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KnoWhy #130

¿Por qué Mormón dio tantos detalles sobre geografía?

junio 8, 2017
KnoWhy #130
Mapa imaginado de las Tierras del Libro de Mormón por Tyler Griffin, Taylor Halverson y Seth Holladay, BYU
“Pues bien, la distancia no era sino de día y medio de viaje para un nefita, por la línea entre la tierra de Abundancia y la tierra de Desolación, desde el mar del este al del oeste; y así la tierra de Nefi y la tierra de Zarahemla casi se hallaban rodeadas de agua, y había una pequeña lengua de tierra entre la tierra hacia el norte y la tierra hacia el sur”
Alma 22:32

El conocimiento 1

Prácticamente desde que se publicó el Libro de Mormón, su geografía ha sido objeto de discusión y debate.2 John L. Sorenson, uno de los estudiantes más destacados en el tema, identificó más de 600 pasajes relevantes para la geografía.3 Haciendo una referencia cruzada a la lista de Sorenson con la de John E. Clark,4 Randall Spackman determinó que hay más de 1000 pasajes de potencial importancia geográfica.5

Tanto Sorenson como Clark utilizaron cientos de estos pasajes para desarrollar una reconstrucción interna de la geografía del Libro de Mormón.6 Ellos trazaron la configuración general del terreno, y la relación entre las diferentes tierras y ciudades sin atarlas a cualquier lugar del mundo real.

Estos son dos entre muchos mapas internos que, aunque tienen algunas diferencias, demuestran la consistencia geográfica general que se encuentra en todo el Libro de Mormón.7

En medio de los cientos de pasajes, Alma 22:27-34 es ampliamente entendida que es la declaración más completa disponible sobre la configuración de las tierras del Libro de Mormón. Sorenson explicó:

Lo más cercano a una explicación sistemática del cuadro geográfico de Mormón se da en Alma 22:27-34. En el curso de relacionar un incidente que involucra a los misioneros nefitas y el gran rey sobre los lamanitas, Mormón insertó unas 579 palabras que resumían las principales características de la tierra hacia el sur. Debió haber considerado este asunto completo y claro para sus propósitos, porque nunca volvió al tema.8

Debido a esto, Alma 22:27-34 es altamente discutido por los geógrafos del Libro de Mormón.9 Mormón da a los lectores más de una docena de puntos de información geográfica,10 como se muestra en la tabla siguiente.

Lo que queda más al norte, más allá de la tierra de Desolación, o más lejos al sur, pasando por la tierra de Nefi, queda sin mencionar. Los pueblos de descendencia lehita probablemente emigraron en ambas direcciones durante y después de los tiempos del Libro de Mormón. Como resultado, los descendientes de Lehi se pueden encontrar en las Américas,11 aunque los acontecimientos del Libro de Mormón sucedieron en una esfera más limitada.12

El porqué

Después de interrumpir la narrativa con este “mapa geográfico de palabras”, como lo llamó el arqueólogo V. Garth Norman,13 Mormón dijo: “Y ahora, después de haber dicho esto, vuelvo a la historia de Ammón y Aarón, Omner e Himni y sus hermanos” (Alma 22:35). Está claro por esto que Mormón sabía que había interrumpido el flujo narrativo. Dado el espacio limitado y la manera cuidadosa en que Mormón elaboró su texto, debió haber tenido buenas razones para insertar estos detalles, junto con los cientos de otras referencias a la geografía que se encuentran a lo largo del texto.

Una razón probable es que Mormón, que era historiador y líder militar, sabía lo importante que es la geografía para comprender los acontecimientos históricos, especialmente la historia militar. Todos los cientos de detalles geográficos dispersos por el texto pueden ser confusos. Ya había comenzado a haber algunos movimientos de un lado para otro entre las diferentes tierras: batallas, disensiones y migraciones. Mormón era consciente de que estaban a punto de haber varios más, incluyendo sus detallados relatos de movimientos de tropas y estrategias de batalla durante los siete años de guerra en Alma 43-62.

