En 1832 el Señor dijo a los santos: “[B]uscad diligentemente y enseñaos el uno al otro palabras de sabiduría; sí, buscad palabras de sabiduría de los mejores libros; buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la fe” (DyC 88:118). Para facilitar esta “educación general y comprensiva”,1 el Señor mandó a los santos a establecer “la escuela de los profetas… para su instrucción en todas las cosas que les convienen” (DyC 88:127).2
Esta escuela ayudó a prepararlos para recibir la investidura de poder en el templo de Kirtland y luego predicar el evangelio en todo el mundo.3 A pesar del llamado profético y el don divino de traducción único de José Smith, él también asistió esta escuela y buscó educarse a sí mismo y a los santos en varios temas, incluyendo idiomas.4
Claramente, el Señor valora la instrucción tanto del conocimiento secular como del espiritual, así como la educación de textos académicos como de las Escrituras. El Libro de Mormón de la misma manera enfatiza la importancia de la educación secular como un suplemento a la fe religiosa bien fundamentada. Una de las primeras cosas que Nefi, el hijo de Lehi, compartió sobre él fue que había recibido “alguna instrucción en toda la ciencia de [su] padre” y que el idioma de su registro consistió “de la ciencia de los judíos y el idioma de los egipcios” (1 Nefi 1:1-2, énfasis añadido).5
Brant Gardner ha argumentado que, como el cuarto hijo de una familia adinerada, Nefi fue probablemente entrenado en la tradición de los escribas de su tiempo.6 Esta capacitación probablemente habría “abarcado un rango de temas, de idiomas, textos clásicos y la interpretación de textos, y el hablar en público”.7 Tal formación educativa explicaría de manera potencial la sofisticación de los escritos proféticos de Nefi. Aunque a menudo enfatizó la “claridad de [su] profecías”, numerosos estudios han mostrado que Nefi creativamente entrelazó sus enseñanzas sencillas en un tapiz de paralelos poéticos,8 alusiones literarias significativas y tipologías narrativas extendidas (2 Nefi 31:2).9
Al igual que Nefi, otros profetas del Libro de Mormón seguramente recurrieron a una educación formal y conocimiento secular para ayudarlos a servir mejor al Señor. El rey Benjamín hizo que sus hijos, incluyendo a su sucesor Mosíah, “fueran instruidos en todo el idioma de sus padres, a fin de que así llegaran a ser hombres de entendimiento” (Mosíah 1:2).10 También es probable que Alma padre, como un ex sacerdote en la corte del rey Noé, haya sido un hombre de entendimiento (instruido).11
Naturalmente, Alma y Mosíah habrían compartido su conocimiento con sus hijos, quienes después llegaron a ser líderes prominentes, después de arrepentirse de sus pecados.12 Por ejemplo, Mormón señaló que Alma hijo era “un hombre de muchas palabras, y lisonjeó mucho al pueblo” (Mosíah 27:8). Después de su conversión, parece que Alma utilizó estos mismos dones para predicar y profetizar. Sin embargo, en lugar de recurrir a la “adulación”, se apoyó en sus habilidades de literatura y oratoria para persuadir a su pueblo a venir a Cristo.13 Es evidente que Alma hizo un gran esfuerzo para enseñar a sus propios hijos,14 quien a su vez instruyó a una sucesión de futuros líderes proféticos.15
Quizás y lo más importante de todo, la instrucción de Mormón influenció de manera significativa al “Libro de Mormón”. Mormón informó que a la edad de diez años, él “empezaba a adquirir alguna instrucción en la ciencia de [su] pueblo” (Mormón 1:2). Su posterior experiencia militar, extensos viajes y entrenamiento de escriba seguramente contribuyeron a su habilidad para compendiar la historia de mil años de su pueblo.16 Sin ninguna duda, Mormón pasó mucho de su conocimiento a su hijo Moroni, quien completó el registro, presumiblemente después de años de entrenamiento con su padre.17
A partir de estos ejemplos, se puede ver que el Libro de Mormón no descendió simplemente de los cielos como un texto de otro mundo. En cambio, fue escrito por una sucesión de profetas inteligentes, dotados espiritualmente, entrenados en el aprendizaje y los idiomas de sus propias sociedades. Aprovechando tanto su educación espiritual como secular, transmitieron la palabra del Señor en toda su belleza poética, brillantez literaria y el poder divino de sus ancestros hebreos.
No hay duda de que sus experiencias como líderes en entornos políticos, judiciales, militares y religiosos también contribuyeron en sus llamamientos proféticos. Ellos eran hombres de “sano entendimiento” (Alma 17:2), y sus vidas demostraron admirablemente que “bueno es ser instruido, si [uno hace] caso de los consejos de Dios” (2 Nefi 9:29).
