Doctrina y Convenios 88, a veces llamada “La hoja del olivo”, es una de las revelaciones más elocuentes y vastas de José Smith. Comienza con perspectivas eternas sobre múltiples temas: Jesucristo, la luz del universo (88:1–13)[1]; los grados de gloria y las perspectivas divinas sobre la relatividad de las leyes dentro de los reinos (88:36–61); y sobre cómo el Espíritu de Dios se derramará sobre todos los fieles que pidan con sinceridad (88:62–68). Tras esa introducción que ensancha el alma, el Señor pide a su pueblo que recuerden sus últimas promesas y los invita a reunirse en asambleas solemnes y santificadoras (88:69–75).
En enero de 1831, años antes de que José recibiera esa revelación, el Señor mandó a los santos que fueran a Ohio, donde se les daría la “ley, y allí [serían] investidos con poder de lo alto” (DyC 38:32). Dos años después, en enero de 1833, llegó el momento de dar el siguiente paso para recibir esa bendición prometida al construir la casa del Señor en Kirtland[2]. Cuando José entregó DyC 88 a los santos, la llamó “el mensaje de paz del Señor a nosotros”[3]. Esta revelación brindó la seguridad de que el Señor estaba complacido con los esfuerzos de Sus fieles santos. El propósito del templo, aún el día de hoy, es dirigirnos a la presencia del Señor y ayudarnos a estar en paz con Él.
Para construir el templo, se necesitó hacer mucho trabajo físico: cortar las piedras, preparar madera, enmarcar ventanas y colgar cortinas desde el techo al piso[4]. Al mismo tiempo, se necesitó una gran preparación espiritual. Como un paso esencial en la preparación de la Iglesia para la dedicación del Templo de Kirtland, se creó la Escuela de los Profetas basada en las instrucciones dadas en DyC 88:77–80:
77 Y os mando que os enseñéis el uno al otro la doctrina del reino.
78 Enseñaos diligentemente, y mi gracia os acompañará, para que seáis más perfectamente instruidos en teoría, en principio, en doctrina, en la ley del evangelio, en todas las cosas que pertenecen al reino de Dios, que os conviene comprender;
79 de cosas tanto en el cielo como en la tierra, y debajo de la tierra; cosas que han sido, que son y que pronto han de acontecer; cosas que existen en el país, cosas que existen en el extranjero; las guerras y perplejidades de las naciones, y los juicios que se ciernen sobre el país; y también el conocimiento de los países y de los reinos,
80 a fin de que estéis preparados en todas las cosas, cuando de nuevo os envíe a magnificar el llamamiento al cual os he nombrado y la misión con la que os he comisionado.
Continuando en DyC 88:117-126, se dieron aún más instrucciones para esta importante experiencia de formación educativa. (Las palabras en cursiva y negrillas se citan en DyC 109:6-9 y luego se repiten en DyC 109:16-19, como se analiza a continuación).
117 Por tanto, de cierto os digo , mis amigos, convocad vuestra asamblea solemne como os he mandado.
118 Y por cuanto no todos tienen fe, buscad diligentemente y enseñaos el uno al otro palabras de sabiduría; sí, buscad palabras de sabiduría de los mejores libros; buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la fe.
119 Organizaos; preparad todo lo que fuere necesario; y estableced una casa, sí, una casa de oración, una casa de ayuno, una casa de fe, una casa de instrucción, una casa de gloria, una casa de orden, una casa de Dios;
120 para que vuestras entradas sean en el nombre del Señor; vuestras salidas sean en el nombre del Señor; y todas vuestras salutaciones sean en el nombre del Señor, con las manos extendidas hacia el Altísimo.
121 Por consiguiente, cesad de todas vuestras conversaciones livianas, de toda risa, de todos vuestros deseos de concupiscencia, de todo vuestro orgullo y frivolidad y de todos vuestros hechos malos.
122 Nombrad de entre vosotros a un maestro; y no tomen todos la palabra al mismo tiempo, sino hable uno a la vez y escuchen todos lo que él dijere, para que cuando todos hayan hablado, todos sean edificados de todos y cada hombre tenga igual privilegio.
123 Mirad que os améis los unos a los otros; cesad de ser codiciosos; aprended a compartir unos con otros como el evangelio lo requiere.
