En 3 Nefi 9, Cristo habló a las personas que estaban en duelo en la oscuridad después de la gran destrucción.1 Cristo proclamó que ya no aceptaría sacrificios de animales y holocaustos (3 Nefi 9:17, 19). En su lugar, el Señor declaró que aceptaría el sacrificio de “un corazón quebrantado y un espíritu contrito”.
Aunque esta enseñanza no aparece explícitamente en el Nuevo Testamento, Jesús estaba enfatizando que obedecieran la parte esencial de la ley de sacrificio, la cual había existido desde los tiempos antiguos y con la cual los nefitas y lamanitas justos habrían estado familiarizados.
El requisito de sacrificar “un corazón quebrantado y un espíritu contrito” se repite varias veces en el Libro de Mormón, no solo por Jesús y Moroni después de la venida de Cristo,2 sino también por los primeros patriarcas nefitas mucho antes del nacimiento de Cristo.3 Varios autores del Libro de Mormón parecen haber tenido un entendimiento de este principio importante. Además, las enseñanzas se pueden encontrar en el Antiguo Testamento, especialmente en Salmos, y así pudo haber sido incluido en las planchas de bronce que la familia de Lehi obtuvo en Jerusalén.4
Más notablemente, Salmo 51:17 declara que “los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón quebrantado y contrito no despreciarás tú, oh Dios”. El Salmo 34:18 declara que “[c]ercano está Jehová a los quebrantados de corazón, y salva a los contritos de espíritu”. Isaías 61:1, citado por Jesús en Lucas 4:18, declara la misión del Señor de “vendar a los quebrantados de corazón”.
Los principios presentados en el Salmo 51 parecen haber sido significativos para varios autores nefitas. Salmo 51:1 (“Ten piedad de mí, oh Dios… conforme a la multitud de tus tiernas misericordias”) se repite en 1 Nefi 8:8. Varios elementos del Salmo 51 tienen similitud en el registro del sueño de Lehi.5
3 Nefi 9 también contiene varios elementos en común con el Salmo 51. La siguiente tabla ilustra algunos ejemplos.
Elemento | 3 Nefi 9 | Salmo 51 |
---|---|---|
Expresión de la misericordia de Dios | “mi brazo de misericordia se extiende hacia vosotros” (v. 14) | “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu compasión” (v. 1) |
El derramamiento de sangre de los pecadores (derramar sangre inocente) | “para que la sangre de los profetas y de los santos no ascienda más hasta mí en contra de ellos” (vv. 5, 7-11) | “Líbrame de derramamiento de sangre, oh Dios” (v. 14) |
Pecadores castigados/destruidos | “Y he hecho que vengan muchas grandes destrucciones sobre… este pueblo, a causa de su iniquidad y sus abominaciones” (v. 12, véase los vv. 3-12) | “Hazme oír gozo y alegría, y se regocijarán los huesos que has quebrantado” (v. 8, aparentemente Dios ha roto los huesos del pecador, véase también el v. 4) |
Salvación de los justos/arrepentidos | “¡Oh vosotros, todos los que habéis sido preservados porque fuisteis más justos que ellos!, ¿no os volveréis a mí ahora, y os arrepentiréis de vuestros pecados, y os convertiréis para que yo os sane?” (vv. 13, 21–22) | “Líbrame, oh Dios, Dios de mi salvación; cantará mi lengua tu justicia” (v. 14; cf. Salmo 34:16-22) |
El Señor oculta su rostro del pecador o esconde sus pecados ante su rostro | “para ocultar sus iniquidades y sus abominaciones de ante mi faz” (v. 5, 7, 8, 11) | “Esconde tu rostro de mis pecados y borra todas mis maldades” (v. 9) |
El otorgamiento del Espíritu acompaña el sacrificio del corazón quebrantado y un espíritu contrito | “Y al que venga a mí con un corazón quebrantado y un espíritu contrito, lo bautizaré con fuego y con el Espíritu Santo” (v. 20) | “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo espíritu” (vv. 10-11) |
Los paralelos entre 3 Nefi 9 y el Salmo 51 (también el Salmo 34) pueden sugerir que los profetas y autores nefitas como Nefi y Mormón, y ciertamente el mismo Salvador, conocían bien y presentaban los principios enseñados en el Salmo 51 como elementos cruciales del proceso de arrepentimiento del pecado y reconciliación con Dios. La aparición de estos principios en el Libro de Mormón demuestra que aquellos que compusieron sus escritos entendían que el tener “un corazón quebrantado y un espíritu contrito” era una parte esencial de la ley de sacrificio mucho antes de que Cristo diera mandamientos en este sentido en 3 Nefi 9.
Si estos nefitas estaban conscientes de la idea de sacrificar un corazón quebrantado y un espíritu contrito, basados en las antiguas escrituras como Salmo 51 y las enseñanzas de sus profetas, ¿por qué enfatizó Jesús este principio cuando hablaba desde los cielos en 3 Nefi 9?
