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KnoWhy #554

¿Por qué Jacob incluyó el caso de Sherem?

marzo 25, 2020
KnoWhy #554
“Sherem Talking to Others” (Sherem hablando a otros) vía Gospel Media Library
“Sherem Talking to Others” (Sherem hablando a otros) vía Gospel Media Library
“[S]i Dios te hiriere, séate por señal de que él tiene poder tanto en el cielo como en la tierra; y también de que Cristo vendrá. ¡Y sea hecha tu voluntad, oh Señor, y no la mía!”
Jacob 7:14

El Conocimiento

Después de leer e interpretar la alegoría del olivo al pueblo en la ciudad de Nefi (Jacob 4-6), Jacob escribió lo que parece una despedida decisiva, e incluso preguntó de manera retórica: “¿Qué más puedo decir?” (Jacob 6:12–13). Sin embargo, al final Jacob dijo más al agregar la historia de su debate público con un hombre llamado Sherem (Jacob 7). Esto ha llevado a algunos eruditos a concluir que Jacob había intentado terminar su registro en Jacob 6.1 Si de hecho este fuera el caso, los lectores legítimamente se preguntarían por qué Jacob incluyó este relato después de todo.2

Un estudio cuidadoso revela que el debate entre Jacob y Sherem es un caso legal que gira alrededor de las tres acusaciones interrelacionadas de apostasía, blasfemia y falsa profecía—todos estos son crímenes capitales en el antiguo Israel.3 Desde el punto de vista de Sherem, Jacob había tergiversado la ley en la adoración de un dios falso, profetizando falsamente que vendría “de aquí a muchos siglos” (Jacob 7:7).4

En el centro de la situación estaba la prueba de un verdadero profeta expuesta en Deuteronomio 18:22:

Cuando un profeta hable en nombre de Jehová, y si tal cosa no se cumple ni acontece, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló aquel profeta; no tengas temor de él.

Thomas B. Dozeman explicó las implicaciones de este estándar: “La profecía verdadera, en este caso, sería conocida solamente por su cumplimiento. Tal criterio significa que ninguna profecía puede tener autoridad en el momento de su proclamación. En cambio, la evaluación de una profecía requiere el estudio de la historia, dado que solo la historia puede evaluar sus afirmaciones de verdad”.5

Este enfoque puede funcionar cuando el cumplimiento de una profecía se esperara que tuviera lugar en un tiempo razonablemente corto.6 De hecho, una validación dramática de esta prueba fue proporcionada en Jerusalén al tiempo que Lehi dejó la ciudad. Hananías, un supuesto profeta, había profetizado que el yugo de la esclavitud de Babilonia sería quebrantado en dos años (Jeremías 28:1–4, 10–11), una profecía que, según Jeremías, se pondría a prueba según se describe en Deuteronomio: “Cuando se cumpla la palabra del profeta que profetiza paz, solo entonces él será conocido como el profeta que Jehová en verdad envió” (Jeremías 28:9). Pero también respondió con una profecía propia:

Escucha ahora, Hananías; Jehová no te ha enviado, y tú has hecho confiar a este pueblo en una mentira. Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí que yo te quito de sobre la faz de la tierra; morirás este mismo año, porque has hablado rebelión contra Jehová. (Jeremías 28:15-16)

Efectivamente, como Jeremías predijo, “en el mismo año murió Hananías” (Jeremías 28:17). En el caso de Jeremías y Hananías, a ambas profecías se les dio un plazo razonablemente corto; el pueblo podía esperar y ver cuál predicción de los profetas probó ser verdadera.

Sin embargo, en el caso de Sherem y Jacob, esta prueba profética no funcionaría porque las profecías se cumplirían “de aquí a muchos siglos” (Jacob 7:7). Por lo tanto, cuando Sherem aseguraba que “nadie sabe en cuanto a tales cosas” quizás fue porque estaba “argumentando que las profecías de larga duración por naturaleza no pueden ser toleradas bajo la ley”.7

Para resolver el problema, Sherem demandó una señal más inmediata para demostrar si Jacob era un profeta (Jacob 7:13). Jacob obligado y de manera renuente declaró: “[S]i Dios te hiriere, séate por señal… de que Cristo vendrá” (Jacob 7:14, énfasis agregado). La señal prometida llegó y Sherem nunca se recuperó completamente, y falleció varios días después (Jacob 7:15,20). Sin embargo, antes de morir, públicamente confesó: “[H]e mentido a Dios; porque negué al Cristo, y dije que creía en las Escrituras, y estas en verdad testifican de él” (Jacob 7:19).