En medio de esta serie vertiginosa de detalles, la consistencia geográfica demostrable del texto brilla como un poderoso testigo de la sofisticación y complejidad del Libro de Mormón.14 Tras una cuidadosa inspección, Grant Hardy, un profesor de historia, ha encontrado que: “Se requiere mucha paciencia para elaborar todos los detalles de la cronología, geografía, genealogía y la fuente de registros, pero el Libro de Mormón es notablemente coherente en todo esto”.15 De esta observación, Hardy concluyó:

La complejidad es tal que uno asumiría que el autor trabajaba a partir de gráficos y mapas, aunque la esposa de José Smith—la persona que tenía la idea más larga y cercana de la producción del texto—negó explícitamente que había escrito algo de antemano que él hubiese memorizado o consultado mientras traducía.16

Mormón probablemente sabía lo confuso que estaban todos los muchos detalles. Se dio cuenta de que sin ningún tipo de panorama más amplio de las tierras nefitas, las narrativas siguientes sobre los viajes misioneros, las relaciones comerciales, las divisiones políticas y los cumplimientos proféticos serían difíciles, si no imposibles, de seguir. Como V. Garth Norman señaló: “Mormón en ocasiones dio detalles geográficos muy específicos… eso no podía tener otro propósito que describir el paisaje donde ocurrieron estos eventos”.17

Toda esta información geográfica no solo le da otra capa de complejidad, sino que también refuerza el sentido de que el texto describe una verdadera realidad histórica. Como señaló John L. Sorenson en 2002: “Las inconsistencias que se podrían esperar de un trabajo fraudulento… están notablemente ausentes en el Libro de Mormón”.18 Por otro lado, “parece improbable que esta consistencia se pudiera haber obtenido a menos que el autor(es) haya experimentado directamente un determinado entorno del mundo real, no un lugar imaginario”.19

Como viajero joven, líder militar de muchos años y administrador de confianza en una biblioteca de registros sagrados, Mormón ciertamente tuvo una experiencia íntima y directa con el paisaje y la información al respecto. A pesar de las destrucciones reportadas en 3 Nefi 8-9, conoció y reconoció muchas de las tierras, ríos, valles, montañas, aguas y mares mencionados en sus fuentes históricas. Habiendo trabajado en este registro con su padre, Moroni también salió de su camino para testificar que su registro es verdadero y que “no mient[e]” (Moroni 10:26).

Esta era una tierra que Mormón conocía, y sin duda una tierra que amaba, y una tierra que él tuvo dolor de ver arrasada en tanta guerra, pecado y violencia (Mormón 2:11-15). En Alma 22:27-34, y en muchos otros detalles geográficos que corren a lo largo, Mormón y los otros autores dan a los lectores de hoy una mirada precisa de una tierra prometida trágicamente perdida.

