En los primeros años de la iglesia, la estructura y la organización del sacerdocio y el liderazgo se adaptaban constantemente por revelación con el propósito de satisfacer las necesidades del grupo de santos que estaba aumentando rápidamente. Algunos de los acontecimientos más importantes se presentaron en los primeros meses de 1835, cuando se organizaron por primera vez tanto el cuórum de los Doce como el de los Setenta1.
Poco después, en la primavera de 1835, José Smith recibió una revelación sobre el sacerdocio, en la que se hacía especial énfasis en la manera en que las nuevas presidencias de los cuórums se desempeñarían y trabajarían con la Primera Presidencia (que se había organizado previamente en 1832) para administrar las necesidades de la iglesia. Esta revelación se combinó con revelaciones previas sobre los oficiales del sacerdocio y la administración para proporcionar una guía actualizada que los primeros líderes debían seguir. Doctrina y Convenios 107 conforma ese texto revelador combinado.
Después de describir la organización, la función y la autoridad de la Primera Presidencia, del cuórum de los Doce y del cuórum de los Setenta, la revelación declara que “toda decisión que tome cualquiera de estos cuórums se hará por la voz unánime del cuórum; es decir, todos los miembros de cada uno de los cuórums tienen que llegar a un acuerdo en cuanto a sus decisiones, a fin de que estas tengan el mismo poder o validez entre sí” (DyC 107:27).
Si bien pueden hacerse excepciones a esta regla de unanimidad “cuando las circunstancias impidan” que todos los miembros del cuórum se reúnan (DyC 107:28), hasta el día de hoy los cuórums presidentes de la iglesia actúan únicamente en unanimidad en todas las decisiones importantes. El presidente Gordon B. Hinckley explicó que “todo asunto importante de normas, procedimientos, programas o doctrina se considera concienzudamente y con oración en las reuniones de la Primera Presidencia y los Doce”. El presidente Hinckley continuó diciendo que cuando estos cuórums se reúnen, cada uno de sus miembros tiene “plena libertad de expresarse al respecto”. Sin embargo, cuando llega el momento de tomar decisiones, el presidente Hinckley fue claro:
“En las deliberaciones de estos dos [cuórums], no se llega a ninguna decisión si no hay total unanimidad. Al tomar en consideración los asuntos, puede haber diferencias de opinión, lo cual es de esperarse, pues todos estos hombres provienen de ambientes diferentes; todos tienen su propia opinión. Pero antes de llegar a la decisión final, se logra unanimidad de pensamiento y de voz”2.
Presidente Henry B. Eyring fue testigo del desarrollo de este proceso durante su primera participación en una reunión con los miembros de la Primera Presidencia, el Cuórum de los Doce y otras autoridades generales. Al participar en la reunión con una formación de Harvard Bussiness School, dijo que las personas estaban en desacuerdo con “una franqueza que nunca había visto en los negocios… [el debate] fue más abierto que cualquier otro que yo había visto en los grupos en los que había estudiado en los negocios”. El presidente Eyring dijo que mientras continuaba el debate, presenció un milagro.
Después de un rato, la conversación dio un giro y comenzaron a ponerse de acuerdo. Y vi la cosa más increíble. He aquí estas personas muy fuertes, muy inteligentes, todas con opiniones diferentes; de repente las opiniones comenzaron a alinearse. Y pensé: “He visto un milagro. He visto surgir la unidad de este tipo de intercambio maravilloso y abierto que nunca había visto en todos mis estudios de gobiernos o negocios o de cualquier otra cosa”.
El presidente Eyring consideró que todo este intercambio fomentaba totalmente la fe. “Esto es lo que se afirma ser”, dijo. “Esta es la verdadera Iglesia de Jesucristo. La revelación es real”3.
De acuerdo con la revelación dada a José Smith, se requiere la voz unánime de los cuórums que presiden en la iglesia “a fin de que [sus decisiones] tengan el mismo poder o validez entre sí” (DyC 107:27). Por lo tanto, las declaraciones dadas de manera individual por líderes de la iglesia pueden no “necesariamente representar una doctrina”. En su lugar:
Con la inspiración divina, la Primera Presidencia (el profeta y sus dos consejeros) y el Cuórum de los Doce Apóstoles (el segundo organismo de gobierno más alto de la iglesia) deliberan en consejo para establecer la doctrina que se proclama constantemente en las publicaciones oficiales de la iglesia. Esta doctrina reside en los cuatro “libros canónicos” de las Escrituras (la Santa Biblia, el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio), las declaraciones oficiales, proclamaciones y los Artículos de Fe4.
El élder D. Todd Christofferson dijo que “el objetivo no es simplemente lograr el consenso entre los miembros del consejo, sino la revelación de Dios. Es un proceso en el que se toma en cuenta tanto la razón como la fe para obtener la disposición y la voluntad del Señor”5. La búsqueda de la unanimidad es lo que obliga a cada uno de los miembros de los cuórums presidentes a dejar de lado sus sentimientos y deseos personales y a buscar la voluntad del Señor. Buscan la unidad no solo entre ellos, sino con Dios. Ese fue el milagro que el presidente Eyring había presenciado: varias personas brillantes y de voluntad fuerte que sometieron su voluntad a Dios, permitiendo así que el Espíritu de Dios los guiara e inspirara para alcanzar la unanimidad.