124 Cesad de ser ociosos; cesad de ser impuros [véase 109:20]; cesad de criticaros el uno al otro; cesad de dormir más de lo necesario; acostaos temprano para que no os fatiguéis; levantaos temprano para que vuestros cuerpos y vuestras mentes sean vigorizados.
125 Y sobre todo, vestíos, como con un manto, con el vínculo de la caridad, que es el vínculo de la perfección y de la paz.
126 Orad siempre para que no desmayéis, hasta que yo venga. He aquí, vendré presto y os tomaré para mí. Amén.
Como un extracto de esta larga revelación, todo el segundo bloque de versículos anteriores, DyC 88:117–126, se publicó en la emisión de febrero de 1833 en el Evening and the Morning Star[5]. Este impresionante texto, junto con los versículos restantes al final de esta larga revelación, sirvieron pedagógicamente como la declaración de la misión de la Escuela de los Profetas (vv. 127–137), todas estas instrucciones inspiradas fueron utilizadas como las “reglas de la escuela” para la conducta de los estudiantes y maestros por igual en la Escuela de los Profetas.
Esa escuela era parte integral de los planes que se estaban trazando para la construcción y uso final del templo de Kirtland. La piedra angular del Templo de Kirtland se colocó el 23 de julio de 1833 y el trabajo avanzó a buen ritmo.
La primera edición de Doctrina y Convenios se publicó el 24 de septiembre de 1835. En ella, se incluyó lo que ahora es DyC 88:1–137 junto con cuatro versículos adicionales (ahora los versículos 138–141). La importancia percibida de esta revelación para los santos en ese momento se refleja en su posición en ese volumen como la séptima revelación. Por lo tanto, se situó cerca de la parte principal de las cien revelaciones contenidas en esa edición.
Las copias impresas del libro de las Escrituras estuvieron disponibles a finales de 1835, a tiempo para el comienzo (en enero de 1836) de las jornadas de noches enteras en la preparación para la dedicación del templo de Kirtland el 27 de marzo y el 3 de abril de 1836.
Fue entonces cuando se entregó la oración dedicatoria, ahora DyC 109, en un par de reiterados servicios dedicatorios. Esas sesiones llenaron el templo a rebosar, tanto en el piso principal como en el salón superior de asambleas. Basándose en el número conocido de personas que se reunieron en el edificio, un ingeniero civil de construcciones modernas se ha preguntado por qué el piso superior no colapsó sobre los cientos de personas que estaban abajo. La construcción no fue diseñada para soportar ese tipo de peso.
Las magníficas manifestaciones de poderes espirituales similares a los del día de Pentecostés y la visita de Jesucristo, Elías, Moisés y Elías el profeta fueron atestiguadas por muchos de los que estaban presentes y de manera inmediata[6]. Sin duda alguna, esas milagrosas experiencias fueron inspiradas y provocadas por las palabras de lo que ahora es DyC 109. Esta oración canonizada comenzaba dando gracias y dando testimonio de los enormes sacrificios que se habían hecho para presentar el edificio ante el Señor.
La oración también comenzaba repitiendo las palabras (en negrillas e itálicas) de DyC 88:117-120 que había dado el Señor más de tres años antes:
6 Y en vista de que has declarado en una revelación, dada a nosotros, en la cual nos llamas tus amigos, diciendo: Convocad vuestra asamblea solemne como os he mandado;
7 y por cuanto no todos tienen fe, buscad diligentemente y enseñaos el uno al otro palabras de sabiduría; sí, buscad palabras de sabiduría de los mejores libros; buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la fe;
8 organizaos; preparad todo lo que fuere necesario; y estableced una casa, sí, una casa de oración, una casa de ayuno, una casa de fe, una casa de instrucción, una casa de gloria, una casa de orden, una casa de Dios;
9 para que vuestras entradas sean en el nombre del Señor; vuestras salidas sean en el nombre del Señor; y todas vuestras salutaciones sean en el nombre del Señor, con las manos extendidas hacia el Altísimo (DyC 109:6–9).
