Cuando Samuel el lamanita profetizó en las murallas de Zarahemla, pronunció las palabras que “el Señor le puso en el corazón” (Helamán 13:4). Cuando el profeta Alma hijo se encontró con su futuro compañero, Amulek, le dijo que había sido “llamado para predicar la palabra de Dios entre todo este pueblo, de acuerdo con el espíritu de revelación y profecía” (Alma 8:24). Jacob, el hijo de Lehi, dijo que tenía “muchas revelaciones y el espíritu de profecía” (Jacob 4:6). Los nefitas a menudo designaban como capitanes en jefe a cualquiera “que tuviese el espíritu de revelación y también de profecía” (3 Nefi 3:19). En total, el Libro de Mormón menciona profetas o profecías más de 350 veces. Claramente, este libro tiene mucho que decir acerca de los profetas y la revelación.
Con los años, los muchos profetas en el Libro de Mormón sirvieron en muchos diferentes papeles proféticos. Por lo tanto, puede ser difícil, a veces, saber lo que los términos “profeta” y “revelación” significan de un momento a otro. Como ha señalado el apóstol John A. Widtsoe: “Se ha pensado erróneamente que el trabajo principal de un profeta es predecir los acontecimientos venideros, pronunciar profecías, lo cual es solo una de las varias funciones proféticas”.1 Una mirada cuidadosa al Libro de Mormón muestra, como lo señaló el élder Widtsoe, que los profetas hacen mucho más que revelar el futuro.
Aunque aproximadamente la mitad de las referencias a profetas y profecías en el Libro de Mormón involucran casos en los cuales el profeta estaba revelando cosas por venir, a menudo se les muestra haciendo muchas otras cosas también.2 El profeta Alma, por ejemplo, pudo conocer los pensamientos de Zeezrom “de acuerdo con el espíritu de profecía” (Alma 12:7), un acto de discernir lo presente en lugar de decir el futuro. Nefi, el hijo de Helamán, conocía detalles sobre los eventos inicuos en el pasado reciente, incluido la manera que habían asesinado a su juez principal (Helamán 8:27). Cinco hombres presentes dijeron que si descubrían que esto era cierto, sabrían que Nefi era un profeta (Helamán 9:2). Una vez más, este es ejemplo de un caso en el que un profeta tenía conocimiento del pasado y el presente, pero no menciona el futuro.
Algunos Profetas del Libro de Mormón (P mayúscula) fueron responsables de guiar a la iglesia de Dios con las llaves del sacerdocio, como Moisés lo había hecho en la Biblia. Pero el Libro de Mormón también muestra que las personas pueden actuar como profetas o profetisas (p minúscula), como lo hicieron María, Débora o Hulda en la Biblia, recibiendo una comisión divina para predicar y testificar, aunque no eran autoridades que presidieran la iglesia.3 Samuel el Lamanita, por ejemplo, fue llamado profeta (3 Nefi 8:3), como lo fue Nefi hijo de Helamán (Helamán 11:18). Sin embargo, cuando las personas creyeron en las palabras de Samuel, no fueron a Samuel para bautizarse; en cambio, fueron a Nefi, el líder de la iglesia (Helamán 16:3). Esto muestra que Samuel probablemente era un profeta (con p minúscula), mientras que Nefi era un Profeta (con P mayúscula).
Una clave para entender el papel de un profeta como portavoz de Dios es el uso de la frase: “Así dice el Señor”. Las variaciones de esta frase aparecen 43 veces en el Libro de Mormón y también son comunes en el Antiguo Testamento.4 En el antiguo Cercano Oriente, los reyes y los emperadores a menudo enviaban mensajeros para recitar declaraciones al pueblo. Cuando los mensajeros llegaban con una declaración del gobernante, comenzaban con las palabras: “Así dice el gran rey” (2 Reyes 18:19). Los profetas usaban apropiadamente la frase, “así dice Jehová”, porque eran mensajeros de Dios, el verdadero “Dios de dioses, y Señor de los reyes” (Daniel 2:47).5
Por supuesto, algunas veces los profetas sí profetizan de lo que sucederá en el futuro, porque eso es lo que recibieron de Dios por medio de la revelación.6 Nefi, el hijo de Helamán, por ejemplo, declaró: “A menos que os arrepintáis, así dice el Señor, seréis heridos aun hasta la destrucción” (Helamán 10:14). Ese mismo Nefi informó lo que Dios le había dicho y lo introdujo con la frase tradicional: “[A]sí dice el Señor”. También pasó a hablar sobre lo que iba a suceder en el futuro, tal como le fue dado por revelación de Dios. El padre Lehi, su hijo Nefi, Abinadí y Samuel el Lamanita también hicieron profecías sobre eventos futuros.7
Los eruditos religiosos han ofrecido muchas definiciones de lo que significa ser un profeta. Encuentran que los profetas podían ser vistos como quienes predecían el futuro, o como aquellos que expresan con audacia declaraciones autorizadas de advertencia. Los profetas son aquellos que descubren, revelan o recuperan la verdad. Son conocidos por establecer la justicia social y por hablar en contra de la injusticia y las diferencias de clase. A menudo son poderosos carismáticos que poseen y usan muchos dones del espíritu.
