El profeta Nefi previó que las planchas de oro del Libro de Mormón estarían ocultas “de los ojos del mundo para que no lo vea ojo alguno, salvo tres testigos que lo verán por el poder de Dios” y “nadie más lo verá, sino unos pocos, conforme a la voluntad de Dios” (2 Nefi 27:12-13). Moroni declaró además que “en boca de tres testigos se establecerán estas cosas” (Éter 5:4).
En respuesta a estas y otras revelaciones,1 Oliver Cowdery, Martin Harris y David Whitmer, acompañados por José Smith, fueron al bosque a orar por un testimonio especial del Libro de Mormón.2 En la visión resultante,3 que ocurrió a fines de junio de 1829, estos hombres fueron visitados por el ángel Moroni, quien presentó las planchas de oro a su vista y “volteó las hojas una a una, para que [ellos] pudieran verlas, y discernir los grabados al respecto distintivamente”.4
En esta notable experiencia compartida, todos escucharon una voz del cielo confirmando la veracidad del registro5 y luego se les mostró la espada de Labán, la Liahona, el Urim y Tumim, y la coraza.6 Un análisis cuidadoso de esta experiencia y las vidas de estos Tres Testigos puede fortalecer la fe de que la iglesia de Cristo ha sido restaurada en la tierra a través del profeta José Smith.7
El testimonio solemne de estos tres testigos adicionales “ha aparecido en todas las ediciones del Libro de Mormón desde el principio”.8 Cada uno de estos hombres específicos sacrificó mucho para ayudar con la traducción y publicación del Libro de Mormón, y es probable que esta sea una parte importante del porqué fueron elegidos (véase Éter 5:2).9 Es importante destacar que, a lo largo de sus vidas e incluso durante los períodos de alejamiento de la iglesia, ninguno de estos testigos negó su testimonio.10
Oliver Cowdery actuó como el principal escriba de José,11 y a lo largo de su ministerio sirvió como “segundo testigo de muchos eventos importantes en la restauración del evangelio”.12 Por ejemplo, durante el período de traducción, él, junto con José Smith, recibió el Sacerdocio Aarónico y el Sacerdocio Melquisedec de mensajeros angélicos.13
Poco después de regresar a la Iglesia, y en un discurso público grabado por Reuben Miller, Cowdery declaró: “Contemplé con mis ojos. Y palpé con mis manos las planchas de oro de las cuales [el Libro de Mormón] fue traducido. También contemplé los intérpretes. Ese libro es verdadero”.14
De acuerdo con Richard L. Anderson, a lo largo de la vida de Cowdery, “contó la misma historia simple de la visión, ya sea bajo privación, persecución, resentimiento contra el traductor del Libro de Mormón, la burla de los no mormones o conocimiento de una muerte inminente”.15
Mientras que Oliver Cowdery sacrificó una cantidad considerable de tiempo y energía para ayudar con el proceso de traducción, Martin Harris enfrentó “el costo total de la publicación del Libro de Mormón” al hipotecar “la mayoría de sus propiedades”.16 Harris también pasó un tiempo y energía considerables para autenticar a los caracteres en las planchas de oro.17
Cuando William Glenn, de doce años, le preguntó si había visto las planchas y el ángel, Harris declaró: “Caballeros, ¿ven esa mano? ¿Estás seguro de que la ves? ¿Tus ojos te juegan una broma o algo así? No. Bueno, tan seguro como vez mi mano, asi de seguro estoy de que vi el ángel y las planchas”.18 Con una convicción similar, y a menudo usando analogías similares con descripciones concretas, Martin Harris reafirmó su testimonio una y otra vez a lo largo de su larga vida.19
David Whitmer se tomó el tiempo de acompañar a José Smith y Oliver Cowdery a Fayette, donde la familia Whitmer gentilmente recibió a José Smith, su esposa Emma y Oliver Cowdery a lo largo de una gran parte del proceso de traducción. Este sacrificio voluntario ejerció una presión considerable sobre los Whitmer.20
David Whitmer, el más entrevistado de los testigos, afirmó que a lo largo de su vida “miles vinieron a preguntar” y según Anderson, “más de cincuenta de estas conversaciones se informan con detalles razonables en diarios, cartas y periódicos contemporáneos, complementados por recuerdos posteriores”.21 Anderson describió a Whitmer como “Impecable en reputación, consistente en decenas de entrevistas grabadas, obviamente sincero, y personalmente capaz de detectar el engaño: ningún testigo es más convincente que David Whitmer”.22
