Entre las muchas historias que aumentan la fe que nos llegan por las experiencias de los primeros pioneros mormones, un relato particular que es popular e inspirador es la de Francis Webster, un miembro de la desafortunada compañía de carros de mano de Martin. Según lo registrado por William R. Palmer, Webster más tarde relataría la siguiente experiencia:
Tiraba de mi carro de mano cuando estaba tan débil y agotada debido a la enfermedad y a la falta de alimentos que casi no podía poner un pie enfrente del otro. Miraba hacia adelante y veía un trecho de arena o una cuesta en la colina y me decía: Puedo ir hasta ahí y luego debo darme por vencida, porque ya no puedo seguir tirando esta carga. Seguí hasta la arena y cuando llegué a ella, el carro empezó a empujarme a mí. Muchas veces miré a mi alrededor para ver quién estaba empujando el carro, pero no vi a nadie. Sabía entonces que los ángeles de Dios estaban allí.1
Esta historia representa uno de muchos relatos del ministerio de ángeles a los primeros santos en esta dispensación. Tales manifestaciones divinas crearon una conexión real entre la interacción de Dios con la humanidad en el mundo moderno y las tradiciones antiguas con respecto a las comunicaciones celestiales que se encuentran en la Biblia y el Libro de Mormón.
El antiguo registro de los nefitas revelado a José Smith contiene muchos relatos de ángeles ministrando, y ayudó a explicar el por qué Dios envía a estos mensajeros celestiales. Los ángeles desempeñan diferentes funciones en el Libro de Mormón. Se presentaron, entre otras razones:
Los ángeles aparecieron a muchos de los grandes profetas y misioneros del Libro de Mormón, incluyendo a Lehi, Nefi, Jacob, el rey Benjamín, Alma hijo, Samuel el lamanita y otros. Por ejemplo, el registro declara de Nefi, el hijo de Nefi, nieto de Helamán,2 que “tan grande era su fe en el Señor Jesucristo que ángeles le ministraban diariamente” (3 Nefi 7:18). También, ángeles vinieron al rescate cuando Nefi y Sam fueron atacados por Lamán y Lemuel (1 Nefi 3:29), cuando los creyentes fueron perseguidos por Alma hijo y los hijos de Mosíah (Mosíah 27:13) y cuando los lamanitas arrojaron a los hermanos Nefi y Lehi a la prisión y buscaron matarlos (Helamán 5:21-48).
Mormón enseñó que una de las principales razones del ministerio de ángeles es que aquellos que reciben su visita podrán compartir un testimonio de su realidad y mensaje divino y, por lo tanto, edificar la fe en otros.
Mormón declaró que Dios envía a sus ángeles “manifestándose a los que tienen una fe fuerte y una mente firme en toda forma de santidad” (Moroni 7:30; cf. Alma 12:20). Más adelante declaró que “es por la fe que aparecen ángeles y ejercen su ministerio a favor de los hombres” y que “si han cesado estas cosas… es a causa de la incredulidad” (Moroni 7:37). Los creyentes deben esperar que donde haya una fe fuerte, Dios enviará a Sus ministros celestiales para ayudar a Sus hijos mortales.
Mormón afirmó que cuando los “vasos escogidos” del Señor reciben la palabra de Cristo por medio del ministerio de ángeles, ellos entonces salen a dar “testimonio de él. Y obrando de este modo, el Señor Dios prepara la senda para que el resto de los hombres tengan fe en Cristo, a fin de que el Espíritu Santo tenga cabida en sus corazones” (Moroni 7:31-32). Aunque no todos reciben la visita de ángeles, aquellos que no tengan esto, pueden obtener una mayor fe y testimonio por escuchar a aquellos a quienes Dios ha escogido.
Mormón más adelante enseñó que los ángeles son enviados a “cumplir y llevar a efecto la obra de los convenios del Padre, los cuales él ha hecho con los hijos de los hombres” (Moroni 7:31). Dios es fiel a los convenios que ha hecho con Sus hijos, y la visita de ángeles demuestra esa fidelidad, así como también Su misericordia y amor (Alma 24:14).
En esta dispensación, el ministerio de ángeles a los “vasos escogidos” tal como el profeta José Smith, y muchos otros santos fieles en necesidad de ayuda divina, como Francis Webster, ha servido como testigo de que Dios todavía está activo en los asuntos de los hombres y que Él aún envía a sus ángeles para ayudar a los mortales cuando tienen fe y grandes necesidades.
Los creyentes podrían preguntarse algunas veces: “¿Por qué los ángeles no se me aparecen a mí?” y pensar de manera errónea que esto se debe a una falta de fe de su parte. Harían bien en recordar un discurso dado por el presidente Wilford Woodruff en 1896 en el que relató muchas de sus propias experiencias en la historia de la iglesia, incluyendo algunas en las que los ángeles le ministraron. Él enseñó que, en cada una de estas experiencias, él poseía el don del Espíritu Santo, pero aquellas en las que los ángeles se manifestaron fue solamente porque había un propósito específico y nadie más podría hacer aquello para lo que fueron enviados. Él enseñó que la clave para cada santo de los últimos días era tener siempre el don del Espíritu Santo y el Señor vería que se les dirigiera correctamente. El presidente Woodruff explicó:
“Si el Señor envía ángeles a alguien, los manda para realizar una obra que no puede realizarse [excepto] por la administración de un ángel…
El Señor ha enviado ángeles a los hombres desde la creación del mundo, en diferentes tiempos, pero siempre con un mensaje o con algo para realizar que no podría realizarse de otra manera . . .
Ahora como siempre lo he dicho, y lo quiero decir a ustedes, de que el Espíritu Santo es lo que cada santo de Dios necesita. Es mucho más importante que el hombre tenga ese don a tener la ministración de un ángel, a menos que sea necesario que un ángel le enseñe algo que no se haya enseñado”.3
Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué afirma Mormón que ‘se aparecieron ángeles… a hombres sabios’? (Helamán 16:14)”, KnoWhy 187 (21 de agosto de 2017).
Donald W. Parry, Angels: Agents of Light, Love, and Power (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2013).
Jeffrey R. Holland, “El ministerio de ángeles” Liahona (Noviembre 2008): 29–31.
1. William R. Palmer, “Francis Webster”, mecanografiado de un discurso de radio por KSUB (Cedar City, Utah), 25 de abril de 1943, 1–2, Colección de William R. Palmer, Archivos de la Iglesia, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Salt Lake City.
2. Véase 3 Nefi 1:2-3
3. Wilford Woodruff, sermón dado el 19 de octubre de 1896, Conferencia de Estaca, Ogden, Utah, Collected Discourses (1987–1992), 5:233.
Traducido por Central del Libro de Mormón
Construimos una fe duradera en Jesucristo al hacer que el Libro de Mormón sea accesible, comprensible y defendible para todo el mundo.
Copyright 2017-2022 Book of Mormon Central: A Non-Profit Organization. All Rights reserved. Registeres 501(c)(3).EIN:20-5294264