Como parte de su discurso concerniente a Su iglesia, Jesús declaró: “[V]osotros sabéis las cosas que debéis hacer en mi iglesia; pues las obras que me habéis visto hacer, esas también las haréis; porque aquello que me habéis visto hacer, eso haréis vosotros” (3 Nefi 27:21).
Jesús siguió este mandamiento repetido con una promesa: “De modo que si hacéis estas cosas, benditos sois, porque seréis enaltecidos en el postrer día” (3 Nefi 27:22). Este mandamiento y las bendiciones que promete deben de instar a los lectores a revisar pausada y cuidadosamente las obras que hizo Jesús durante Su ministerio entre los nefitas.
Por ejemplo, la primera acción de Cristo fue descender de los cielos y visitar Su templo, estableciendo así al templo como un símbolo sagrado de Su presencia (3 Nefi 11:8). Después Él “extendió la mano” y testificó al pueblo que era “Jesucristo, de quien los profetas testificaron que vendría al mundo” (vv. 9-10).1 De esta manera, Jesús afirmó los testimonios registrados de los profetas que vinieron antes que Él y demostró la importancia de testificar de las verdades sagradas.
Después de esto, Cristo dijo: “Levantaos y venid a mí” (3 Nefi 11:14). Esta simple declaración captura profundamente la esencia del evangelio. Tal como el pueblo en la tierra de Abundancia, todos los hijos de Dios están invitados a venir a Cristo al aprender de Sus enseñanzas y entonces experimentar para sí mismos por el poder del Espíritu Santo (véase Moroni 10:5, cf. Alma 32:28-35).
Después Jesús permitió al pueblo a que “metier[a]n las manos en su costado, y palpar[a]n las marcas de los clavos en sus manos y en sus pies” (3 Nefi 11:15). Permitiendo a cientos de individuos a experimentar un contacto físico con Su divino cuerpo proporcionó un poderoso testimonio de Su resurrección.
Durante el resto de Sus tres días de ministerio entre el pueblo, Jesús ordenó a los poseedores del sacerdocio, instituyó los sacramentos, sanó a los enfermos y a los afligidos, bendijo a los niños, oró por las personas, enseñó importantes doctrinas, definió Su evangelio y reveló el nombre de Su iglesia (véase la tabla para una lista completa).
El 22 y 23 de septiembre de 1832, José Smith recibió una revelación del Señor en la que declaró: “Y en ocasiones pasadas vuestras mentes se han ofuscado a causa de la incredulidad, y por haber tratado ligeramente las cosas que habéis recibido” (DyC 84:54).2 Más adelante el Señor declaró que esta “incredulidad y vanidad han traído la condenación sobre toda la iglesia” y que permanecerían bajo esta condenación hasta que ellos “se arrepientan y recuerden el nuevo convenio, a saber, el Libro de Mormón… no solo de hablar, sino de obrar de acuerdo con lo que he escrito” (v. 55, 57 énfasis añadido).3
Esta revelación demuestra lo importante que es para la iglesia y sus miembros de realmente hacer—y no solo decir—lo que el Libro de Mormón enseña. Por otra parte, la repetición enfática de Jesús en 3 Nefi 27:21 deja muy claro que lo que enseñó en el texto es lo más fundamentalmente importante de seguir: “porque aquello que me habéis visto hacer, eso haréis vosotros”.
Prestar cuidadosa atención a las cosas que Jesús hizo en 3 Nefi puede ayudar a explicar porqué los Santos de los Últimos Días se esfuerzan por adorar de la manera que lo hacen.4 Por ejemplo, ¿por qué los miembros de la iglesia regularmente asisten a las reuniones sacramentales y comparten sus testimonios? Eso fue lo que Jesús hizo en Su primer día en la tierra de Abundancia, proclamando: “Y siempre haréis esto” (3 Nefi 18:11; 3 Nefi 11:10-11).
¿Por qué los miembros de la iglesia leen regularmente sus escrituras? Eso es lo que Jesús hizo cuando recitó las palabras de Isaías al pueblo y les mandó “escudriñ[ar] estas cosas diligentemente” (3 Nefi 23:1). ¿Por qué los miembros de la iglesia oran con frecuencia con sus familias? Eso es lo que Jesús hizo, diciendo: “Y así como he orado entre vosotros, así oraréis en mi iglesia” (3 Nefi 18:16). ¿Por qué los miembros de la iglesia sostienen a los profetas y apóstoles vivientes? Esto es lo que Jesús hizo, declarando que su pueblo debería “presta[r] atención a las palabras de estos doce que yo he escogido” (3 Nefi 12:1).
La visita de Jesús entre los nefitas da una extendida representación de su vida y enseñanzas.5 Aquellos que estudian Su ejemplo cuidadosamente descubrirán modelos sagrados de ministerio así como también profundos conocimientos concernientes a Su divino carácter y personalidad. También sentirán Su amor por ellos como individuos, familias y comunidades y naciones. Y al reconocer Su amor y bondad eterna, ellos serán “llenos de anhelo” a verdaderamente conocerle y seguirle en todas las cosas (3 Nefi 19:24).
El presidente Howard W. Hunter enseñó:
Sigamos al Hijo de Dios en todo lo que hagamos y en todos los niveles sociales de la vida; hagamos de Él nuestro ejemplo y nuestro guía. En todo momento debemos preguntarnos a nosotros mismos: “¿Que haría Jesús?” Y entonces ser mas valientes para obrar de acuerdo con la respuesta. … Al grado que el poder mortal que poseemos nos lo permita, debemos hacer todo lo que podamos por llegar a ser como Cristo, el único ejemplo perfecto e inmaculado que haya pasado por este mundo.6
Howard W. Hunter, “¿Que Clase De Hombres Habéis De Ser?” Conferencia General, abril de 1994, en línea en lds.org.
Ezra Taft Benson, “Seamos Puros“, Liahona, julio 1986.
1. Para un estudio sobre los gestos de las manos, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué extendió la mano Abinadí al profetizar? (Mosíah 16:1)“, KnoWhy 94 (27 de abril, 2017).
2. Curiosamente, el momento de esta revelación sucedió cerca del 5to. aniversario en el que José Smith extrajo el Libro de Mormón. Para conocer la importancia de esta fecha, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué Moroni entregó las planchas el 22 de septiembre? (Testimonio del Profeta José Smith)”, KnoWhy 193 (29 de Agosto 2017).
3. Para más información sobre este tema, véase Ezra Taft Benson, “Seamos puros“, Liahona, julio 1986.
4. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Fue utilizado el Libro de Mormón como el primer manual administrativo de la iglesia? (3 Nefi 27:21-22)”, KnoWhy 72 (30 de Marzo 2017).
5. Véase Charles Swift, “‘So Great and Marvelous Things’: The Literary Portrait of Jesus as Divine Lord in 3 Nephi,” in Third Nephi: An Incomparable Scripture, ed. Andrew C. Skinner and Gaye Strathearn (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2012), 235–260.
6. Howard W. Hunter, “¿Que Clase De Hombres Habéis De Ser?” Conferencia General, abril de 1994, en línea en lds.org.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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