Tabla de características geográficas

(Alma 22:27-34) Característica geográfica
“la tierra hacia el norte” (v. 32) Una tierra hacia el norte
“la tierra hacia el sur” (v. 32) Una tierra hacia el sur
“había una pequeña lengua de tierra entre la tierra hacia el norte y la tierra hacia el sur” (v. 32) Un pequeño cuello de tierra, entre el norte y el sur
“el mar del oeste” abordando Nefi (v. 27); “al oeste de la tierra de Zarahemla, en las fronteras a orillas del mar” (v. 28); “el mar del este al del oeste” por la tierra de Desolación (v. 32) Un mar a lo largo de la costa occidental
“el mar del este” (v. 27), “el este cerca del mar” (v. 29) Un mar a lo largo de la costa oriental
“en el oeste en la tierra de Nefi, en el sitio de la primera herencia de sus padres, y así a lo largo del mar” (v. 28) La tierra de la primera herencia, al oeste de la tierra de Nefi, a orillas del mar
“desierto que se hallaba hacia el norte” de Nefi fue “cerca de la tierra de Zarahemla” (v. 27) Tierra de Nefi, al sur de Zarahemla
“separados de la tierra de Zarahemla por una angosta faja de terreno desierto que se extendía desde el mar del este hasta el mar del oeste, y por las costas del mar” (v. 27) Una estrecha franja de desierto, que corre de este a oeste de mar a mar, divide las tierras de Nefi y Zarahemla entre sí
“del desierto que se hallaba hacia el norte, cerca de la tierra de Zarahemla, por las fronteras de Manti” (v. 27) Manti en el sur de la tierra de Zarahemla, cerca de la tira estrecha del desierto
“las fronteras de Manti, cerca de los manantiales del río Sidón” (v. 27); “el desierto, en los manantiales del río Sidón, del este al oeste” (v. 29) Cabeza del río Sidón por Manti, en o cerca de la estrecha franja de desierto
“el norte hasta llegar a la tierra que llamaban Abundancia” (v. 29); “la cual estaba tan al norte, que llegaba hasta la tierra que había sido poblada y sus habitantes destruidos” (v. 30) 20 Abundancia es la parte más al norte de la tierra hacia el sur
“lindaba con la tierra que ellos llamaban Desolación” (v. 30); “la tierra hacia el norte se la llamó Desolación, y a la tierra hacia el sur, se la llamó Abundancia” (v. 31); “la línea de Abundancia y la tierra de Desolación” (v. 32) Abundancia estaba a la frontera de la tierra de Desolación, que estaba en la tierra hacia el norte
“la distancia no era sino de día y medio de viaje para un nefita, por la línea de Abundancia y la tierra de Desolación, desde el mar del este al del oeste” (v. 32) Al menos una parte de los linderos entre Abundancia y la tierra de Desolation se midió como 1,5 días de viaje. 21
“así la tierra de Nefi y la tierra de Zarahemla casi se hallaban rodeadas de agua” (v. 32) Toda la tierra hacia el sur (tanto la tierra de Zarahemla como la tierra de Nefi) estaba casi completamente rodeada de agua
“habían cercado con sus guardias y ejércitos a los lamanitas por el sur, para que de ese modo no tuvieran más posesiones en el norte” (v. 33); “los lamanitas no podían tener más posesiones sino en la tierra de Nefi y en el desierto que la rodeaba” (v. 34) Los nefitas controlaban la parte norte de la tierra hacia el sur (Manti, Zarahemla y Abundancia), mientras que los lamanitas controlaban la parte meridional de la tierra hacia el sur

Otras lecturas

Dennis L. Largey, et al., “Geography,” in Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 288–291.

John E. Clark, “Book of Mormon Geography,” in Encyclopedia of Mormonism, 4 vols., ed. Daniel H. Ludlow (New York, NY: Macmillan Publishing, 1992), 176–179.

 

 

