Durante el contrainterrogatorio de Abinadí, los sacerdotes de Noé le preguntaron: “¿Qué significan las palabras” de Isaías 52:7-10 (Mosíah 12:20-24)?. Aunque Abinadí reaccionó como si ellos hubieran preguntando por ignorancia (Mosíah 12:25), Mormón dijo que su propósito era “interrogarlo con el fin de confundirlo, para así tener de qué acusarlo” (Mosíah 12:19). Con el propósito de que esto funcionara, los sacerdotes no podrían haber sido ignorantes en sus preguntas sin que tuvieran idea acerca del significado de las profecías de Isaías.1
En la antigua ley israelita, un “profeta falso” no era simplemente alguien cuya profecía no se hiciera realidad—algo muy difícil, si no imposible de comprobar. Cualquiera que hablara en contra de la palabra de un profeta previamente aceptado, también podría ser considerado un falso profeta.2 Como tal, debió haber habido una interpretación comúnmente aceptada de Isaías 52:7-10 que creyeron que podría exponer a Abinadí como un falso profeta.3 Abinadí había venido entre el pueblo para advertirles de las consecuencias del pecado y de una vida descontrolada (Mosíah 12:1-12), y su mensaje era el polo opuesto de las “gratas nuevas” que Isaías había dicho que sería el mensaje de un verdadero profeta (Mosíah 12:21; Isaías 52:7).4
El pueblo de la colonia de Zeniff probablemente se vieron a ellos mismos como el cumplimiento de este pasaje profético de Isaías. Al fin y al cabo, ellos habían regresado de las tierras bajas de Zarahemla y se habían establecido “sobre las montañas” y deseaban hacer “volver a Sion” en su tierra original de herencia, que habían “redimido” de los lamanitas (compare las palabras en Mosíah 12:21-24 e Isaías 52:7-10).5 “A la vista de la profecía de Isaías y su aparente cumplimiento glorioso por el pueblo de Zeniff, ¿cómo se pudo haber atrevido Abinadí a acusar al rey y a su pueblo de caer en el peor de los juicios de Dios?”6
Teniendo en cuenta estos antecedentes, el intercambio entre Abinadí y los sacerdotes comienza a tener más sentido. Los sacerdotes de Noé no solamente estaban interrogando a Abinadí sobre su conocimiento de las escrituras; también estaban buscando una causa de acción legal “para acusar” a Abinadí. Siendo una ofensa capital la falsa profecía, aquellos que se encontraban culpables de ello eran dignos de muerte (Deuteronomio 18:20). Fue en respuesta a este cargo que Abinadí citó Isaías 53, de ese modo proporcionando el contexto completo del pasaje utilizado por los sacerdotes. Abinadí continuó exponiendo tanto Isaías capítulo 52 como el 53 mientras él testificaba del Redentor (véase Mosíah 13-16).7 Su exposición era legalmente relevante y textualmente persuasiva.
Cuando Abinadí finalmente decidió proporcionar una interpretación de Isaías 52:7-10, aplicó sus palabras con respecto a las gratas nuevas, la paz y la salvación primero a los profetas (Mosíah 15:11-17). Entonces, lo aplicó en última instancia al mismo Redentor (Mosíah 15:18-19). Una interpretación similar se puede encontrar en los rollos del Mar Muerto.8 Un texto acerca de Melquisedec, desde mediados del siglo I a. C., cita a Isaías 52:7, y luego dice: “Su interpretación; las montañas son los profetas… y el mensajero es el Ungido del espíritu”.9
Esta es una interpretación de una fuente judía casi contemporánea con Abinadí que incluye a ambos los profetas y “el ungido” (el “mesías” en hebreo).10 Aunque el autor de este rollo del Mar Muerto estaba aplicando esto a Melquisedec, Dana Pike señaló que Melquisedec es un tipo (o representación tipológica) de Cristo.11 Por otra parte, tal como Melquisedec es llamado el “rey de Salem” (en hebreo, “rey de paz”; Génesis 14:18 ; cf. TJS Génesis 14:33; Alma 13:18), Abinadí describe al Redentor como “el fundador de la paz” (Mosíah 15:18; cf. Isaías 9:6).
A pesar de que los sacerdotes no interpretaban el texto de esta manera, Abinadí demostró que el pasaje no se aplicaba necesariamente a Noé y a su pueblo, como seguramente habían pensado (Mosíah 13:27-35). El argumento de Abinadí era por lo tanto lingüísticamente sofisticado y teológicamente impresionante.
