Witness of Jesus Christ: The 1989 Sperry Symposium on the Old Testament, ed. Richard D. Draper (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1990), 209.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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