El porqué

En el caso de Sherem, el resultado confirmó muchas de las enseñanzas que Jacob había dado para dejar en los corazones y las almas de su pueblo. Por ejemplo, después de recitar e interpretar la larga alegoría de Zenós del árbol del olivo, Jacob preguntó a su pueblo: “¿[R]echazaréis todas las palabras que se han hablado en cuanto a Cristo?” (Jacob 6:8). Aparentemente, algunas personas en la ciudad de Nefi, como Sherem, estaban haciendo exactamente eso. Cuando la señal de Dios mostró que Sherem estaba equivocado al acusar a Jacob de llevar a la gente a la apostasía y también blasfemar contra la majestad divina de Dios (Jacob 7:7), y cuando el mismo Sherem confesó que había mentido acerca de las Escrituras en su negación de Cristo (Jacob 7:19), ese resultado resolvió no solo la única controversia entre Sherem y Jacob, sino que validó todo lo que Jacob había establecido.

Además, parece ser que Sherem vino del palacio donde el rey nefita dominaba. Sherem se acercó al templo y buscó a Jacob para evitar que se alejara de una interpretación directa de la ley de Moisés (Jacob 7:7). Jacob, por otro lado, había criticado previamente a los aristócratas y gobernantes que buscaban riqueza, quienes habían cometido “delitos más graves” (Jacob 2:23). La realeza de esta sociedad buscó justificarse citando las prácticas de David y Salomón (Jacob 2:23), mientras que Jacob les había advertido contra “toda clase de pecados, declarándole[s] las terribles consecuencias de estas cosas” (Jacob 3:12). Aparentemente, estos problemas persistieron en algunos círculos de la ciudad de Nefi, hasta que el caso de Sherem dejó en claro que la gente no debería hacer “caso de las palabras de este hombre inicuo” (Jacob 7:23). Por lo tanto, el caso de Sherem trajo nuevamente “la paz y el amor de Dios” a la vida del pueblo de Jacob (7:23), una conclusión poderosa para el ministerio de Jacob en nombre del pueblo sobre el cual él tenía la mayordomía sacerdotal.

Y finalmente, Sherem y Jacob representaron enfoques ideológicos contrapuestos de la ley y la profecía. Para Sherem, los profetas estaban subordinados a lo escrito y establecido por la ley.8 Jacob, por otro lado, veía la función de un profeta no como subordinado a la ley, sino como un complemento a esta.9 Dado que las profecías de Jacob estaban muy distantes del futuro para comprobarlas de manera directa, el último recurso para resolver esta diferencia era apelar al mismo Señor como juez.10 El caso de Sherem también resolvió esta situación importante.

John W. Welch explicó: “Al pedir que Dios demostrara que Cristo vendría, Jacob dejó en claro que el objetivo explícito de la señal era refutar el tercer cargo de Sherem, el de la falsa profecía”.11 Tales señales y presagios divinos se consideraban “típicamente como una evidencia conclusa e irrefutable” en la práctica legal antigua.12 Por lo que, reconocer el planteamiento legal de Sherem a las enseñanzas proféticas de Jacob arroja más conocimiento sobre el por qué Jacob posiblemente incluyó esta narrativa al final de su registro: provee evidencia irrefutable que “valida las enseñanzas mesiánicas de Lehi, Nefi y Jacob”.13

En otras palabras, todo futuro profeta nefita que continuara las profecías de Cristo cientos de años antes de Su venida, no sería tan vulnerable de los cargos de falsa profecía sobre este tema precisamente porque este caso ya había resuelto esa cuestión legal.

Welch concluye:

No es de extrañar que Jacob decidiera concluir su libro con el caso de Sherem. Este relato no solo coloca un sello de ratificación divina en toda la vida y el ministerio de Jacob, sino que también introduce el período que sigue en la civilización nefita. … Fue el caso de Sherem, tal vez más que ningún otro un evento clave en la temprana ley, religión o sociedad nefita, el que dejó claro que la ley debía tomarse muy en serio y, al mismo tiempo, aclaró el camino para este afianzamiento y ascendencia de las revelaciones, interpretaciones y enseñanzas de Lehi, Nefi y Jacob entre los nefitas.14

Otras lecturas

John W. Welch, The Legal Cases in the Book of Mormon (Provo, UT: BYU Press, 2008), 107–138.

John W. Welch, “Sherem’s Accusations against Jacob”, en Pressing Forward with the Book of Mormon: The FARMS Updates of the 1990s, ed. John W. Welch y Melvin J. Thorne (Provo, UT: FARMS, 1999), 84–87.