Al final, la acusación de los sacerdotes de falsa profecía no funcionó y después llegaron con otra acusación, la de blasfemia, que Abinadí también resistió (Mosíah 17:7-8), Abinadí fue finalmente ejecutado por haber vituperado al rey (Mosíah 17:12; véase Éxodo 22:28).12 Sin embargo, gracias a que los sacerdotes lo acusaron de falsa profecía, los lectores de hoy pueden en última instancia beneficiarse, aprender y apreciar la explicación inspirada de Abinadí sobre las palabras de Isaías, así como también del testimonio de Abinadí sobre del poder redentor de la Expiación. Ese fue un testimonio que Abinadí selló con su sangre (Mosíah 17:12-20).
John W. Welch, The Legal Cases in the Book of Mormon (Provo, UT: BYU Press and the Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2008), 139–209.
David W. Warby, “The Book of Mormon Sheds Light on the Ancient Israelite Law of False Prophecy,” Studia Antiqua (Summer 2003): 107–116.
Dana M. Pike, “‘How Beautiful upon the Mountains’: The Imagery of Isaiah 52:7–10 and its Occurrences in the Book of Mormon” in Isaiah in the Book of Mormon, ed. Donald W. Parry and John W. Welch (Provo, UT: FARMS, 1998), 249–291.
John W. Welch, “Isaiah 53, Mosiah 14, and the Book of Mormon,” in Isaiah in the Book of Mormon, ed. Donald W. Parry and John W. Welch (Provo, UT: FARMS, 1998), 293–312.
1. Esta es una interpretación común de varios comentaristas. Véase por ejemplo, Monte S. Nyman, “Abinadi’s Commentary on Isaiah,” in Mosiah, Salvation Only Through Christ, ed. Monte S. Nyman and Charles D. Tate Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1991), 161; Kathryn Jenkins Gordon, Scripture Study Made Simple: The Book of Mormon—Complete Text and Commentary in a Single Volume (American Fork, UT: Covenant Communications, 2015), 200.
2. David W. Warby, “The Book of Mormon Sheds Light on the Ancient Israelite Law of False Prophecy,” Studia Antiqua (Summer 2003): 107–116.
3. John W. Welch, “Isaiah 53, Mosiah 14, and the Book of Mormon,” in Isaiah in the Book of Mormon, ed. Donald W. Parry and John W. Welch (Provo, UT: FARMS, 1998), 294; John W. Welch, The Legal Cases in the Book of Mormon (Provo, UT: BYU Press and the Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2008), 176–177.
4. Welch, “Isaíah 53, Mosíah 14, and the Book of Mormon,” 294; Dana M. Pike, “‘How Beautiful upon the Mountains’: The Imagery of Isaiah 52:7–10 and its Occurrences in the Book of Mormon” in Isaiah in the Book of Mormon, 264. Welch, Legal Cases, 176 provee muchos ejemplos adicionales de ideas contrastantes y simbolismos en el mensaje de Abinadí e Isaías 52.
5. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué Nefi siempre descendía al desierto y subía a Jerusalén? (1 Nefi 3:4),” KnoWhy 6 (enero 4, 2017).Welch, Legal Cases, 176: “Este pasaje de escritura citado a Abinadí por los sacerdotes pudo muy bien haber sido uno de los textos principales que había sido utilizado con frecuencia por la colonia de Zeniff mientras se regocijaban por redimir la tierra de su herencia y el templo que era como el de Salomón.” Véase también Welch, “Isaiah 53, Mosíah 14, and the Book of Mormon,” 300.
6. Welch, Legal Cases, 176.
7. Welch, “Isaiah 53, Mosiah 14, and the Book of Mormon,” 295–305; Welch, Legal Cases, 177–179.
8. Pike, “How Beautiful upon the Mountains,” 276–279; John A. Tvedtnes, The Most Correct Book: Insights from the Book of Mormon Scholar (Springville, UT: Horizon, 2003), 164–166.
9. Traducido por Geza Vermes, The Complete Dead Sea Scrolls in English (New York, NY: Penguin Books, 2004), 533, énfasis y elipses en el original.
10. Pike, “How Beautiful upon the Mountains”, 278.
11. Pike, “How Beautiful upon the Mountains,” 278–279.
12. Welch, Legal Cases, 200.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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