Isaías 53, conocido como el “canto del Siervo sufriente”, ha inspirado poderosamente a cristianos y judíos por igual, y es un tema de intensa investigación por los académicos.1 Cuando Abinadí se presentó ante la corte de Noé, acusado por profetizar falsamente, dirigió la atención hacia este texto dominante y duradero para su defensa. Él entonces elaboró en las palabras mesiánicas de Isaías testificando que “Dios mismo descenderá… [y] permite que su pueblo se burle de él, y lo azote, y lo eche fuera, y lo repudie” (Mosíah 15:1, 5).
Mientras que todo esto era parte de la defensa legal de Abinadí, Isaías 53 y el testimonio subsecuente de Abinadí de Cristo es más que solamente un escrito legal.2 Por causa del entorno y la circunstancia inmediata que rodeaban a Abinadí, la idea de un Mesías sufriente probablemente resonó en él.
Entre los eruditos, no hay un consenso del origen e interpretación de Isaías 53.3 Las diferentes interpretaciones del Siervo sufriente varían desde una figura real,4 hasta ser inspirado por la “intercesión y sufrimiento de ciertas figuras proféticas”.5
La historia de Abinadí da vida a la figura profética como un Siervo sufriente. Él sufrió su destino final a manos del mismo pueblo a quien había venido a servir. Su narrativa refleja Isaías 53 de varias maneras.
Parece probable que Abinadí se haya identificado personalmente con la descripción que Isaías da del “Siervo sufriente”. El Siervo fue “[d]espreciado y rechazado de los hombres; varón de dolores y experimentado en quebranto” (Mosíah 14:3; Isaías 53:3). Como un erudito sobre Isaías dijo: “El Siervo [tuvo] que tomar el lugar más bajo para afrontar el desprecio, y aún peor, el desprecio de las mismas personas que había venido a servir”.6 De manera similar, Abinadí fue enviado dos veces para llamar a Noé y a su pueblo al arrepentimiento, por lo que fue despreciado, rechazado, encarcelado, acusado, torturado y ejecutado por ellos (Mosíah 11:26-29; 13:9, 17, 19; 17:5-20).
Abinadí tenía motivos para tomar especial atención a este siervo que sufrió los dolores, llevó las cargas y los dolores de su pueblo, fue tomado prisionero y fue llevado como cordero al degolladero (Mosíah 14:4, 7-8; Isaías 53:4, 7-8). Él también pudo haber sido sorprendido por el grado al que parte del pueblo de Noé, como ovejas “descarriadas”, había seguido su propio camino inicuo (Mosíah 14:6; Isaías 53:6).
El rey Noé y sus sacerdotes proveyeron un interesante contraste del Siervo sufriente. El Siervo no fue “estimado” (Mosíah 14:3; Isaías 53:3), lo cual significa que “el Siervo no tiene ningún accesorio externo de poder, posición y éxito”.7 Por otro lado, Noé disfrutaba de riquezas y poder, teniendo muchas esposas y concubinas,8 “muchos edificios elegantes y espaciosos… [y] los adornó con obras finas”, tenía “un amplio palacio, y un trono” y sus sacerdotes tenían “asientos que se reservaron… más altos que todos los demás asientos… [y] los adornó con oro puro” (Mosíah 11:3–14).
Mientras Noé “anduvo en pos de los deseos de su propio corazón”, el Siervo o el Hijo de Dios “sujet[ó] la carne a la voluntad del Padre” (Mosíah 15:2; 11:2). Noé “hizo que su pueblo pecara e hiciera lo que era abominable delante del Señor” (Mosíah 11:2), pero el Siervo “herido fue por [las] transgresiones” de los demás, hizo “ofrenda por el pecado” y “llevó los pecados de muchos e intercedió por los transgresores”, así haciéndolos limpios (Mosíah 14:5, 10, 12; Isaías 53:5, 10, 12).
Estudios recientes sugieren que el sufrimiento profético, se da comúnmente en manos de aquellos que son llamados a servir, ese es el origen de Isaías 53. En este sentido, cabe destacar que esta profecía en particular desempeña una función importante en la historia de Abinadí, la única narrativa en el Libro de Mormón acerca de un profeta que sufre el precio mayor—la muerte—por aquellos a quienes él buscaba ayudar.
Ahora en día, muchos continúan encontrando conocimiento y tranquilidad en las palabras poderosas y poéticas de Isaías acerca del Siervo sufriente. Es probable que Abinadí no solamente las haya utilizado como una defensa legal, sino también como un refugio y consuelo personal. Como muchos profetas antes y después de él, fue consolado por el conocimiento de que aunque sufrió rechazo y persecución, el Salvador—el verdadero Siervo sufriente—descendería debajo de todo (DyC 88:6) porque “él ha llevado nuestros pesares y sufrido nuestros dolores… y con sus llagas somos sanados” (Mosíah 14:5; Isaías 53:5).
Esto también probablemente pudo haber mandado un poderoso mensaje a Noé y a sus sacerdotes inicuos, porque ellos erróneamente creían que eran los mensajeros del Señor por aplicarse a sí mismos Isaías 52:7-10 incorrectamente.9 El contraste entre ellos y el Siervo de Isaías 53 destaca cuan lejos eran de ser verdaderos siervos del Señor.
