Mientras que Jesucristo daba su “Sermón del templo,” una versión del Sermón del Monte (Mateo 5-7) que había dado a los pueblos del Libro de Mormón,1 Él declaró que algunas personas que intentarían entrar en el reino de los cielos se les dirá que se aparten (3 Nefi 14:23). No se les permitirá entrar, a pesar de haber venido al Señor después de proclamar que habían hecho muchas cosas en Su nombre. Aunque esta decisión puede parecer dura para algunos, tiene más sentido si entendemos la manera en que Jesús estaba usando el lenguaje de los convenios del templo que Su audiencia habría reconocido y entendido.
El Señor declaró:
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. En aquel día muchos me dirán: Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre no hemos echado demonios, y no hemos hecho, en tu nombre, muchas obras milagrosas? Y entonces les declararé: Nunca os conocí, apartaos de mí, obradores de iniquidad. (3 Nefi 14:21–23; cf. Mateo 7:21-23)
Este pasaje es, para muchos lectores, un poco difícil de comprender, ya que las personas a quienes se les dirá que se aparten aparentemente habían estado haciendo un buen trabajo en el nombre del Señor, tal como sería característico de los fieles creyentes. Sin embargo, Jesús reaccionó como si la manera en que ellos estaban usando Su nombre hubiera sido en vano y declaró que no podrían entrar porque habían sido “obradores de iniquidad” en lugar de hacer la voluntad del Padre. Es probable que Jesús estaba dirigiendo sus comentarios específicamente hacia aquellos que estaban asociados con el templo pero que habían apostatado de las prácticas correctas porque habían quebrantado sus convenios y/o estaban actuando en el nombre de Dios ilegítimamente.
Otros pasajes de las escrituras asimismo mandan a los inicuos a apartarse. No es coincidencia que estas escrituras están vinculadas con las representaciones de convenios y el templo. La última parte de 3 Nefi 14:23/Mateo 7:23 hace eco de las palabras del Salmo 6:8: “Apartaos de mí, todos los obradores de iniquidad”. Oseas 8:1-2 usa un lenguaje similar al de 3 Nefi 14/Mateo 7 y profetiza en contra de los que “clamarán a mí, ‘¡Dios mío, te conocemos!’”, refiriéndose a los que participan en “la casa de Jehová”, pero que “traspasaron mi convenio y se rebelaron contra mi ley”.
Jesús declaró en Juan 14:6, que Él es el “camino” y que “nadie viene al Padre sino por mí”. Esto se habló en el contexto de “la casa de mi Padre” (Juan 14:2), o en otras palabras, la Casa del Señor.
Hay varios pasajes de las escrituras que declaran la importancia de conocer o ser conocido por el Señor. Mientras puede parecer que la palabra “conocer” no es tan significante, a menudo puede estar relacionada con el lenguaje de convenios. En Juan 10:14, Jesús dijo que es “el buen pastor” y que “[Yo] conozco mis ovejas, y las mías me conocen”.2 El profesor de BYU John W. Welch ha argumentado que el verbo “conocer” puede tener un significado de convenio aquí en el sermón, como lo hace en otras partes de las Escrituras. La palabra hebrea “conocer” (yada’), por ejemplo, aparece en Amós 3:2: “Solamente a vosotros he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras iniquidades”.
De manera similar, cuando Dios habló de la fidelidad de Abraham en guardar el camino del Señor, Él describe su relación de convenio con Abraham al declarar: “[Y]o lo conozco” (Génesis 18:19). Welch explicó que “El Sermón del Monte, por lo tanto, busca restaurar el antiguo convenio entre Dios e Israel, por el cual Dios conocía (o reconocía) a Israel y los israelitas conocían a su Dios (véase Oseas 13:4; Jeremías 24:7)”.3
Algunas ideas interesantes que son paralelas y que utilizan el nombre del Señor y el proceso de entrar en el templo (y por asociación, “el reino de los cielos”) se pueden encontrar en Salmo 24. El Salmo 24 es un salmo para “entrar al templo” el cual representa un grupo de personas que están buscando el rostro del Señor (v. 6)4 al pasar a través de las puertas (v. 7) del templo para subir “al monte de Jehová” (v. 3). Cuando intentaban pasar a través de las puertas del templo, usaban esencialmente el nombre de “Jehová” como palabra clave (v. 8), como David J. Larsen lo ha propuesto muy hábilmente.5
Salmo 24:3-4 registra la pregunta de los asistentes al templo: “¿Quién subirá al monte de Jehová?” Se dan los requisitos: “El limpio de manos y puro de corazón” [cf. 3 Nefi 12:8; Mateo 5:8], el que no ha elevado su alma a la vanidad ni jurado con engaño”. Algunos eruditos han sugerido que las últimas cláusulas hacen referencia en tomar el nombre del Señor en vano, lo que significa que desarrollan acciones en el nombre del Señor ilegítimamente.6 También, la referencia de jurar probablemente significa tomar un convenio en el nombre del Señor. El versículo indica que hacerlo “con engaño” impedirá al peticionario que suba al templo y vea el rostro de Dios.
Comparando el Salmo 24 con 3 Nefi 14:21-23 (cf. Mateo 7:21-23) ayuda a aclarar que Jesús estaba usando el lenguaje del templo en estos versículos, tal como Él lo había hecho en todo el Sermón del Monte (y más particularmente, el Sermón en el Templo).7 Cuando Jesús pronunció estas palabras con respecto a aquellos que dirán: “Señor, Señor” con la esperanza de entrar por las puertas del reino de Dios, Él sabía que su audiencia, que estaba familiarizada con el lenguaje del templo y sus prácticas, entendería a que se refería.