Luego, después de orar para que la gloria del Santo Padre “descans[ara] sobre [Su] pueblo” y que Su “santa presencia est[uviera] continuamente en [Su casa]” (DyC 109:12), la oración dedicatoria continuó con la petición al Señor de que el templo confiriera poder a sus adoradores para que salieran honorablemente y con poder divino (vv. 14–23), tomando de nuevo varias palabras y frases de DyC 38:32 y 88:117, 119, 120, y 124, como sigue:
14 Y concede, Padre Santo, que todos los que adoren en esta casa aprendan palabras de sabiduría de los mejores libros [cita a la inversa de 88:117], y que busquen conocimiento, tanto por el estudio como por la fe [88:77], así como tú has dicho;
15 y que crezcan en ti y reciban la plenitud del Espíritu Santo; y se organicen de acuerdo con tus leyes y se preparen para recibir cuanto fuere necesario [88:119];
16 y que sea esta una casa de oración, una casa de ayuno, una casa de fe, una casa de gloria y de Dios [88:119], sí, tu casa;
17 que todas las entradas de tu pueblo en esta casa sean en el nombre del Señor;
18 que todas sus salidas de esta casa sean en el nombre del Señor;
19 que todas sus salutaciones sean en el nombre del Señor, con manos santas extendidas hacia el Altísimo [88:120];
20 y que no se permita entrar en tu casa ninguna cosa impura para profanarla;
21 y cuando tu pueblo transgrediere, quienquiera que sea, se arrepienta cuanto antes y vuelva a ti y halle gracia ante tus ojos, y séanle restauradas las bendiciones que tú has decretado que se derramen sobre los que te reverencien en tu casa (DyC 109:14–21).
Estas palabras escritas cerca del inicio de DyC 109 mencionan primero al Señor precisamente lo que se había hecho para cumplir los mandamientos que Él había dado en DyC 88. Luego la oración pide que todos aquellos que vengan a adorar en la casa del Señor sean bendecidos en todas las formas que el Señor había prometido en DyC 88. Por lo tanto, DyC 88 y 109 están conectadas, pero tienen propósitos diferentes. Una inicia el proceso y la otra marca la finalización de ese proceso.
Los acontecimientos relacionados de manera similar conectan aún más estos dos pronunciamientos reveladores. Por ejemplo, por otro lado, en diciembre de 1832, DyC 88 había presentado una larga sección de amonestaciones del Señor, mientras que en 1836, DyC 109 presentaba la gloria del Señor. Por lo tanto, la parte central de DyC 88 (vv. 87-117) se enfoca detalladamente en las amonestaciones que se darán al mundo exterior en el momento en que las siete trompetas suenen cuando Jesucristo venga y triunfe sobre la muerte y Satanás.
La palabra [en inglés] “warn” [amonestar] aparece cinco veces en DyC 88 y solo una vez en DyC 109 y no se dice nada en esa oración dedicatoria acerca de las trompetas apocalípticas que suenan ominosamente para los gentiles en el extranjero. En cambio y en pleno contraste, la oración dedicatoria dirige su atención de manera interna hacia Dios, dentro de la casa del Señor y dentro de sus muros de bendiciones y gloria. Allí, finalmente, se veneran los 10 atributos de Dios, específicamente Su gloria, honra, poder, majestad, fuerza, dominio, verdad, justicia, juicio y misericordia. Aquí los santos ensalzan “un sinfín de plenitud, de eternidad en eternidad” (DyC 109:77). Aquí los ungidos serán “revestidos de salvación” y “prorrum[pirán …] voces de gozo” (v. 80).
Además de las citas directas, es interesante señalar que DyC 88 y DyC 109 comparten otras similitudes verbales intrigantes. Por ejemplo, la palabra [en inglés] “seven” [séptimo] se menciona tres veces en DyC 88, haciendo referencia al “séptimo ángel” (en 88:106, 110 y 112). La palabra “glory” [gloria, glorificar] aparece un total de 21 veces (que son 7×3) en DyC 88 y luego aparece ocho veces (lo cual es 2x2x2) en DyC 109. Cuando la última trompeta suene, “serán coronados los ángeles con la gloria de la potencia [del Señor], y los santos serán llenos de la gloria de él, y recibirán su herencia y serán hechos iguales con él” (88:107), y entonces sonará de nuevo antes de que Satanás sea desatado y finalmente derrotado (88:112).
En [el texto en inglés] DyC 109, tres títulos divinos: “God” [Dios], “Holy Father” [Padre Santo] y “Lord” [Señor], cada uno aparece siete veces. Ese número de ominosa finalidad se presenta en referencia a las siete trompetas en DyC 88. A continuación, afirma la entrega de la finalización ordenada y dedicada de la construcción del templo. Mientras que las palabras [en inglés] “God”, “Father” y “Lord” aparecen con frecuencia en DyC 88 (33, 3 y 19 veces, respectivamente).