El profesor de BYU Dana Pike hizo una pregunta similar: “Con un entendimiento de que el evangelio de Cristo estaba en la tierra desde el principio y que la ofrenda de un corazón quebrantado constituye una dimensión premeridiana de la ley del sacrificio, ¿cómo se debe leer 3 Nefi 9:19-20 exactamente?”6
Es posible que muchos lectores no se hayan dado cuenta de que en 3 Nefi 9 Jesús no anunció este principio como un requisito nuevo, o algo que las personas nunca habían escuchado antes. Él declaró que ya no aceptaría más los sacrificios de animales y holocaustos, sino que continuó hablando de la manera apropiada de sacrificio como si fuera algo con lo que las personas ya estaban familiarizadas. Pike lo interpretó de esta manera:
Lo que el Señor parece estar diciendo realmente es: A partir de hoy, ustedes ya no me ofrecerán animales o cualquier otro sacrificio en el altar, porque el acto salvador que simbolizaba ya ha sido cumplido por mí. Por lo tanto, ya no los aceptaré más como expresiones legítimas de su fe y simbolismo de salvación (9:19). Seguirán viviendo la ley del sacrificio y demostrarán esto voluntariamente mientras me ofrecen su corazón quebrantado. Solamente con tal ofrenda (como también fue verdad antes de mi misión redentora) podrán ser santificados (9:20).
Pike concluyó: “Por lo que, se entiende que la primera oración en 3 Nefi 9:20 significa, ‘y me [seguirán ofreciendo] como sacrificio un corazón quebrantado y un espíritu contrito’, no que ‘me [empezarán a ofrecer] como sacrificio un corazón quebrantado y un espíritu contrito”.
Pike explicó que la expectativa de un corazón quebrantado y un espíritu contrito no era nueva, sino más bien fue renovada mientras el Salvador preparaba a las personas para su ministerio entre ellos. “Así, con la eliminación de la evidencia fuerte, visual y externa del compromiso a Dios proveída por la ofrenda de un animal, el Señor dio un énfasis extra y renovado en 3 Nefi 9:20 a la ofrenda de un corazón quebrantado porque otra dispensación del evangelio estaba comenzando”.7
De manera similar, el ex profesor de BYU M. Catherine Thomas explicó que “bajo la ley de Moisés, el corazón quebrantado era acompañado por el sacrificio de un animal (cf. Salmos 51:17-19); el Señor acabó con el sacrificio animal después de que la ley de Moisés se cumpliera (3 Nefi 9:17-20), pero el corazón quebrantado y el espíritu contrito permanecieron como un requisito del pueblo del Señor”.8
La naturaleza esencial de hacer el sacrificio de un corazón quebrantado y un espíritu contrito fue reenfatizado en esta última dispensación. DyC 20:37 declara, “por vía de mandamiento”, que aquellos que desean ser bautizados deben “salir con corazones quebrantados y espíritus contritos”. Humillarse a sí mismo, teniendo un corazón quebrantado y un espíritu contrito, es una parte necesaria del arrepentimiento y esto será recompensado, como se promete en 3 Nefi 9:20, por el poder purificador del Espíritu Santo.
El profesor Pike explicó el significado de tener un corazón “quebrantado” y un espíritu “contrito”. El verbo hebreo (de la raíz šbr) traducido como “quebrantado” en Salmo 51:17 significa “romper, despedazar, destrozar”. La palabra (raíz hebrea dkh ) traducida como “contrito” significa “aplastar”. Basándose en estos significados, Pike concluyó: “Por lo tanto, un corazón o espíritu quebrantado o contrito es uno que está aplastado, despedazado, roto… El simbolismo de despedazar o quebrantar o aplastar nuestro corazón duro y dispuesto en piezas y ofrecer el resultado a Dios es significante, porque un corazón despedazado ya no existe en una forma reconocible ni recuperable. … Es en este punto que el Señor puede reemplazar nuestro corazón que ahora está quebrantado y ofrendado con uno nuevo” (véase Ezequiel 36:26).9
Dana M. Pike, “3 Nephi 9: 19–20: The Offering of a Broken Heart,” in Third Nephi: An Incomparable Scripture, eds. Gaye Strathearn and Andrew C. Skinner (Salt Lake City; Provo, UT: Deseret Book and Maxwell Institute, 2012).
1. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué causó la oscuridad y destrucción en el año 34? (3 Nefi 8:20)”, KnoWhy 197.
2. Véase 3 Nefi 9:20; 12:19; Éter 4:15; Moroni 6:2.
3. Véase 2 Nefi 2:7; Jacob 2:10.
4. Para más información sobre esto, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Era conocido el requisito de un ‘corazón quebrantado’ antes de la época de Cristo? (2 Nefi 2:7)”, KnoWhy 27 (3 de febrero, 2017).
5. Compare, por ejemplo, las palabras “alegría/agradecimiento”, “alegría” y “blanco” en 1 Nefi 8:10-12 y Salmo 51:7-8; el deseo de enseñar a los transgresores (es decir, Lamán y Lemuel) y el viaje de las tinieblas a la luz o el pecado a la justicia en ambos. También compare la idea de la sabiduría en el Salmo 51:6 a la presencia del Árbol de la Vida en el sueño de Lehi (cuyo árbol está asociado con la sabiduría en Proverbios 3:13).
6. Dana M. Pike, “3 Nephi 9:19–20: The Offering of a Broken Heart,” in Third Nephi: An Incomparable Scripture, ed. Gaye Strathearn and Andrew C. Skinner (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2012), 35–56.
7. Pike, “3 Nefi 9:19–20,” 49.
8. M. Catherine Thomas, “Broken Heart and Contrite Spirit,” in Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 172; énfasis añadido.
9. Pike, “3 Nefi 9:19—20,” 51, 55.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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