Aunque Whitmer fue el único de los Tres Testigos que nunca resolvió sus lazos rotos con la Iglesia, su testimonio del lecho de muerte permanece como un sello final de certeza de su convicción de por vida: “[S]i Dios alguna vez pronunció una verdad, el testimonio que ahora tengo es verdadero. Vi al ángel de Dios, y contemplé la gloria del Señor, y declaró que el registro era verdadero”.23
El Señor ha declarado que “por boca de dos o tres testigos se establecerá toda palabra” (DyC 6:28). Este principio fue la base de la antigua ley israelita (véase Deuteronomio 19:15, 2 Corintios 13:1),24 y los testigos aún juegan un papel crucial en los sistemas legales en todo el mundo moderno.25 En un entorno legal serio típico, los testimonios de testigos ayudan a un jurado o a un juez a establecer hechos y “llegar a conclusiones sobre la relativa persuasión de la evidencia”.26 Por estas mismas razones, Dios proporcionó tres testigos clave para testificar de Su obra a través del milagro del Libro de Mormón.27
Según Steven C. Harper, los testigos del Libro de Mormón proporcionan “algunas de las pruebas más convincentes a favor de su revelación y traducción milagrosa”.28 En particular, los Tres Testigos apoyan el testimonio original de José Smith con los siguientes hechos relacionados conjuntamente: (1) otros tres individuos contemplaron las planchas de oro por sí mismos, mientras que al mismo tiempo (2) “también fueron presentados al ángel que estuvo involucrado al revelar las planchas”, (3) escucharon una voz del cielo que confirmaba la veracidad del registro, y (4) vieron los artículos antiguos, que acompañaban a las planchas.29
El testimonio conjunto de estos testigos puede ser especialmente importante para la era moderna, con su actitud cada vez más escéptica hacia la religión y cualquier afirmación de manifestaciones divinas.30 Como explicó Anderson: “[N]o se puede descartar fácilmente la experiencia, ya que cada persona que testificó impresionó a su comunidad con su capacidad y su inquebrantable honestidad, y los tres reafirmaron constantemente la experiencia en cientos de entrevistas a lo largo de sus vidas”.31
Además, cada uno de estos hombres fue tenaz a su propia manera y demostraron en múltiples ocasiones que estaban dispuestos a seguir el camino que individualmente consideraban correcto, incluso bajo fuertes presiones adversas.32 No eran del tipo de persona que podían ser fácilmente influenciados o engañados.33
En su lecho de muerte, Oliver Cowdery le dijo a Jacob Gates: “Soy un hombre moribundo, y ¿de qué me sirve decirle una mentira? Yo sé… que este Libro de Mormón fue traducido por el don y el poder de Dios. Mis ojos vieron, mis oídos escucharon, y mi comprensión se conmovió, y sé que lo que testifiqué es verdad. No era un sueño, ni una vana imaginación de la mente, era real”.34
Tal como lo describió el presidente Ezra Taft Benson, el testimonio de los Tres Testigos forma parte del “sistema de pruebas” que el Señor usó para el Libro de Mormón.35 Moroni declaró que acompañando a estos tres testigos terrenales serían tres testigos celestiales–”el Padre, y el Hijo, y el Espíritu Santo”– y que en el último día este testimonio combinado “se levantará como testimonio contra el mundo” (Éter 5:4).
Neal Rappleye, “‘Idle and Slothful Strange Stories’: Book of Mormon Origins and the Historical Record,” Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 20 (2016): 21–37.
Alexander L. Baugh, “The Testimony of the Book of Mormon Witnesses,” en A Reason for Faith: Navigating LDS Doctrine & Church History, ed. Laura Harris Hales (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University, 2016), 45–58.
Larry E. Morris, “La experiencia de los Tres Testigos, ” Revelations in Context, Diciembre 26, 2012, en línea en history.lds.org.
Richard Lloyd Anderson, “Personal Writings of the Book of Mormon Witnesses,” en Book of Mormon Authorship Revisited: The Evidence for Ancient Origins, ed. Noel B. Reynolds (Provo, UT: FARMS, 1997), 39-60.