Otras comparaciones y repeticiones verbales entre estos dos textos refuerzan estas revelaciones como sujetalibros. En DyC 88, el afán de buscar “face” [la faz] y ver “countenance” [el semblante] del Señor es mencionado ocho veces. Luego, en DyC 109, la única mención de la palabra “face” [faz] aparece en relación con el hecho de que Dios realmente aparta Su ira cuando las personas se arrepienten. Entonces mira con gracia “la faz de [su] Ungido” y será misericordioso (v. 53). El afán que fue el enfoque de DyC 88 ha llegado a su conclusión en DyC 109.
En DyC 88 y 109, “Holy Spirit” [Santo Espíritu] y “Holy Ghost” [el Espíritu Santo] son mencionados solamente dos veces y una vez, respectivamente. Aunque las palabras “holy” [santo] y “holiness” [santidad] nunca aparecen en DyC 88, aparecen frecuentemente en el momento de la santa dedicación en DyC 109, específicamente 13 veces y una vez, respectivamente.
Si bien es cierto que hay diferencias entre estas dos secciones de Doctrina y Convenios, ciertas palabras aparecen precisamente el mismo número de veces en cada una. Estos elementos compartidos solidifican su interdependencia e interrelación, uno como principio y el otro, como final. Estas palabras son:
Debido a que se les asignan deberes en DyC 88, la palabra “presidents” [presidencia/presidente] se menciona tres veces. Debido a que están siendo bendecidos, “presidents” [los presidentes] se mencionan dos veces en DyC 109. En contraposición, la palabra “seal” [sellar] se presenta una vez en DyC 88, pero luego, con carácter definitivo, aparece tres veces en DyC 109.
La oración siempre es importante, y esa palabra [“prayer”] aparece, de manera significativa, siete veces en DyC 88. Con motivo de la solemne dedicación, varias palabras relacionadas a “praying” [orar] aparecen exactamente con el doble de frecuencia, un total de catorce veces en DyC 109, a saber, “prayer” [oración] (2x), “ask” [rogamos] (6x), “beseech” [rogamos] (1x), y “petitions” [peticiones] (2x) para un total de 14. “Amen” [Amén] aparece cuatro veces en DyC 88, mientras que aparece la mitad de veces (solo dos) en DyC 109.
En resumen, muchos factores nos ayudan a responder a la pregunta: “¿Por qué se cita la sección 88 en la sección 109?”.
En la vida y la época de la década de 1830, estas dos secciones trabajaron juntas mano a mano. Aquí y ahora, dos siglos después, así como en la eternidad, no dejemos que se separen, ya sea por desconocimiento, accidente, indiferencia o ingratitud.
Steven C. Harper, “Section 109”, Doctrine and Covenants Contexts (Springville, UT: Book of Mormon Central, 2021), 278–281.
Casey Paul Griffiths, “Comentario sobre DyC 109”, Central de Doctrina y Convenios.
[1] Véase David A. Grandy, “Physical Light and the Light of Christ”, BYU Studies Quarterly 53, no. 4 (2014): 6–36.
[2] Doctrina y Covenios 88:1–126 fue “dada por José Smith el vidente y escrito por Frederick G. Williams, escribiente ayudante y consejero” el 27 y 38 de diciembre, 1832 (“Revelation Book 2”, págs. 33–46, The Joseph Smith Papers, consultado el 17 de febrero de 2021, en línea en josephsmithpapers.org), y 88:127–137 fue dado de la misma manera el 3 de enero de 1833 (“Revelation Book 2”, págs. 47–48, The Joseph Smith Papers, consultado el 17 de febrero de 2021, en línea en josephsmithpapers.org).
[3] Joseph Smith to William W. Phelps, January 11, 1833, en línea en josephsmithpapers.org.
[4] Elwin Robison, The First Mormon Temple: Design, Construction, and Historic Context of the Kirtland Temple (Provo, UT: Brigham Young University, 1997).
[5] “Revelations printed in The Evening and the Morning Star, June 1832–June 1833”, pág. [5], The Joseph Smith Papers, en línea en josephsmithpapers.org.
[6] Steven C. Harper, “A Pentecost and Endowment Indeed”, en Opening the Heavens: Accounts of Divine Manifestations, 1820–1844, 2da., ed. John W. Welch (Salt Lake City, UT: Deseret Book; Provo, UT: BYU Studies, 2017), 351–393.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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