Reconocer que Dios usa a personas de lugares y tiempos reales para ayudar a co-crear sus Escrituras puede explicar, por lo menos en parte, por qué Él animó a los santos a “busca[r] conocimiento, tanto por el estudio como por la fe” (DyC 88:118). Los estudiosos de las Escrituras pueden aprender mucho acerca de estos textos sagrados y de los profetas que los escribieron por estudiar diligentemente los mejores libros de ciencia, historia, literatura, filosofía y otros campos de conocimiento.18
El élder Russell M. Nelson describió la educación secular como un “componente vital de la sabiduría”.19 El presidente N. Eldon Tanner enseñó que “el hombre debe esforzarse durante toda su vida por aumentar su inteligencia y aprender todas las verdades que pueda” y que “el Evangelio de Jesucristo comprende toda la verdad, dondequiera que esta pueda encontrarse”.20 Mediante el estudio guiado por la fe, uno puede comprender mejor lo que significan las Escrituras y por qué han sido escritas de esta manera. Mediante la fe guiada por el estudio, estas importantes verdades pueden ser profundamente plantadas y aplicadas diligentemente en los corazones y vidas de aquellos que creen.
Nathan Waite, “Una escuela y una investidura”, en Revelaciones en Contexto: Las historias detrás de las sesiones de Doctrina y Convenios (Salt Lake City, UT: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 2016), en línea en lds.org.
Russell M. Nelson, ” ¿Dónde se halla la sabiduría?“, Liahona, Enero 1993.
Boyd K. Packer, “‘Bueno es ser sabio, si…’”, Liahona, Enero 1993.
1. Hugh B. Brown, “After High School, What?”, Conference Report, April 1968, en línea en scriptures.byu.edu.
2. Véase David Rolph Seely y Jo Ann H. Seely, “Lehi and Jeremiah: Prophets, Priests, and Patriarchs”, Journal of Book of Mormon Studies 8, no. 2 (1999): 28: “La orden de los profetas conocida como los ‘hijos de los profetas’ fue conocido en el antiguo Israel desde el tiempo de Saúl y Samuel (véase 1 Samuel 10:5; 19:20) y en el tiempo de Elías (véase 1 Reyes 18:4) y Eliseo (véase 2 Reyes 2:3; 3:11; 4:1, 38; 6:1–2)”.
3. Véase Nathan Waite, “Una escuela y una investidura”, en Revelaciones en Contexto: Las historias detrás de las sesiones de Doctrina y Convenios (Salt Lake City, UT: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 2016), en línea en lds.org.
4. Véase Matthew J. Grey, “‘The Word of the Lord in the Original’: Joseph Smith’s Study of Hebrew in Kirtland”, en Approaching Antiquity: Joseph Smith and the Ancient World, ed. Lincoln H. Blumell, Matthew J. Grey y Andrew H. Hedges (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University, 2015), 249–302; John W. Welch, “Joseph Smith’s Awareness of Greek and Latin”, en Approaching Antiquity, 303–330.
5. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Los antiguos israelitas escribieron en egipcio? (1 Nefi 1:2)”, KnoWhy 4 (Diciembre 28, 2016). Véase Neal Rappleye, “Learning Nephi’s Language: Creating a Context for 1 Nephi 1:2”, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 16 (2015): 151–159.
6. Brant A. Gardner, “Nephi as Scribe”, Mormon Studies Review 23, no. 1 (2011): 46. Véase también, Anita Wells, “Bare Record: The Nephite Archivist, The Record of Records, and the Book of Mormon Provenance”, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 24 (2017): 102–106.
7. Gardner, “Nephi as Scribe”, 47.
8. Dennis Newton, “Nephi’s Use of Inverted Parallels”, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 22 (2016): 79–106; Matthew Nickerson, “Nephi’s Psalm: 2 Nephi 4:16–35 in the Light of Form-Critical Analysis”, Journal of Book of Mormon Studies 6, no. 2 (1997): 26–42; David E. Sloan, “Nephi’s Convincing of Christ through Chiasmus: Plain and Precious Persuading from a Prophet of God”, Journal of Book of Mormon Studies 6 no. 2 (1997): 67 – 98.
9. Para ejemplos, véase Bruce J. Boehm, “Wanderers in the Promised Land: A Study of the Exodus Motif in the Book of Mormon and Holy Bible”, Journal of Book of Mormon Studies 3, no. 1 (1994): 187–203; S. Kent Brown, “The Exodus Pattern in the Book of Mormon”, en From Jerusalem to Zarahemla: Literary and Historical Studies of the Book of Mormon (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1998), 75–98; George S. Tate, “The Typology of the Exodus Pattern in the Book of Mormon”, en Literature of Belief: Sacred Scripture and Religious Experience, ed. Neal E. Lambert (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1981), 245–262; Blake T. Ostler, “The Throne-Theophany and Prophetic Commission in 1 Nephi: A Form Critical Analysis”, BYU Studies Quarterly (1986): 67–95; Jared M. Halverson, “Lehi’s Dream and Nephi’s Vision as Apocalyptic Literature”, en The Things Which My Father Saw: Approaches to Lehi’s Dream and Nephi’s Vision, ed. Daniel L. Belnap, Gaye Strathearn y Stanley A. Johnson (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University; Salt Lake City: Deseret Book, 2011), 53–69; Dana M. Pike, “Lehi Dreamed a Dream: The Report of Lehi’s Dream in Its Biblical Context”, en The Things Which My Father Saw, 92–118; Ben McGuire, “Nephi and Goliath: A Case Study of Literary Allusion in the Book of Mormon”, Journal of the Book of Mormon and Other Restoration Scripture 18, no. 1 (2009): 16–31; Val Larsen, “Killing Laban: The Birth of Sovereignty in the Nephite Constitutional Order”, Journal of Book of Mormon Studies 16, no. 1 (2007): 26–41, 84–85; Eugene England, “Why Nephi Killed Laban: Reflections on the Truth of the Book of Mormon”, Dialogue: A Journal of Mormon Thought 22, no. 3 (1989): 32–51; Matthew L. Bowen, “Nephi’s Good Inclusio”, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 17 (2016): 181–195.