Al dirigir a la iglesia de esta manera, los apóstoles actúan en concordancia con la mente y la voluntad del Señor y Salvador. Al final de la Última Cena con sus apóstoles en Jerusalén, Jesús oró: “[P]ara que todos sean uno, como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros” (Juan 17:21). Después de su resurrección, lo primero que Jesús mandó a Sus Doce discípulos recién llamados fue que “no [hubiera] disputas entre [ellos]” (3 Nefi 11:28). Al día siguiente, Jesús dijo: “Padre, no te ruego por el mundo, sino por los que me has dado del mundo, … para que sean purificados en mí, para que yo sea en ellos como tú, Padre, eres en mí, para que seamos uno, para que yo sea glorificado en ellos” (3 Nefi 19:29). De esta manera, la unanimidad es una virtud para la bondad, la rectitud y la pureza y conduce a la armonía tanto con el Padre como con el Hijo.
Este proceso administrativo, que se sigue escrupulosamente en la iglesia del Señor, asegura que las doctrinas y las políticas establecidas no simplemente reflejan las opiniones u objetivos de personas específicas. Más bien, como el presidente M. Russell Ballard testificó: “[C]uando la Primera Presidencia y el [C]uórum de los Doce hablan con una voz unida, es la voz del Señor para ese momento”6
“Approaching Mormon Doctrine”, Newsroom, 4 de mayo de 2007, en línea en newsroom.churchofjesuschrist.org.
Gordon B. Hinckley, “La Obra Sigue Adelante”, Liahona, mayo de 1994, en línea en churchofjesuschrist.org.
F. Neil Brady, “Unity”, en Encyclopedia of Mormonism, 4 vols., ed. Daniel H. Ludlow (New York, NY: Macmillan Publishing, 1992), 4:1497–1498.
Anthony R. Sweat, Michael Hubbard MacKay y Gerrit J. Dirkmaat, “Evaluating Latter-day Saint Doctrine”, en Foundations of the Restoration: Fulfillment of the Covenant Purposes, ed. Craig James Ostler et al. (Salt Lake City, UT: Deseret Book; Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2016), 37–38.
Anthony R. Sweat, Michael Hubbard MacKay y Gerrit J. Dirkmaat, “Doctrine: Models to Evaluate Types and Sources of Latter-day Saint Teachings”, Religious Educator 17, no. 3 (2016): 114–115.
1. Para conocer el contexto histórico de estos acontecimientos, véase Richard E. Turley Jr., “The Calling of the Twelve Apostles and the Seventy in 1835”, en Joseph Smith and the Doctrinal Restoration, ed. W. Jeffrey Marsh (Salt Lake City, UT: Deseret Book; Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2005), 369–380; J. Spencer Fluhman, “Authority, Power, and the ‘Government of the Church of Christ’, 1835”, en Joseph Smith: The Prophet and Seer, ed. Richard Neitzel Holzapfel y Kent P. Jackson (Salt Lake City, UT: Deseret Book; Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2010), 195–231.
2. Gordon B. Hinckley, “La Obra Sigue Adelante”, Liahona, mayo de 1994, en línea en churchofjesuschrist.org.
3. “Press Conference with President Eyring and Elder Cook”, video, 31:41, 6 de octubre de 2007, disponible en “Church President Names New Leaders“, Newsroom, 7 de octubre de 2007, en línea en newsroom.churchofjesuschrist.org, transcrito y puntuado por el personal de Book of Mormon Central. Subraya aún más la importancia de la unanimidad el hecho de que, a pesar de que al presidente Eyring le pareció que se había alcanzado la unidad perfecta, cuando el presidente Harold B. Lee, que presidía la reunión, se levantó y no anunció la decisión. En cambio, dijo que esperarían por el momento porque, el presidente Lee dijo: “Siento que hay alguien en la reunión que todavía no se ha decidido”. Al final de la reunión, el presidente Eyring observó cómo un miembro de los Doce le indicó al presidente Lee que, efectivamente, aún tenía algunas reservas.
4. “Approaching Mormon Doctrine”, Newsroom, 4 de mayo de 2007, en línea en newsroom.churchofjesuschrist.org. El élder D. Todd Christofferson hizo una declaración similar en su discurso “La doctrina de Cristo”, Liahona, mayo de 2012, en línea en churchofjesuschrist.org. Véase también Anthony R. Sweat, Michael Hubbard MacKay y Gerrit J. Dirkmaat, “Evaluating Latter-day Saint Doctrine”, en Foundations of the Restoration: Fulfillment of the Covenant Purposes, ed. Craig James Ostler et al. (Salt Lake City, UT: Deseret Book; Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2016), 37–38; Anthony R. Sweat, Michael Hubbard MacKay y Gerrit J. Dirkmaat, “Doctrine: Models to Evaluate Types and Sources of Latter-day Saint Teachings”, Religious Educator 17, no. 3 (2016): 114–115.
5. Christofferson, “La doctrina de Cristo”.
6. M. Russell Ballard, “¡Permanezcan en el bote y sujétense!”, Liahona, noviembre de 2014, en línea en churchofjesuschrist.org.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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