 

1. Véase Sidney B. Sperry, Book of Mormon Compendium (Salt Lake City, UT: Bookcraft, 1968), 266; Robert L. Millet, “Sherem the Anti-Christ”, en Jacob through Words of Mormon, To Learn with Joy, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate, Jr. (Provo, UT: BYU Religious Studies Center, 1990), 175–176. De igual manera, Brant A. Gardner, Second Witness: Analytical and Contextual Commentary on the Book of Mormon, 6 vols. (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2007), 2:562–563 argumenta que esta fue la conclusión de su discurso público final y que la finalidad de su despedida está dirigida a aquellos que escucharon su sermón, mientras que Jacob 7:27 está claramente dirigido a los futuros lectores.
2. Para conocer factores adicionales a la inclusión de Jacob 7, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué aprendemos sobre ministrar de la historia de Sherem? (Jacob 7:15) “, KnoWhy  534 (5 de noviembre de 2019).
3. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué murió Sherem? (Jacob 7:7)”, KnoWhy73 (Marzo 31, 2017). Para un análisis más detallado, véase John W. Welch, “Sherem’s Accusations against Jacob”, en Pressing Forward with the Book of Mormon: The FARMS Updates of the 1990s, ed. John W. Welch y Melvin J. Thorne (Provo, UT: FARMS, 1999), 84–87, publicado originalmente en Insights: An Ancient Window 11, no. 1 (1991): 2. Para un análisis completo del contexto legal e implicaciones del encuentro de Jacob con Sherem, véase John W. Welch, The Legal Cases in the Book of Mormon (Provo, UT: BYU Press, 2008), 107–138.
4. Véase Welch, Legal Cases, 117–120. Welch explicó que “[Sherem] prefería un sistema de reglas legales basadas en la ley de Moisés… sin predecir alguna expectativa mesiánica” (p. 110). Sherem debió haber estado entre aquellos que interpretarían el pasaje de Deuteronomio 18:15-22 que significa “que todos los profetas proclamarán la Torá legal deuteronómica de aquí en adelante” y que cualquier desviación sería “estigmatizada como una apostasía y por lo tanto, prohibida como una ofensa capital”. Bernard M. Levinson, “The Right Chorale”: Studies in Biblical Law and Interpretation (Winona Lake, IN: Eisenbrauns, 2011), 81. Véase también Jonathon Burnside, God, Justice, and Society: Aspects of Law and Legality in the Bible (New York, NY: Oxford University Press, 2011), 432.
5. Thomas B. Dozeman, The Pentateuch: Introducing the Torah (Minneapolis, MN: Fortress Press, 2017), 498.
6. Para conocer algunos antecedentes sobre las leyes que gobiernan las actividades proféticas de Deuteronomio (Deuteronomio 13:1–518:15–22), véase Bob Buller, “Prophets, Prophecy”, en Dictionary of the Old Testament: Pentateuch, ed. T. Desmond Alexander y David W. Baker (Downers Grove, IL: IVP Academic, 2003), 665–666.
7. Welch, Legal Cases, 120. Sherem también se puede interpretar como si dijera que un verdadero profeta, de acuerdo con Deuteronomio 18:15-22, no es “un profeta que predice el futuro sino un profeta que transmite las leyes de Dios al pueblo”. John W. Rogerson, “Deuteronomy”, en Eerdmans Commentary on the Bible, ed. James D. G. Dunn y John W. Rogerson (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 2003), 164. Compare eso con la opinión de que el mensaje de los profetas no sería una “mera predicción del futuro”, de hecho sería “una declaración de los futuros planes de Yahveh”. Buller, “Prophets, Prophecy”, 666.
8. Kevin Christensen, “The Deuteronmist De-Christianizing of the Old Testament”, FARMS Review 16, no. 2 (2004): 86–88.
9. Kevin Christensen, “The Temple, the Monarchy, and Wisdom: Lehi’s World and the Scholarship of Margaret Barker”, en Glimpses of Lehi’s Jerusalem, ed. John W. Welch, David Rolph Seely y Jo Ann H. Seely (Provo, UT: FARMS, 2004), 502–504.
10. Véase Welch, Legal Cases, 121–127.
11. Welch, Legal Cases, 124.
12. Welch, Legal Cases, 123.
13. Welch, Legal Cases, 137.
14. Welch, Legal Cases, 137.

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Referencia a las escrituras

Traducido por Central del Libro de Mormón