1. Alma 22:32, tal como se hace referencia arriba utiliza Royal Skousen, ed., The Book of Mormon: The Earliest Text (New Haven, CT: Yale University Press, 2009), 362. Esto es una enmienda to the text, justified in Royal Skousen, Analysis of Textual Variants, Part 4: Alma 21–55 (Provo, UT: FARMS, 2007), 2067–2070.
2. Para una visión general de la historia de la geografía del Libro de Mormón, véase John L. Sorenson, The Geography of Book of Mormon Events: A Source Book, revised edition (Provo, UT: FARMS, 1992), 7–35; Matthew Roper, “Limited Geography and the Book of Mormon: Historical Antecedents and Early Interpretations,” FARMS Review 16, no. 2 (2004): 225–276; V. Garth Norman, Book of Mormon–Mesoamerican Geography: History Study Map (American Fork, UT: ARCON, Inc./Ancient America Foundation, 2008), 17–19; Joseph L. Allen and Blake J. Allen, Exploring the Lands of the Book of Mormon, revised edition (American Fork, UT: Covenant Communications, 2011), 371–399.
3. John L. Sorenson, Mormon’s Map (Provo, UT: FARMS, 2000), 9: “En general, más de 550 versículos del Libro de Mormón contienen información de importancia geográfica. El relato está inmerso de información acerca del lugar de los acontecimientos nefitas”. Sin embargo, John L. Sorenson, Mormon’s Codex: An Ancient American Book (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2013), 17, 119 da el número de 600. Para una lista anotada de cada pasaje que Sorenson consideró geográficamente relevante, véase Sorenson, Geography of Book of Mormon Events, 215–315.
4. John E. Clark, “A Key for Evaluating Nephite Geography,” Review of Books on the Book of Mormon 1 (1989): 20–70; actualizado como John E. Clark, “Revisiting ‘A Key for Evaluating Book of Mormon Geographies’,” Mormon Studies Review 23, no. 1 (2011): 13–43.
5. Randall P. Spackman, “Interpreting Book of Mormon Geography,” FARMS Review 15, no. 1 (2003): 29.
6. Spackman, “Interpreting Book of Mormon Geography,” 26–27, suma 637–725 referencias utilizadas por Sorenson y 318 por Clark.
7. Compare Sorenson, Mormon’s Map, dentro de la portada, con Clark, “Revisiting, ‘A Key’,” 38, fig. 6; véase también Sorenson, Geography of Book of Mormon Events, 49–50, 80, 103, 104, 121, 123, 125, 148, 173, 190, 202 para otras varias construcciones internas. Actualmente, un equipo de Tyler Griffin, Taylor Halverson y Seth Holladay está desarrollando un mapa interno digital e interactivo (2016), que también es consistente con estos otros mapas.
8. Sorenson, Mormon’s Map, 9.
9. Hay 31 referencias de Alma 22 en Sorenson, Mormon’s Map; 18 en Clark, “Key for Evaluating Nephite Geography”. Hablando de Sorenson y Clark, Spackman, “Interpreting Book of Mormon Geography,” 26 declaró: “Ambos autores comienzan con Alma 22 y rápidamente construyen enlaces interpretativos a otros pasajes de texto”. Véase también Norman, Book of Mormon–Mesoamerican Geography, 3–5; Allen and Allen, Exploring the Lands, 402–416, 422–426; Jonathan Neville, The Lost City Zarahemla: From Iowa to Guatemala—and Back Again (Rochester, NY: Legends Library, 2015), 273–310; Jonathan Neville, Moroni’s America: The North American Setting for the Book of Mormon (Digital Legend, 2015), 25–32; 285–320; Gregory L. Smith, “‘From the Sea East Even to the Sea West’: Thoughts on a Proposed Book of Mormon Chiasm Describing Geography in Alma 22:27,” Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 19 (2016): 355–382.
10. La exactitud textual es crucial cuando se trata de determinar los detalles de la geografía del Libro de Mormón. Para el análisis de todas las variantes potenciales en Alma 22:27-34, véase Skousen, Analysis of Textual Variants, 2057–2072.
11. Para las evidencias de viajes y comercio hacia y desde diferentes regiones de las américas, véase John L. Sorenson, “Mesoamericans in Pre-Spanish South America,” in Reexploring the Book of Mormon: A Decade of New Research, ed. John W. Welch (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and FARMS, 1992), 215–217; John L. Sorenson, “Mesoamericans in Pre-Columbian North America,” in Reexploring, 218–220. Véase también Robert L. Hall, “Some Commonalities Linking North America and Mesoamerica,” in The Oxford Handbook of North American Archaeology, ed. Timothy R. Pauketat (New York, NY: Oxford University Press, 2012), 52–63. Sobre los pueblos del Libro de Mormón que salen de los centros nefitas/lamanitas y llegan a otras regiones de las Américas, véase Mark Alan Wright, “Heartland as Hinterland: The Mesoamerican Core and North American Periphery of Book of Mormon Geography,” Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 13 (2015): 111–129 (para la emigración mesoamericana desde una perspectiva norteamericana); Neville, Moroni’s America, 325–352 (para la emigración norteamericana desde una perspectiva mesoamericana).