Aunque Abinadí pudo haber pensado que su predicación fue infructuosa, por lo menos uno de los sacerdotes de Noé fue tocado (Mosíah 17:2-4). Cuando Alma padre estableció su joven comunidad, él basó sus enseñanzas en las palabras de Abinadí e Isaías. Alma puso a su pueblo expresamente bajo convenio de “llevar las cargas los unos de los otros” tal como el Siervo lo llevaría y a “llorar con los que lloran” o se afligen y “que necesitan de consuelo”, y a “serv[ir al Señor] y guard[ar] sus mandamientos” y a “entrar en el redil de Dios y ser llamados su pueblo” no andando “cada cual por su propio camino” (Mosíah 18:9, 10; 14:6; Isaías 53:6).
John W. Welch, “Isaiah 53, Mosiah 14, and the Book of Mormon,” in Isaiah in the Book of Mormon, ed. Donald W. Parry and John W. Welch (Provo, UT: FARMS, 1998), 293–312.
Monte S. Nyman, “Abinadi’s Commentary on Isaiah,” in Mosiah, Salvation Only Through Christ, ed. Monte S. Nyman and Charles D. Jr. (Provo, UT: Brigham Young University, Religious Studies Center, 1991), 161–186.
1. Para varios ejemplos, véase los documentos en William H. Bellinger and William R. Farmer, eds., Jesus and the Suffering Servant: Isaiah 53 and Christian Origins (Eugene, OR: Wipf and Stock, 1998); Bernd Janowski and Peter Stuhlmacher, eds., The Suffering Servant: Isaiah 53 in Jewish and Christian Sources, trans. Daniel P. Bailey (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 2004); Darrell L. Bock and Mitch Glaser, eds., The Gospel According to Isaiah 53: Encountering the Suffering Servant in Jewish and Christian Theology (Grand Rapids, MI: Kregel Academic, 2012).
2. Desde un punto de vista legal, véase Book of Mormon Central en Español, ¿Por qué los sacerdotes de Noé le habrán hecho preguntas de Isaías a Abinadí? (Mosíah 12:20-21),; KnoWhy 89 (21 de abril 2017).
3. Para un resumen de las diferentes interpretaciones de quien es el “siervo”, véase R. E. Clements, “Isaiah 53 and the Restoration of Israel,” in Jesus and the Suffering Servant, 42–54; Walter C. Kaiser Jr., “The Identity and Mission of the ‘Servant of the Lord’,” in The Gospel According to Isaiah 53, 92–94.
4. Por ejemplo, una sugerencia es que el sufrimiento de Ezequías a punto de morir antes que el Señor milagrosamente lo sanara y salvara a la ciudad de los invasores Asirios sirvió de inspiración para Isaías (2 Reyes 20:1–7, ca. 701 a. C. Margaret Barker, “Hezekiah’s Boil,” Journal for the Study of the Old Testament 26, no. 1 (2001): 31–42. Esta interpretación es intrigante dado que muchos eruditos argumentan que Isaías 40-55 fue realmente escrita por otro profeta posterior, ca. 540 a. C. durante el exilio de Babilonia, y así sería muy tarde para que Lehi lo accediera antes que saliera de Jerusalén. Sin embargo, si Ezequiel es el tipo mesiánico en el que se inspiró el cántico, entonces Isaías 53 sería de ca. 700 a. C., del Isaías original y así disponible en las planchas de bronce. Para más sobre el asunto y la relación el Libro de Mormón, véase John W. Welch, “Authorship of the Book of Isaiah in Light of the Book of Mormon,” in Isaiah in the Book of Mormon, ed. Donald W. Parry and John W. Welch (Provo, UT: FARMS, 1998), 423–437; Kent P. Jackson, “Isaiah in the Book of Mormon,” in A Reason for Faith: Navigating LDS Doctrine and Church History, ed. Laura Harris Hales (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and Religious Studies Center, Brigham Young University, 2016), 69–78. Para un enfoque evangélico reciente a este tema de cohesión y autoría de Isaías, véase Richard L. Schultz, “Isaiah, Isaiahs, and Current Scholarship,” in Do Historical Matters Matter to Faith? A Critical Appraisal of Modern and Postmodern Approaches to Scripture, ed. James K. Hoffmeier and Dennis R. Magary (Wheaton, IL: Crossway, 2012), 243–261.
5. Véase Hermann Spieckermann, “The Conception and Prehistory of the Idea of Vicarious Suffering in the Old Testament,” in The Suffering Servant, 1–15, cita en la p. 8.
6. John N. Oswalt, The Holy One of Israel: Studies in the Book of Isaiah (Eugene, OR: Cascade Books, 2014), 147.
7. Oswalt, The Holy One of Israel, 148.
8. Para más información sobre la poligamia como un símbolo de prestigio, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué es lo que dice el Libro de Mormón sobre la poligamia? (Jacob 2:30),” KnoWhy 64 (21 de marzo 2017).
9. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué los sacerdotes de Noé le habrán hecho preguntas de Isaías a Abinadí? (Mosíah 12:20-21),” KnoWhy 89 (21 de abril 2017) .
Traducido por Central del Libro de Mormón
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