Como lo hizo Oseas en Oseas 8:1-2, parece que Jesús estaba dirigiendo Sus comentarios hacia aquellos que oficiaban en el templo pero que se habían alejado de las prácticas correctas porque estaban actuando en el nombre de Dios ilegítimamente, tal vez porque habían quebrantado sus convenios. Este es probablemente el contexto en el que Jesús vio al liderazgo de los judíos y tal vez a algunos entre los pueblos del Libro de Mormón también. Ellos afirmaban actuar con la autoridad de Dios, pero realmente estaban usando su nombre en vano. Con el propósito de entrar en Su reino, el hecho de solo decir su nombre, sin la justicia requerida y el deber de ser fieles al convenio, no se les dará acceso.
Estos versículos testifican que el Señor conoce a aquellos que Lo siguen en justicia. Ellos son reconocidos por Él. Ellos siguen Su camino y hacen la voluntad de su Padre y no su propia voluntad. Aquellos que usan Su nombre deben apartarse de la iniquidad, o si no, desafortunadamente, se apartarán de Él. Al escoger su propio camino, los inicuos inevitablemente se apartan del camino del Señor.
Cuando los seguidores de Cristo siguen fielmente el camino del convenio, como se enseña en el Sermón del Monte y del templo, entonces ellos conocerán a Jesucristo (Juan 17:3) y harán la voluntad del Padre; Cristo entonces los reconocerá y los reclamará como suyos en Su reino. Aquellos que escogen otro camino, tendrán que apartarse, ya que han elegido un camino que no es el que guía a la vida eterna.
Cuando Jesús dice que no “conoce” a estas personas, el problema no es que no sepa quienes son o qué es lo que han hecho. Obviamente, Él los conoce muy bien. Lo que falta es que sean conocidos por Él como discípulos que hacen, observan y guardan convenios.
David J. Larsen, “Ascending into the Hill of the Lord: What the Psalms Can Tell Us about the Rituals of the First Temple,” in Ancient Temple Worship: Proceedings of the Expound Symposium, 14 May 2011, eds. Matthew B. Brown, et al. (Salt Lake City and Provo, UT: Eborn Books and The Interpreter Foundation, 2014).
John W. Welch, Illuminating the Sermon at the Temple and the Sermon on the Mount (Provo, UT: FARMS, 1999).
John W. Welch, The Sermon on the Mount in the Light of the Temple (London: Ashgate, 2009).
1. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué Jesús enseñó una versión del Sermón del Monte en el templo de Abundancia? (3 Nefi 12:6)”, KnoWhy 203 (septiembre 12, 2017).
2. De manera similar, Salmos 1:6 informa que “Jehová conoce el camino de los justos, mas la senda de los malos perecerá”. Pablo, hablando de aquellos miembros de la iglesia que estaban intentando permanecer fieles ante las enseñanzas apóstatas, le dijo a Timoteo: “El Señor conoce a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2 Timoteo 2:19).
3. John W. Welch, The Sermon on the Mount in the Light of the Temple (London: Ashgate, 2009), 178–179.
4. Aunque la versión de King James dice: “that seek thy face, O Jacob” (“los que buscan tu rostro, oh Jacob”) basado en el hebreo del texto Masorético, muchas traducciones modernas lo traducen como: “de los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob”, basado en la evidencia de los manuscritos alternos del hebreo. Véase por ejemplo, BHTI (La Biblia Hispano Americana Traducción Interconfesional), DHH (Dios Habla Hoy), NVI (Nueva Versión Internacional), RVC (Reina Valera Contemporánea) y otras versiones.
5. En el versículo 8, ellos aparentemente usan el nombre “Jehová” dos veces cuando se hacía la pregunta, “¿Quién es este Rey de gloria?” Esto es similar a lo que Jesús dice en Mateo 7/3 Nefi 14:21. Véase también al que pasa por las puertas del templo que viene “en el nombre de Jehová” en Salmos 118:19-20, 26. Para más información sobre la secuencia para “entrar en el templo” del Salmo 24, véase David J. Larsen, “Ascending into the Hill of the Lord: What the Psalms Can Tell Us about the Rituals of the First Temple,” in Ancient Temple Worship: Proceedings of the Expound Symposium, 14 May 2011, eds. Matthew B. Brown, et al. (Salt Lake City and Provo, UT: Eborn Books and The Interpreter Foundation, 2014), 171–188.
6. Véase por ejemplo, Gary Holloway, James and Jude: The College Press NIV Commentary (Joplin, MO: College Press, 1996), 123. Además, la Sociedad de traducción de Publicaciones Judías de la Tanaj (Biblia hebrea) traduce la última mitad del Salmo 24:4 como: “…el que no ha tomado Mi nombre en vano ni jurado con engaño”. Nota: Tomar el nombre del Señor en vano probablemente debería entenderse como obrar o hacer convenios “en su nombre” y hacerlo de manera indigna o ilegítima. Véase Taylor Halverson, “How else might the Lord’s name be taken in vain?” Deseret News, 20 de junio de 2016, accesado en línea en deseretnews.com.
7. Véase de manera general, Welch, The Sermon on the Mount in the Light of the Temple; John W. Welch, Illuminating the Sermon at the Temple and the Sermon on the Mount (Provo, UT: FARMS, 1999). Véase también Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué Jesús enseñó una versión del Sermón del Monte en el templo de Abundancia?(3 Nefi 12: 6)“, KnoWhy 203.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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