Richard Lloyd Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1981).
1. Para el papel que 2 Nefi 27:12 y Éter 5:2-4 jugaron para generar interés en los tres testigos para buscar una manifestación divina, véase John W. Welch, “The Miraculous Translation of the Book of Mormon,” en Opening the Heavens: Accounts of Divine Manifestations, 1820–1844, ed. John W. Welch (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y BYU Press, 2005, 2nd edition 2017), 115–117, n. 111. Además de las promesas proféticas acerca de los tres testigos que se encuentran en el Libro de Mormón, también hay una revelación registrada en DyC 5:11-15. Además, aparentemente, José obtuvo la aprobación del Señor antes de aventurarse en el bosque con los posibles testigos. Véase Steven C. Harper, “The Eleven Witnesses,” en The Coming Forth of the Book of Mormon: A Marvelous Work and a Wonder, ed. Dennis L. Largey, Andrew H. Hedges, John Hilton III y Kerry Hull (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University, 2015), 118; Lucy Mack Smith, History, 1844–1845, p. 11, en línea en josephsmithpapers.org.
2. Para obtener más información sobre el interés y los preparativos de los testigos, véase Richard Lloyd Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1981), 7–9.
3. Esta visión realmente tuvo lugar en dos etapas. Inicialmente, todos estos compañeros se unieron en oración juntos, pero después de su segundo intento fallido, Martin Harris se retiró, “creyendo… que su presencia fue la causa de que [ellos] no obtuvieran” el testimonio que deseaban. Con la partida de Martin Harris, José Smith, Oliver Cowdery y David Whitmer experimentaron conjuntamente la visión mencionada. Poco después de esto, José Smith encontró a Martin y se unió a él en oración. No pasó mucho tiempo antes de que José Smith y Martin Harris experimentaran la misma visión que los otros compañeros habían presenciado. History, 1838–1856, volume A-1, p. 24–25, en línea en josephsmithpapers.org.
4. History, 1838–1856, volume A-1, p. 25, en línea en josephsmithpapers.org.
5. Véase History, 1838–1856, volume A-1, p. 25, en línea en josephsmithpapers.org.
6. Para la promesa profética de que contemplarían estos elementos, véase DyC 17:1. Para una discusión sobre el valor probatorio de estos artículos, véase Daniel C. Peterson, “Tangible Restoration: The Witnesses and What They Experienced,” 2006, presentación de la conferencia FairMormon, 31–33, en línea en fairmormon.org.
7. Unos días después, los Ocho Testigos sostuvieron las planchas que les mostró José Smith en Manchester, Nueva York.
8. Peterson, “Tangible Restoration,” 2. Véase también, Michael Hubbard MacKay y Gerrit J. Dirkmaat, From Darkness Unto Light: Joseph Smith’s Translation and Publication of the Book of Mormon (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University, 2015), 151: “Su declaración escrita se incluyó con las páginas del manuscrito del Libro de Mormón y finalmente se imprimió en la parte posterior del libro publicado en 1830″.
9. Véase Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 9.
10. Véase Richard Lloyd Anderson, “Book of Mormon Witnesses,” (FARMS Transcripts, 1994), 9.
11. Véase Welch, “The Miraculous Translation of the Book of Mormon,” 90–91, 143.
12. Richard Lloyd Anderson, “A Brief Biography of Oliver Cowdery,” en Oliver Cowdery: Scribe, Elder, Witness, ed. John W. Welch y Larry E. Morris (Provo, UT: Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2006), 1.
13. Véase Steven C. Harper, “Oliver Cowdery as Second Witness of Priesthood Restoration,” en Days Never to Be Forgotten: Oliver Cowdery, ed. Alexander L. Baugh (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2009), 73–89.
14. Welch, “The Miraculous Translation of the Book of Mormon,” 143 (spelling standardized). Para más información sobre el relato de Miller sobre el testimonio de Oliver Cowdery, véase Richard Lloyd Anderson, “Reuben Miller, Recorder of Oliver Cowdery’s Reaffirmations,” en Oliver Cowdery, 401–417.
15. Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 53–54.
16. Gerrit J. Dirkmaat y Michael Hubbard MacKay, “Joseph Smith’s Negotiations to Publish the Book of Mormon,” en The Coming Forth of the Book of Mormon, 168.