12. Sobre el tamaño limitado de las tierras del Libro de Mormón, véase Sorenson, Mormon’s Map, 55–81.
13. Norman, Book of Mormon–Mesoamerican Geography, 5.
14. Véase John L. Sorenson, “How Could Joseph Smith Write So Accurately about Ancient American Civilization?” in Echoes and Evidences of the Book of Mormon, ed. Donald W. Parry, Daniel C. Peterson, and John W. Welch (Provo, UT: 2002), 267–269.
15. Grant Hardy, Understanding the Book of Mormon: A Reader’s Guide (New York: Oxford University Press, 2010), 6–7.
16. Hardy, Understanding the Book of Mormon, 7. Sobre el proceso de producción de acuerdo con Emma y otros testigos oculares, véase Neal Rappleye, “‘Idle and Slothful Strange Stories’: Book of Mormon Origins and the Historical Record,” Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 20 (2016): 29–32; Michael Hubbard Mackay and Gerrit J. Dirkmaat, “Firsthand Witness Accounts of the Translation Process,” in The Coming Forth of the Book of Mormon: A Marvelous Work and a Wonder, ed. Dennis L. Largey, Andrew H. Hedges, John Hilton III, Kerry Hull (Salt Lake City and Provo, UT: Desert Book and Religious Studies Center, Brigham Young University, 2015), 61–79; Daniel C. Peterson, “A Response: What the Manuscripts and the Eyewitnesses Tell Us about the Translation of the Book of Mormon,” in Uncovering the Original Text of the Book of Mormon: History and Findings of the Critical Text Project, ed. M. Gerald Bradford and Alison V.P. Coutts (Provo, UT: FARMS, 2002), 67–71; Daniel C. Peterson, “Editor’s Introduction—Not So Easily Dismissed: Some Facts for Which Counterexplanations of the Book of Mormon Will Need to Account,” FARMS Review 17, no. 2 (2005): xi–xxiv, xxx–xxxii. Todos los 202 relatos de testigos oculares y otros están incluidos en John W. Welch, “The Miraculous Translation of the Book of Mormon,” in Opening the Heavens: Accounts of Divine Manifestations, 1820–1844, ed. John W. Welch (Provo, UT: BYU Studies, 2005), 118–213.
17. Norman, Book of Mormon–Mesoamerican Geography, iix.
18. Sorenson, “How Could Joseph Smith Write So Accurately,” 267. Véase también John L. Sorenson, Images of Ancient America: Visualizing Book of Mormon Life (Provo, UT: FARMS, 1998), 188: “La consistencia no se puede explicar en términos de José Smith, porque su traducción del volumen fue dictada a tal paso y publicado con tan poca revisión de contenido que no podría haber elaborado con precisión el panorama de las relaciones espaciales implicadas en la compleja historia”.
19. Sorenson, Mormon’s Codex, 17, cf. p. 119: “Esta consistencia de la información indica que el autor tuvo la experiencia de primera mano de una escena física específica”. También hizo este mismo punto en Sorenson, Images of Ancient America, 188: “La consistencia interna de las declaraciones geográficas en el Libro de Mormón… debe ser considerada asumiendo que el autor principal… tenía un mapa mental definido en mente”.
20. Skousen, ed., The Earliest Text, 362.
21. Hay cierto desacuerdo en cuanto a lo que esto puede significar realmente. Para algunos de los debates, véase Clark, “Revisiting ‘A Key’,” 18; Sorenson, Mormon’s Codex, 122–123; Allen and Allen, Exploring the Lands, 411–413; Neville, Moroni’s America, 57–59; John L. Sorenson, An Ancient American Setting for the Book of Mormon (Salt Lake City and Provo, UT: FARMS, 1985), 17; F. Richard Hauck, Deciphering the Geography of the Book of Mormon (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1988), 34–40; Matthew Roper, “Travel across the ‘Narrow Neck of Land,’Insights: A Window on the Ancient World 20, no. 5 (2000): 2; John L. Sorenson, “A Day and a Half’s Journey for a Nephite,” in Reexploring, 187–188.

Traducido por Central del Libro de Mormón