10. Para un estudio amplio del carácter y las capacidades del rey Benjamín como un rey y profeta, véase John W. Welch y Stephen D. Ricks, eds., King Benjamin’s Speech: “That Ye May Learn Wisdom” (Provo, UT: FARMS, 1998). Véase también, Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué el rey Benjamín usó paralelos poéticos tan extensivamente? (Mosíah 5:11)”, KnoWhy 83 (Abril 14, 2017).
11. Véase John L. Sorenson, Mormon’s Codex: An Ancient American Book (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2013), 213: “Uno debería de estar profundamente preparado secularmente en el lenguaje mesoamericano para descubrir sus alusiones. En las escuelas sacerdotales nativas, a los estudiantes se les enseñaba las explicaciones de las pinturas y los glifos en los códices acompañados por comentarios interpretativos que debían aprender de memoria”. Para obtener más información sobre el pasado sacerdotal de Alma, véase Daniel C. Peterson, “Authority in the Book of Mosiah”, FARMS Review 18, no. 1 (2006): 164–168; Daniel C. Peterson, “Priesthood in Mosiah”, en Mosiah, Salvation Only through Christ, Book of Mormon Symposium Series, Volume 5, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1991), 196–199.
12. Por ejemplo, Alma hijo, recibió la mayordomía de los registros sagrados de Nefi y los artefactos del rey Mosíah (véase Mosíah 28:20) y también fue escogido como el “primer juez superior” entre los nefitas (Mosíah 29:42). Los hijos de Mosíah llegaron a ser misioneros prominentes y los lamanitas que fueron convertidos al Señor se llegaron a llamar “el pueblo de Ammón” (Alma 27:26), por su líder de entre los hijos de Mosíah (véase Alma 17:18).
13. John W. Welch, “A Masterpiece: Alma 36”, en Rediscovering the Book of Mormon: Insights You May Have Missed Before, ed. John L. Sorenson y Melvin J. Thorne (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1991), 116 describió la notable instancia del quiasmo en Alma 36 como una “obra maestra de la composición” y declaró que su “sofisticación como una pieza de literatura definitivamente muestra la habilidad de Alma como escritor”. Para más ejemplos de las habilidades literarias y de enseñanza de Alma, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué Alma repitió el nombre del Señor diez veces mientras oraba? (Alma 31:26)”, KnoWhy 139 (Junio 19, 2017); Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué utilizó Alma lenguaje de la creación en su sermón sobre la fe? (Alma 32:40)”, KnoWhy 140 (Junio 20, 2017); Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué se convirtió Alma? (Alma 36:21)”, KnoWhy 144 (Junio 24, 2017).
14. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Alma aconsejó a sus hijos durante la Pascua? (Alma 38:5)”, KnoWhy 146 (Junio 27, 2017); Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué y cómo explicó Alma el significado de la palabra ‘restauración’? (Alma 41:1)”, KnoWhy 149 (Junio 30, 2017); Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué Alma menciona ‘el plan’ diez veces en sus palabras a Coriantón? (Alma 42:13)“, KnoWhy 150 (Julio 1, 2017).
15. Véase John W. Welch y J. Gregory Welch, Charting the Book of Mormon: Visual Aids for Personal Study and Teaching (Provo, UT: FARMS, 1999), tabla 16 y tabla 17 para repasar los sucesores proféticos de Alma hijo.
16. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué sabemos sobre la educación de Mormón? (Mormón 1:2)”, KnoWhy 226 (Octubre 13, 2017).
17. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué es importante el tratado de paz que duró 10 años? (Mormón 3:1)“, KnoWhy 228 (Octubre 17, 2017).
18. Anteriormente en Doctrina y Convenios 88, el Señor había animado a los santos a aprender “cosas tanto en el cielo como en la tierra, y debajo de la tierra; cosas que han sido, que son y que pronto han de acontecer; cosas que existen en el país, cosas que existen en el extranjero; las guerras y perplejidades de las naciones, y los juicios que se ciernen sobre el país; y también el conocimiento de los países y de los reinos” (v. 79).
19. Russell M. Nelson, “¿Dónde se halla la sabiduría?“, Liahona, Enero 1993.
20. N. Eldon Tanner, “‘Y conoceréis la verdad…’“, Liahona, Agosto 1978.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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