Otras veces, un profeta es aquel que soporta y supera el sufrimiento, quien, a pesar del doloroso maltrato, sigue siendo una encarnación del amor para toda la humanidad. Como vidente, un profeta puede conocer a Dios por encuentros personales directos y visiones. Y a algunos profetas se les requiere sellar sus testimonios con su sangre en el martirio. Como Truman G. Madsen ha señalado, los eruditos están felices de aplicar el título de profeta a una persona que manifiesta uno o dos de estos raros rasgos espirituales. Entonces, preguntó, ¿qué deberíamos decir de un hombre como José Smith, que cumple todas estas características?.8
Con esta amplia comprensión de los profetas, el Libro de Mormón demuestra muchas de las cosas que un profeta puede hacer y ser. Uno piensa en Samuel y Nefi como reveladores, de Alma en Ammoníah como una voz de advertencia, y en el hermano de Jared como descubridor de la verdad. El rey Benjamín profetizó acerca de Cristo y así estableció la justicia social por medio de un convenio entre su pueblo. El profeta Abinadí sufrió la muerte de un mártir por negarse a retractarse de sus profecías. Mormón encarnó el amor de Cristo por toda la humanidad, incluyendo a sus enemigos. Videntes como Lehi y Alma hijo vieron los cielos abiertos y conversaron con Dios. El Libro de Mormón es verdaderamente un libro de profetas, un libro lleno de profecías y un libro de revelación de la vida real. Enseña todo acerca de los profetas del Dios verdadero y viviente, que es Dios del pasado, presente y futuro.
Hoy, como lo hicieron en los tiempos del Libro de Mormón, los profetas en nuestra dispensación testifican de Jesucristo, de lo que Él ha hecho, de lo que es y de lo que hará en los años venideros. Audazmente declaran la voluntad del Señor y hablan en contra del pecado (Mosíah 16:13). Lo hacen con amabilidad y amor a través del “espíritu de revelación” de Dios, que es la comunicación de Dios a sus hijos (Alma 5:46). Esta comunicación de Dios viene a través de impresiones, pensamientos y sentimientos del Espíritu Santo, y también a través de visiones, sueños, visitas angélicales y en una variedad de otras formas.9
Al igual que Nefi, el hijo de Nefi, que fue el profeta de su pueblo en 3 Nefi, el presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es el profeta de Dios para todos los pueblos de la tierra ahora en día.10 Él es un profeta, vidente y revelador y la única persona en la tierra autorizada para ejercer todas las llaves del sacerdocio y que recibe revelación para guiar a toda la Iglesia.11 Los que prestan atención a su consejo pueden evitar el engaño que es demasiado común en el mundo de hoy.
A medida que los seguidores de Cristo estudian diligentemente las palabras de los profetas, tanto antiguos como modernos, aprenderán la verdad y recibirán guía espiritual. Saber que los profetas son mensajeros autorizados de Dios puede ayudar a todos los que los escuchan a confiar en su mensaje. A través de los dones del Espíritu, todas las personas pueden reconocer la verdad y la bondad de las palabras que Dios da a través de Sus profetas para guiar a todos Sus hijos. Con ese testimonio e inspiración, todas las personas pueden recibir revelación personal para ayudarles a saber cómo tomar decisiones correctas y actuar con fe a través de las situaciones desafiantes, así como en los momentos felices de sus vidas.
Élder Craig C. Christensen, “Levantaré a un vidente escogido“, Liahona, Noviembre 2016, 27-30, en línea en lds.org.
Élder Lawrence E. Corbridge, “El profeta José Smith”, Liahona, Mayo 2014, 103–105, en línea en lds.org.
Rex D. Pinegar, “El Profeta”, Liahona, Febrero 1977.
1. John A. Widtsoe, Evidences and Reconciliations (Salt Lake City, UT: Bookcraft, 1960), 257–258.
2. De alrededor de 350 referencias a profetas y profecías, aproximadamente 170 afirman que el profeta estaba preocupado en revelar el futuro. Eldin Ricks’s Thorough Concordance of the LDS Standard Works (Provo, UT: FARMS, 1995), 602–603.
3. Véase Éxodo 15:20; Números 11:29; Jueces 4:4; Isaías 8:3; 2 Reyes 22:14; Lucas 2:36; Hechos 11:27; 21:10; Apocalipsis 19:10. Véase también Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué razón es un vidente mayor que un profeta? (Mosíah 8:15)”, KnoWhy 86 (Abril 18, 2017).
4. Eldin Ricks’s Thorough Concordance, 766–768.
5. Robert R. Wilson, “Prophet,” en Harper’s Bible Dictionary, ed. Paul J. Achtemeier (San Francisco, CA: Harper and Row Publishers, 1985), 884—885.
6. Ralph A. Britsch y Todd A. Britsch, “Prophet: Prophets,” en Encyclopedia of Mormonism, 4 vols., ed. Daniel H. Ludlow (New York, NY: Macmillan Publishing, 1992), 3:1164–1167; David Noel Freedman, “Prophet: Biblical Prophets,” en Encyclopedia of Mormonism, 3:1167–1170.
7. 1 Nefi 10:4; 2 Nefi 26:7; Mosíah 17:18; Helamán 14:2.
8. Truman G. Madsen, Joseph Smith among the Prophets (Salt Lake City: Deseret Book, 1965), 35.
9. Véase “Los profetas y la revelación”, en Documento de base sobre el Dominio de la doctrina (Salt Lake City, UT: The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 2016), en línea en lds.org.
10. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Cómo llamaba Dios a profetas en la antigüedad? (1 Nefi 15:8)“, KnoWhy 17 (Enero 20, 2017).
11. “Los profetas y la revelación”, en línea en lds.org.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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