17. Véase Richard E. Bennett, “Martin Harris’s 1828 Visit to Luther Brandish, Charles Anthon, and Samuel Mitchell,” en The Coming Forth of the Book of Mormon, 103–115.
18. Declaración de William M. Glenn a OE Fischbacher, 30 de mayo de 1943, Cardston, Alberta, Canadá, cit. Deseret News, October 2, 1943, como lo cita en Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 116.
19. Véase Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 118. Para un estudio de los últimos años de Martin Harris, véase Susan Easton Black y Larry C. Porter, “‘Rest Assured, Martin Harris Will Be Here in Time,’” Journal of the Book of Mormon and Other Restoration Scripture 20, no. 1 (2011): 5–27.
20. Véase Richard Lloyd Anderson, “The Whitmers: A Family That Nourished the Church,” Ensign, August 1979, en línea en lds.org.
21. Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 79.
22. Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 90.
23. Journal of Angus Cannon, January 7, 1888. Cp. Cannon’s Tabernacle speech, Deseret Evening News, February 12, 1888, como lo cita en Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 92.
24. Para el estudio de la manera en que Nefi usó este antiguo estándar legal, véase Bruce A. Van Orden, “The Law of Witnesses in 2 Nephi,” en The Book of Mormon: Second Nephi, The Doctrinal Structure, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1989), 307–321; Bruce A. Van Orden, “‘We Prophesy of Christ’: The Law of Witnesses in 2 Nephi,” Ensign, February 1990, en línea en lds.org.
25. Véase John W. Welch, The Legal Cases in the Book of Mormon (Provo, UT: BYU Press y Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2008), 89–99 para una discusión sobre la función de los testigos en los antiguos procedimientos judiciales israelitas.
26. John W. Welch, “The Power of Evidence in the Nurturing of Faith,” en Echoes and Evidences of the Book of Mormon, ed. Donald W. Parry, Daniel C. Peterson y John W. Welch (Provo, UT: FARMS, 2002), 31.
27. José Smith enseñó que los Tres Testigos eran elementos esenciales para edificar el reino de los cielos sobre la tierra: “El reino de los cielos es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue fermentado. Se puede entender que la iglesia de los Santos de los Últimos Días ha surgido de una pequeña levadura que fue puesta en tres testigos. Mira, cuánto se parece a la parábola: está fermentando rápidamente el bulto, y pronto lo fermentará todo”. “Letter to the Elders of the Church, 30 November–1 December 1835,” p. 228, en línea en josephsmithpapers.org.
28. Harper, “The Eleven Witnesses,” 119; también publicado como “Evaluating the Book of Mormon Witnesses” Religious Educator 11, no. 2 (2010): 37.
29. Neal Rappleye, “‘Idle and Slothful Strange Stories’: Book of Mormon Origins and the Historical Record,” Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 20 (2016): 29.
30. Para una discusión de estas tendencias en aumento, véase Dallin H. Oaks, “Ser testigos de Dios,” Liahona, Marzo 2015, 17-23, en línea en lds.org.
31. Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 53. Para más de 75 de esas declaraciones de personas cercanas al proceso de traducción, véase Welch, “The Miraculous Translation of the Book of Mormon,” 129–164. Véase también, Richard Lloyd Anderson, “The Credibility of the Book of Mormon Translators,” en Book of Mormon Authorship: New Light on Ancient Origins, ed. Noel B. Reynolds y Charles D. Tate (Provo, UT: FARMS, 1996), 213–237.
32. Con sus vidas en juego, David Whitmer, Oliver Cowdery e Hiram Page se mantuvieron firmes en sus testimonios. Véase Mitchell K. Schaefer, “‘The Testimony of Men’: William E. McLellin and the Book of Mormon Witnesses,” BYU Studies 50, no. 1 (2011): 109.
33. Véase Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses, 184–190.
34. Jacob Forsberry Gates (hijo de Jacob Gates), declaración firmada y notariada, 30 de enero de 1912, LDS Church Archives; publicado en Improvement Era 15, no. 5 (1912): 418–419; como se cita en Scott H. Faulring, “The Return of Oliver Cowdery,” en Oliver Cowdery: Scribe, Elder, Witness, 362.
35. Ezra Taft Benson, “El Libro de Mormón y Doctrina y Convenios,” Liahona, Enero 2005, en línea en lds.org.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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